[Terminus]

LA BATALLA DE MARAWI

Desconocida para la mayoría, la batalla de Marawi, librada entre los militares filipinos y una alianza de grupos islamistas encabezados por Abu Sayyaf y respaldados por Dáesh, ha marcado en muchos aspectos un antes y un después .

Más de cuatro meses de combates fueron necesarios para expulsar de la ciudad a unos pocos cientos de insurgentes que aprovechándose del terreno urbano, haciendo uso masivo de drones de pequeño tamaño y apenas con armamento ligero, lograron retar a todo un país.
Cuando después de casi medio año de lucha los combates finalizaron en la ciudad de Marawi, los únicos ruidos que se podían escuchar eran los provocados por los numerosos grupos de soldados que patrullaban sus calles.
A su alrededor todo era devastación. La que antaño era una próspera ciudad filipina, con más de doscientos mil habitantes, había visto como parte de su casco urbano pasaba a ser un gran cumulo de escombros sobre los que flotaba un denso y ocre olor a muerte y podredumbre.

Marawi
La ciudad de Marawi está en la isla de Mindanao, al Sur del archipiélago de Filipinas, en la orilla septentrional del lago Lanao. Capital de la provincia de Lanao del Sur, su existencia y pasado histórico está directamente relacionado con la presencia española en Filipinas.
Una tierra preciosa, pero asolada por grandes problemas, como la presencia de piratas y grupos terroristas de corte islamista que además, en algunos casos se retroalimentan y que tienen como objetivo arrebatar a Manila el control de la región e imponer un califato.
Desde la fundación de Abu Sayyaf en 1989, el secuestro y el atraco a turistas  y pescadores ha sido una de las principales actividades del grupo, imprescindible para obtener ingresos, lo que les ha llevado a establecer vínculos con otros tipos de organizaciones criminales.

A todo lo anterior hemos de sumarle otra dimensión clave, que es la del “moro”. El moro es una cultura y etnia esencialmente islámica sunita que habita en Mindanao, el Archipiélago de Joló y la isla de La Paragua, provincia de Palawan.
Desde tiempos de los españoles, los moros provocaron importantes quebraderos de cabeza mientras buscaban una mayor autonomía, llegando en algunos casos a formar parte del Sultanato de Joló.
La lucha prosiguió contra los americanos tras 1898, contra los japoneses en 1941 y contra el mismísimo gobierno de Filipinas desde la independencia.
Esta cruenta lucha fue liderada políticamente por el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) y por el Frente Moro de Liberación Nacional, mientras que militarmente lo fue por el brazo armado del primero, las “Fuerzas Armadas del Bangsamoro Islámico”.

A partir de finales de los años 90, sin embargo se comenzaron a alcanzar acuerdos hasta lograr una situación de cuasi-paz a partir de la última década, a cambio de la creación de la Región Autónoma del Mindanao Musulmán, entre otras cosas.
Es a raíz de aquellos acuerdos que surgieron las desavenencias entre los islamistas más radicales y los propicios a pactar con el gobierno, al considerar que se estaban pervirtiendo las ideas originales que habían dado lugar a estos grupos.
Por si esto fuera poco, la irrupción de Daesh lo complicó todo. Mucho. El líder de Abu Sayyaf, Hapilon, quien hasta 2014 había pertenecido a Al Qaeda, juró fidelidad al nuevo califa, quien a su vez le nombró emir del vilayato (wilayath) del Sudeste Asiático.
Hasta la adhesión al califato en 2014, Abu Sayyaf se había limitado a sobrevivir, a pesar de las operaciones del ejército filipino, que en más de una ocasión había atacado sus santuarios en las montañas de Mindanao. No obstante, todo cambió a partir de entonces.
 En este contexto entraron en juego otros de los protagonistas de la batalla: el Grupo Maute, liderado por los carismáticos hermanos Omar y Abdulá Maute, dos radicales jóvenes educados en Egipto y Jordania con una buena agenda de contactos internacionales.
Estos lograron reunir suficientes recursos para montar un movimiento guerrillero que actuaría en el corazón del Islam en Filipinas, la provincia de Lanao del Sur, en la que se encuentra Marawi.

