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Versión completa: La Captura de Raúl Sendic Antonaccio
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La Captura de Raúl Sendic Antonaccio
1 setiembre 1972
 
 
I. Introducción: La Gota que colmó el Vaso.
 
            Cuando, el 9 de septiembre de 1971 -por Decreto del Poder Ejecutivo No 566/971- las Fuerzas Armadas fueron encargadas de asumir la lucha antisubversiva, la situación en el Uruguay era casi caótica.
            Desde hacía cerca de 10 años varios grupos sediciosos -el MLN Tupamaros, la OPR-33 y las FARO, principalmente, aunque existieron grupos menores- se dedicaban a efectuar atentados, asaltar bancos y empresas, amedrentar, secuestrar y asesinar personas.
            Nunca fue el objetivo de estas organizaciones delictivas defender la democracia, la legalidad, o evitar un supuesto golpe de Estado. Muy por el contrario, su objetivo era apoderarse del poder e implantar una dictadura marxista, al estilo cubano, tal como puede leerse en sus Documentos y Tesis Políticas. Nada tenían de nacionalistas; nada tenían en común con los revolucionarios de Aparicio Saravia.
            Su forma de combatir -la guerra de guerrillas y la lucha urbana, llevada a cabo con evidente inteligencia-, la ausencia de una adecuada legislación para combatirla, con leyes antiguas y penas poco severas para enfrentar a la subversión moderna, que por otra parte limitaban el desempeño eficaz de las fuerzas policiales, había permitido que una organización armada que nunca contó con más de 5000 efectivos -como ocurría con los tupamaros- tuviese en jaque a una fuerza policial de 20.000 hombres, pocos de ellos preparados para tal tipo de enfrentamientos.
           
            El Poder Legislativo poco hacía por solucionar estos problemas, con los legisladores ya involucrados seriamente en la campaña electoral para las Elecciones Nacionales que se llevarían a cabo el 28 de noviembre de 1971, sin percatarse que esa misma sedición podía poner en peligro el acto eleccionario.
            Y eso cuando algunos partidos políticos -como el Partido Comunista en el Uruguay, o la Unión Popular, que aparentemente respetaban las libertades democráticas- no daban apoyo material a la sedición tras bambalinas, manteniéndose a la expectativa del devenir de los hechos, para colocarse del lado del vencedor y acceder a un poder al que no podían llegar mediante sus votos.
 
            En el año 1971, la población -cercana a 2.700.000 habitantes- ya estaba harta de la sedición.
            Aunque al surgir los «cañeros», y luego los tupamaros, una parte de los uruguayos miraba con cierta simpatía a aquel grupo que se burlaba de las autoridades y de las leyes, denunciando la corrupción de algunas instituciones, esa simpatía se desvaneció definitivamente cuando comenzaron los asesinatos de policías, los secuestros y -especialmente- cuando los tupamaros asesinaron alevosamente al asesor policial norteamericano Dan A. Mitrione, el 10 de agosto de 1970.  El incendio de los depósitos de la firma Sudamtex, el 14 de septiembre de ese mismo año, con pérdidas millonarias y el peligro que significó para las casas vecinas; la voladura del Bowling de Carrasco, el 29 de septiembre, provocando heridas graves a una cuidadora inocente; el robo a la Caja de Préstamos Pignoraticios, el 12 de noviembre y los atentados con bombas en diciembre, hicieron que se esfumase definitivamente cualquier apoyo popular, cosa que quedó patente en las Elecciones de 1971, cuando el 81% de los electores votó por los partidos tradicionales, dándole la presidencia a Juan María Bordaberry y convirtiendo a Jorge Pacheco Areco en el candidato personalmente más votado, con 491.680 sufragios (29,6% ), pese a no ser reelecto.  
 
            La gran fuga «Abuso» de 106 tupamaros -penosamente capturados por la Policía Nacional- y 5 presos comunes del Penal de Punta Carretas, llevada a cabo el 6 de septiembre de 1971, fue la gota que colmó el vaso.
            Tres días más tarde, las Fuerzas Armadas se hacían cargo de la lucha contra la subversión.
II. Los golpes demoledores de 1972
 
            El accionar de las Fuerzas Conjuntas (FF.CC.) -como se denominó a la unión de las fuerzas policiales y de las Fuerzas Armadas operando en coordinación, el 11 de septiembre de 1971- pronto comenzó a dar frutos.
            Aunque los copamientos, atentados, asaltos y asesinatos llevados a cabo por la sedición continuaron, las Columnas y bases tupamaras comenzaron a ser descubiertas y diezmadas, a partir de 1971, pero especialmente en 1972. Los sediciosos comenzaron a ser detenidos y procesados por docenas: el 16 de noviembre de 1971, sería detenidos 12 integrantes del MLN; el 31 de enero de 1972, otros 17; el 2 de marzo, 17 más, junto con armamento robado del Centro de Instrucción de la Marina...
            En Paso de los Toros (Departamento de Tacuarembó), Artigas, Paraje Espinillo (Lavalleja), Salto, Juan Lacaze (Colonia), Mercedes (Soriano), Bella Unión (Artigas) y Montevideo, fueron descubiertos numerosos escondrijos subterráneos, siendo capturados grupos tupamaros enteros, e incautándose armas y equipo.
 
