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NUEVA FAMILIA DE BLINDADOS SOBRE LAGARTAS: DE TENTATIVAS NACIONALES REALES A UNA PREOCUPANTE DEPENDENCIA EN EL SECTOR DE COCHES DE COMBATE9 de diciembre de, 2017 Ghost Sin categoría
Profundidad Expedito Carlos Stephani Bastos
Este artículo tiene como objetivo mostrar un registro de los principales proyectos referentes a los vehículos blindados sobre orugas, prestando especial atención a los Carros de Combate modernizados, desarrollados y producidos en el país, ya sea a escala industrial o llegando a la fabricación de prototipos, en un período de aproximadamente dos décadas , 1970 a 1990, cuando se probó que era posible repotenciar, modificar, proyectar y desarrollar blindados nacionales con todas las dificultades enfrentadas inicialmente por los órganos militares y luego por la industria privada nacional que llegó a alcanzar un nivel impresionante, incomprendido y abandonado, que en los años , nos transformó en meros usuarios con una gran dependencia en el uso de vehículos de este tipo que sólo tiende a aumentar en el futuro.
INTRODUCCIÓN
En el momento en que se vuelve a debatir el tema dentro del Ejército Brasileño, buscando una vez más intentar proyectar, desarrollar y producir vehículos blindados sobre orugas, o simplemente adquirirlos como compras de ocasión en el exterior, con el objetivo de sustituir a los existentes en un plazo de 20 se hace necesario recordar, comprender y entender los proyectos que fueron elaborados por la entonces Base Industrial de Defensa Brasileña en los años 1980 del siglo pasado, llegando muy cerca de una independencia en esta área. El país camina en este momento para su cuarto ciclo, soñando con convertirse en una potencia militar, aunque aún no se ha definido como un actor global o regional. Recordemos que el primer ciclo ocurrió en la década de 1930, el segundo en la de 1960 y el tercero en los años 2000 y seguimos cometiendo los mismos errores,
Aquí no se busca el anhelos, el sueño y las frustraciones, sino tratar de comprender nuestra falta de visión estratégica y voluntad política, destacando que el progreso tecnológico de una nación es lo que determina en gran parte su capacidad económica. Ambos demuestran una fuerte correlación con la historia, además de ser determinantes para generar los recursos que permiten sostener fuerzas armadas competentes, bien armadas y con la dimensión necesaria que garanticen sus intereses. Es por esta razón que el poder de una nación no sólo puede medirse a lo largo de la historia únicamente por el tamaño y la competencia de sus fuerzas armadas, sino por la capacidad de disponer también de una base económica fuerte, con capacidad de producir y de dominar sectores industriales o comerciales necesarios al dominio e independencia tecnológica de punta,
En 1979, el entonces General de Brigada Pedro Cordero de Mello, director del IPD (Instituto de Investigaciones del Ejército) pronunció una charla muy interesante sobre la producción de blindados en los padres, y en su tema 5 - Producción de Blindados, y subtópico 5.1 - Las empresas implicadas, él llamaba la atención sobre algunos problemas, que aún enfrentamos:
".(...) La duración del proyecto de un vehículo de combate hasta la aprobación del prototipo o la conclusión de una pre-serie, constituye el tiempo suficiente para desequilibrar una empresa por el volumen del capital de desembolso. De esta forma, por la experiencia observada en el continuo contacto con el problema durante 12 años, propone algunas formas de apoyo a esas organizaciones, a saber: - Apoyo a la empresa nacional junto a órganos financiadores de la investigación y desarrollo, con la creación de prioridad en el BNDES y FINEP para financiamientos de proyectos de Material Bélico, siempre que consten de programas del Estado Mayor del Ejército. - Prioridad de adquisición por la DMB (Directorio de Material Bélico) de los artículos provenientes de proyectos ejecutados por programa del DEP (Departamento de Enseñanza e Investigación), consecuentemente de planificación del EME (Estado Mayor del Ejército). - Protección a la empresa nacional productora de Material Bélico contra la introducción de competidores extranjeros, que viene a implantarse en Brasil como industrias, pero en realidad con propósitos sólo comerciales, con financiamientos, ventajas y apoyo de sus gobiernos y anuencia y apoyo de nuestro mantenimiento cordones umbilicales a la matriz. Esas empresas extranjeras sofocan el desarrollo de la tecnología nacional, porque traen el "paquete" de proyectos listos, sacando la oportunidad de creación e invención de componentes nacionales. Además, el proyecto nacional crea nuevos empleos por el total porcentaje de fabricación en el país, provocando un mayor desarrollo del nivel cultural, técnico y mejor padrón social de su pueblo. Además, sólo la producción total de los suministros y de los componentes de los coches de combate en el país, permite su verdadera independencia y soberanía, por la estructuración en términos reales de movilización industrial. "estructura. Estos proyectos extranjeros involucra normalmente la introducción de conjuntos, motor y transmisión importados que nunca serán nacionalizados por ser de producción antieconómica, sea para el mantenimiento de los cordones umbilicales a la matriz. Esas empresas extranjeras sofocan el desarrollo de la tecnología nacional, porque traen el "paquete" de proyectos listos, sacando la oportunidad de creación e invención de componentes nacionales. Además, el proyecto nacional crea nuevos empleos por el total porcentaje de fabricación en el país, provocando un mayor desarrollo del nivel cultural, técnico y mejor padrón social de su pueblo. Además, sólo la producción total de los suministros y de los componentes de los coches de combate en el país,
Sabias palabras que aún no se han convertido en una realidad completa en el país, dificultando en mucho el mantenimiento de una tan propalada Base Industrial de Defensa. Hoy en día no se producen municiones para nuestros coches de combate, aunque IMBEL está intentando viabilizar un lote piloto para quien sabe tener una producción a escala industrial en el futuro. Se hace necesario analizar la gran interactividad entre las industrias nacionales y multinacionales y las Fuerzas Armadas que, en la época, transformó al país en un productor de material de defensa para su uso y para exportación, con errores y aciertos, desarrollando tecnologías que, en la mayor en parte de las veces, no podían ser compradas, por la simple razón de que quien las detiene no enseña a dominar su ciclo de producción, creando la terrible dependencia.