Los múltiples contactos de los hermanos en la región y en el extranjero les permitieron llegar a acuerdos con escisiones del MILF como el Bangsamoro Islamic Freedom Fighters (BIFF) o con el grupo Aby Sayyaf liderado por Isnilon Hapilon, quien había jurado lealtad al ISIS.
A comienzos de 2016 las acciones del Maute Group en la zona se multiplicaron, con voladuras de torres eléctricas y atrocidades como decapitar a varios trabajadores de una serrería de la zona, acusados de colaborar con las tropas.
El 20 de febrero los terroristas atacaron a una patrulla militar cerca de Butig, lo que sirvió como detonante a 10 días de intensos combates durante los cuales un soldado filipino capturado fue decapitado.

En agosto de 2016 el objetivo de los terroristas fue la guarnición situada en el poblado de Butig, pero pese sufrir tres bajas los militares consiguieron repeler la agresión y acabar con 20 terroristas.
Los ataques por la zona fueron combinados con atentados como el acontecido a principios de septiembre en Davao o el intentado en noviembre en Manila contra la embajada de Estados Unidos, ambos atribuidos al grupo Maute.
Durante 2016 el grupo de Hapilon también aumentó sus actividades, destacando los ataques, secuestros y robos contra pequeños buques de todo pabellón, lo que motivó una respuesta conjunta de Indonesia, Malasia y Filipinas.

Cada vez fueron más frecuentes los combates del ejército filipino contra el Maute Group. Los militares fueron localizando los campos de entrenamiento y gracias a su ventaja en artillería, helicópteros y aviación.
Los militares filipinos sistemáticamente consiguieron vencer la resistencia que planteaban los terroristas, ocasionándoles en cada encuentro docenas de bajas y haciéndoles huir, cosa que conseguían gracias a la cobertura de la vegetación selvática.
El continuo goteo de bajas y el ataque a la mansión familiar de los propios hermanos Maute les hizo pensar que se estaban equivocando de estrategia y que lo de luchar en terreno abierto era un error. Tenían que hacer algo y eligieron dar un órdago.

Cambio de estrategia
La imagen en televisión e internet de los combatientes del ISIS adueñándose de ciudades en Iraq y Siria era una tentación demasiado difícil de resistir y algo que ningún grupo de la región había conseguido jamás.
La ciudad de Marawi, que los hermanos Maute conocían, era el campo de batalla perfecto tanto para sus objetivos políticos como para hacer frente por fin a los militares y policías filipinos que les estaban desangrando poco a poco.
 Los más de 200.000 habitantes, en su inmensa mayoría de credo islámico, serian tanto un escudo para evitar la acción del ejército, como un apoyo para sus militantes.

El 23 de mayo amaneció como un día corriente en la bulliciosa ciudad de Marawi. Por aquellas fechas tenia lugar en la localidad una peregrinación y encuentro de un movimiento misionario musulmán denominado Tablighi Jamaat.
Apenas quedaba media semana para el inicio del Ramadán y ambas actividades eran perfectas para los propósitos que Hapilon y los Maute habían planificado con antelación y para lo que habían infiltrado cientos de hombres, armas y municiones.
Los centenares de militantes radicales pudieron camuflarse con los habitantes y los turistas, sortear los controles policiales y comenzar a concentrarse en hostales y en diversas casas refugio preparadas por sus simpatizantes.
En las distintas barriadas de la ciudad comenzaron a verse a varios hombres con armas largas, mayoritariamente vestidos con ropajes negros y portando las banderas del ISIS. La gente observaba con curiosidad mientras establecían check points.
Grupos más numerosos fueron dirigidos hacia los objetivos previstos;  bancos y negocios con dinero y joyas. Y es que por muchos ideales y fanatismo que tuviesen, el dinero siempre ha sido la mejor arma para vencer adversidades.

Paralelamente iniciaron ataques a edificios públicos y centros de poder político, situados en su mayoría en la zona oeste de la ciudad, incluyendo el ayuntamiento en donde cercaron al alcalde y su escolta.
También se dirigieron al cercano hospital Amai PakPak Medical Center. Aquí si que entraron sin oposición y amenazaron con sus armas a médicos y sanitarios mientras recorrían las salas y habitaciones buscando cristianos a los que ejecutar.

Curiosamente, en la ciudad de Marawi se encuentra la base militar de Camp Ranao, donde está acantonada la 103rd Infantry (Haribon) Brigade, perteneciente a la 1st Infantry Division.
Las circunstancias hicieron que la mayor parte de la fuerza de combate de la unidad se encontrase el 23 de mayo conduciendo un operativo contra un grupo terrorista comunista a unos 30 km de distancia de Marawi.
Si se le añaden los soldados que participaban en controles de carreteras para interceptar a los miembros del Maute Group, apenas había un puñado de soldados que pudieran hacer frente al centenar de yihadistas que tomaron la base.
A pesar de que los hermanos Maute habían sido unos brillantes estudiantes en la escuela, con particular ensañamiento asaltaron el Dansalan College ya que estaba dirigido por protestantes y disfrutaron incendiando todas sus aulas e instalaciones.