            Después del «Día de Sangre» de los tupamaros -el 14 de abril de 1972- de la declaración del Estado de Guerra Interna y de la suspensión de las Garantías Individuales -15 abril-,  las detenciones siguieron un ritmo vertiginoso.
            Este es el resumen de las mismas:

[Imagen: Sendic_Tablao1_zpsm90kbrak.jpg]
Las mayores detenciones de integrantes del MLN en el Interior de nuestro país, se detallan a continuación:
[Imagen: Sendic_Tablao2_zpslwnjvp7m.jpg]
Los operativos y hechos más importantes del año 1972 son los siguientes:

[Imagen: Sendic_Tablao3_zpsigcf1evw.jpg]
Paralelamente, muchos de los miembros del Comité Ejecutivo del MLN, Jefes de Columna y fundadores del movimiento, serían detenidos y enviados a prisión, en este período.

            El siguiente es un resumen -quizás no exhaustivo- de las principales figuras detenidas:

[Imagen: Sendic_Tablao4_zpsvr6n1qnh.jpg]
[Imagen: Sendic_Tablao5_zpskxh0acky.jpg]
Estas detenciones, caídas de locales e incautación de armas y materiales habían desmoralizado totalmente a los integrantes del MLN, que creían que su organización era invencible. Solo quedaban unos pocos dirigentes con experiencia; el resto eran jóvenes que solamente pensaban en "tirar unos tiros" y en el accionismo. Ya no quedaban prácticamente locales donde refugiarse y los tupamaros solamente podían vagar por las calles, o tratar de esconderse y dormir en plazas, playas y montes,
            La caída de la autodenominada «cárcel del pueblo», el 27 de mayo de 1972, fue uno de los golpes más duros a los mitos tupamaros.
            Pero aún quedaba un mito: Raúl Sendic Antonaccio, el creador de la organización sediciosa.
III. Escondiendo al guerrillero (1963 a 1972).

[Imagen: Sendic_Prontuario_Final_zpsjceqkdn6.jpg]

Desde el momento en que se descubrió que Sendic estaba vinculado con el robo de armas a la Sociedad del Tiro Suizo, el 6 de septiembre de 1963, éste pasó a vivir en la clandestinidad.
    Ese 6 de septiembre, Sendic zafó del cerco policial en Paysandú gracias a que se refugió en la casa de un amigo, José Luis Blanco. Cuando los locales del FIDEL, la UP y las casas particulares de aquellos que le apoyaban fueron allanadas Sendic -con Blanco como baqueano- cruzó el departamento de Paysandú a campo traviesa. Luego, siguiendo un camino paralelo a la Ruta 26 llegaron hasta Valle Edén (Departamento de Tacuarembó) y finalmente se desplazaron hasta Rivera donde Sendic se refugió en la casa de Gastón Gisler. Finalmente, cruzó al Brasil y se ubicó en una estancia cercana a Santana do Livramento.  
    Desde allí, participó en el robo de armas de la Receptoría de Aduanas de Bella Unión, el 1 de enero de 1964.
 
            Después de dejar pasar un tiempo para que se "enfriara" su búsqueda, Sendic se trasladó nuevamente a Puntas del Queguay (departamento de Paysandú), donde el 30 de marzo de 1964 abordó una avioneta -pilotada por Ruben Rivero- que lo condujo al Aeródromo "Ángel S. Adami" de Melilla (Montevideo).
            Al llegar al aeropuerto, la Policía estuvo a punto de capturarlo al descender de la avioneta, pensando que se trataba de un grupo de contrabandistas. Mientras las autoridades le pedían documentación al piloto, Sendic cruzó corriendo la pista y subió a una camioneta que le estaba aguardando, escapando de la persecución policial.
            La camioneta -posiblemente una Land Rover- era conducida por Jorge Manera Lluveras, miembro de uno de los llamados grupos de «autodefensa» del Partido Socialista, del que Sendic formaba parte.

Después de su huída, Sendic se "enterró" en un apartamento ubicado en Avenida Rivera No 4316, esquina Arrascaeta, un local proporcionado por el Coordinador y propiedad de Violeta María  Roque Setelich, una maestra y miembro del MIR. 
[Imagen: VioletaSetelich_1970_Final_zps2ulxmrqs.jpg]
    Desde ese mismo apartamento, Sendic planeó el robo del Banco de Cobranzas, Sucursal Buceo (ubicado en Arrascaeta 1916), llevado a cabo el 11 de junio de 1964 por los cañeros Nelson Santana Pérez, Julio Vique y Ataliva Castillo Lima, mientras Sendic los observaba desde el balcón.

    En el mismo lugar se entrevistaron José Baxter Denaro, del Movimiento «Tacuara» argentino, con Jorge Manera Lluveras y otros miembros del Coordinador.
    En ese apartamento, Sendic también escribió lo que se transformaría en el Documento 1 de los tupamaros.
    Violeta Setelich se transformó en su pareja, y con ella tendría dos hijos: Jorge Raúl (n. 1969) y Alberto (n. 1967), que hoy usan el apellido de su madre, Setelich.
 