Diversas etapas del ciclo de proyecto, desarrollo y producción fueron ejercitadas y entendidas. En el momento en que toda la cadena de desarrollo y producción entró en crisis, los gobernantes no cuidaron de preservarla. Esto incluye todo el conocimiento generado por años de investigaciones y calificación de personal que, de la noche a la mañana, se vio desempleado, desamparado y lanzado a la suerte. Ni el material se mantuvo para una reanudación futura, la mayor parte se convirtió en papel viejo, y la maquinaria y los prototipos fueron desechados y vendidos como hierro viejo, sepultando un factor esencial para el dominio de la tecnología en el área de defensa.
Alternativas tuvieron que ser buscadas por las empresas, para que sus actividades no se encerrar por completo. Algunas diversificaron sus actividades, adaptándose a las nuevas realidades, otras, que eran estatales, fueron privatizadas y, las más grandes, privadas, simplemente desaparecieron. Pocos sobreviven en la actualidad, normalmente, sólo las de menor porte.
El histórico del desarrollo tecnológico nacional podría haber sido muchísimo mejor aprovechado, teniendo en cuenta que no perdimos lo principal de nuestra capacitación: el factor humano. Un factor que nos ha impedido, además de los ya mencionados, es la falta de mantenimiento de memoria nacional agrupada en un único lugar, que sería la base práctica para agregar una masa crítica que pudiera beneficiarse de ella, generando conocimiento junto con los diversos órganos militares como IMBEL, IME, CTEx, DCT, CI Bld, CAEx, y otros, que, en asociación con empresas privadas, pudieran dar continuidad a los proyectos viables ya la creación de nuevos.
Por ejemplo, el Centro de Instrucción de Blindados General Walter Pires, en Santa Maria, RS, podría ser elevado a la categoría de ESCUELA DE BLINDADOS y en él ser agregado un MUSEO DE TECNOLOGÍA MILITAR, donde reuniríamos todos los proyectos brasileños de esa área, para que sirvieran de base para dar continuidad en la parte doctrinal y tecnológica, evitando que varios prototipos quedaran perdidos en diversas unidades, prácticamente sin función alguna, al contrario, podrían ser mejor empleados si ayudan en la formación de combatientes e ingenieros militares, pudiendo ser usados en términos comparativos con lo que poseemos en la actualidad, ya que es difícil adquirir algunos ejemplares, en el exterior, de diversos modelos que nos ayuden a definir lo que realmente necesitamos y lo que puede y debe ser agregado a la realidad vivida por nosotros.
Todo lo que se pueda crear, producir y desarrollar en esta área es de vital importancia para nuestra independencia tecnológica en varios campos y constituirá una base de datos y de conocimientos indispensables para que podamos ocupar nuestro lugar a nivel regional, pues no basta sólo el poder político, si no tenemos el poder militar para imponer nuestras voluntades y protegernos, aunque parcialmente, en el futuro sombrío que se vislumbra en este nuevo siglo.
Necesitamos agregar, en una misma región, a todos los órganos vinculados a esa área, pues el pasado nos muestra que lo que sucedió sucedió porque estaban cerca y juntos, pensaban, vivían y hablaban tecnología. Nuestro error fue apartar esos órganos a partir de 1979, cuando varios se desplazaron de los centros tecnológicos, otros se extinguieron, pero en ese momento se pensó en crear junto a ellos centros de excelencia, lo que en la práctica no sucedió. "Faltó visión estratégica y voluntad política, pues las alegaciones de que" importar es más barato "y que" eso era cosa de la dictadura "prevalecieron en los últimos años y sólo ahora estamos percibiendo lo que realmente se ha hecho.
DESARROLLO
Brasil construyó, a partir de mediados de la década de 1960, una pujante, estructurada y supuestamente duradera industria de material de defensa. Sus proyectos traían esperanzas de que el país lograría convertirse en un destacado proveedor de materiales de empleo militar, agregando tecnología a los productos nacionales y aportando divisas financieras y conocimientos estratégicos importantes para su futuro como nación. Nuestra industria de defensa, después de ese período de desarrollo inicial, obtuvo tecnologías críticas primordiales y un relativo éxito comercial, cuando sus principales empresas del sector firmaron contratos de desarrollo, producción y exportación con diversos países latinoamericanos, europeos, africanos y asiáticos.
