06-17-2022, 10:26 PM
“DONDE ELLOS MUERAN, CAERÉ YO TAMBIÉN"
17 DE JUNIO DE 1863
Juan Bautista, Miguel y Cipriano Valiente fueron tres hermanos, soldados del Ejército Nacional que murieron como héroes en la batalla de Coquimbo enfrentando a las fuerzas revolucionarias del Gral Venancio Flores que habían invadido el territorio nacional en la llamada "Cruzada Libertadora".
Ambas fuerzas se enfrentaron el día 2 de junio de 1863 en la batalla de Coquimbo, en la márgen del arroyo del mismo nombre, afluente del Bequeló, en el Departamento Soriano.
La batalla sucedió cuando la vanguardia del ejército gubernamental que marchaba a las órdenes del coronel Bernardino de la Cruz Olid, atacó a los revolucionarios aún estando en inferioridad numérica y sin informar primero a su comandante el el general Servando Gomez.
Olid fue derrotado y emprende la retirada hacia la ciudad de Mercedes dejando en el campo de batalla muchos muertos entre los que se encontraban estos tres hermanos y bravos soldados, los hermanos Valiente.
En plena batalla cae herido el primero de ellos; tendido en la tierra ve que uno de sus hermanos acude a socorrerlo al verlo caer y montándolo en la grupa de su caballo trató de volver a sus filas.
Es entonces que son rodeados por el enemigo cayendo ambos hermanos heridos y envueltos en sangre.
Los soldados de Flores los atacan resueltos a rematarlos pero son rechazados por ellos, que aún pie a tierra y heridos se defendieron con sus sables hasta agotar sus fuerzas.
A punto de sucumbir, extenuados y debilitados por la pérdida de sangre, iban ya a afrontar su destino inevitable, cuando el tercer hermano llegó al lugar.
Desmonta del caballo y quitándole el freno, en señal de renuncia a toda voluntad de escapar, se abrió paso por entre los encarnizados enemigos que rodeaban a sus dos hermanos heridos e hiriendo a unos, matando a otros, logró detenerlos momentáneamente, mientras gritaba “Donde ellos mueran, caeré yo también”.
Pero fueron tantas y tan tremendas las heridas que recibieron estos tres valientes, que al fin cayeron exánimes, no sin antes haber dado muerte a dieciocho de los soldados enemigos.
Así murieron los hermanos Valiente, dando con su sacrificio muestras de coraje, valor y patriotismo, siendo ejemplo de soldados orientales y de amor fraternal.
Cuando fueron inhumados los restos de los tres héroes, la señora madre de los mismos pronunció estas espartanas palabras: -¡No mataron al cuarto porque no estaba allí. Se refería la señora al otro hijo que le quedaba con vida, Dionisio y que no había asistido a la batalla.
Sus nombres figuran para la eternidad dentro de la gloriosa historia de nuestro ejército siendo reconocidos un día como hoy, 17 de junio de 1863 por el presidente de la república, Don Bernardo Prudencio Berro como "Beneméritos de la Patria" mediante la Ley 788 que dispuso que en el cementerio donde fueron sepultados se erigiera un sepulcro con sus nombres y la leyenda " Muertos heroicamente en defensa de las instituciones"
Se dispuso además un solemne funeral en la iglesia Matríz de Montevideo con los honores militares correspondientes así como designar al Escuadrón de Soriano con el nombre de "Valiente"
17 DE JUNIO DE 1863
Juan Bautista, Miguel y Cipriano Valiente fueron tres hermanos, soldados del Ejército Nacional que murieron como héroes en la batalla de Coquimbo enfrentando a las fuerzas revolucionarias del Gral Venancio Flores que habían invadido el territorio nacional en la llamada "Cruzada Libertadora".
Ambas fuerzas se enfrentaron el día 2 de junio de 1863 en la batalla de Coquimbo, en la márgen del arroyo del mismo nombre, afluente del Bequeló, en el Departamento Soriano.
La batalla sucedió cuando la vanguardia del ejército gubernamental que marchaba a las órdenes del coronel Bernardino de la Cruz Olid, atacó a los revolucionarios aún estando en inferioridad numérica y sin informar primero a su comandante el el general Servando Gomez.
Olid fue derrotado y emprende la retirada hacia la ciudad de Mercedes dejando en el campo de batalla muchos muertos entre los que se encontraban estos tres hermanos y bravos soldados, los hermanos Valiente.
En plena batalla cae herido el primero de ellos; tendido en la tierra ve que uno de sus hermanos acude a socorrerlo al verlo caer y montándolo en la grupa de su caballo trató de volver a sus filas.
Es entonces que son rodeados por el enemigo cayendo ambos hermanos heridos y envueltos en sangre.
Los soldados de Flores los atacan resueltos a rematarlos pero son rechazados por ellos, que aún pie a tierra y heridos se defendieron con sus sables hasta agotar sus fuerzas.
A punto de sucumbir, extenuados y debilitados por la pérdida de sangre, iban ya a afrontar su destino inevitable, cuando el tercer hermano llegó al lugar.
Desmonta del caballo y quitándole el freno, en señal de renuncia a toda voluntad de escapar, se abrió paso por entre los encarnizados enemigos que rodeaban a sus dos hermanos heridos e hiriendo a unos, matando a otros, logró detenerlos momentáneamente, mientras gritaba “Donde ellos mueran, caeré yo también”.
Pero fueron tantas y tan tremendas las heridas que recibieron estos tres valientes, que al fin cayeron exánimes, no sin antes haber dado muerte a dieciocho de los soldados enemigos.
Así murieron los hermanos Valiente, dando con su sacrificio muestras de coraje, valor y patriotismo, siendo ejemplo de soldados orientales y de amor fraternal.
Cuando fueron inhumados los restos de los tres héroes, la señora madre de los mismos pronunció estas espartanas palabras: -¡No mataron al cuarto porque no estaba allí. Se refería la señora al otro hijo que le quedaba con vida, Dionisio y que no había asistido a la batalla.
Sus nombres figuran para la eternidad dentro de la gloriosa historia de nuestro ejército siendo reconocidos un día como hoy, 17 de junio de 1863 por el presidente de la república, Don Bernardo Prudencio Berro como "Beneméritos de la Patria" mediante la Ley 788 que dispuso que en el cementerio donde fueron sepultados se erigiera un sepulcro con sus nombres y la leyenda " Muertos heroicamente en defensa de las instituciones"
Se dispuso además un solemne funeral en la iglesia Matríz de Montevideo con los honores militares correspondientes así como designar al Escuadrón de Soriano con el nombre de "Valiente"
“Dulce et decorum est pro patria mori”