            Mientras se hallaba en Montevideo, a mediados de 1964, Sendic contrabandeó armas hacia Brasil, reteniendo algunas para el Coordinador.
            Estas armas estaban en poder de Javier Guridi, un socialista uruguayo y administrador del semanario «El Sol», que actuaba como intermediario del cubano José María Martínez Tamayo (a) "Papi". Martínez Tamayo -que murió en Bolivia, en 1967, junto con Guevara- daba apoyo al sedicioso argentino Jorge Ricardo Massetti Blanco. Massetti -un periodista- intentó establecer un foco guerrillero en 1963, en la Provincia de Salta (Argentina), el Ejército Guerrillero del Pueblo o EGP. Pronto, sus 30 hombres fueron derrotados por la Gendarmería argentina y Massetti desapareció, posiblemente muerto en la selva, en abril de 1964.
            Martínez Tamayo alquiló un apartamento en Montevideo para dar apoyo a la guerrilla; allí se almacenó un cargamento de armas proveniente de Cuba que serían recibidas en marzo de 1964 por otro argentino, Ciro Bustos Reyes. Cuando Massetti fue derrotado, Bustos se puso en contacto con Sendic, quien le pidió algunas armas. Fue Guridi -su intermediario- quien recogió esas armas y las ocultó en el sótano de un comercio: se trataba de algunos subfusiles UZI y de pistolas Walther P38. El mismo Sendic se quedó con una Walther y el resto de las armas fueron contrabandeadas a grupos guerrilleros en Brasil. Algunas de las UZI aparecerían después en fotos de escondites tupamaros; al ser detenido José Alberto Mujica Cordano, estaba armado con una de estas armas.
 
            Hacia finales del año 1964, Sendic volvió al norte del Uruguay y recorrió los bosques del Cuareim en busca de un lugar donde poder retirar su grupo sedicioso. Llegó así al Arroyo Ñaquiñá, cerca de su desembocadura en  el Río Uruguay, a medio camino entre Bella Unión y Belén (departamento de Artigas). Allí dejó instalado un campamento más o menos permanente, adecuado para un pequeño grupo armado. Sería su base de operaciones, entre pajonales y pantanos. Este lugar se ubicaba dentro de la estancia de Silva y Rosas, que anteriormente había querido ocupar Sendic. 
Arrestado en Argentina (14 Diciembre 1964)
 
            En diciembre de ese año, Sendic planificaba dibujar un mapa del monte donde se ocultaban. Por ello, se movió de allí hasta Paysandú y el 13 de diciembre cruzó hacia la Argentina en un bote para explorar la zona de bañados, junto con Anacleto Silveira y Juan Bentín. Los tres hombres se internaron en una zona de montes  y pantanos, prácticamente impenetrable. Cuando decidieron volver, vieron que habían perdido el bote, aunque no sospecharon nada raro.
            Al mediodía del 14 de diciembre, los sediciosos fueron detenidos por una patrulla de la Marina Argentina, que revisando sus bolsos halló un rifle 22 y un mapa y los identificó como guerrilleros.
 
            Más tarde, Sendic relató cómo vivió estos hechos en el artículo «Esperando al Guerrillero», que fue publicado por el diario uruguayo «Época», el 14 de enero de 1965.
            He aquí algunos fragmentos:
            "Al caer la tarde de aquel día 13 de diciembre [de 1964], dejamos la costa uruguaya y atravesamos el río Uruguay. Ya en tierra argentina, comenzamos a caminar por otra zona de montes tupidos hasta que, al cabo de algunas horas de avanzar en la oscuridad, nos internamos en un vasto pantano. Intentamos atravesarlo, pero caminamos toda la noche sin conseguir el objetivo. Volvimos, y ya de día, al arribar a la costa del río Uruguay, encontramos que nos faltaba la embarcación. Agotados, nos echamos a dormir sobre la misma costa, pero cerca del mediodía, nos despertó la clásica voz: «¡Manos arriba, nadie se mueva!» Estábamos rodeados por una patrulla de la Marina Argentina con máuseres y ametralladoras. Antes de examinar nuestro equipaje, sus integrantes ya nos dijeron: «Ustedes son guerrilleros».
            (...)
            "Fuimos llevados a un destacamento de la Marina que está a unos 200 metros de donde nos habíamos acostado a dormir en mala hora. Era el único destacamento que no estaba en nuestro mapa, según constatamos después... Para peor, habíamos caído en una zona tan desolada, que ni siquiera había locomoción para trasladarnos. Fue así que nos pusimos en camino a pie... Detrás nuestro caminaban los guardias armados con ametralladoras. Uno de ellos iba a caballo con nuestro propio rifle 22. Luego de caminar varios quilómetros, encontramos un jeep que nos levantó
            (...)
            "Al otro día, enviaron un oficial de Bella Unión que me reconoció en los retratos... Así que, al poco rato, me llevaron a un escritorio, donde ya estaba el juvenil comisario Da Rosa, de Bella Unión, que había ido a Caseros con una premura digna de mejor causa, acompañado por los dos inseparables ayudantes.
            "El diálogo no fue cordial, ya que continué negando mi identidad, y el enojo del comisario culminó cuando me preguntó por unos fusiles del Tiro Suizo y le dije que «eso se lo preguntará a Sendic»... Esa tarde ya había más autoridades uruguayas que argentinas al llegar además, el jefe de policía de Artigas y otros jerarcas de la Jefatura. Por ello, manifesté que me negaba a declarar frente a las autoridades uruguayas y que, cuando fuera a ase país, no declararía frente a la policía, porque no es imparcial.
            (...)
            "Una vez que se vieron defraudados al comprobar que no éramos los esperados guerrilleros, nos pusieron a disposición de un juez, que nos mantuvo diez días incomunicados, estudiando qué delito podía imputarnos. Al final, nos procesó por "tenencia de armas", delito excarcelable, pero nos retuvo detenidos porque el Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay había cursado un telegrama, pidiendo plazo hasta el 29 de diciembre para tramitar mi extradición. Tengo una confianza ciega en el retraso de los trámites en el Uruguay. Y no fui defraudado. Pasó el 29 y el pedido de extradición no había llegado, y así dejé, el 30 de diciembre, la prisión correntina, al menos provisionalmente, porque tengo que entregar la astronómica e inusitada suma de 50.000 nacionales [US$ 260, al cambio de entonces] que el juez fijó para mi fianza, lo mismo que para los otros dos compañeros" (1).
 
