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Grupo N°5 (Búsqueda y Rescate)
#1
[Imagen: 16113181-10208855068556126-7840795379849...psnfbg.jpg]

CX4DD
 
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#2
(03-06-2017, 08:15 AM)CX4DD escribió: [Imagen: 16113181_10208855068556126_7840795379849...psnfbg.jpg]
¿Este ejemplar está en el Museo de la Fuerza Aérea?
 
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#3
50 AÑOS DE LOS BELL UH1-H
[Imagen: Ve6MD74.jpg]


Este 21 de diciembre se cumplen 50 años de la llegada de los helicópteros Bell UH1-H a la Fuerza Aérea Uruguaya.
Ese hecho fue un hito de gran importancia para la Fuerza, pero sobre, para el entonces Grupo de Aviación Nº5 (b Y R) (Hoy Escuadrón 5), que pasaba a incorporar unas máquinas con tecnología de última generación, que abrían un inmenso abanico de posibilidades para el cumplimiento de su misión, muy limitada para los excelentes, pero muy elementales Hiller H23-F.
En estos 50 años, estos helicópteros han cumplido todo tipo de tareas al servicio de la Patria y aún hoy surcan nuestros cielos para apagar incendios forestales, hacer patrullaje, evacuación médica, etc. más allá que sus hermanos – los Bell 212 y los Dauphine – más modernos y sofisticados vienen prestando invaluables servicios desde hace muchos años.

La crisis sanitaria provocada por la pandemia, nos priva hoy de hacer un acto de recordación acorde con la importancia de este hecho, lo que se podrá hacer, seguramente, más adelante cuando sea oportuno.
No obstante he querido compartir ese recuerdo, a través de un capítulo de mi libro “Las Historias de Equinox”, donde relato la pequeña epopeya de un grupo de orientales, que fueron a Panamá en un momento muy especial de nuestra historia, donde los plazos eran perentorios, para calificarse – como pilotos y como técnicos - en las nuevas máquinas, para ser el punto de partida de muchas destacadas páginas de la historia de la FAU.
Las historias del libro están escritas en formato de cuento, por lo que, si bien todos los relatos y los personajes son reales, los nombres se los hemos puesto de manera que quienes los conocen, seguramente han de identificarlos fácilmente.

Ego Correa Luna
Las historias de Equinox
Capítulo 17
VOLANDO EN LA SELVA
Parece mentira la forma en que se desarrollan los acontecimientos y cómo determinados sucesos inciden en la vida de las organizaciones.
Corría el año 1970 y las FFAA, sin estar a cargo de la lucha antisubversiva, venían colaborando con la policía haciendo patrullas terrestres y cuando había algún operativo, apoyábamos desde el aire con los Hiller, en la medida de nuestras posibilidades.
Entonces ocurrió un hecho que aparentemente no tenía nada que ver con nosotros, pero que cambió toda la historia de nuestra Unidad, el querido Grupo de Aviación Nro. 5 (B y R).
Allá por setiembre, el MLN Tupamaros anunció una ofensiva con atentados terroristas a todos los centros turísticos, especialmente en Punta del Este, apuntando a atemorizar a los posibles turistas, a fin de dañar la temporada estival como contribución a un deterioro general de la economía y, a la vez, como una forma de exteriorizar el sentido "anti oligárquico", atacando un símbolo de esa clase, como es un balneario caro.

Esto produjo, como inmediata reacción de las autoridades, la confección de un plan para enfrentar lo que los sediciosos habían llamado el "Verano Caliente". Entonces, dentro de las necesidades de ese plan, determinaron que era necesario contar con medios aéreos que permitieran, además de realizar el apoyo en vuelo, efectuar desplazamientos rápidos con personal operativo, para optimizar y flexibilizar su utilización.
En ese momento no había duda que el medio ideal era un helicóptero y entre ellos, el Bell UH-1, una aeronave que se venía desempeñando en Viet Nam con gran efectividad. En una de las operaciones de compra más rápidas que haya visto, en octubre se adquirieron dos unidades del modelo "H", que hacía poco había entrado en servicio y que fue el modelo más exitoso de los UH-1, tan es así que siguen en servicio en la mayoría de las fuerzas aéreas del mundo y en la versión civil, el Bell 205 también es utilizado a lo ancho y largo del planeta.