Posteriormente al advenimiento de los eventos ocurridos el 31 de marzo de 1964 y con la idea de "Brasil Potencia Militar", en el año 1967 se creó un grupo de trabajo compuesto por ingenieros de automóviles, la mayoría oriunda de la Escuela de Ingeniería del Ejército, actual Instituto Militar de Ingeniería - IME, que fueron los responsables de proyectar blindados de concepción nacional para atender las necesidades del Ejército.
Este grupo trabajó por aproximadamente doce años y fue responsable de proyectos importantes que, concebidos en el Parque Regional de Motomecanización de la 2ª Región Militar, en São Paulo (PqRMM / 2), llegaron al estadio de prototipos y fueron repasados a la industria privada brasileña . Es importante resaltar que todos los proyectos fueron concebidos y construidos dentro del Ejército, con recursos generados dentro del propio PqRMM / 2, el cual llegó, inclusive, a importar cañones y torres para el aprendizaje y posterior perfeccionamiento.
De hecho resultó el desarrollo de una familia de blindados sobre orugas, denominadas X-1 (X-1 Pionero - 53 unidades producidas), versiones Lanza-Puente (XLP-10 - 4 unidades construidas), XLF-40 (un solo prototipo), XLF- En el caso de que se produzca un cambio en la calidad del producto, se debe tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, / 2, llegando a la fase de prototipos). A continuación se desarrolló el X1-A1 (Carcará), versión alargada del X1, que culminó con el X1-A2, producido en serie, en un total de 24 unidades, una producción pequeña, pero que generó un importante aprendizaje.
En el caso de que el vehículo de combate X-15 (un solo prototipo construido) no utilizara componentes de los M-3 y M-3A1 Stuart, como lo fue en las versiones anteriores, pero que por razones económicas no se llevó adelante, pero muchos de sus conceptos se emplearon en el X1-A2. Estos proyectos pretendían hacer frente a blindados franceses del tipo AMX-13 que operaban en algunos países vecinos. Otro punto que merece destacarse fue el repotenciamiento del M-41 Walker Bulldog de origen americano que equipaba los Regimientos de Carros de Combate del Ejército desde 1960. Con la dificultad de importar piezas de repuesto y principalmente la munición de 76 mm, descontinuada Estados Unidos, este fue sin duda el mayor proyecto de modernización llevado adelante por una empresa privada.
El repotenciamiento del M-41 no fue el mejor y ni el peor de nuestros proyectos, pero fue un gran aprendizaje y mostró que era viable, trayendo muchos conocimientos en áreas que ni siquiera dominábamos y como ejemplo, cito los problemas en relación a las barras de torsión , que debido al aumento de su trasera, éstas no se encontraron en el mercado internacional para la adquisición, debido a su diámetro y dimensiones, siendo necesario que Bernardini desarrollara una solución nacional para la producción de éste que fue el elemento más importante para ese proyecto, lo que se logró y, si está bien comprendido, podría ser utilizado en cualquier otro proyecto de vehículo blindado sobre orugas en el país.
Esta modernización no involucró sólo los aspectos automotrices, como el cambio de motores a gasolina por un diesel. En aquel momento era fundamental que los motores y el máximo de suministros necesarios a estos blindados fueran adquiridos en Brasil, dando preferencia a las industrias brasileñas.
De esta forma se estableció un marco importante para el aprendizaje general tanto de la Industria y del Ejército, a través de sus órganos de apoyo a la investigación. La escala de producción permitió que la industria se adapte a un ritmo de trabajo similar a varios países tradicionales, exceptuando a la entonces URSS y EEUU, que tenían producciones de blindados sobre orugas a escala mucho mayores. Aproximadamente 350 M-41 fueron repotenciados por Bernardini, la cual creó un kit de modernización que fue probado en el exterior en los años 1987 y 1988, en países como Dinamarca, Tailandia, Taiwán y Uruguay.
Conoció, en detalle, de lado a lado, otras modernizaciones de competidores, como Estados Unidos, Alemania, Canadá e Israel y mostró que poseía capacidad para esta realización, en un mercado extremadamente competitivo, el cual quedó molestado. Por el simple hecho de haber participado en estas competencias, surgieron más ideas y sugerencias que se incorporaron a este proyecto nacional. Estas ideas generaron lo que llamamos "Coche Estándar", que fue la última versión de los M-41 modernizados en Brasil, con todos sus errores y aciertos, posibilitando así tener en la práctica la real dimensión para emprendimientos de esta naturaleza.
Este hecho inédito en el país ayudó a desarrollar nuevos proyectos, algunos hasta ambiciosos, mostrando que era posible mantener, repotencializar y crear nuevos vehículos blindados sobre orugas, lo que contribuyó mucho al desarrollo de la industria brasileña, orientada hacia el área de defensa. Necesitamos tener en cuenta que el repotenciamiento tiene como premisa principal la economía, pues se busca mejorar sus características. Aquí en el caso, el carro de combate M-41, a través del cambio de conjuntos considerados desactualizados, mantiene los ítems aún considerados satisfactorios o de difícil sustitución.