            Mientras la Policía de Artigas gestionaba la extradición en el plazo de 15 días otorgado por el Juez, Sendic fue visitado por Washington Rodríguez Belletti, un amigo del Bella Unión, al que le pidió un abogado y dinero para pagar su fianza. José Pedro Cardoso, secretario del Partido Socialista uruguayo,  pagó la fianza, ya que Sendic era miembro aún del Comité Ejecutivo del Partido. Sendic fue liberado el 30 de diciembre de 1964, antes de que prosperase el pedido de extradición.            Inmediatamente, huyó de Argentina y se ocultó en una pensión de Uruguayana (Brasil) gracias a que un brasileño –un tal Diamantino- los ayudó a él y a Rodríguez Belletti a cruzar el Río Uruguay.
            Luego de regresar, Sendic trasladó su campamento a orillas del arroyo Cuaró (departamento de Artigas). 
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(1) CEDEMA; Esperando al Guerrillero; Diario Época; 14 enero 1965
http://www.cedema.org/ver.php?id=4265
Se formalizan los tupamaros
           
            En abril de 1965, Sendic volvió a Montevideo durante la Marcha de los Cañeros, para luego retornar a Livramento. Allí, intentó coordinar un proyecto de fuga de los Cañeros Vique, Santana y Castillo, que se hallaban presos en la cárcel de Artigas. El proyecto finalmente no se llevó a cabo.
            En mayo de 1965, Eleuterio Fernández Huidobro y otra persona partieron en automóvil hacia Brasil para entrevistarse con Sendic en Santana do Livramento. En ese entonces, Sendic vivía en un rancho del lado brasileño de la frontera, haciendo las funciones de veterinario local. Fernández Huidobro le comentó que el Coordinador quería formalizarse en un grupo para lanzarse a la lucha armada.
            Los hombres volvieron en el automóvil, y a comienzos de junio de 1965 Sendic y Fernández Huidobro participaron en el Simposio de Parque del Plata, durante el cual se crearon los «Tupamaros». Sendic, Fernández Huidobro y Tabaré Euclides Rivero Cedrés formaron el primer Comité Ejecutivo de la organización.
 
            A partir de 1965, Sendic comenzó a dar la línea editorial del diario "Época" y a escribir varios artículos para el mismo. En esta época se escondía en una cabaña ubicada en el kilómetro 23 de la Ruta Interbalnearia,  dentro de un monte cerrado de pinos, en la zona de Solymar. Usaba el seudónimo de “Luis Martínez; constructor”. También concurría a apartamentos en Montevideo, uno de ellos propiedad de Mario Benedetti, frente a la Plaza del Entrevero.
            Todavía vivía con Violeta Setelich, habiéndose separado de su esposa Nilda Rodríguez.
            Durante la época de las Medidas Prontas de Seguridad, establecidas el 7 de octubre de 1965, Sendic se retiró hacia el interior, a un rancho en La Coronilla (Rocha), donde vivía en condiciones bastante precarias.
                       
            En enero de 1966, se reunieron 30 personas en un rancho de El Pinar –entre ellos Sendic- para fundar formalmente el MLN. En ese año, Sendic y Huidobro redactaron varios documentos de análisis.
            Para fines de año, los tupamaros tenía una infraestructura que comprendía una “Academia” en la calle José L. Terra, la cual era su principal cuartel de operaciones, con un laboratorio de explosivos en el altillo, un depósito de dinamita en el sótano, y un pequeño hospital de campaña en el baño. Además, contaban con un  taller de automóviles ubicado también en José L.Terra, una imprenta, la Base «Eduardo Pinela» de La Teja, camuflada como club social; un par de apartamentos para ocultar clandestinos, una chacra en Canelones y otros, todos ellos mantenidos con el dinero proveniente de los asaltos. También robaban autos y los repintaban para usarlos en los atracos.
 
