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Enviado por: fquintana - 08-15-2017, 05:05 AM - Foro: Ejercito Nacional
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Muy buenos dias a todos, no se si este sea el lugar donde preguntarlo, pero no entiendo mucho esta pagina aun, asi que disculpen si estoy errado.
Quisiera saber si un oficial de infanteria puede llegar a ser parte de la compañia escorpion, o si solo personal sub alterno puede serlo, ya que voy a ingresar el año que viene a la escuela militar y me gustaria poder intentar algun dia llegar a ser fuerzas especiales anti terroristas.
Desde ya muchas gracias y saludos.
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Enviado por: Artiguista - 06-19-2017, 01:42 AM - Foro: La Conquista
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400 soldados españoles esperan desde 1812 en el pecio del Salvador, en Uruguay
Publicado por Jesús García Calero el jun 17, 2017
Los naufragios atraen, como todas las cicatrices de la memoria colectiva. Guardan tesoros y aventuras olvidadas. El pavor de navegar bajo una tempestad. El retumbar de los cañones y el humo en la batalla. Los pecios atraen porque nos hablan del valor de quienes se hacían a la mar sin conocer su suerte. Y pocas veces llegan tan al fondo del alma, con una historia humana tan terrible como la que cuentan los restos de los náufragos del navío Salvador, en Uruguay. Su historia tiene nombres, debemos conocerla.
![[Imagen: salvador3Big-468x312.jpg]](http://abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes/files/2017/06/salvador3Big-468x312.jpg)
Restos de un soldado español en el pecio del Salvador
En la costa de Uruguay, apenas a un centenar de metros de las playas de Punta del Este, yacen los cuerpos de casi 400 soldados españoles que naufragaron en 1812 en la mayor tragedia marítima sufrida por la Armada española en el Río de la Plata. Los restos están accesibles, a poca profundidad y según hemos podido saber de fuentes oficiales, numerosos esqueletos conservan aún tejidos blandos -además de los pertrechos y los uniformes- que el mar, milagrosamente, ha conservado.
Forman un batallón fantasmagórico de esqueletos atrapados en una balumba de maderas y cubiertas quebradas. De ellos podríamos decir, con Shakespeare (canción de Ariel, “La tempestad” I. II): «Yace tu padre a diez metros;/ se ha hecho coral de sus huesos,/ lo que eran ojos son perlas:/ nada de él se ha dispersado, / sino que el mar lo ha cambiado/ en algo rico y extraño…». Pero la riqueza, si la hay, es honrar hoy la memoria, en lugar de aplicar el silencio y el olvido en el que estaba esta historia, que españoles y uruguayos compartimos y debemos aprender a valorar y gestionar.
Sin duda merecen honras fúnebres aquellos casi 400 hombres del batallón de la Albuera, que tanto valor habían demostrado luchando contra Napoleón y fueron enviados para defender Montevideo de un cerco en la guerra de emancipación. Tal vez habrían impedido la caída de la capital, atrasado el proceso de la independencia del virreinato (iniciado en Buenos Aires en 1810), o tal vez no. Antes encontraron la muerte, la noche del 31 de agosto de 1812, por culpa de la inepcia de una tripulación incapaz de maniobrar el barco a tiempo, que los expedientes de época, conservados en los archivos navales españoles califican de “una criminal absoluta y general ignorancia”. Se perdió una misión vital en un momento de desmoronamiento del imperio y se perdió mucho más. El arqueólogo Javier Noriega ya relató la desventura de este barco en Espejo de Navegantes, y le llamó un “pecio del alma” por lo que afecta conocer lo triste de su destino.
Relato del naufragio por Antonio de Acosta y Lara, capitán del puerto y superviviente del Salvador. Archivos de la Armada
El Salvador medía casi 50 metros de eslora e iba a Montevideo, pero su capitán, José Álvarez, quiso fondear junto a Maldonado para recibir noticias de la guerra entes de llegar a la capital. Sabemos lo que ocurrió por el informe del piloto, vigía y capitán del puerto, Antonio de Acosta y Lara que sobrevivió a este naufragio (y no era la primera vez, porque ya había sobrevivido, por cierto, a uno anterior, el hundimiento de Nuestra Señora de la Asunción en Montevideo en 1805, según cuentan en sus trabajos el historiador naval uruguayo Juan Antonio Varese y su compatriota Mariano Lovardo). Los documentos están en el Archivo General de Marina “Álvaro de Bazán” y desde hace un tiempo disponibles, digitalizados con mucha calidad, en la Biblioteca Virtual de la Defensa. Un viento cambiante, la torpeza que demoraba las maniobras e impedía realizarlas a tiempo y un poco de marejada cuando se levantó el viento que llaman pampero bastaron para que una tripulación escasa y sin entrenamiento dejase la nave fuera de control.