De esta forma se consigue la modernización, con un costo muy por debajo de la adquisición de un nuevo sustituto, además de contar con algunas ventajas adicionales como el aprovechamiento de la cadena de suministro; menores demandas en entrenamiento de personal operacional; la continuidad en procesos de mantenimiento y un gran aprendizaje que, si bien comprendido y elaborado puede ser de gran importancia para la interacción entre las Fuerzas Armadas y las empresas privadas o públicas, trayendo un gran conocimiento tecnológico que puede muy bien aprovecharse para alzar vuelos más grandes, llegando incluso a desarrollar un proyecto totalmente nuevo, más moderno y complejo.
Sin embargo, incluso con todas las adversidades conseguimos y aprendemos en la práctica que proyectos de repotenciación, la mayoría de las veces son más desgastantes para la Ingeniería que proyectos nuevos, sea por los límites de espacio, lay-out y resistencia mecánica que son inherentes por estar trabajando en que se ha producido y dimensionado para aquella versión, sea por diversos problemas a ser solucionados. En la mayoría de los casos, prácticamente fueron totalmente rehechos, e incluso creadas nuevas soluciones para atender los desafíos que iban surgiendo.
Sin duda, esto se logró con el repotenciamiento del M-41 original americano, transformado en M-41C, brasileño, con todos sus errores y aciertos en este trabajo, muchas veces incomprendido y visto como un gran generador de problemas, pero nos trajo y, nos dio una gran dimensión de lo que era mantener, crear y desarrollar un carro de combate. Debido a todo este aprendizaje, llegamos muy cerca de él, con proyectos distintos de empresas como Bernardini con su Tamoyo III y la Engesa con su EE-T1 Osório que, por muy poco nos hubiera dado una gran independencia tecnológica y grandes ganancias en nuestras las exportaciones, manteniendo agregado todo el conocimiento que fue necesario para desarrollar productos en un área tan vital para el país como la Defensa.
En esta nueva fase, el eslabón, entre el Ejército y las empresas nacionales, vino a través de las ideas avanzadas del entonces director del Instituto de Investigaciones y Desarrollo del Ejército (IPD), General Argus Fagundes Ourique Moreira, Ingeniero Militar Electrónico, formado por la primera clase del grupo, En 1959. Mucho antes de la creación de los Requisitos Operativos Básicos - ROB y Requisitos Técnicos Básicos - RTB, los cuales ser posteriormente creados por el CTEx, en Río de Janeiro, ese oriundo de la fusión de la Escuela Técnica del Ejército y del Instituto Militar de Tecnología, y el Estado Mayor del Ejército, había en una gran preocupación con los nuevos coches de combate TAM (Tanque Argentino Mediano), que estaban siendo adquiridos por nuestro vecino del sur, de la entonces República Federal de Alemania, los cuales habían sido ofrecidos a Brasil, algunos años antes, pero no aceptados,y tendrían, en aquel país, una producción local, armados con cañón de 105 mm, muy moderno, para la época.
El mejor coche de combate del Ejército era el M-41 Walker-Bulldog, con cañón de 76 mm, que se encontraba en proceso de modernización por Bernardini S / A, de São Paulo y que se convertiría a 90 mm. Así, surgió la viabilidad de concebir un coche de combate nacional medio, que pudiera hacer frente a esta "amenaza", y que fuera adecuado para el Ejército, principalmente, en términos de costos, ya que el presupuesto siempre fue menguado, siendo éste un un gran proyecto del recién creado Centro Tecnológico del Ejército - CTEx, en sociedad con una empresa privada, en el caso Bernardini S / A Industria y Comercio, en 1979, en el proyecto denominado Tamoyo.
En aquella época, se había establecido un "acuerdo de caballeros", entre los tres fabricantes nacionales de material militar terrestre y el Ejército, nada escrito, pero que quedó así combinado: a Engesa cabría la producción de blindados sobre ruedas, a Bernardini los de orugas y a Avibrás los cohetes y sus respectivos lanzadores, cabiendo aún algunos modelos sobre orugas para transporte de personal y algunas variantes de ese, a las Motopeças, lo que no sería cumplido por una de ellas.
A partir de especificaciones técnicas, emitidas por el Ejército Brasileño, se mostró lo que se pretendía, en el sentido de desarrollar en conjunto con empresas privadas, un Coche de Combate Medio para equipar las unidades blindadas brasileñas, de forma a depender lo menos posible del exterior. A partir de esa premisa, se intentó entonces desarrollar un Carro de Combate con peso no superior a 30 toneladas, dimensiones compatibles con nuestra realidad, principalmente, en función de la malla ferroviaria, y con índices de nacionalización lo más elevado posible, cuya denominación inicial fue X -30 (X = prototipo, 30 = peso en toneladas).