            En diciembre de 1966, en el apartamento de Rivera y Arrascaeta, se planeó una operación sediciosa, que sería llevada a cabo el día 22 de ese mes. La operación, sin embargo, se arruinó cuando una persona reconoció una camioneta robada y dio aviso a las autoridades. Ocurrió entonces el primer enfrentamiento armado entre los tupamaros y la Policía, una balacera que terminó en la muerte del sedicioso Carlos Flores Álvarez.
            Identificado el muerto, las autoridades prácticamente deshicieron la estructura material del MLN. La Base «Eduardo Pinela», la «Academia» de la calle José L.Terra, el taller, las chacras y otros locales fueron descubiertos, muriendo otro tupamaro, Mario Robaina Méndez.  La Policía solicitó la captura de Julio Marenales Sáenz, Jorge Manera Lluveras, Gabino Falero Montes de Oca, Tabaré Rivero Cedrés, Heraclio Rodríguez Recalde, Abrahám Guillén García, Omar Díaz Calderón, Louna Burke y María Carrero Martínez. El 29 de diciembre fue allanado el apartamento de Violeta Setelich, incautándose armas y manuales de guerrilla.
            Todas la Columna de Montevideo -un total de entre 20 y 25 militantes tupamaros- debieron pasar a la clandestinidad y se ocultaron en el rancho de Sendic en Solymar, y más tarde en dos apartamentos en Pocitos (Montevideo), prestados por algunos simpatizantes.

En 1967, Sendic se entrevistó con Rodney Tibaldo Arismendi Mattos Carrasco, el Secretario del Partido Comunista en el Uruguay, quien le ofreció al tupamaro dinero, pasaportes y ayuda para abandonar el país.
    Arismendi en realidad quería sacarse un problema de encima, ya que las estrategias de la sedición y de los comunistas eran totalmente diferentes. El aparato armado de los tupamaros no le interesaba en lo más mínimo, ya que el PCU tenía su propio Aparato Armado, que se descubriría años más tarde.
    La mejor prueba del poco interés del PCU por la peripecia tupamara quedó patente cuando se llevó a cabo la conferencia OLAS en La Habana, a partir del 31 de julio de 1967: Arismendi nunca se molestó en invitar al MLN a participar en la misma. Es un hecho que en la OLAS participarían diez delegados uruguayos, entre ellos Rodney Arismendi y Leopoldo Brueras (PCU); Ariel Collazo Odriozola (MRO); Edmundo Soares Netto (FIDEL), José Díaz Chávez (PSU), Alberto Caymaris (Movimiento Popular Unitario o MPU); Adalberto González (Agrupación Popular Unitaria Maldonadense, APUM); Carlos Elichirigoity (Agrupación Batllista "Avanzar"); Juan Iglesias (Comité Central Obrero, CCO) y Elbio Baldovino (Movimiento Batllista "26 de octubre). El único tupamaro presente era Carlos Núñez, pero en representación del semanario Marcha. Ningún miembro del Comité Ejecutivo del MLN estuvo presente. 

Los primeros contactos entre Cuba y los tupamaros se llevarían a cabo a mediados de 1968, cuando la organización ganó cierta notoriedad. La invitación de Fidel Castro llegó a través del socialista y tupamaro Andrés Félix Cultelli Chiribao. Jorge Amílcar Manera Lluveras sería el primer representante del MLN en viajar a Cuba, el 3 de agosto de 1968,  permaneciendo allí para entrenarse en uso de armas, fabricación de explosivos y de granadas, durante un período de dos meses. Posteriormente, numerosos integrantes del MLN viajarían a Cuba para recibir cursos similares.             Cuba también brindó «asilo» a muchos tupamaros, después de la derrota de la organización.
 
    Con el dinero del PCU, en 1967 los tupamaros compraron terrenos y construyeron 10 pequeños ranchos, o "cantones", en la zona balnearia, en los cuales se "enterrarían" los clandestinos hasta que la organización volviera a fortalecerse.
    Durante este año, Sendic se ocultó en el rancho 10 -en las cercanías de Pando-; el 14 -un rancho ubicado en un cantegril sobre la Ruta 101- y en una casa en la calle Magallanes, frente al Cuartel de Bomberos, propiedad del tupamaro Jorge Pedro Zabalza Waksman, hijo del ex Consejero del gobierno nacionalista Pedro Zabalza.
            También alternaba con períodos en campamentos en medio de los montes del Cuaró, el Queguay y Paysandú.
 