Los helicópteros tenían que estar en Uruguay a fin de diciembre y las tripulaciones que inicialmente los volarían, debían estar en Panamá un mes antes, determinándose que integrarían el grupo 4 pilotos y 5 técnicos.
El mando dispuso que fueran el Tte. Cnel. "el Chicho" Duque, Edecán del Presidente y anterior Jefe de Grupo, los Mayores "el Viejo" Rodas y "el Robi" Domínguez, Jefe y Segundo de la Unidad y yo, que a la sazón era Tte. 2do., Jefe de Mantenimiento e instructor de Hiller.
Dentro de un clima de lógica expectativa (en mi caso era mi primer salida al exterior), nos concentramos en la preparación del curso, conseguir los manuales de vuelo y de mantenimiento (éstos, especialmente para mí, que era el Jefe de Mantenimiento), para tratar de adelantar el máximo de camino y llegar a Panamá lo más compenetrados posible de todos los aspectos técnicos del helicóptero, así como de sus procedimientos operativos, lo que luego redundaría en una mayor eficiencia en el desarrollo del curso.

Salimos de Carrasco hacia la nación caribeña en un viejo DC-6, que hacía el "Andes round", un correo aéreo que tocaba varios puntos de América Latina. Esa noche pernoctamos en Santiago de Chile y al día siguiente seguimos rumbo al norte, con escala en Lima, llegando a Panamá a medianoche.
Al trasponer la puerta del avión tuve una sensación que quedó para siempre grabada en mi mente y fue como si un manto de calor húmedo me abrazara totalmente, sensación que, excepto cuando estábamos en interiores con aire acondicionado, me acompañó los 30 días que estuvimos allá.
Llegamos a Fort Clayton, una unidad del U.S. ARMY en la entonces "Canal Zone", bajo jurisdicción de los EEUU, de madrugada y me acomodé en una habitación del "BOQ" (alojamiento de oficiales), la que sería mi morada por ese período que duraría el curso.
Al día siguiente ya estábamos en clase, en Albrook, la Escuela de la USAF, junto con los técnicos, estudiando las generalidades del UH-1H, lo que nos llevaría los primeros 5 días.

Luego de la parte teórica, comenzamos el curso de vuelo en Curundu, una unidad de Aviación del US. ARMY, con dos instructores que eran Warrant Officers (una categoría de oficiales sin mando). Uno, José Olmos, era de origen portorriqueño y quedó con el Cicho Duque y el Viejo Rodas, que eran muy flojos en inglés y el otro, John McBride, quedó con el Robi Domínguez y yo, que sin ser unos anglo parlantes de primera, nos revolvíamos un poco mejor. Simultáneamente los técnicos – el Sgto. Rodríguez Roca, Ariel Cotelo, Eduardo Rilas, José María Gurméndez y Aarón Saco, fueron a la IAAFA, en Albrook AFB, para completar el curso de mantenimiento con el Sgto. Del US. ARMY Horacio Gutierrez.

Ambos tenían varios miles de horas de helicóptero y un par de campañas en Viet Nam, por lo que su capacidad y experiencia era impecable, haciendo de esa etapa algo muy provechoso y disfrutable, desde el punto de vista profesional de vuelo.
El curso se desarrolló en forma normal y a las 10 horas, aproximadamente, salimos solos, pasando a volar otras 10 de técnicas de precisión, incluyendo alguna participación en misiones de las unidades que entrenaban con tropas que debían ir al sudeste asiático.
En un par de esos vuelos, tuvimos algunas experiencias inéditas, que pasarían a integrar ese cúmulo de memorias que afloran cada tanto, por su singularidad, ya sea por haber pasado una situación crítica o por lo hermoso de esa experiencia.
La primera nos sucedió un día que nuestro instructor decidió ir a realizar un trabajo de autorrotaciones a una base desactivada que quedaba al este del Canal, ya que el área de maniobras de Curundu - que compartía la pista de aterrizaje con Albrook - del otro lado de la misma, era muy estrecha, debido a la zona habitada lindera a la base y complicaba mucho desde el punto de vista de la instrucción.
Decolamos de Curundu, donde habíamos hecho todos los vuelos previos y pusimos proa al este, volando sobre el Canal, comprobando que a ambos lados se extendía una densa y alta selva que, sin duda, representaba algo nuevo para nosotros, a la vez de un hermoso paisaje donde se combinaba esa acuática serpiente que cruza el istmo panameño, con un manto verde de diferentes tonos, que se pierde a ambos lados.

