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La Captura de Raúl Sendic Antonaccio
#20
V.- Análisis de los documentos.
 
            Lo primero que destaca en los dos primeros documentos es la supuesta frase lanzada por Sendic: «Soy Rufo y no me entrego vivo», frase que el mismo Sendic afirma no haber dicho jamás, y que ni Xenia Itté, ni el C/F Julio Álvarez recuerdan haber oído durante el enfrentamiento, pero que sin embargo ha pasado a formar parte de la leyenda heroica de Sendic. Parece poco probable, entonces que la haya dicho.
            ¿Por qué razón atribuírsela, si nadie la oyó? Aunque la intencionalidad habría que buscarla en el ignoto redactor del Comunicado No 467, podemos hacer algunas conjeturas: en la lucha contra la sedición, las FF.CC. siempre consideraron a los tupamaros como traidores a la Patria, y delincuentes comunes. En forma coherente, Sendic es catalogado en dicho Comunicado como "delincuente de larga trayectoria", una suerte de "Baby Face" Nelson (13) -que uno enseguida asocia con su apodo de "Bebe". Nelson era un ladrón y asesino fanfarrón, jefe de una banda de delincuentes y un "enemigo público número uno" del FBI, que se ocultaba y huía de las autoridades. El 27 de noviembre de 1934, Nelson, herido gravemente, se enfrentó a balazos con dos agentes y huyó para morir en su cama. Es posible que la frase que se atribuyó a Sendic naciera de este paralelismo con un delincuente, algo coherente con el combate psicológico contra la sedición que asolaba nuestro país. Las FF.CC. no enfrentan héroes, enfrentan delincuentes, es el mensaje.
            La frase no surgió de la crónica de un diario, como afirma Blixen en la biografía de Sendic: el diario "El Día" simplemente reprodujo en su crónica el Comunicado oficial. Tampoco es la frase de un personaje épico, de gran decisión: es la frase de un delincuente fanfarrón, que sin balas pretendía enfrentarse con 10 militares armados a guerra.
 
            También llama la atención la mención de un sótano, donde supuestamente se escondían los delincuentes, en las primeras crónicas. Es posible que la razón fuese similar, o un error de información. Tal afirmación, además, no sobrevivió más allá del momento en que la prensa entró al local, y comprobó que no existía tal sótano. La crónica de «El Popular» y «El Diario» de la noche, ya no comprende ese error. Es especialmente interesante la crónica de  «El Diario», pues brinda la primera descripción del interior del local. Y hay un detalle que quizás pueda resultar algo chocante: el trompo de colores. Según el libro de Blixen, Sendic había regalado un trompo así al hijo de un amigo; no podemos descartar que se tratase de un presente similar, que pretendía llevar cuando regresase a Paysandú.
            "El Diario" es el primero en recoger la forma en que fue herido Raúl Sendic: por un disparo recibido desde su izquierda, desde el final del pasillo.
 
            El relato del Capitán de Fragata ® Julio Álvarez es seguramente el más fiel, pues recoge la totalidad de los testimonios. Álvarez se hallaba a escasos metros de la puerta lateral del local y fue entonces un testigo privilegiado de los hechos, más allá de la tensión del enfrentamiento. Es evidente en el relato el profesionalismo, la tranquilidad y la inteligencia de Álvarez, para responder las preguntas del periodista, que en varias ocasiones pretende inculparlo, sin comprender la verdadera naturaleza del combate.
            Álvarez en ningún momento menciona que Sendic se tirase al piso para hacer fuego.
 
            Los testimonios del propio Sendic y de Xenia Itté dan algunos detalles se lo sucedido en el interior del local. Especialmente, el testimonio de Itté da una buena idea del ambiente de encierro, de la ratonera en que se hallaban los tres en aquel lugar. No podían ver hacia ningún lado, con paredes por tres lados y una cortina metálica delante. No sabían a quiénes se enfrentaban y no se veían ni siquiera entre ellos.
 
