[danny]

Realmente, para reflexionar...



Un hijo de estos tiempos
Por Michael Castleton

Hoy nuestro país se debate ante la auto-impuesta agonía de Jihad Ahmed Mustafa Diyab.
Este personaje apareció en la escena uruguaya, como todos sabemos, gracias a gestiones aún no claras del gobierno del nefasto señor Mujica Cordano.

Mujica Cordano aparentemente promovió la venida de Diyab entre otros detenidos de Guantánamo por motivos altruistas e inevitablemente de solidaridad revolucionaria si hemos de creerle a él, cosa al menos riesgosa.

Últimamente han salido a la luz alguna contrapartida comercial con USA. Además no es posible olvidarse de, quién sabe por qué motivo, Mujica Cordano se auto promovía en esa época como candidato al premio Nobel de la paz o algo parecido. Entonces un gesto como éste indudablemente le vino muy bien en aquél momento. Pero, sea como fuere Diyab y sus secuaces aparecieron en nuestro país.

Diyab nunca fue en realidad un elemento activo de Al Quaeda.
Nacido en el Líbano de padre libanés y en algunas versiones de madre argentina su vida ha sido como la de tantos jóvenes comprometidos políticamente que como una resaca que lleva la marea de la historia se han esparcido sobre todo el Levante.
Su especialidad era la falsificación de documentos. Es así que cuando lo detienen estaba en posesión de materiales usados para esa actividad.
En realidad este hombre fue detenido y llevado a Guantánamo en lo más caliente de la guerra no declarada contra Al-Quaeda, no por sus actividades guerrilleras ‘per se’ sino por los contactos que pudiera tener y delatar en varias de las redes clandestinas que operaban y operan en el convulsionado Levante. Según sus interrogadores en la prisión especial esta persona mantenía contactos con los Talibanes en Afganistán, con los iraníes y sin duda con algunos miembros, al parecer, no demasiado importantes de la gran cooperativa terrorista que era Al-Quaeda en esos tiempos.

Es a través de esta organización que se instala en Afganistán donde con el apoyo de otro miembro de superior jerarquía en el laberíntico entramado de la Jihad Islamista y sus organizaciones de apoyo se instaló como comerciante de miel. Simultáneamente Diyab mantuvo  relaciones con la estructura terrorista que se llamara y se llama en los hechos, ‘Red Mundial de apoyo al Jihad’, organización para la cual desarrollara con más intensidad su oficio de falsificador de documentos.
En esta muy breve reseña se trata de explicar quién es este hombre y el porqué de su envío y detención en la cárcel yanqui de Guantánamo. Cárcel cuya oscura historia algún día se conocerá y que representa aún hoy lo complejo y oscuro de las relaciones de poder en el planeta, especialmente en Oriente Medio.

No puede haber ejemplo más claro de esto que el simple hecho que Diyab está condenado a muerte en su país adoptivo Syria por actividades contra el régimen y a su vez estuvo doce años preso en una cárcel de los EE.UU. Enemigos estos del régimen que lo condenó a muerte. Diyab está complicado en todos los lados, no sólo por sus enemigos sino también por los enemigos de sus enemigos.
Eso es el Levante hoy en el tercer milenio. Un verdadero enigma dentro de un laberinto envuelto en un misterio.

Así llegamos a la triste realidad actual donde un individuo de oscuros, muy oscuros antecedentes se debate entre la vida y la muerte por decisión propia en un país lejano al suyo, en una tierra que no es la suya, ni la que él ha buscado.
Mustafa Diyab es un producto de las vaivenes de la guerra permanente y subterránea que hoy es la única forma de vida que conocen buena parte de los pueblos levantinos.
Situación que básicamente se debe a la caída del Imperio Otomano y el pacto Sykes-Licot que dividió esa parte del planeta como una torta , y, la declaración Balfour que le aseguró a los sionistas el derecho a una patria para los judíos en sus tierras bíblicas.
No menos relevante es la casi milenario cismo dentro del Islam entre Sunníes y Shiitas. Diferendo que aún no se ha solucionado y que subyace cuanto enfrentamiento bélico se desarrolla en tan atribulada zona.

Sea como sea, el hecho es que hoy nuestro país, tan lejos de todas esas tragedias se halla atrapado en lo que no es más que un pie de página de un conflicto que amenaza desparramarse por buena parte del planeta.
La historia se escribe con la sangre de los pueblos. Diyab no es más que un alfil en la historia que hoy escribe nuestra especie.

Dijera Stalin, el dictador Soviético, ’una muerte es una tragedia, un millón de muertos son una estadística’.
Por duro que parezca y salvando novedades de último momento el señor Diyab parece que en breve se convertirá en una tragedia, parte a su vez de una estadística producto de la infinita estupidez de nuestra especie.
Lo más grave de todo este asunto es que al Uruguay, a nuestro Uruguay, la muerte de un hombre tan vinculado al terrorismo internacional, en condiciones tan abyectas no nos saldrá gratis. Uruguay no se la llevará de arriba.
En la acrisolada irracionalidad y salvajismo de buena parte del Islam los uruguayos seremos responsables de la muerte de Diyab.
Esa responsabilidad la deberemos enfrentar. De acontecer la desaparición de este hombre seguramente algún uruguayo turista o diplomático pagará las consecuencias.
Ese es el precio de meterse en juegos para los que no se está preparado y de los que en realidad los orientales, a Dios gracias, no tenemos ni idea.

Mujica Cordano habrá pensado que con su ‘experiencia’ en asuntos de guerrillas y conflictos estaba capacitado para dominar estos asuntos y sus inevitables consecuencias.
Evidentemente no ha sido así y otra vez los uruguayos debemos pagar el precio de su talenteo e ignorancia.
Roguemos que todos estos vaticinios sean prematuros y que Diyab se salve y encuentre asilo en algún país que lo reciba. Roguemos que toda esta triste situación desaparezca y todo quede en la nada.
De no ser así, cosa bastante probable, que nos sirva de lección para no volver a entrometernos como país en situaciones que en definitiva no nos incumben.

En este caso y disculpando la vulgaridad, nada más claro que ese dicho popular que dice’ el comedido sale jodido’.
Muy probablemente los jodidos seamos los orientales gracias a la incapacidad del vulpino señor Mujica Cordano y sus secuaces del Frente Amplio.