            En el año 1968 Sendic recorrió los departamentos de Cerro Largo, Tacuarembó, Rivera, Salto y Paysandú, aunque se cuidó muy bien de llegar hasta Artigas. En estos departamentos, Sendic contaba con su propia red de apoyo, formada por un conjunto de mujeres maduras o ancianas en cuyas casas se escondía. Estas mujeres no eran tupamaras, ni comunistas, sino gente corriente, votantes de los Partidos Tradicionales, en las que generaba cierto grado de simpatía. También en Montevideo tendría escondites similares.
            Pero las autoridades seguían los pasos de la sedición, y el 8 de octubre capturaron a 3 importantes figuras del MLN, Jorge Marenales Sáenz, Leonel Martínez Platero y Carlos Rodríguez Ducós. El 13 de octubre un incendio destruyó el cantón No 7, una base logística ubicada en una chacra de Pajas Blancas y conocida como «Marquetalia», quemada por los propios miembros de la Columna 2, que habían entrado en pánico al saber que sus jefes habían sido detenidos.
            En diciembre, cayó el cantón No 10 -la chacra de Pando- siendo detenidos 8 tupamaros, e incautado numeroso armamento y equipo.
            Esto hizo entender a Raúl Sendic que -por seguridad- debería desplazarse. Por ello, en diciembre, trasladó a su compañera Violeta Setelich a una casa alquilada en Pinares de Maldonado. Él mismo se trasladó allí el 15 de febrero de 1969.
            Cuatro días más tarde, Sendic participaba en el asalto al Casino San Rafael de Punta del Este. Con esta acción, el MLN obtuvo unos muy necesitados US$ 200.000, con los que adquirió varias chacras en la zona de Los Bulevares, Camino de las Instrucciones, Santa Rosa y la periferia de Montevideo. La cantidad de locales de la organización, alcanzaba en estos momentos a más de 50.
 
            Gracias a estos nuevos locales, en 1969 Sendic pudo alternar cada vez más su lugar de escondite: la casa de la calle Magallanes, el rancho de Bandera; un local en Manga. También realizó viajes al Departamento de Colonia. De hecho, eran tan imprevistos sus traslados que ni la misma organización sabía dónde pasaba la noche.  
            Durante la acción de Pando, el 8 de octubre de 1969, Sendic escapó por un pelo de ser atrapado al escapar de la ciudad, cuando un patrullero se interpuso en su camino, a la altura de Manga. Luego de defenderse con fuego de armas largas y de dar vuelta a pulso la pequeña camioneta en que viajaban, los sediciosos huyeron del lugar, mientras el resto de sus compañeros intentaba escapar corriendo campo a través, solo para caer en manos de la Policía.
            Por caminos vecinales poco transitados, la camioneta del grupo de Sendic eludió el cerco, cruzándose con algunos patrulleros que viajaban en sentido contrario.
La captura de agosto de 1970
 
            En 1970, las medidas de seguridad de Raúl Sendic serían aún más extremas. Nunca se quedaba más de dos meses en un mismo local, pues sabía que las fuerzas del orden le estaban siguiendo la pista, especialmente después de haber participado en la acción de Pando y en el robo de armas al Centro de Instrucción de la Marina (29 mayo 1970).
            Finalmente, el 7 de agosto de 1970, a Sendic se le acabó la suerte y fue aprehendido en una "ratonera" montada por la Policía en un apartamento de la calle Almería No 4630 (Montevideo), junto con  Raúl Bidegain Greising, Alberto Jorge Candán Grajales, Alicia René Rey Morales, Luis Efraín Martínez Platero, Nelly Graciela Jorge Panzera, y Asdrúbal Pereira Cabrera, Edith Moraes Alves de Rodríguez y Juan Diego Picardo Estévez.
            Se trataba del Comité Ejecutivo en pleno del MLN, reunido para discutir la suerte del norteamericano Dan Mitrione, raptado por un comando tupamaro el 31 de julio.
            El apartamento donde Sendic fue detenido venía siendo vigilado por la Policía desde tiempo atrás.
            Unas semanas antes, a solo 100m de allí, habían sido detenidos Héctor Amodio Pérez y Alberto Cocco Pérez, en un apartamento en Almería 4744.
 
            Dos días después, el 9 de agosto de 1970 era allanada otra casa, ubicada en la calle Javier de Viana No 955 (Montevideo), siendo detenido el Comité Ejecutivo de emergencia del MLN, formado por: Manuel Marx Menéndez Olivera, Adolfo Ricardo Campbell Martínez, Juan José Domínguez Días, Lucas Víctor Edmundo Mansilla Callero, Mirtha Ercilia Fernández de Pucurull y Margarita Dupont Olivera.
            El MLN había sido descabezado, y quedó en manos de un Comité inexperiente, impulsado por el "accionismo", es decir el afán por realizar acciones militares. Esta tendencia demostrada por figuras oscuras, como Adolfo Wassen Alaniz y Henry Engler Golovchenko, en parte fue forzada por el crecimiento desmesurado del movimiento sedicioso, que impedía ya mantener clandestinos a todos los nuevos integrantes del MLN, y que terminaría a la postre por destruir a los tupamaros.
 
