(03-28-2018, 11:55 PM)Terminus escribió: Un sinverguenza
LA DIARIA - 2018-04-14
Las intenciones checoslovacas, la lucha armada y la banca de Vivian Trías
Escribe:
Fernando López D’Alesandro
El servicio de inteligencia checoslovaco (StB) tuvo por objetivo transformar a la juventud y al Partido Socialista (PS) en un instrumento para sus tareas de espionaje, centradas principalmente en la lucha contra Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. Para eso contó con el apoyo de Vivian Trías, que puso a su disposición a los militantes de su organización, sin advertirles que estaban trabajando para una agencia extranjera. De esta manera se conformó una red, tanto de activistas como de informantes, al servicio de la inteligencia checoslovaca.
Vivian Trías también tenía sus expectativas sobre este vínculo, que iban desde lo material, pasando por lo intelectual y terminando en las diferentes posibilidades políticas, en las que la violencia era una variable importante. La prioridad de su trabajo de espía era tal que subordinó la posibilidad de ser diputado a la conveniencia del StB. Los objetivos checoslovacos Luego del fracaso de la Unión Popular en 1962, la inteligencia checoslovaca profundizó los sondeos que estaba realizando con Vivian Trías. Ya el “agente Ríos” había efectuado tareas centradas en la difusión de artículos antiimperialistas y había recibido alguna paga por ello.(1) Si bien hacia 1963 y 1964 la central de Praga mostraba reservas para su reclutamiento –de hecho el agente a cargo en Montevideo, Vlasák, tuvo que convencer a sus superiores– (2), finalmente
Trías fue reclutado el 6 de junio de 1964 con una paga inicial de 150 dólares que luego pasaron a ser 200. En sus primeras impresiones, la sede de Praga sostenía que “el agente Ríos” debía ser “aprovechado de manera apropiada” para realizar las tareas que el StB denominaba “AO”. Este era el nombre clave con que se llamaba a la ofensiva de inteligencia contra personas o grupos para influir en su actitud o desacreditarlos.
En el caso de Trías y el StB, estaban enfocados en las campañas antiimperialistas contra “el enemigo principal”, Estados Unidos. También se subrayó en este informe la posibilidad de que Trías realizara operaciones activas y de conspiración. (3) El StB tenía por objetivo la lucha contra “el enemigo principal”, pero necesitaba una red de personas a su servicio.
Centró su mira en la Juventud Socialista (JSU) primero y en el PS después. Para ello contaba con Trías como principal aliado. No era para menos: cuando estaba convenciendo a Vlasák, Vivian Trías informó que el PS contaba en aquel entonces con 10.000 militantes, (4) un número irreal y exagerado. El StB aspiraba a contar con la JSU como una organización a su servicio. La central de Praga reclamaría a sus agentes en Montevideo que la JSU activara su participación en las operaciones. (5) Trías, especialmente durante la crisis del golpe de Estado en Brasil, durante 1964, activó el papel de la JSU en ese sentido.
Poco tiempo después el StB redoblaría sus exigencias. En la evaluación del año 1968 los checoslovacos mostraron su objetivo: transformar al PS en una organización dependiente. Fue el año que ellos consideraron como el de mayor colaboración con Ríos. (6) Vivian Trías coincidió.