Así lo cuenta quien esperaba la ayuda militar para defender la causa de la Corona, en su informe al Ministerio de Marina: “Para colmo de nuestros males acaba de suceder el mayor que en la ocasión presente podía afligirnos, tal ha sido la pérdida desgraciada del Navío Salvador Mercante en Maldonado la noche del 31 del pasado, del cual sólo se han salvado ciento y treinta hombres, entre estos ciento de tropa, según los últimos avisos que nos dan”. El relato de Antonio de Acosta y Lara es prolijo en detalles. “Contemple V.E. el dolor de todos en este pueblo con una tan infausta y amarga noticia, justamente en el tiempo que con más anhelo se aguardaba la venida del Navío”.
Inscripción de uno de los cañones del Salvador, rescatado en los noventa por cazatesoros
Cuenta que llegó al Salvador en una lancha de pesca la mañana del 30 de agosto de 1812, acompañado por el práctico y un alférez, con intención de asistir a las maniobras de aproximación al puerto. La tardanza en levar el ancla y la imposibilidad de hacer las maniobras necesarias para las bordadas les hicieron “perder mucho barlovento” y ante la imposibilidad de la aproximación, quedaron fondeados a 3 millas de Punta de la Ballena. Durante la noche, sin embargo, el navío se alejó cuatro o cinco millas de la costa. El 31 después de muchos cambios se aproximaron a la costa y la quilla tocó el fondo en un punto, pero continuaron para intentar dejar el barco fondeado frente a la boca del puerto al menos. “La indecible lentitud del maniobrar, efecto sin duda de la poca gente, de su mala disciplina y peor distribución ocasionaron en mi concepto la varada”, sigue Acosta.
“Varamos de popa, siempre dando culadas por la marejada -continúa el relato de Acosta- y seguidamente el viento fue arrojando la proa con la segunda ancla a que se dio también fondo al tocar sobre la costa y quedamos varados con todo el cuerpo del navío, tumbados sobre estribor”. Deciden cortar los palos, pero “aunque la tropa era mucha como no eran Marinos, por lo mismo se embarazaban con las faenas sin acertar. La proximidad del peligro que crecía, aumentaba proporcionalmente la confusión y sobresalto”, relata el piloto.
Mapa de la Ensenada de Maldonado, de mediados del XVIII / Archivo del Museo Naval. Madrid
Cae la noche. El palo de mesana se derrumba y destroza un bote. Los otros están inaccesibles o yéndose a pique. Se disparan tres cañonazos para llamar la atención a tierra de la tragedia inminente. La gente mira desde la playa impotente cómo la tormenta se acerca. Encienden fogatas para orientarles. La única lanchita no puede seguir las órdenes del capitán de llevarse a las pocas mujeres que viajaban en el Salvador, enredados sus ropajes entre los destrozos de cubierta. Los cabos y otras posibles ayudas estaban ya en las cubiertas inundadas. En la creciente desesperación, el capitán, y el propio Acosta saltan a la lanchita con otros para aprovechar la que era tal vez la última oportunidad de salir con vida.
Arribaron a la orilla “felizmente, serían las ocho y media de la mañana. En el camino volví la vista sobre aquel doloroso cuadro que acababa de abandonar y vi la parte superior del buque u obra muerta bogando ya sobre el agua”. Expuesto a una repentina tormenta, se partió longitudinalmente, ahogándose casi todos los que viajaban en el atestado buque que llevaba unas 600 almas (500 soldados, 40 dragones, oficiales, la insuficiente tripulación de 66 marineros más 10 pasajeros). Al termino de la madrugada del 1 de septiembre de 1812, desarbolado, se hunde. Apenas 130 hombres llegaron con vida a la cercana playa, entre ellos algunos oficiales y el canónigo que iba de pasajero. Los demás siguen ahí, en el fango, mecidos por el mar, detenidos en el tiempo.