            Detenido, Sendic se negó a hablar, aduciendo que era "un prisionero de guerra".
            La Suprema Corte de Justicia negó el uso de pentotal -suero de la verdad- en los sediciosos detenidos, impidiendo así cualquier posibilidad de que se salvase la vida a Dan Mitrione, que fue asesinado de cuatro balazos, el 10 de agosto de 1970.
            En septiembre, Sendic fue procesado y trasladado al Penal de Punta Carretas, donde se unió a la Dirección del MLN que operaba en ese establecimiento.
            A poco de llegar, Sendic se opuso terminantemente al Plan «Verano Caliente»,  que preveía la colocación de artefactos explosivos en varios locales comerciales, domicilios de jerarcas estatales y lugares de diversión de lo que ellos consideraban la «burguesía». Sendic odiaba los explosivos, a los que consideraba una cobardía.
            Los atentados que se inscribieron en este Plan,  se llevaron a cabo contra la planta No 2 de Coca Cola (10 septiembre), el depósito de telas de Sudamtex (15 septiembre), la Boite «Zum Zum» (19 septiembre), el restaurante «La Rochelle» (29 septiembre), el Bowling de Carrasco (29 de septiembre), la Fábrica Domingo Basso (14 de octubre), Canal 10 (4 de diciembre), el Parador del Cerro (13 diciembre), CX22 Radio Universal  (15 diciembre) y la Boite «Chez Carlos» (17 diciembre). Además de ser inútiles, acabaron con cualquier simpatía hacia el MLN que le pudiese quedar aún a la población, ya bastante disminuida después del crimen alevoso de Mitrione.
La evasión y el combate contras las Fuerzas Conjuntas
           
            El 6 de septiembre de 1971, Raúl Sendic Antonaccio, junto con otros 105 integrantes del MLN y 5 presos comunes, se evadieron del Penal de Punta Carretas, en lo que se conoció como Fuga «Abuso».
            Al hacerlo, Sendic dejó la Dirección del aparato del MLN a otros integrantes y se entregó a la elaboración de una tardía guerrilla rural, el Plan «Tatú».
            La gran diferencia -que ninguno de los tupamaros percibió en aquel momento- era que el Plan «Tatú» y el Aparato Armado del MLN ahora iban a enfrentarse con las FF.AA., con resultados catastróficos para la sedición, como ya hemos visto anteriormente.
 
            Entre septiembre de 1971 y agosto de 1972, Sendic se retiró a los montes del Queguay, junto con otros 12 o 15 integrantes del MLN, para intentar llevar adelante la lucha rural desde sitios que creían impenetrables. Su grupo de monte sería conocido como Columna «Leandro Gómez».
            La vigilancia y el rastreo llevado a cabo por las FF.CC. lo forzaban a cambiar de campamento cada 2 o 3 días, llevándose todo al hombro. Pese a que el paraje quedaba lejos de las rutas y las carreteras, en lo más agreste del territorio del norte nacional, los sediciosos eran fácilmente detectados por los paisanos del lugar, que avisaban a los militares de su presencia.
            El grupo de Sendic construyó con grandes esfuerzos 3 tatuceras cercanas a la ciudad de Paysandú, pero estas debieron ser abandonadas cuando la columna tupamara se movía de un lado a otro.
            Las armas, las municiones y otros pertrechos comenzaron a ser cada vez más escasos. Para subsistir, los sediciosos carneaban ovejas robadas. Ya no había dinero, y los tupamaros estaban desmoralizados. Sendic debió viajar a Montevideo en varias ocasiones para conseguir dinero y equipos. Eso era cada vez más riesgoso, dado que efectivos de las FF.CC. patrullaban continuamente.
 
            El 1 de enero de 1972, la Columna «Leandro Gómez» emitió la altisonante «Proclama de Paysandú», que declaró la guerra a las Fuerzas Armadas, después de capturar el aeropuerto militar de Paysandú -custodiado por un solo militar. Esa proclama fue escrita por el mismo Raúl Sendic.
            Las Columnas del Interior y sus escondrijos fueron pronto diezmados por las FF.CC. que para junio de 1972 ya conocían los alcances del Plan «Tatú», y lo publicaban en la prensa.
El capítulo final
 
            Después de concurrir a algunas reuniones con otros dirigentes tupamaros en el «Complejo Colón» de la Avenida Lezica, para evaluar la situación, Sendic regresó al Queguay entre marzo y abril de 1972, para volver a Montevideo en mayo.
            Poco antes de la caída de la «cárcel del pueblo», Sendic alternaba sus escondrijos entre el «Complejo Colón», un apartamento en el barrio de Pocitos, una casa en el barrio Peñarol, una zapatería en la calle César Díaz, un rancho en las cercanías de Pando, la casa de la «abuela Blanca» y la casa de Jenny Itté en Larrañaga y Monte Caseros (Montevideo). Solo podía quedarse en estos escondites durante breve tiempo. En alguna ocasión, debió esconderse en el zaguán de alguna casa. Una alternativa era dormir en las playas, jardines o parques, solución muy dura en el riguroso otoño uruguayo. Otra era caminar por la calle, donde siempre podía ser descubierto por casualidad por una patrulla «cuerda» de las FF.CC.
            Los traslados al Interior del país se volvían cada vez más riesgosos.
            Sus lugartenientes le recomendaron que abandonase el país, para continuar como un símbolo de la resistencia desde el exterior. Pero Sendic, de 47 años, se negaba a rendirse. Quizás esperaba que -igual que en 1966- bastaría esconderse, desaparecer y aguardar mejores tiempos.
 