Desde su posición de poder interno, en un partido muy disminuido por cierto, propuso, sin problemas, poner al servicio de la inteligencia checoslovaca las acciones de los militantes socialistas,pero no a la estructura como tal. (7)
Llama la atención que Trías, el principal referente político e ideológico del PS, fuera proclive a usar a la gente y no a su partido. Así, en el informe sobre el reclutamiento de Ríos elevado a Praga, además de destacar la coincidencia ideológica de este con la de sus superiores checoslovacos, se informa que Ríos ofreció el trabajo militante de integrantes de la JSU y del PS. Las acciones, especialmente contra Estados Unidos, contarían con representantes de ambas organizaciones. Trías destacó que la JSU tenía fuerza en las facultades de Arquitectura y de Derecho. El jefe de la sección del StB en Montevideo, Vlasák, le señaló a su nuevo agente que había que aprovecharlas “para nuestro trabajo”. Ríos estuvo de acuerdo. A continuación se le solicitó que informara en qué lugares estratégicos el PS tenía miembros trabajando, como el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Policía o las Fuerzas Armadas, lo que Vivian Trías aceptó y cumplió. (8)
Muy rápidamente, el StB comprendió el potencial de su nuevo agente. A finales de 1964 puso como prioridad la creación de una red de informantes utilizando los contactos que Ríos había construido a lo largo de toda su vida política, tanto en la militancia común como, y muy especialmente, en el transcurso de su vida parlamentaria. Era “la persona apropiada” y puso manos a la obra. Lo asombroso es que uno de sus informantes, sin saber que lo era, fue Alberto Heber, integrante del Consejo Nacional de Gobierno, (9) que recibió el nombre clave Rous, y de quien se obtuvo abundante documentación e informes que se elevaron a Praga. Finalmente, la red local estaría integrada por militantes socialistas, útiles a los intereses del StB. La lucha armada y el parlamentario checoslovaco En 1964 Vivian Trías estaba muy inquieto por recibir la confirmación de su nombramiento como agente. El encargado de la sección montevideana del StB destaca a la central de Praga que Ríos le preguntaba en cada uno de los encuentros si había alguna resolución. No creo que la inquietud de Trías fuera sólo militante. Según los informes de Vlasák, los ingresos totales de su futuro subordinado rondaban los 200 dólares. La contratación por el StB duplicaría sus entradas. (10) El agente Ríos era un intelectual de izquierda y antiimperialista que tenía coincidencias ideológicas con sus superiores. Por tanto, su prioridad sería la redacción de artículos a pedido de sus jefes –muchos de ellos inspirados en materiales provistos por ellos mismos–.
Son varios los libros que Trías redactó desde 1965 que contaron con el aval y el apoyo económico del StB. Las oficinas alquiladas por la inteligencia para los encuentros –una en la calle Treinta y Tres y otra en 25 de Mayo– funcionaban como un lugar seguro para conspirar y como dirección donde recibir materiales para sus trabajos. Pero también se buscaba conseguir ventajas políticas en el marco de la muy tensa década de 1960 en Uruguay. La vía armada no era una estrategia a descartar; por el contrario, formaba parte del horizonte revolucionario de los socialistas de la época. En marzo de 1964, cuando evaluaban la posibilidad de crear un frente internacional contra Estados Unidos integrado por los partidos afines al PS, se manejó la posibilidad de armar una “ruta para el transporte de armas”. (11)
En junio de 1964 el pedido se concretó. Trías planteó que Praga entregara armas en Uruguay, para que a través del PS se enviaran a Brasil y a Chile. También podrían ocultarse en el país. Uno de los motivos para el pedido era el temor al golpe de Estado.
Para eso, el PS garantizaba contactos en Brasil, con ayuda de los cañeros y de Raúl Sendic. La idea era desembarcar las armas en Rocha con el apoyo de los pescadores de la zona. Sendic sería el encargado de todas las conexiones, y fue presentado como un “líder del PS en el norte”. (12) Finalmente, en octubre, la central del StB informó que no era posible enviar armas. (13)
Sin embargo, en un documento sin fecha, pero que sospechamos sea de 1965, Trías insiste en la opción violenta como forma de acción política en Uruguay.
El agente Ríos informó a sus superiores que tenía la posibilidad de incidir en tres organizaciones armadas: dos pertenecían al PS y la otra eran los Tupamaros.
Elevó al StB que una de ellas tenía 150 miembros en el interior del país y la otra, 70 en Montevideo.
Los Tupamaros contaban con 70 integrantes, pero no tenía garantías totales de que los liderados por Sendic cumplieran con las acciones acordadas.
Ríos los caracterizaba como “miembros de la clase media radicalizada [que] actuaban con convicciones patrióticas”. El StB, en principio, consideró aprovechar a esos grupos en algún momento. (14) A finales de 1965 Trías garantizó a sus superiores que podía inspirar acciones sin riesgo para él, haciendo llegar sus propuestas a las organizaciones armadas por medio de dos integrantes “confiables” del PS, con el objeto de que los miembros de las organizaciones violentas no supieran que la propuesta venía de Ríos.