            El relato de Blixen recoge muchos de los hechos mencionados e inclusive otros que Xenia Itté ha mencionado en otras entrevistas -el detalle de no poder encontrar los zapatos-. Sin embargo, el relato se parece más en espíritu  al Comunicado No 467 que a los relatos de Sendic, Itté y el C/F González. Está encuadrado en lo que Hebert Gatto denominó "la literatura de las virtudes", esto es la literatura épico- apologética de la sedición, que tiende a exaltar y justificar elsurgimiento y accionar de los tupamaros, relativizando el dolor que causaron y los crímenes que cometieron. 
            Es un relato en blanco y negro, donde solamente caben los «héroes»: no hay otros seres humanos mencionados además de Sendic, Itté y Ramada. El resto son "voces", el "megáfono". Todos los sediciosos son heroicos, valientes, pelean como en las películas de John Wayne. Un detalle basta: al comienzo del relato, Blixen dice que Sendic tiene una pistola 45 con dos cargadores (cada uno con 7 disparos). El mismo Sendic habla de los dos cargadores en su propio testimonio. La primera vez que se tira al suelo del patio -antes de que salga Ramada- Sendic dispara el primer cargador, y luego lo cambia. Después que "el megáfono" lo intima a rendirse, Sendic responde «Pará, que todavía tenemos que tirar unos tiritos» y dispara toda la carga del segundo cargador. Si tiene dos cargadores y los vació, entonces ya no debería tener más balas. Itté y Ramada se habían quedado sin municiones. Pero después de que sale Xenia Itté, Sendic grita -según Blixen- "Voy a seguir peleando". ¿Con qué balas? - se pregunta el lector. Al parecer, algo mágico ocurre, pues Ramada e Itté vuelven a oír "entre las ráfagas, los disparos de la pistola del Bebe". Admitamos: podría haber tenido balas sueltas, con las que rellenó -en total oscuridad- el primer cargador, pero el relato suena un poco surrealista. Una suerte de película de "cowboys" en la que el muchachito dispara 10 veces con un revólver de 6 tiros... Y esto sin tener en cuenta que tirado de bruces en el suelo del patio, Sendic hubiese presentado un excelente blanco para los tres marinos que se encontraban parapetados en la escalera, detrás de él: podrían haberlo acribillado a placer. Marinos que nunca son mencionados por Blixen. Pero ¿de qué otra manera podría haber sido herido Sendic en el rostro, por un proyectil que le ingresó por la mejilla izquierda, si no hubiese habido alguien a su izquierda -esto es, al final del pasillo- cuando se asomó para disparar por última vez?
 
            El héroe, inclusive, les da órdenes a los soldados del FUSNA: "Quiero garantías... Garantías". Y los otros lo obedecen mansamente. Solamente Itté menciona esto: el C/F González, no; Sendic tampoco.
            Los "megáfonos" y las "voces" son siempre ridículas -caso de los brazos en alto y detrás de la nuca-, cobardes -cuando usan a Itté como escudo humano, una mujer, esposada y forzada a punta de bayoneta- , arteras -mirando por sobre la cortina-, irracionales -ametrallando los atados de ropa y la cortina metálica (con lo cual habrían herido a los que estaban afuera). Una cortina metálica que, según las fotografías del Apéndice Gráfico, está perforada en su parte superior.
            No falta el toque romántico del pañuelo que cae sobre la sangre derramada, uniendo materialmente a los dos amantes, separados por los "megáfonos".
            Como dijimos anteriormente, es una historia en blanco y negro, contada por uno de los héroes: Blixen, un tupamaro. Si bien es cierto aquello de que la verdad es la primera baja de la guerra, no está de más recordar que los matadores siempre se encuentran en los dos bandos.

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(13) El verdadero nombre de "Baby Face" era Lester Joseph Gillis, aunque empleaba el alias de George Nelson.
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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Mensajes en este tema
RE: La Captura de Raúl Sendic Antonaccio - danny - 09-13-2016, 01:08 AM

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