            Hoy sabemos que en julio de 1972, existieron conversaciones entre dirigentes presos del MLN con mandos militares en el Batallón Florida. Mauricio Rosencoff Silberman, Adolfo Wassen Alaniz y Eleuterio Fernández Huiodobro se reunieron con los generales Gregorio Álvarez y Esteban Cristi.
            También concurrieron a esas conversaciones dirigentes tupamaros que no estaban detenidos, y que entraban y salían libremente del cuartel: Raúl Sendic Antonaccio era uno, pero también concurrieron Henry Engler Golovchenko y Martínez Platero.
            Los militares deseaban la rendición de los tupamaros, y específicamente que Raúl Sendic se entregase a las autoridades, cosa a la cual este se negó: "Piden mi rendición, pero yo no me voy a entregar. Están muriendo compañeros y yo me voy a quedar peleando. Además te digo una cosa [le dijo Sendic a Xenia Itté]: nunca los milicos van a cumplir con lo que están proponiendo" (2).
 
             El asesinato del Director General de Defensa Civil, Coronel Artigas Álvarez, el 25 de julio de 1972, cortó definitivamente cualquier negociación posterior.
 
            A fines de agosto de 1972, Sendic se escondía en el rancho de Eleazar Álvarez, ubicado en la Ruta 8, en las afueras de Pando, aguardando nuevamente trasladarse hacia los montes del Queguay. Le acompañaba su nueva compañera, Xenia Itté González.
            Álvarez, un militante legal del MLN, viajó a Montevideo para comprar algún equipo de camping para equipar a la Columna de Paysandú: mochilas, cuerdas, nailon, faroles, frazadas.
            Cuando entró a una Banco a pagar el alquiler de un local del MLN ubicado en la calle Sarandí No 229 (Ciudad Vieja, Montevideo), Álvarez fue reconocido por un militar oriundo de Young (Río Negro), que casualmente pasaba por la zona en una camioneta que cumplía una misión de patrulla. Cuando el tupamaro salió del Banco, los militares lo detuvieron. Algunas versiones indican que en su bolsillo se encontró el recibo de pago del alquiler de la finca de la Ciudad Vieja; otras, que después de 48 horas de ser detenido, confesó a los militares la existencia de ese local, suponiendo que ya no habría nadie allí.
            Como la finca se hallaba en la Ciudad Vieja, la información se pasó a los Fusileros Navales (FUSNA), que tenían jurisdicción en el Puerto de Montevideo.
 
            Viendo que a las 7 de la tarde del 30 de agosto, Álvarez no se presentaba, Sendic e Itté decidieron abandonar el rancho de Pando, llevando algunas ropas. Llovía torrencialmente. Caminaron toda la noche por caminos vecinales y chacras, hasta llegar a la playa, cerca de Solymar. Durmieron entre las dunas y al día siguiente reemprendieron la marcha por la playa hasta el Arroyo Carrasco, donde se cambiaron de ropa. De allí, en la madrugada, se trasladaron en ómnibus hasta el local de la calle Sarandí. Este local se halla a unos 300m del Centro de Instrucción de la Marina y a 400m de la Escollera Sarandí. El Área Naval del Puerto de Montevideo está a unos 600m, en línea recta.
            Sendic salió a buscar un contacto para poder viajar a Paysandú, pero no halló a nadie en el lugar habitual, por lo que decidió regresar al local y pasar allí la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre.
 
            El tupamaro Jorge Bernardo Ramada Piendibeni no era un desconocido para Sendic, que lo conocía por sus contactos con la Columna 70 (Movimiento 26 de Marzo). Ramada también había dormido a campo abierto las dos últimas noches, en el Parque de los Aliados. Esa noche, seguramente a causa del frío y de la lluvia, decidió dormir en el local de la calle Sarandí: allí se encontró con Raúl Sendic y Xenia Itté.

[Imagen: Sendic_07_zpsd5s1ugzo.jpg]

El local de Sarandí era pequeño: constaba de una sola habitación, dividida al medio por un delgado tabique de madera, en el cual había una biblioteca. Ramada dormiría en un amplio sofá en la parte delantera, Sendic e Itté en una cama ubicada en la parte posterior. El lugar era sucio, frío y bastante húmedo: no pasaba de ser un pequeño local antiguo, destinado a un comercio, con cortinas metálicas en la parte delantera. Los tres durmieron vestidos, con las armas al alcance de la mano. Sendic tenía una pistola Colt 45, con dos cargadores; Itté un revólver 38 con unas 20 balas; Ramada, contaba con una pistola calibre 22 con tres cargadores.

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(2) Gerardo Tagliaferro; Xenia Itté cantó las 40 en Montevideo Portal; 20 mayo 2014.
http://www.montevideo.com.uy/contenido/X...tal-234817
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