Lista de los pocos objetos que se habían recuperado en diciembre de 1812 del pecio del Salvador /Archivo General de la Marina
Este pecio es una tumba de guerra. Sin embargo, durante años, y dada su proximidad a la costa, fue accesible. Algunos cazatesoros removieron restos, recogieron piezas, buceando entre los cuerpos de los marineros. Ahora Uruguay ha decidido pasar página y cerrar el acceso de las empresas cazatesoros a sus aguas, un cambio de política y de legislación que comenzó en 2006. Según confirman funcionarios del Gobierno, el último contrato vigente, otorgado a Rubén Collado para el navío Lord Clive (naufragado en 1763) caducará por acuerdo en los próximos meses. Según las mismas fuentes, atrás queda una década en la que se han ido extinguiendo acuerdos sobre 230 pecios, en 25 áreas marítimas, que se habían suscrito con 9 empresas de buscadores de tesoros, una etapa definitivamente cerrada.
Mapa de la Ensenada de Maldonado que conserva el Museo Naval de Madrid
En la Bahía de Maldonado, el Ministerio de Defensa Nacional uruguayo decidió vigilar desde finales de 2016 el yacimiento del Salvador al detectar una vez más actividades no autorizadas sobre el mismo. Pero la intervención acabó yendo más allá de garantizar la aplicación de la normativa vigente. El grupo GCH-PEMA, liderado por Defensa, realizó una exploración del sitio, lo señalizó y protegió. Confirmaron dos zonas con «artefactos en dispersión natural u antrópica y numerosos seres humanos», según ha sabido ABC. Para este grupo multidisciplinar, «el método científico es el único que debe seguirse».
Objetos personales de los soldados extraídos por los cazatesoros con detector de metales
La presencia de tantos restos humanos «personas documentalmente identificadas del siglo XIX, remueve un mecanismo valorativo y moral que prima desde el aspecto humano y debe estar en todo momento en el abordaje arqueológico». Añaden que «no son objetos de laboratorio o museo, y las decisiones sobre su manipulación y su suerte son decisiones ontológicas, de valores humanos, que deben tomarse antes de la aplicación del método arqueológico». Sin duda impresiona que tantos cuerpos «presenten tejidos blandos y vestimenta», por estar intactos desde el naufragio. Casi cuatrocientas almas.
Cazatesoros elevan un cañón del Salvador en los años noventa. La costa está muy próxima
Hay que pensar en que tanto España como Uruguay se miran desde su presente en esta historia compartida. «Es un valor de unión, un pasado común y connacional, un interés compartido, no hay duda de ello», reconocen las fuentes oficiales. «La empatía afecta por igual a españoles y uruguayos, es un derecho humano de libertad y educación. Compartimos eso y nos enriquecemos en lazos y experiencias, es una oportunidad más de caminar juntos en un sendero en particular. No existe otra forma de verlo» para Uruguay.
Izado de otro cañón en los noventa. El pecio está muy cerca de la playa
¿Y ahora qué ocurrirá? La respuesta no es simple. La gestión del patrimonio de origen hispánico tiene en la Convención 2001 de Unesco para la protección del Patrimonio Cultural Subacuático (PCS) su referente internacional. Suscrita por 57 naciones, muchas de ellas de Iberoamérica (México, Argentina, Cuba, Panamá, Ecuador…), no dirime la propiedad de los buques sino la pertinencia de respetar su origen cultural y la preferencia por la conservación «in situ» o la intervención sólo en condiciones que aseguren la conservación y divulgación. La Convención tiene un Anexo, universalmente aceptado, que define los estándares arqueológicos que deben exigirse antes de intervenir un yacimiento.
Sin embargo, la mayor parte de los galeones y navíos de la Carrera de Indias eran buques de Estado, en misión oficial de la Corona, o buques de guerra, como este transporte. Los restos de esas naves están específicamente protegidos por la inmunidad soberana, que considera que son parte intocable del territorio del país de bandera. Ese principio aplicado a los buques de Estado se ha demostrado el más efectivo en la defensa contra los cazatesoros en casos tan sonados como el de Odyssey, allí donde flaquea la Convención 2001 por su falta de aceptación universal. Pero ¿cumplirá la misma función con otro Estado, sobre todo si en el pasado era parte de la Corona española?
Uruguay no es firmante de la Convención 2001, aunque sí aplica el Anexo a sus proyectos de protección del patrimonio. Pero además, como Colombia, no considera válido el límite que la inmunidad soberana imprime a las competencias estatales en sus aguas jurisdiccionales, tal es el caso del Salvador en Punta del Este.
Trabuco de un valeroso soldado español extraído por cazatesoros entre los restos del Salvador
Esa diferencia de criterio no debería ser un escollo en la investigación y gestión pública de este patrimonio común en el futuro, pero convierte en algo más compleja la respuesta que España puede dar a la pregunta sobre los restos del Salvador y sus tripulantes. Las sociedades de ambos países merecen llegar a ese conocimiento y la memoria de los muertos ser honrada.