En la práctica, se identificó que el mayor problema sería la fabricación de las cajas de transmisión de estos coches, optando por elegir la CD-500 Allison para su X-30, posteriormente denominado de Tamoyo I, la misma del M-41, ya conocida. El Ejército había decidido por el uso de un cañón derivado del usado en el M-41, pero con tubo fabricado para uso con la munición de 90 mm de la familia F-4 francesa. Se construyeron varios prototipos y evaluados con éxito, incluso Retex, tanto que se importaron 1.000 tiros de munición APDSFS de Francia, así como dos frenos de boca del mencionado cañón F-4, el cual fue adaptado a los caños de los cañones de los cañones de los prototipos de los Tamoyo I y, posteriormente, nacionalizado y también utilizado con éxito.
El motor de las versiones I y II fue el DSI-14 Scania, fabricado en São Bernardo do Campo. Motor diesel V8 con Intercooler y cerca de 550 hp. Es importante señalar que la versión II fue desarrollada por cuenta y riesgo de Bernardini, utilizando una caja de transmisión hidromecánica GE HMTP-3, que era una evolución de las utilizadas en la familia IFV / ICV Bradley americana.
General Electric cedió, a título de pruebas, un ejemplar y prestó todo el apoyo técnico para ello). Se seleccionó un sistema de puntería (giro de la torre y elevación del cañón) totalmente eléctrico, y que fue especificado por Bernardini y construido por Themag Engenharia y de profesores de la USP.
La suspensión contaba con barras de torsión en acero 300M, fabricados en Bernardini con acero brasileño de la Electrometal (fruto de la necesidad creada en el proyecto M-41C). El contrato fue firmado entre el Ejército y Bernardini previendo la compra de siete prototipos del Tamoyo I, posteriormente reducido a cinco, en función de presupuesto, y de estos tres fueron construidos, un cuarto quedó parcialmente y el quinto nunca fue completado. En total contando el Mock-up más el Tamoyo II y III, tenemos siete vehículos. El Tamoyo II fue un verdadero banco de pruebas que posibilitó a Bernardini, nuevamente por su cuenta y riesgo llegar a la versión Tamoyo III, pues la empresa llegó a la conclusión de que las especificaciones solicitadas por el Ejército para la versión I estaba por debajo del mercado internacional , y como forma de suplir estas deficiencias se realizaron las siguientes modificaciones, en su concepción: 1 - Cañón de 105 mm L7 OTAN; 2 - Torre estabilizada; 3 - Ordenador de tiro; 4 - Motor DDA 8V92TA con 750 hp; 5 - Caja de transmisión Allison CD 8506A o GE HMTP-3; 6 - Blindaje compuesto y espaciado; 7 - Munición compartimentada; 8 - Sistema de protección de explosión e incendio automático en la torre.
Este proyecto no era una mera aventura, como muchos piensan al hablar del proyecto Tamoyo como un M- 41 mejorado, él era mucho más, aunque no fuera comprendido, podría haber sido el Blindado Nacional con su versión III, clasificándolo en la categoría de material de empleo militar "E", como si fuera un vehículo extranjero que podría ser evaluado como cualquier otro, pues alegaban que utilizaba muchos componentes importados, y los costos de la evaluación deberían ser arcados por el fabricante, sellando el final del proyecto el 24 de julio de 1991.
El proyecto del Tamoyo estaba integrado, directamente, al del repotenciamiento del M-41 y al desarrollo de la carrocería blindada de transporte de personal - VBTP - Charrua, con el objetivo de formar una familia de blindados, con un soporte logístico integrado, tanto que había sido en el mismo chasis, un carro de combate Ingeniería, con lámina del tipo "Buldozer", un vehículo lanzador de puente y un socorro, pero que nunca fueron desarrollados.
También se estableció que se hiciera un nuevo ROB (Requisitos Operativos Básicos) para una VBC (Coche de Combate) CC (Coche de Combate), así como sería acelerado el proceso de levantamiento y recepción del acervo del Ejército Brasileño, relativo a ese proyecto , que se encontraba con la empresa Bernardini e informar a diversos órganos que los ítems importados, temporalmente bajo responsabilidad de Bernardini S / A, no más interesaban al Ejército Brasileño, habiendo sido devueltos a sus países de origen. El desarrollo del Tamoyo costó 7,5 millones de dólares, hasta su lanzamiento como prototipo, en 1984, involucrando a 71 ingenieros. La parte del dinero vino del propio Ejército, para la llamada versión I, ya que el II era sólo un banco de pruebas que junto al III, consumieron más US $ 4.39 millones,
El curioso en el Tamoyo III era que, en algunos ítems, estaba justo delante del EE-T1 Osório, aunque fueran dos conceptos distintos, como era el caso del blindaje compuesto, espaciado en la torre (cara) y en la frontal del chasis, además de una protección especial bajo el conductor. Otra innovación fue haber conseguido acoplar un cañón L7A3 de 105 mm (novedad para la época, bastando apenas mirar el número del cañón que es 001), de bajo retroceso, en un Carro de Combate de apenas 31 toneladas.
