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Nueva base naval, lanchas estadounidenses y la promesa de buques patrulleros: el auxilio a la Armada para mitigar su crisis

Almirante Jorge Wilson. Foto: Nicolás Der Agopián / Búsqueda
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Semanario  Búsqueda



Nº 2149 - 18 al 24 de Noviembre de 2021

Al almirante Jorge Wilson le gusta explicar el estado de la flota de la Armada Nacional comparándolo con una emergencia médica: si sucede un accidente, ni el médico ni la víctima quieren que la respuesta llegue por medio de una ambulancia deteriorada fabricada en 1953. Sin embargo, ese es el transporte con el que la marina uruguaya actúa hoy en operaciones de búsqueda y rescate, o contra la pesca ilegal.
“Son buques viejos que exponen a nuestra gente”, argumenta Wilson, comandante en jefe de la Armada, quien ha reclamado continuamente mejorar el equipamiento de la institución desde que asumió el cargo en marzo de 2010. Era previsible que volviera a hacerlo el lunes 15 durante su discurso oficial por el 204° aniversario de la fuerza. “Es imprescindible e impostergable la renovación de nuestra disminuida y envejecida flota naval”, dijo bajo la mirada del presidente Luis Lacalle Pou y del ministro de Defensa Nacional, Javier García.
Buques rotos, en arreglo, desactivados, otros que navegan con sistemas vetustos o reparados a medias, impiden a la Armada cumplir con su rol militar, por lo que la respuesta a delitos y necesidades en el mar es prácticamente nula. Sumado a operaciones centralizadas en Montevideo que complican las tareas en el interior uruguayo —especialmente el patrullaje de frontera— y entrenamientos cancelados por la pandemia y falta de fondos, completan una crítica situación de equipamiento y despliegue en la cual Wilson finalmente empieza a encontrar algunas respuestas.
En el aniversario de la Armada, García confirmó que a mediados del año que viene llegarán a Uruguay tres lanchas clase protector de la Guardia Costera de Estados Unidos, tras negociaciones iniciadas en enero con la embajada norteamericana (Búsqueda Nº 2.108). Son embarcaciones livianas para mejorar la custodia de toda la zona fluvial, principalmente del litoral del río Uruguay desde Montevideo hasta Paysandú, con énfasis en el narcotráfico de esa zona.
Además la Armada está en la etapa final de redacción de un pliego para llamar a interesados en ofrecer buques patrulleros de zona marítima, del modelo OPV (offshore patrol vessels), actualmente el gran deseo de la institución. Se trata de embarcaciones grandes y multipropósito, con un alto grado de flexibilidad para realizar diversas tareas: vigilancia, interdicción, búsqueda y rescate, control de contaminación y fiscalización, entre otras. También se evaluará la adquisición de buques patrulleros usados con prestaciones similares a las que daría un OPV nuevo.
“El talón de Aquiles nuestro hoy es la falta de medios para trabajar en el ambiente oceánico, pero una fragata es inaccesible para la Armada, por lo cual el OPV es la solución más económica, con un costo del entorno de US$ 40 millones a US$ 80 millones, e incluso algunos de segunda mano son más baratos. Son buques que darían presencia en todo el ámbito marítimo nuestro. Nuevos o usados, son las dos alternativas en el futuro inmediato. La evaluación técnica es nuestra y la decisión final será del Poder Ejecutivo. Vamos a recomendar de las opciones ofrecidas cuál nos da mejores capacidades a nosotros”, afirmó Wilson a Búsqueda. “Los mensajes que me ha dado el ministro y el Poder Ejecutivo hace que sea muy optimista de que en este período de gobierno vayamos a tener una renovación muy importante de los medios navales”, agregó.
En cuanto a las probabilidades, debido al precio es factible que el gobierno adquiera buques ya utilizados por otras Fuerzas Armadas, una práctica que se ha vuelto común para la Armada. “Nosotros a cualquier buque de segunda mano le sacamos más jugo que el que pensaba el ingeniero naval que lo diseñó originalmente”, indicó Wilson.
Cero
García tampoco obvió el complejo estado de la Armada en la celebración de su aniversario. Valoró que el gobierno inició un “proceso de modernización y descentralización muy importante, porque la situación de las capacidades militares tendía a cero”. Además de renovación de la flota, el otro paso para el rescate de la Armada refiere a su infraestructura. El mes pasado se lanzó una licitación pública para la construcción de una base naval en Fray Bentos que pretende cubrir el trabajo de la institución en el oeste de Uruguay.
Hoy en ese lugar, ubicado al costado del puente internacional San Martín, hay apenas una instalación rudimentaria usada principalmente por el Comando de Infantería de Marina. “La idea es, con el tiempo, sumar desarrollos progresivamente hasta que efectivamente sea una base naval. Pero por el momento, con esta licitación, brindará los servicios inmediatos que la Armada requiere”, dijo Wilson.
Aunque operativamente no es una base naval, legalmente se la denomina así con el nombre capitán Luis Musetti. La intención es inaugurar las nuevas instalaciones a comienzos de 2022, con una licitación que prevé cerrarse el 7 de diciembre y una inversión aproximada de US$ 1 millón.
“El objetivo es que pueda albergar hasta 100 individuos para cumplir las más variadas tareas de la Armada: Infantería de Marina, Prefectura, cursos de capacitación y módulos de liderazgo, balizamiento y boyado del río Uruguay. Son actividades que hoy por hoy se hacen en Montevideo y queremos acercarlas a quienes las cumplen”, explicó Wilson. Habrá especial énfasis en el patrullaje de frontera —que incluye la identificación de personas y vehículos, y la detención en flagrancia— mediante el despliegue de las lanchas recién adquiridas a Estados Unidos. Wilson aseguró que los guardacostas actuales de la Armada pierden dos días para llegar a esa zona desde Montevideo y dos días para retornar, lo que suma un total de cuatro días en una autonomía del entorno de 10 días, por lo que quedan únicamente seis días de operación.