Luego de unos 20 minutos de vuelo, llegamos al lugar determinado para el ejercicio y comenzamos a hacer nuestras vueltas de pista con autorrotaciones, al costado de la pista de aterrizaje de esa base desactivada. Debido a esa condición, en el lugar no había control de transito aéreo y se había coordinado previamente nuestro trabajo, a fin de evitar riesgos durante el mismo.
En eso estábamos, cuando en una de las vueltas de pista, al entrar a 1000 pies, en la recta sobre la pista para efectuar una autorrotacion de 360º, comenzamos a ver alrededor nuestro un gran número de paracaidistas cayendo por todos lados. El instructor tomó los comandos y viro rápidamente por la izquierda, logrando salir por milagro sin enganchar a ninguno, esperando que se despejara el área para continuar nuestra tarea.
Lo que había sucedido era que las coordinaciones hechas habían fallado en algún lado y un C-130 (que posiblemente por ser de la USAF no recibió la comunicación del ARMY) cargado de paracaidistas, al igual que nosotros, había elegido la vieja base para realizar un lanzamiento de tropas que se estaban entrenando, pero Dios no permitió que los errores humanos terminaran en un terrible accidente.

La otra experiencia fue mucho más placentera y sucedió en un trabajo que hicimos en un ejercicio de entrenamiento de transporte de tropas, desde una base en el extremo este del Canal, hacia un punto determinado en la selva, que previamente había sido limpiado de vegetación por personal del ARMY.
Nuestra participación en el ejercicio había sido planificada de la siguiente manera: el Chicho Duque volaba con Olmos, el Robi Domínguez con McBride, mientras que el Viejo Rodas y yo volábamos con unos jóvenes pilotos que hacía poco habían regresado de Viet Nam y que oficiarían de copilotos, a la vez de dar seguridad a la misión, ya que pese a su juventud tenían una importante experiencia.

El otro aspecto interesante del vuelo era la gran cantidad de aeronaves que participaban, las que llegaban en formación a la pista de la base donde a cada lado de la misma se encontraban los grupos de fusileros a ser transportados y a medida que los helicópteros iban aterrizando en fila india, rápidamente eran abordados por el personal y de inmediato se decolaba rumbo al punto establecido, reuniendo las formaciones en el ascenso.
Al llegar al punto, se aproximaba en formación a ese hueco en la selva y allí me llevé el primer susto, ya que al intentar posar suavemente el helicóptero, éste comenzó a balancearse, haciendo un poco difícil su control en vuelo estacionario. Lo que estaba sucediendo era que el personal de combate no esperó a que tocara el suelo y comenzó a saltar fuera de la máquina, lo que luego tomé en cuenta en las siguientes vueltas. 

Al instante que el helicóptero se vació, di potencia para decolar de regreso a la base, para realizar un nuevo transporte. El regreso era individual y entonces quedamos volando sobre un río que iba hacia el Canal. En ese momento, el Cap. Brown, que era mi compañero en el asiento de la izquierda, me pidió los comandos y se zambulló sobre ese espejo de agua en un vuelo rasante increíble, ya que el río era muy ancho y los altísimos arboles formaban un par de paredes que lo transformaban en una especie de cañón vegetal, donde nuestra aeronave iba volando, en virajes que permitieran seguir sus bucles, llenando el espíritu de gozo ante tanta belleza.

Luego de un ratito le pedí a Brown que me dejara un poco los comandos, pero me respondió que aún me faltaba experiencia para ello, por lo que debí conformarme con ser un espectador privilegiado de ese vuelo espectacular.
Terminamos ese maravilloso vuelo y volvimos a la base, sabiendo que ya estábamos prontos para volver a operar en nuestro país, para servir a su sociedad en todos los aspectos que el Grupo 5 podía, aportando el conocimiento y la experiencia que habíamos adquirido en esa misión.
Luego de recibir, en una sencilla ceremonia, las alas del US. ARMY, regresamos a nuestra Patria en un C-130, donde se transportaba también el segundo UH-1H, que sería el FAU 051, el que dejaba muy poco espacio para desplazarnos dentro del avión, así que decidí sentarme un rato en el asiento del piloto, lo que más tarde me permitiría bromear, diciendo que lo había traído en vuelo.