Este cañón, fabricado por Royal Ordnance en Nothingham, Inglaterra, arrojaba todas las municiones de la OTAN, incluida la flecha de tungsteno u uranio agotado. Posee tubo autofretado similar al utilizado en el diseño del T-55, T-62 upgunning. La longitud del retroceso es de 450 mm y su fuerza de 28 toneladas, en los muñones, permitiendo un disparo altamente preciso, estable y cómodo, para un vehículo de su peso. Para fabricarlo en el país, sería necesario desarrollar el autofotado. Los demás equipos iniciales estaban en Bernardini. La suspensión, con barras de torsión de acero 300M (utilizado en el M-1 Abrams), amortiguadores hidráulicos y finales de carrera hidrocinéticos (igual a Leopard II), motor diesel de 750 hp, pudiendo llegar a 900/1000 hp, con 35 hp, / ton.
En el caso de los gases de escape, se produjo un sistema contra explosiones en el chasis y torre, con detectores ópticos, además de un magazine en la torre, en compartimiento blindado a prueba de explosiones, así como rejilla trasera de diseño "Chevron", con salida de gases del escape mezclando a los gases de la combustión para bajar la firma térmica. El concepto del Tamoyo III todavía es moderno para los estándares actuales y su concepto y mantenimiento del prototipo permitiría una reanudación futura para el desarrollo de un Carro de Combate Nacional sirviendo como banco de estudios para las nuevas generaciones de Ingenieros Militares que podrían ver, práctica, la complejidad que es desarrollar un coche de combate, apto para nuestra realidad y necesidad.
Otra de las empresas brasileñas, los Ingenieros Especializados S / A - ENGESA optó por desarrollar otro proyecto para un Carro de Combate Nacional, trillando otro camino con la premisa de construir un coche moderno, sofisticado y con capacidad de competir con que había de más moderno en el mundo , basado en la tríada Poder de Fuego, Protección y Movilidad, el gran desafío incluso para los países más desarrollados en el mundo. Inicialmente se pensó en alianzas; los alemanes nos ofrecieron su Marder (Thyssen-Henschel), con cañón de 105 mm, con el nombre de Leopard 3, que en el vecino país se convirtió en el TAM.
Se pensó también en hacerlo con otra empresa alemana, Porsche, pero no hubo receptividad por parte del gobierno alemán y finalmente se intentó una asociación con Armscor, para blindaje, que, debido a los problemas internos de Sudáfrica , tampoco fue posible. La solución encontrada fue desarrollar un proyecto propio, agregando lo que de más moderno existía en el mercado, optando por hacer dos modelos, uno para uso interno y otro para exportación, naciendo de esa forma, la idea de un Coche de Combate con (L7 / M68) y otro de alma lisa, con uno de 120mm (GIAT G1), para exportación, cada uno de ellos con su grado de optrónicos y demás equipos, que recibió la designación de EE-T1, posteriormente agregando el nombre Osório, en homenaje al patrono de la caballería brasileña.
La versión de Arabia Saudita recibió el nombre de Al Fahd, nombre de su monarca. El inicio del proyecto surgió en 1982, utilizando el entonces sofisticado programa de las grandes computadoras CAD / CAM, e iniciándose en 1983 la construcción en tamaño real de un mock-up y, a continuación, la construcción del chasis pionero, que rodó por la construcción la primera vez en septiembre de 1984, bautizado con cachaça. A continuación, pasó a ser sometido a severas pruebas, en un campo de pruebas de la propia empresa, recibiendo la designación de P.0. Una torre y cañón falsos le fueron incorporados, para mostrar lo más real posible como sería su configuración, recibiendo pintura camuflada y emblemas del Ejército Brasileño. Como no dominábamos elementos importantes, como blindaje y torre con sus optomales, en especial, se optó en el caso del blindaje por contratar servicios de dos renombrados ingenieros de esa área,
En el caso de las torres, se encargaron dos, en los respectivos modelos, para cañones de 105 mm y 120 mm, intercambiables entre ellas, a la empresa inglesa Vickers Defence System, que las utilizó también en un modelo experimental denominado Mark 7, pero que no se produjeron en serie. Otros elementos fueron importados, como la suspensión hidropneumática Dunlop, las orugas Dhil, motor MWM, transmisión ZF, Alemania, periscopios con visión nocturna, telémetro láser y computadora de tiro OLP de Bélgica, en fin, lo que de más moderno había en el mercado.
La primera torre llegó a Brasil en mayo de 1985 y fue inmediatamente acoplada al chasis del vehículo, que recibió la designación de P.1. Después de exhaustivas pruebas, fue embarcado en un avión 747 Jumbo de carga y llevado a Arabia Saudita, en julio del mismo año, para participar en una evaluación para la elección de competidores para una gran licitación, que preveía la compra de aproximadamente 800 coches de combate, que podría desdoblarse en otras ventas a diversos países de la región. Los objetivos principales de la empresa Engesa eran mostrar que de hecho, existía un carro de combate brasileño y que había capacidad de perfeccionarlo para desempeño en aquel tipo de terreno, característico de desierto.