 Poco a poco se fueron concentrando en Banggolo, el distrito comercial de la ciudad, donde comenzaron a fortificar sus posiciones y a esperar la respuesta de las AFP. Aquella misma noche del 23 de mayo se decretó la ley marcial en Mindanao.

Respuesta del gobierno filipino
Lo primero, para el gobierno de Filipinas, era intentar sacar del campo de batalla al mayor número de ciudadanos posible para evitar que sufrieran daños en los combates o fuesen capturados y mantenidos como escudos humanos por los terroristas.
Al mismo tiempo, y con el fin de unificar el mando se creó la Joint Task Force Marawi (JTFM) bajo las órdenes del Lt. Gen. Rolando Joselito Bautista y con el Lt Col Jo-Ar Herrera como Portavoz. 

 Además de las unidades de la AFP, incorporaba a la PNP y a la Philippine Coast Guard (PCG). A nivel político respondían ante el Secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, el Jefe de Estado Mayor, General Eduardo Año y el Presidente Rodrigo Duterte.

Lo peor que tiene el pertenecer a una organización siniestra como el ISIS es que la maldad intrínseca de sus métodos criminales parece ser que es lo único que une a la comunidad internacional.
En cuestión de días aviones de patrulla P3 Orion de Australia y Estados Unidos comenzaron a sobrevolar Marawi para obtener inteligencia que pudiera ser usada por las AFP. Se pudo confirmar la presencia de OE's de EEUU manejando varios drones.

Toda clase de armamento y munición de países como China, Singapur, Rusia, etc., comenzó a llegar a puertos y aeródromos de las islas permitiendo su uso sin restricciones.
Y más importante: se activó una gran colaboración de los servicios de información de numerosas naciones, entre ellas Malasia e Indonesia, preocupados por la posible participación de algunos de sus ciudadanos como combatientes de Maute Group.
Por supuesto, cerraron la ciudad drásticamente, haciendo imposible que los terroristas recibiesen ningún tipo de refuerzo, ni de hombre, ni de material, tras lo que comenzaron a introducir unidades barrio a barrio.

Una de las primeras unidades que entraron el 23 de mayo en la ciudad fue un platoon al mando del First Lieutenant Geraldo Álvarez. Fueron recibidos con fuego de fusilería y RPGs sobre sus blindados, quedando atrapados.
Al amanecer del día 26 dos compañías intentaron llegar a su localización, pero fueron repelidas y sufrieron numerosos heridos. Lograron salir al día siguiente por sus propios medios y de forma milagrosa 16 de los 20 hombres.
Para el día 28 de mayo, un total de 13 soldados filipinos habían perdido la vida y 61 militantes del Maute Group habían sido eliminados. Desafortunadamente a esas cifras habría 10 muertos el 31 de mayo por fuego amigo 

Tras la visita del Presidente Duterte a Mindanao y  pasada la primera semana de caos y comenzado el mes de junio, la situación comenzaba a clarificarse pudiéndose constatar que la mayor parte de los combates se producían en el sector oriental de la ciudad.
El frente estaba delimitado al oeste por el curso del rio Agus, imposible de cruzar dadas las fuertes defensas que habían desplegado en los tres puentes y que impedían cualquier avance por este sector.
Un motivo de la dificultad de avance de las unidades del ejército filipino era que en la zona donde los terroristas estaban atrincherados, tanto las viviendas como los locales comerciales, estaban construidos con hormigón armado y reforzados.
Todo para defenderse ante los frecuentes enfrentamientos entre los diferentes ridos (clanes) que existen en Mindanao. Además, existían numerosos sótanos y túneles que permitían refugiarse, descansar y cruzar calles o cambiar de posición sin ser observados.

Para los combates en la ciudad, la Sección de Operaciones de la JTF Marawi, bajo el mando del Lt Col Tex Suderio, adoptó la estrategia que denominaron SLICE (Search, Locate, Isolate, Constrict, and Eliminate – Observar, Localizar, Aislar, Constreñir y Eliminar)
Cada punto fuerte enemigo localizado era castigado con las armas de apoyo como los morteros, artillería, helicópteros y aviación. Pelotones de soldados maniobraban para rodear la edificación e impedir que los enemigos pudieran huir.
Por último, se tomaba la posición al asalto empleando el apoyo directo de blindados para acercarse o acallar el fuego de respuesta. Las misiones no terminaban tras la toma del objetivo y neutralización de los enemigos. Había que consolidar cada posición.
Algunas de las herramientas más empleadas por ambos bandos fueron la maza y el pico, que permitían practicar aperturas en las paredes facilitando los movimientos, tanto de entrada como de evacuación.