![[Imagen: artifact19-468x351.jpg]](http://abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes/files/2017/06/artifact19-468x351.jpg)
Puño de una espada del Salvador
Para quienes defienden la prevalencia de las convenciones internacionales, como el abogado español José María Lancho, «el Salvador es un recurso exclusivamente cultural parte de un patrimonio común en peligro. Solo desde el escrupuloso respeto al derecho internacional, desde el respaldo a la inmunidad soberana de esos restos podremos preservar para el conocimiento y no sólo para las sociedades hispanas el legado prácticamente perdido de más de tres siglos de una civilización. Lo que suceda en Uruguay cambiará en un sentido o en otro el destino de un patrimonio común».
Crucifijo, entre los restos del naufragio
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Presentarme y sacarme dudas. |
Enviado por: fquintana - 06-15-2017, 06:05 PM - Foro: Presentacion nuevos usuarios
- Respuestas (27)
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Muy buenas a todos, espero esten muy bien. Soy Fernando Quintana, estudiante de economia, tengo 20 años pero estoy considerando ingresar a la escuela militar en el 2018.
Tengo algunas dudas bastante puntuales sobre eso y sobre algunas otras cosas, y no se si este es el lugar correcto para preguntarlas, de no ser asi agradezco me digan donde es. Lo primero seria consultarles si alguien sabe cuanto gana un oficial del ejercito en sus diferentes rangos, mi interes no es por la plata en absoluto mi sueño es tener un simple hogar con mi familia algun dia, pero por curiosidad ya que muchos familiares mios me han poco mas que tratado de loco diciendome que no puedo dejar la carrera de economia por la militar, sin embargo es lo que realmente me ha gustado desde chico. Me han dicho cosas tales como "no vas a llegar a ningun lado" "vas a ser pobre" cosas sumamente groseras e ignorantes ya que no tienen idea sobre la vida militar, simplemente opinan porque sí.
Otra de mis dudas es que de ingresar en la escuela militar me gustaria algun dia ser boina gris (paracaidista) y ser parte del grupo antiterrorista y si lo puedo lograr parte de los Escorpiones Negros (Fuerzas Especiales). Siempre soñe con eso. Tambien me gustaria saber si ser parte de las fuerzas especiales tiene algun beneficio respecto a quienes no lo son.
Desde ya muchas gracias por su tiempo, Saludos!
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Cosas veredes, Sancho... |
Enviado por: danny - 06-08-2017, 08:05 PM - Foro: Otros
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No sé muy bien donde colocar esto:
"Científicos uruguayos, el Ministerio de Educación y Cultura y la Intendencia de Tacuarembó prevén inaugurar en 2018 el mirador de huellas de dinosaurios que circularon hace 150 millones de año por Cuchilla del Ombú, un pueblo ubicado al noreste de Tacuarembó.
"La iniciativa, impulsada luego de haberse hallado las únicas de estos reptiles en 2009 en Uruguay, ya cuenta con un diseño arquitectónico finalizado y aguarda que se le otorguen los permisos de obra para empezar su construcción.
"La Ruta de los Dinosaurios", como la llaman sus creadores, estará ubicada sobre la Ruta 26 y ocupará un predio de unos 300 metros cuadrados. En su interior, habrá pasarelas de 80 centímetros, rampas para garantizar la accesibilidad y cartelería que expliquen la especie de dinosaurios que transitó por estas tierras. Además, cumplirá la función de preservarlas. "El mal tiempo las ha deteriorado, por lo que es importante ponerle un techo que las proteja", explicó a El País Pablo Toriño, uno de los responsables del proyecto e integrante del Instituto de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias, que nuclea a otros paleontólogos.
(...)
"La idea pudo financiarse gracias al aporte de 4 millones de pesos de la Intendencia de Tacuarembó y a otros 2 millones por parte del Ministerio de Educación y Cultura, que los aportó debido a que los científicos concursaron en un fondo de infraestructura del cual resultaron ganadores".
Diario El País
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¿US$ 200.000 para ver huellas de dinosaurios...?
¿Y no hay camiones de Bomberos?
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Fotos coloreadas de la 2da Guerra Mundial |
Enviado por: Artiguista - 06-06-2017, 08:32 PM - Foro: Otros
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Abro este tema para poner e vuestra disposicion momentos de esta guerra que han sido, desde el original, coloreados por verdaderos artistas.