El vehículo impresionó a las autoridades sauditas que, además de él, eligieron tres más para participar en la competencia que ocurrir en 1987, siendo el AMX-40 de Francia, el Challenger de Inglaterra y el M-1 A1 Abrams de Estados Unidos. Sin duda, fue una gran victoria para el producto brasileño, viniendo de un país sin tradición alguna en esa área y pudiendo competir con lo que de mejor había en aquel momento. A partir de ahí, los dos prototipos se mantuvieron, siendo uno para el Ejército Brasileño y otro para el Ejército Saudí, y las pruebas oficiales, realizadas por el Ejército Brasileño, con la versión armada con cañón de 105 mm, comenzaron el 16/12 / En el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Estas pruebas comprendieron recorrer 3.269km, siendo 750 de ellos en el Campo de Pruebas de la Marambaia, en terreno arenoso, en Río de Janeiro, para evaluar la movilidad del coche. Dispararon 50 tiros de 105 mm, en ese mismo campo, para la evaluación de la torre y de sus equipos. El Coche de Combate EE-T1 Osório sorprendió a los militares brasileños, generando gran entusiasmo y esperanza de ver las unidades blindadas equipadas con él en el futuro.
En ese período, se construyó el P.2, que incorporaba todos los elementos para exportación exigidos para la competencia en Arabia Saudita, en el año 1987, y Abu Dhabi, en 1988. En la versión P2, estaba previsto un cañón de 120 mm Rheinmetall, pero, debido a las dificultades impuestas por el gobierno alemán, se optó por el modelo francés, habiendo sido descartado el modelo inglés, debido a que era ratificado y su fuerza de retroceso era incompatible con el Osório, que pesaba 42 ton, optando por uno de alma lisa, que más se adaptaba al proyecto.
Los periscopios eran franceses SFIM, del tirador con visión diurna y telémetro láser, siendo que para el comandante el periscopio era panorámico (360º) con los mismos recursos del tirador. En la parte de visión y tiro nocturno, se optó por un modelo PHILLIPS USFA, holandés, con infrarrojos y monitores de televisión para el comandante y tirador. Los controles de tiros eran de MARCONI. Su sofisticación era tal que usaba una "ventana de coincidencia", que analizaba la posición del cañón y la mira del tirador, permitiendo que sólo disparara si durante las oscilaciones su alineación fuese coincidente con el de los periscopios, lo que permitía gran acierto en el momento primer tiro.
Su chasis era monobloque soldado, compuesto por chapas blindadas monometálicas y bimetálicas estructurales, con aplicación de blindaje compuesta en el arco frontal, proyectado con pequeños ángulos de incidencia y baja silueta para maximizar la protección balística.
Externamente, poseía faldas laterales en acero blindado, para protección de las orugas y sistemas de la suspensión.
El monobloque fue dividido en compartimentos para tripulación y power pack, separados a través de una pared cortafuego y estructural, con aislamiento térmico / acústico. El compartimiento del power pack poseía tres tapas en acero blindado bimetálico, permitiendo fácil acceso, con aplicación de rejillas balísticas en sus entradas y salidas. Su suspensión estaba compuesta de seis unidades hidropneumáticas a cada lado, dispuestas externamente al monobloque.
El sistema de freno, innovador, combina la actuación de un retardador integrado a la transmisión con el conjunto freno hidráulico principal y de emergencia, comandado automáticamente por un micro procesador electrónico, que consideraba la velocidad del vehículo y la desaceleración deseada, proporcionando un frenado constante y eficaz. También tenía un sistema de freno hidráulico de emergencia, independiente del principal, que opera siempre que éste presente algún tipo de pane, y un sistema de freno de estacionamiento, de accionamiento manual.
La designación P.1 y P.2 fue dada sólo para diferenciar el Prototipo 1 con cañón de 105mm (versión Ejército Brasileño) y Prototipo 2, con cañón de 120mm (versión exportación, en el caso Arabia Saudita), vale comentar que el nombre del " el coche siempre fue EE-T1 Osório o Al Fhad; aunque se ha considerado el nombre EE-T2 para el P.2, esto nunca ha sido oficialmente oficializado, siendo a veces utilizado en la empresa por parte del personal. En 2002, se formalizó la subasta de los dos Osório, que se encontraban en la masa fallida de Engesa desde 1993, evaluados por la increíble cantidad de R $ 400.000,00, (cuatrocientos mil reales), y que tuvieron un pretendiente que pagaría por los dos R $ 300.000, 00 (trescientos mil reales); sólo para tener una idea, Engesa gastó cincuenta millones de dólares para desarrollar todo el proyecto de Osório y cada coche, después de estar listo,
Pero después de una movilización hecha a través del portal defensor @ net y que fue divulgado por el diario Folha de São Paulo, las autoridades fueron sensibilizadas y ese proceso fue revertido, y en el año 2003, los blindados "Osório" fueron oficialmente entregados y entronizados en el entonces, Que se ha convertido en una de las más importantes de la historia de la ciencia y la tecnología. En la actualidad el P1 se encuentra preservado en el Museo Conde Linhares en Río de Janeiro y el P2 en el Centro de Instrucción de Blindados "General Walter Pires", en Santa Maria, RS.
Un país que llegó a poseer una Base Industrial de Defensa, en un pasado no muy lejano, consiguiendo desarrollar diversos modelos de vehículos blindados, sobre ruedas, incluso para exportación, e incluso algunos sobre orugas, incluyendo seriados y prototipos, debería invertir más en su país la capacidad industrial y un proyecto a medio y largo plazo para desarrollar un coche de combate nacional con una política realista de Estado a largo plazo y aprender a resolver problemas de gestión que siguen siendo nuestro talón de Aquiles.