Aclaró a sus jefes que respecto de los Tupamaros tenía dos contactos: un médico de Canelones y Raúl Sendic, al que presenta aún como “miembro del Partido Socialista”. (15) Si bien la lucha armada era una opción, Trías, en cierta forma, logró que el StB la tuviera en cuenta en 1965 y 1966, pero sin dejar de lado las posibilidades legales, aunque subordinadas a la voluntad de Praga. En las elecciones de 1966 la situación no se presentaba bien para el PS.
Debía disputar el lema con Emilio Frugoni, de manera que la Corte Electoral decidió que el pleito se resolviera en la elección. El PS se presentó con dos sublemas: el Movimiento Socialista, liderado por Frugoni, y el Movimiento de la Izquierda Nacional, con Trías como su candidato. Si bien los votos fueron favorables a los socialistas nacionales, el PS no obtuvo representación parlamentaria, en lo que fue la peor votación de su historia.
En julio de 1966 Trías anunció a sus jefes que había sido nominado como primer candidato a diputado y que esperaba ser electo con la esperanza de que el PS obtuviera, tal vez, dos bancas.
El candidato informó a sus superiores que no tenía “necesidad” de aceptar la diputación, pues el trabajo que ponía en primer lugar era el de espía del StB, por tanto la decisión de entrar o no en el Parlamento, si era electo, la tomaría de acuerdo a la conveniencia de la inteligencia checa. No le gustaba el tiempo que le restaría al trabajo de espionaje la actividad parlamentaria.
Las distintas opciones serían evaluadas en Praga. (16) Finalmente no hubo decisión. La magra votación socialista decidió el destino del agente Ríos. Algunas conclusiones El StB tuvo en Trías la llave para poner a la militancia socialista a su servicio y lo hizo. Diversas operaciones planeadas, que no podemos saber si se concretaron o no, muestran cómo el agente Ríos manipuló a sus compañeros y conocidos para acciones o para obtener información.
Asimismo, el StB esperó y logró de su agente uruguayo la redacción de artículos, panfletos y libros contra “el enemigo principal”.
Los burócratas comunistas justificaban así desde Montevideo su trabajo ante sus mandos en Praga, además. Trías obtuvo ganancias materiales y políticas de esta relación, y al hacerlo también creó un lazo de dependencia con sus superiores. Si bien es imposible evaluar si tuvo o no un conflicto de conciencia, el hecho de que tanto Trías como sus jefes subrayaran las coincidencias ideológicas, a pesar de los matices y de alguna diferencia circunstancial, muestra que había una casi total sintonía.
El tercerismo y el socialismo nacional habían dado un giro. Se ha dicho, con buen criterio, (17) que hay una tensión entre el giro ideológico de 1963-1964 al marxismo-leninismo y la continuidad del socialismo nacional. Es cierto. Sucede que en las peripecias de este proceso Vivian Trías enganchó el vagón del socialismo nacional a la locomotora del marxismo-leninismo, y en base a esa mezcla salieron los resultados que aún estamos analizando.
Cuánto hubo de conveniencia y cuánto de convicción es algo que no está claro y que quizá nunca quede claro del todo. El análisis histórico nos permite visualizar que tanto las opciones políticas como las posibilidades armadas estaban abiertas; Trías pidió una remesa de armamentos y demostró desdén por el Parlamento, al afirmar que priorizaba su papel de espía y hacer a un lado la diputación para la que fue elegido por sus compañeros.
Al final, la decisión de su integración al Parlamento no la hubiesen tomado el PS ni el puñado de militantes que hizo campaña por un partido en crisis, sino la central del StB en Praga, como muestra del importante papel que tuvo esta relación en la historia del socialismo uruguayo de hace 50 años.
El PS quedó progresivamente alineado a uno de los campos de la Guerra Fría, en una bolchevización creciente en la que sus militantes de entonces veían a los comunistas como “mencheviques”, según testimonios relevados. No era para menos, si su principal teórico y dirigente había subordinado sus pasos políticos a la conveniencia de un país comunista.
El desperfilamiento del socialismo uruguayo tiene aquí una de sus explicaciones, pero no la única. La democracia, en todos sus sentidos, era una circunstancia fortuita.