Pero ademas muchas de ellas con la historia de quien en ellas aparece,lo que para mi las lleva a un plano de individualidad y nos cuentan los miles de historias anonimas y personales de quienes lucharon en la 2da Guerra Mundial.
Por ser hoy 6 de julio, empezamos con aquellas del desembarco en las playas de Normandia.
Empezaremos con una foto del celebre fotografo Robert Capra, que relataba asi su llegada a Normandia:
"El fondo plano de nuestra lancha golpeo la tierra de Francia, " Capa recordaba en su libro, 'Slightly Out of Focus'. "El patron del bote bajo la rampa, y ahi, entre la grotesca forma de los obstaculos de acero sobresaliendo del agua, estaba una delgada linea de tierra cobierta con humo, nuestra Europa, la playa 'Easy Red'.
"Mi hermosa Francia lucia sordida y despapacble, y una ametralladora alemana, desparramaba balas alrededor de la lancha.
Los hombres en mi lancha vadearon el agua. Con ella por la cintura, los fusiles listos a disparar, con los obstaculos y la playa humeante en el fondo me prepare para tomar mi primera foto real de la invasion.
Elpatron del bote, que razonablemente estaba apuado por abandonar la playa, tomo mi actitud de tomar la foto por una de explicable vacilacion, y me ayudo a reaccionar con una buena patada en mi parte trasera.
El agua estaba fria y la playa aun a mas de cien yardas lejos. Las balas golpeaban en el agua a mi alrededor, asi que busque el obstaculo mas cercano. Un soldado llego tambien al mismo tiempo, y por unos minutos compartimos el abrigo.
El saco la funda impermeable de su fusil y comenzo a disparar sin apuntar demasiado a la playa obcurecida por el humo. El sonido de su fusil le dio el suficiente coraje para moverse adelante y dejar el obstaculo solo para mi.
Este era de un pie de largo y me senti lo suficientemente seguro para tomar fotos de otros muchachos escondidos como yo lo estaba."
![[Imagen: 1544940_720936484702813_1671566616414544...opzajh.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/1544940_720936484702813_167156661641454459_n_zps7bopzajh.jpg)
Foto coloreada por Royston Leonard, (UK)
'Sector Easy Red', playa Omaha aprox. 0700 del 6 de junio de 1944.
Una imagen movida de la coleccion del Dia D de Robert Capa; el fotografo Robert Capa desembarco en el Sector Easy Red, de la playa Omaha con los hombres de la compania Easy,2do batallon, 16vo Regimiento de Infanteria de la 1ra Division del US Army.
![[Imagen: 18882282_10211282493675754_1780981808291...lc4qfo.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/18882282_10211282493675754_1780981808291097556_n_zpsdjlc4qfo.jpg)
"Taxis al Infierno y de regreso – En las mandibulas de la muerte", por Robert F. Sargent, CPhoM, Guardia Costera de los EUA.
Una LCVP (Landing Craft, Vehicle, Personnel - Lancha de desembarco de vehiculos y personal) de la Guardia Costera de los EUA del buque USS Samuel Chase desembarca tropas de la Compania E, 16th Infanteria, 1a Division de Infanteria (the Big Red One) vadeando hacia el Sector Fox Green de la Playa Beach (Calvados, Basse-Normandie, France) en la maniana del 6 de junio de 1944.
Los soldados americanos, en vez de encontrar tropas de segunda categoria en las fortificaciones, se enfrentaron a tropas de la recientemente creada 352nd Division, que se encontraba en entrenamientos de contra ataque, cuando desembarcaron. Durante el desembarco inicial, dos tercios de la Ca E fueron bajas.
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me presento... |
Enviado por: erix braida - 05-31-2017, 12:40 PM - Foro: Presentacion nuevos usuarios
- Respuestas (7)
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hola a todos, me llamo Erix Braida, soy retirado y primo del Teniente 2° Ricardo BRAIDA MATALONGA asesinado cobardemente por un integrante del MLN en agosto de 1972.
Vayan mis felicitaciones a los desarrolladores de este Foro.
Tengo una pregunta, no se si este es el lugar correcto para hacerla o me tengo que dirigir a otra parte de este foro, de ser asi me gustaria el administrador me lo indicara...
la pregunta es la siguiente, los memoriosos recordaran que allá por el año 1977 se entregó como adjunto al diario La Mañana una serie de fascículos referentes al accionar de la subversión, en varios de ellos aparecen transcripciones de las acciones subversivas relatadas en forma de "partes de guerra" por los mismos delincuentes...es de mi interés poder tener acceso a este material, no solo para mi propia lectura sino para darlo a conocer entre varios de mis allegados que no tuvieron la oportunidad, por ser más jóvenes de tener acceso a ese material, en el cual, se lee y observa de primera mano, los hechos narrados con la frialdad de quienes cometieron estos crímenes ...
desde ya quedo muy agradecido por la atención dispensada.