Además, para evitar que disparos de tiradores lejanos acertasen a la tropa posicionada en edificios en ruinas en un momento de relajación o descuido, cada día se rellenaban centenares de sacos terreros que se emplazaban dando protección.
Todo este proceso es obviamente lento y las AFP tuvieron que luchar contra la presión de la población y la prensa para acabar cuanto antes con la pesadilla. Muchas veces tardaban una semana para poder cruzar una calle con relativa seguridad

Afortunadamente en el nivel político escucharon los consejos de los mandos militares y concedieron todo el tiempo necesario. Acelerar únicamente hubiera significado mayores bajas entre los militares.
Los más de 20 batallones de las AFP provenientes de todo el país y que participaron durante los 5 meses que duró la batalla, fueron dispuestos por zonas y establecieron una rotación para que pudieran descansar, reponerse y cuidar su armamento.
Detrás de los militares, unidades de la PNP especializadas hacían un reconocimiento de la escena de los combates y tomaban pruebas forenses para analizar la identidad de los terroristas abatidos y la tecnología que empleaban como por ejemplo la utilizada para fabricar IEDs.
Acorralados contra el lago y enfrentados a una muerte cierta, aumentaban las posibilidades de que intentaran una carga nocturna desesperada. Quienes lo intentaron usando el lago Lanao para escapar fueron abatidos por los tiradores o los botes de los Seals filipinos.

El día más sangriento fue el 9 de junio, cuando 13 marines murieron y 40 fueron heridos después de un durísimo combate. La posición donde se encontraban fue atacada con numerosos cócteles Molotov obligándoles los incendios que provocaron a abandonar la protección del edificio
Sin poder responder adecuadamente a los terroristas – ya que disparaban desde mezquitas y usaban a civiles como escudos humanos – quedaron expuestos al fuego de los francotiradores y las armas automáticas enemigas, que causaron gran cantidad de bajas.
Una de las armas más mortíferas empleadas por los yihadistas fueron los artefactos explosivos improvisados (IED), de los que llegaron a construir miles, ya sea como trampas bomba o detonados a distancia mediante teléfonos móviles.
En los vídeos capturados se podía ver a instructores adiestrando, como si fuera una clase normal de formación profesional, a grupos de pupilos en la construcción desde granadas improvisadas a los mas complejos IEDs con electrónica.

Para ello nada mejor que usar las numerosas mezquitas de Marawi, que gozaban de cierta impunidad ya que la JTF Marawi decidió respetar en la medida de lo posible su consideración de edificio religioso.
Para contrarrestar el uso de helicópteros y aviones, los planificadores del asalto a Marawi habían dedicado un gran esfuerzo a adquirir ametralladoras pesadas de 12,7 mm para emplearlas como fuego antiaéreo.
Montadas en la parte trasera de varios todoterrenos, podían rápidamente desplazarse y ocultarse. Aquello complicó la actuación de los medios aéreos, obligándoles a lanzar las bombas, en su mayoría de caída libre, desde una mayor altura y con menor precisión

Ingenieros de Combate

Particularmente destacable en Marawi fue la actuación de los Combat Engineers, que para facilitar el movimiento por las calles, despejar los montones de escombros y hacer estallar los IEDs, emplearon unos bulldozer blindados que actuaban bajo fuego enemigo.
Además, realizaron innumerables trabajos para reforzar edificios a punto de colapsar con peligro para la tropa y desactivaron o hicieron detonar de manera segura los miles de artefactos caseros que se encontraban esparcidos por todo el campo de batalla.
También debieron usar su destreza para lidiar con las bombas y municiones propias que no habían estallado y quedaban como amenaza latente. Fuera del estricto campo de batalla los ingenieros tuvieron que asistir a la población civil desplazada construyendo asentamientos.

