12-13-2017, 12:40 AM
Acá la respuesta. ROU general Artigas.
Honores al ARA San Juan
Alta mar, martes 5 de diciembre de 2017.
Hoy nos encontramos aquí reunidos para homenajear a 44 camaradas del mar, 44 marinos que desaparecieran junto al submarino de la Armada Argentina ARA SAN JUAN, mientras, al igual que nosotros, cumplían su tarea en servicio a la sociedad que se deben.
Muchas cosas nos unen con la tripulación del ARA San Juan, como para no detenernos en nuestra singladura a realizar un obligado y sentido homenaje a nuestros hermanos del mar. Nos une una misma vocación de servicio, una misma pasión por el mar y aceptar el riesgo que eso conlleva, nos une el Atlántico Sur, nos une los lazos de hermandad de nuestros pueblos y por tanto de nuestras Armadas, nos une el mismo sol de nuestras banderas; pero hoy particularmente por estar próximo a su tumba, nos une más que nunca la empatía con el dolor de sus familias.
Este sentimiento de congoja, que nos pone por un instante en el lugar de estos marinos, seguramente a más de uno lo lleve a reflexionar si nuestra tarea realmente vale la pena al punto de estar dispuesto a arriesgar nuestras propias vidas. A todos les contesto, y principalmente a los marinos más jóvenes que están haciendo sus primeras singladuras en el alta mar, CLARO QUE VALE LA PENA, porque nuestra vocación de servicio está basada en el honor, tal vez palabra hoy poco usada y menos entendida, pero que representa una de las cosas más valorada de toda ser humano de todos los tiempos: y es la integridad, integridad que impulsa al individuo a realizar actos heroicos, más allá de los que la sociedad a que sirve le reconoce, y esto sin prestar atención a su propia seguridad personal. El reconocido pensador y estratega naval, Almirante Alfred Mahan, afirmaba con respecto a la carrera naval: “de ningún modo permite ganar mucho dinero; pero siempre depara honor y tranquilidad de espíritu y una ocupación digna, todo lo cual es mejor garantía de felicidad”. Nadie mejor que nosotros entiende la satisfacción que produce el reconocimiento por la “misión cumplida”.
Por eso entendiendo que el concepto de honor está sometido a la intensa presión ejercida por los valores de la sociedad contemporánea, hoy justamente quién más sino nosotros debemos “rendir honores” a nuestros camaradas del mar, miembros de esta fraternidad que como nosotros lucharon por conservar la libertad y la gloria de su pueblo.
Hoy su destino yace en algún lugar próximo de este inmensurable Océano Atlántico, este mismo que ha sido su cuna, hoy también es su tumba.
Siguiendo una tradición naval… hacemos la ofrenda…. y parafraseando a un Almirante Alemán: “no llevo flores a la tumba de un marino, llevo un trozo de sal que es fruto del mar y su destino”
Por siempre honorables marinos en patrulla eterna, que Dios los tenga en la gloria.
Honores al ARA San Juan
Alta mar, martes 5 de diciembre de 2017.
Hoy nos encontramos aquí reunidos para homenajear a 44 camaradas del mar, 44 marinos que desaparecieran junto al submarino de la Armada Argentina ARA SAN JUAN, mientras, al igual que nosotros, cumplían su tarea en servicio a la sociedad que se deben.
Muchas cosas nos unen con la tripulación del ARA San Juan, como para no detenernos en nuestra singladura a realizar un obligado y sentido homenaje a nuestros hermanos del mar. Nos une una misma vocación de servicio, una misma pasión por el mar y aceptar el riesgo que eso conlleva, nos une el Atlántico Sur, nos une los lazos de hermandad de nuestros pueblos y por tanto de nuestras Armadas, nos une el mismo sol de nuestras banderas; pero hoy particularmente por estar próximo a su tumba, nos une más que nunca la empatía con el dolor de sus familias.
Este sentimiento de congoja, que nos pone por un instante en el lugar de estos marinos, seguramente a más de uno lo lleve a reflexionar si nuestra tarea realmente vale la pena al punto de estar dispuesto a arriesgar nuestras propias vidas. A todos les contesto, y principalmente a los marinos más jóvenes que están haciendo sus primeras singladuras en el alta mar, CLARO QUE VALE LA PENA, porque nuestra vocación de servicio está basada en el honor, tal vez palabra hoy poco usada y menos entendida, pero que representa una de las cosas más valorada de toda ser humano de todos los tiempos: y es la integridad, integridad que impulsa al individuo a realizar actos heroicos, más allá de los que la sociedad a que sirve le reconoce, y esto sin prestar atención a su propia seguridad personal. El reconocido pensador y estratega naval, Almirante Alfred Mahan, afirmaba con respecto a la carrera naval: “de ningún modo permite ganar mucho dinero; pero siempre depara honor y tranquilidad de espíritu y una ocupación digna, todo lo cual es mejor garantía de felicidad”. Nadie mejor que nosotros entiende la satisfacción que produce el reconocimiento por la “misión cumplida”.
Por eso entendiendo que el concepto de honor está sometido a la intensa presión ejercida por los valores de la sociedad contemporánea, hoy justamente quién más sino nosotros debemos “rendir honores” a nuestros camaradas del mar, miembros de esta fraternidad que como nosotros lucharon por conservar la libertad y la gloria de su pueblo.
Hoy su destino yace en algún lugar próximo de este inmensurable Océano Atlántico, este mismo que ha sido su cuna, hoy también es su tumba.
Siguiendo una tradición naval… hacemos la ofrenda…. y parafraseando a un Almirante Alemán: “no llevo flores a la tumba de un marino, llevo un trozo de sal que es fruto del mar y su destino”
Por siempre honorables marinos en patrulla eterna, que Dios los tenga en la gloria.