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La verdad historica sobre los Charruas |
Enviado por: Artiguista - 04-15-2017, 01:43 PM - Foro: La Conquista
- Respuestas (1)
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Charruísmo, Rivera y la verdad histórica
Es penoso tener que defender la figura de ese caudillo formidable que fue Fructuoso Rivera de la difamación constante y de toda esa tergiversación histórica
Por Julio María Sanguinetti | 25 de septiembre de 2016
Una contrarréplica necesaria por respeto a la verdad
El Consejo de la Nación Charrúa (Conacha) envió a Correo una larga carta para defender ese intento de reivindicación de nación que les lleva a pedir del Estado tierras y dinero en nombre de una presunta herencia de la que nadie es legatario. Basta pensar que firma su presidente, Martín Delgado Cultelli, inequívoco descendiente de españoles e italianos, para advertir que la sangre charrúa que se invoca está bastante lejos. Es difícil contestar a quien insulta, pero en todo caso la gente tiene derecho a recibir relatos serios sobre el tan explotado tema indígena, que ha dado mérito a una leyenda negra sobre el primer presidente constitucional del país y el caudillo más popular de su tiempo.
Ante todo, Rivera
Si hay un heredero de Artigas, ese es Fructuoso Rivera, privilegiado siempre con la condición de su oficial de mayor confianza. Todos sus contemporáneos, aun los más críticos y que más se enfrentaron con él, le reconocían su generosidad y el espíritu humanitario. Todos sus contemporáneos fueron más duros que él con adversarios y prisioneros y se hizo famoso por lo perdonador. Increíble es que hoy se hable de su presunta crueldad.
Más allá de esta difamación, lo que nadie puede desconocer es que, así como Artigas configura la nacionalidad, Rivera es la gran figura de la definición independiente de la república. Derrotó a Manuel Dorrego en Guayabos (1815), cuando Carlos Alvear pretendió destruir la Revolución artiguista. Fue el segundo de Artigas, quien lo distinguió como nadie. Manuel Oribe y Rufino Bauzá lo habían abandonado en 1817 y se habían marchado para ponerse a las órdenes de Buenos Aires. En 1820, cuando Artigas fue derrotado, era el único jefe que permanecía al lado del prócer; había combatido sin cesar desde 1811 hasta ese momento.
Cuando Artigas resolvió emigrar, Rivera se quedó, pactó con el enemigo vencedor, logró preservar una fuerza armada oriental —a la postre, fundamental para expulsar a los brasileños— y defendió tenazmente a los poseedores de tierra, con lo que salvó lo que quedaba de los repartos artiguistas de tierra.
En 1825, al sumarse a la Cruzada Libertadora, ofreció el apoyo imprescindible para enfrentar al Imperio de Brasil y su triunfo de Rincón es el preludio de la victoria de Sarandí. Su campaña de las Misiones, en 1828, llevó la guerra al territorio brasileño; definió de ese modo la independencia nacional frente a las ambiciones de los vecinos.
Más tarde, derrotó a Pedro Echagüe en Cagancha (1839), cuando Juan Manuel de Rosas pretendió extender su hegemonía a nuestra república, aprovechando nuestras divisiones políticas.
Fue para Artigas su hombre de mayor confianza y así lo define Lincoln Maiztegui, historiador blanco: "Por encima de sus debilidades humanas y su espíritu pragmático, tuvo siempre como norte la libertad de su patria, que defendió con Artigas contra los españoles, con [Antonio] Lavalleja contra los brasileños, solo contra los intentos porteños de dividir las tropas orientales y contra ese Rosas que pretendía, según su creencia y la de su círculo, reconstruir el virreinato platense. Heredó una fortuna y murió casi en la miseria. De enorme carisma, mujeriego empedernido y esposo gentil, sus crueldades e intransigencias fueron las de su tiempo y no es más justo enrostrárselas a él más que a Artigas u Oribe. La historia recoge su impar aporte a la génesis y consolidación del Uruguay independiente, sus legendarias dotes de guerrillero y la creación de una de las dos grandes fuerzas que hicieron el país. Ello lo convierte en el más fascinante de los caudillos orientales".