Fuerzas Especiales

En septiembre, hombres de la 11th Scout Ranger Company, 4th SRB bajo mando del Captain Rommel B. Sandoval, apretaban el cerco a los terroristas en uno de los edificios más altos del distrito comercial, con 5 plantas y una fuerte estructura, capaz de soportar los bombardeos.
Era conocido como el C&D Centerpoint y albergaba una sucursal bancaria, siendo aprovechado por el Maute Group para establecer un centro de mando y control, además de un depósito de armas y municiones.
Después de ser alcanzado durante días por las armas de apoyo de las AFP, el 10 de septiembre (111 días desde el inicio de los combates) los hombres del Captain Sandoval entraron en el inmueble aprovechando el tejado de un edificio colindante y comenzaron a despejarlo.
Cuando solo quedaba por limpiar la planta baja, el primer grupo de soldados que entró fue frenado por una ráfaga de disparos que hirió al Corporal Jayson Mante, quedando tendido en el suelo. Se hicieron varios intentos de rescate, pero fueron rechazados.
El Captain Sandoval y el Private 1st Class Sherwin Canapi intentaron acercarse al herido desde otra dirección, cubriendo a Mante con su propio cuerpo y tratando de ponerlo a cubierto, pero los terroristas consiguieron acertarles y acabaron con la vida de los dos rescatadores.

Seis días más tarde, otra de las posiciones clave del perímetro defensivo cayó en manos de las AFP cuando a media tarde, después de cinco horas de intenso tiroteo, tomaron control de la Mezquita Bato y del edificio de la Amaitul Islamiya Marawi Foundation.
En octubre la presión del JTFM había acorralado a los restantes miembros del Maute Group en una estrecha franja de terreno cercana a la orilla del lago. El 12 de octubre los hombres del Tte Col Almodovar realizaron un rescate de rehenes cerca del Lower Padian Market.
Tras cinco días de continuos combates y sin dejar de acosar día y noche a sus objetivos entre callejas y edificios destruidos, el 16 de octubre caían abatidos mientras trataban escapar tanto Isnilon Hapilon como Omarkhayam Maute.

Fue el colofón al trabajo realizado por los miembros del 3rd SRB, que en 155 días de combate acabaron con 75 enemigos y rescataron a 635 rehenes, sufriendo 7 bajas mortales y 153 heridos.

Un día después de la muerte de los dos principales líderes terroristas, el Presidente Duterte anunció al país y al mundo la liberación de Marawi, aunque se demostró una declaración prematura y todavía quedaban militantes del Maute Group armados y con rehenes.
El 18 de octubre se confirmó la muerte del malayo Mahmud Ahmad, su mujer y otros 13 terroristas en el sótano de un inmueble. En los últimos días de batalla se sucedieron los combates intensos y duros enfrentamientos, fruto de la desesperación de los terroristas.
Docenas de rehenes fueron liberados y los últimos supervivientes, incluidos tres hijos de Hapilon y varios extranjeros, quedaron atrapados en tres manzanas de edificios junto al lago Lanao, sin posibilidades de escapar del cerco.

El final de los terroristas
En 2018 las AFP mantuvieron la presión contra los restos del Maute Group y en distintas operaciones fueron estrechando el cerco a su organización. Por fin, a comienzos de 2019 atacaron un campamento próximo al poblado de Sultan Dumalundong y pusieron en fuga a los terroristas
Cuando en marzo entraron en Tuburan, los soldados encontraron en una cabaña una camilla improvisada con el cuerpo sin vida del último líder de ISIS en las filipinas.
Aún así, lo que lector debe entender a la hora de juzgar los motivos que les llevara a intentar adueñarse de Marawi, es que para Hapilon, los hermanos Maute y demás lideres islamistas, pasase lo que pasase en Marawi la victoria era suya.
 Aunque fueron laminados por la acción de las AFP, el simple hecho de sembrar tal ola de destrucción y pasar a la historia como “mártires” de la yihad, para ellos y sus seguidores era y es todo un triunfo.
Desde 2017 las autoridades filipinas han debido de mantener una atenta vigilancia del continuo goteo de jóvenes extranjeros que merodean por la isla sin una clara y legal finalidad vital.

La otra lección es que incluso hoy no solo el armamento cuenta. Hay que estar dispuesto a utilizarlo, llegado el caso, hasta las últimas consecuencias.
En Marawi las AFP tuvieron que combatir a uno de los más duros enemigos posibles desplegado en una ciudad, con casi un regimiento ligero, bien armado, experimentado, conociendo perfectamente el campo de batalla y dispuesto a morir matado.
A todo ello los militares se enfrentaron con gran resolución, reaccionando rápidamente a las circunstancias con las que se encontraban. Lamentablemente, 165 hombres perdieron la vida y a esto debemos sumar un total de 1.767 heridos de distinta consideración.

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