Hicimos una escala técnica en Belén y tuvimos un hermoso cruce sobre la selva amazónica y un pernocte en Asunción del Paraguay, llegando a Carrasco el 21 de diciembre, justo para participar esa noche de la tradicional fiesta de fin de año de la Base, con nuestras familias, a las que no veíamos desde hacía un mes.
Pese a la trasnochada, al otro día estábamos junto a nuestros técnicos, que estaban armando el 050. Esa gente, poniendo además de la capacidad técnica adquirida, gran entusiasmo, terminó el trabajo en forma más que eficiente, lo que fue destacado por la misión norteamericana encargada de la entrega del material de vuelo, que quedó realmente impactada por su alto grado de profesionalismo.

Al día siguiente tuve el honor y el placer de realizar, junto con el piloto del ARMY, el vuelo de prueba del primer UH-1 que voló en la FAU y como decía al principio, que fue adquirido por una situación muy particular, que dio un gran resultado en la lucha contra la subversión vernácula, cambiando para siempre la historia del Grupo 5, permitiendo a lo largo de estos últimos 35 años, su utilización en infinidad de misiones al servicio de la sociedad como rescates, evacuaciones medicas, acción social, transporte de autoridades, apoyo a la seguridad publica, prospecciones, etc.
Hoy su hermano mayor, el Bell 212, una versión bi motor del UH-1, además de todas esas misiones, ha volado en la Antártida y en misiones de paz en África, llenando de orgullo a los integrantes de la FAU y en particular a los del hoy Escuadrón 5.

Por eso, recordando aquellos momentos sentimos que de alguna forma contribuimos a hacer realidad eso que ha sido, sin dudarlo, un importantísimo aporte para que la Fuerza Aérea Uruguaya pueda cumplir con su misión, sirviendo al país y a toda su población.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#4
Creo que el helicoptero pequeño es un Hiller de los que tuvimos dos en operación. Tuve la suerte de volar en uno de ellos allá por los años '80s en una misión fotográfica contratado por un operador privado. Saludos...
 
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#5
(12-21-2020, 04:02 PM)predator escribió: Creo que el helicoptero pequeño es un Hiller de los que tuvimos dos en operación. Tuve la suerte de volar en uno de ellos allá por los años '80s en una misión fotográfica contratado por un operador privado. Saludos...

Creo que si, es un Hiller.

Big Grin Big Grin Big Grin
 
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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#6
[Imagen: FAU-Escuadron-5-229-1.jpg]


El 30 de abril de 1982, se efectuaban ejercicios con una formación integrada por cinco helicópteros. En uno de ellos – el UH1B 062 – la tripulación estaba formada por los Tte. 1 (Av.) Fernando Novegil, Tte. 1 (Av.) Erasmo Beneditto, Tte. 2 (Av.) Gonzalo Zuloaga y el Cabo 2 (AT) Mario Nogueira.

La formación cumplía en forma normal el desarrollo de lo planeado, al llegar a la altura del “Rincón de Pando”, Dpto. de Canelones, el 062 hace un violento giro que deja ver por un instante su zona inferior. A continuación y ante los azorados ojos de sus compañeros, el UH1B cae sin control y se estrella. Nada queda por hacer, el brutal precio ha sido pagado y por el, cuatro preciosas vidas se apagan.


Informe de la FAU:

https://www.fau.mil.uy/uploads/archivos/...1e49d5.pdf

Conclusiones del mismo:
 De acuerdo con las evidencias que se poseen podría establecerse como causa probable del accidente la pérdida del control de paso del rotor de cola del helicóptero por el desprendimiento del tornillo de sujeción de la varilla de cambio de paso. Esto podría haber sido provocado por fatiga de dicho material, por un torqueo incorrecto del mismo, o por la falta del seguro de la tuerca correspondiente.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#7
En el antiguo foro me comunique con alguien que recordaba la llegada de los UH-1B y decía que llegaron pintados de verde oliva de el Ejército Estadunidense - fue así? Hay fotos?
 
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#8
Si vinieron de USA seguramente vinieron de verde que era el color que usaban en Viet Nam
"Dormía y soñaba que la vida era alegria, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegria."
Rabindranath Tagore
 
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#9
(05-02-2021, 12:18 AM)David Piedra escribió: En el antiguo foro me comunique con alguien que recordaba la llegada de los UH-1B y decía que llegaron pintados de verde oliva de el Ejército Estadunidense - fue así?  Hay fotos?

Todas las fotos que he visto de ellos, ya tenían el esquema similar al SEA.
 
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