El mundo indígena
Lo que hoy es nuestro país, según los antropólogos serios, no albergó más de tres a cuatro mil indígenas a la llegada de los españoles. La densidad demográfica era ínfima. Como dice Daniel Vidart en Uruguayos, los indígenas que habitaban esta tierra en el siglo XVI eran los minuanes o guenoas minuanes, "como actualmente se ha demostrado por los excelentes e irrefutables estudios de Diego Bracco, mientras que el grueso de los charrúas estaba situado en la otra Banda, su cuna originaria". O sea que de "originarios", poco.
Los charrúas vinieron a dar al este del Uruguay por las campañas militares contra ellos en Santa Fe y la mesopotamia argentina. "Se entendían desde 1680 con los portugueses de la Colonia del Santo Sacramento, contrabandeaban para ellos y hacían esclavos, que vendían a sus ocasionales socios europeos. Hay documentos fehacientes que lo prueban", señala Vidart. Uno de los más expresivos es el informe del oficial de Blandengues José Artigas, que denuncia al virrey: "[Los charrúas] se hallan unánimes con los portugueses", "No les roban haciendas ni menos dan muerte a ninguno de la nación referida y venden lo que roban estos charrúas en nuestras estancias a los mismos portugueses a cambio de trato de aguardiente, lienzo de algodón, tabaco, hierra y cuchillos".
Los minuanes, en cambio, pactaron con los españoles y, por su parte, los guaraníes misioneros sostuvieron un largo enfrentamiento con los charrúas. Esos guaraníes estaban educados por los jesuitas, se habían acristianado y sedentarizado y sufrían los ataques constantes de los nómades, a quienes esa misma congregación católica intentó su conversión, sin éxito; debieron finalmente enfrentarlos con las armas. En el Combate del Yí, en 1702, ese ejército misionero derrotó a la tribu charrúa y le infligió enormes bajas. Según los jefes jesuitas, mataron a quinientos guerreros, lo que suena a mucho, pero, en todo caso, su tribu quedó muy diezmada.
Más tarde, en 1749, el gobernador de Buenos Aires, José de Andonaegui, ordenó una campaña de enfrentamiento, ante el anuncio de un asalto charrúa. Fueron diezmados y con unos trescientos sobrevivientes se fundó en Cayastá una reducción, también con poco éxito. De modo que, cuando se produjo la independencia, se pueden contar aproximadamente en seiscientos todos los charrúas que se movían entre lo que hoy es Río Grande del Sur y nuestro norte. Muchos más eran los guaraníes, que fueron quienes dieron nombre a toda nuestra toponimia (empezando por la expresión "Uruguay"). Ellos fueron llegando progresivamente y la traza indígena que existe hoy en la población uruguaya, que nadie niega, es —inequívocamente— de ese origen.
Los orientales
La mayor alianza de los charrúas fue con los portugueses, razón por cual, en 1797, se formó el cuerpo de los "Blandengues de la frontera de Montevideo" para perseguir maleantes e indígenas no integrados. El abuelo de Artigas, Juan Antonio, y luego su hijo Martín José y su nieto José Gervasio, enfrentaron reiteradamente a los charrúas. Hay abundante documentación al respecto, incluso partes militares de nuestro prócer, en que da cuenta de charrúas que mató en enfrentamientos (fechados en 1797, 1798, 1804 y 1805). Artigas actuaba simplemente como un soldado del mundo criollo constantemente agredido y en nada disminuye su memoria histórica esos episodios militares propios de la época.
Es verdad que, producida la revolución, un grupo de esos charrúas colaboró con Artigas. No se trataba de una adhesión ideológica sino simplemente de conveniencia y, por eso mismo, nunca se integraban a la fuerza oriental, acampaban separados.
Según el "charruísmo" —palabra que ha acuñado Daniel Vidart—, recordar estas historias es abrevar en una mentalidad racista y colonialista, ignorar el proceso histórico y desconocer no sólo la presencia guaraní dominante, sino la inexistente traza cultural charrúa en nuestra civilización. No queda nada. Apenas se identifican unas pocas palabras. Todos nuestros próceres, entonces, tuvieron que enfrentar a esta tribu que estaba muy disminuida, pero que había terminado como un refugio para maleantes y contrabandistas. Pese a todo, Rivera intentó un programa de pacificación, que le propuso a Lecor, pero fue Juan Antonio Lavalleja, cuando el gobierno provisorio, quien dio la orden más terminante de enfrentarlos "para no dejar a estos malvados a sus inclinaciones naturales y no conociendo freno alguno que los contenga". Así es que le ordenó a Rivera, entonces bajo su mando, que hiciera una campaña para reducirlos y "escarmentarlos".
Salsipuedes
Así es que, llegado ya Rivera a la Presidencia, ocurrió el encuentro de Salsipuedes, románticamente magnificado por los opositores a Rivera y transformado hoy en un mito nacional. Allí no murieron más que un puñado de charrúas (entre veinte y cuarenta, según testimonios diversos) y también hubo bajas del ejército nacional que comandaba Rivera. Allí murieron varios soldados, incluso el teniente Obes, hijo de un ministro del Gobierno. Esa operación militar había sido aprobada por el Parlamento, sin objeciones de clase alguna. A la inversa, las constantes denuncias de los vecinos de la campaña, que intentaban organizar establecimientos productivos, reclamaban la acción del Estado. Nadie pretendía la exterminación física de esos indígenas rebeldes, pero sí terminar con esas tolderías, incompatibles con un país civilizado, la vigencia de sus leyes y su mínima organización productiva. ¿Cómo podía aplicarse lo que aspiraba el prócer cuando dictó su célebre reglamento para "fomentar la campaña de la Banda Oriental y lograr la seguridad de los hacendados"? Ese fue el título y sentido de ese notable documento artiguista. Como dicen todos los historiadores que se han asomado al tema con un mínimo de objetividad, esa campaña le tocó a Rivera, como le hubiera correspondiendo a cualquier otro que ocupara el Gobierno. La libró, por otra parte, al frente de un ejército uruguayo integrado en gran parte por guaraníes o sus descendientes.
Los enfrentamientos políticos transformaron luego esta batalla de Salsipuedes en un episodio singularizado en Rivera, desconociendo todo lo anterior. Bueno es recordar que Oribe también estuvo de acuerdo con el presidente Rivera en esa campaña y que él mismo, en 1835, realizó alguna campaña contra unas pequeñas bandas de charrúas. Del mismo modo que rindió homenaje a Bernabé Rivera, cruelmente asesinado por los charrúas como venganza por Salsipuedes.
Cuando se produjo la división política entre Rivera y Oribe, aparecieron todas esas leyendas que se repiten sin mayor fundamento. Ponen incluso en boca de Vaimaca palabras que no figuraban en ninguno de los relatos anteriores, realizados por los mismos cronistas. Fueron diferencias políticas las que generaron esas atribuciones difamatorias, que Rivera negó rotundamente y que a esta altura deberían dejarse simplemente como testimonios de la pasión política.
Nación y "genocidio"
De lo dicho surge claramente que cuando la república recién nacida intentó pacificar la campaña y dar "seguridad a los hacendados", no se estaba frente a ninguna nación, sino a pequeños remanentes de una histórica tribu que se había ido reduciendo tanto por sus choques como por las deserciones individuales que se iban produciendo. Hablar entonces de genocidio por la campaña del presidente constitucional es un error histórico y un acto de mala fe, cuando se toma en cuenta que había unanimidad en toda la sociedad criolla y que nunca se trató de la destrucción física. Como dice Daniel Vidart: "Se ha inventado una mítica Charrulandia, que tanto mal le ha hecho a las mentes ingenuas y que, al cabo, carnavaliza las antiguas y respetables culturas de aquellos valientes aborígenes".
Desgraciadamente, se siguen repitiendo relatos de seudohistoriadores y se ignora olímpicamente el trabajo de quienes han abordado con rigor el tema, como Juan F. Salaverry, Eduardo Acosta y Lara y José Figueira y, últimamente, Oscar Padrón Favre y Diego Bracco. A lo que pueden añadirse antropólogos como el citado Vidart o Renzo Pi Ugarte. Es penoso tener que defender la figura de ese caudillo formidable que fue Fructuoso Rivera de la difamación constante y de toda esa tergiversación histórica. Como también lo es toda esa desinformación sobre el mundo indígena, tan importante en la formación de nuestra sociedad, en que la traza guaraní es tan indeleble como inexistente la charrúa.
Habida cuenta, además, de que todos somos hijos de nuestra cultura. No es un tema de sangre, como en enfoque racista invocan los indígenas de apartamento. Y nuestra cultura es la occidental, la que nos ha brindado nuestra lengua española y los valores de libertad, democracia, tolerancia religiosa y solidaridad que nos siguen inspirando. Sentirse parte de esta civilización no supone negar los aportes indígenas, ni africanos, ni de los miles de inmigrantes europeos y orientales que aquí llegaron y contribuyeron a forjar nuestra nacionalidad. A todos ellos les debemos, por menos, el respeto a la verdad.
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