CONCLUSIÓN
A partir del momento en que la industria de material de defensa en Brasil entró en colapso, en los años 1990, la producción de carros de combate no logró ir adelante; sus empresas ni más existen y ni siquiera nos preocupamos en preservar todo el conocimiento allí desarrollado, volviendo a importar no sólo los Carros de Combate de segunda mano de los Estados Unidos y Europa, que en un primer momento nos trae una nueva realidad, sea en su empleo, soporte logístico, entrenamiento y motivación para la tropa blindada, a costos bajos para compra y altísimos para optar por lo posible, frente a la imposibilidad de ejecutar lo deseable. Hoy estamos una vez más debatiendo sobre qué modelo de familia de blindados sobre orugas podría venir a amueblar nuestras unidades, sin haber aprendido de nuestro pasado reciente, sin darse cuenta de que muchas de las soluciones allí se encuentran,
Intentamos crear conglomerados de defensa que reúnen empresas sin tradición en ese campo, aunque excelentes en otros. Tales compañías acaban asociándose a conglomerados extranjeros especializados en el área, que quieren vender sus productos, y no enseñarnos a hacerlos. El riesgo es continuar cada vez más en la terrible dependencia en que estamos en esta área, tan vital para nuestro futuro. Nada contra las alianzas, que son bienvenidas. Se observa que las empresas extranjeras están adquiriendo pequeñas empresas brasileñas de importancia estratégica, pero sus proyectos y mantenimiento y que durarán más de diez a quince años y luego serán desechados como se ha hecho, sin dejarnos ninguna transferencia de tecnología.
Se produce que todo esto tiene un tiempo de vida útil y no siempre los contratos nos son favorables, pues siempre partimos de la premisa de optar por lo posible, frente a la imposibilidad de ejecutar lo deseable. Hoy estamos una vez más debatiendo sobre qué modelo de familia de blindados sobre orugas podría venir a amueblar nuestras unidades, sin haber aprendido de nuestro pasado reciente, sin darse cuenta de que muchas de las soluciones allí se encuentran, bastando sólo sistematizarlas, comprenderlas y ejecutarlas, aprendiendo con todos nuestros errores y los pocos aciertos de aquel período. Intentamos crear conglomerados de defensa que reúnen empresas sin tradición en ese campo, aunque excelentes en otros. Tales compañías acaban asociándose a conglomerados extranjeros especializados en el área, que quieren vender sus productos, y no enseñarnos a hacerlos.
El riesgo es continuar cada vez más en la terrible dependencia en que estamos en esta área, tan vital para nuestro futuro. Nada contra las alianzas, que son bienvenidas. Se observa que las empresas extranjeras están adquiriendo pequeñas empresas brasileñas de importancia estratégica, pero sus proyectos y productos acaban absorbidos o hasta anulados por el comprador, que los ve como competidores. Eso es preocupante. Dominamos fragmentos de conocimientos, que, la mayoría de las veces, no encajan en el conjunto de lo que se está desarrollando.
En muchos casos, prestamos atención a la industria extranjera en detrimento de la nacional, adquiriendo elementos que podrían muy bien desarrollarse y fabricados, localmente, claro que con las inversiones y la garantía de compras mínimas, incluso porque los empresarios viven de ganancias, y no de creencia de ayudar a la nación. Importamos equipos usados o nuevos, a bajo costo, todo como compras de ocasión, pero con extensos contratos de mantenimiento, que no agregan transferencia de tecnología, un modismo en la actualidad. Por el contrario, nos hacen meros usuarios de estos productos, hasta que, una década después, ya obsoletos, sean descartados, pura y simplemente. Compramos, en muchos casos, para atender al momento, bastando ver lo que se ha hecho en los grandes acontecimientos recientes.
Los plazos para las adquisiciones necesarias son cortos e impiden que la industria nacional y los centros de investigación civiles y militares den las respuestas que tanto necesitamos en el área de defensa. Estamos convirtiéndonos en meros usuarios, como lo hacemos desde 1919, al adquirir nuestros primeros coches de combate de Francia e incorporarlos en 1921. Los consolidamos, en 1938, con los italianos y nos hacemos de equipamientos americanos, a partir de 1941 en plena Segunda Guerra Mundial. Pero llegamos cerca de tener una independencia importante, en las décadas de 1980 y 1990, sin aprender mucho, lo que es frustrante. La tecnología no se compra, se desarrolla, o usted posee y domina o se vuelve dependiente.
Fuente: Revista Acción de Choque
Muy interesante artículo, que habla a las claras del potencial industrial en materia de defensa en Brasil, el cuál no está siendo explotado como debiera por parte de sus gobernante.
Si extrapolamos a nuestro país, con las diferencias que ello conlleva vemos como el poder político, tanto en Brasil como aquí, no siempro o por lo general, no estan acordes a las necesidades estratégicas de nuestros respectivos países y no solo en materia de defensa
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NUEVA FAMILIA DE BLINDADOS SOBRE LAGARTAS: DE TENTATIVAS NACIONALES REALES A UNA PREOCUPANTE DEPENDENCIA EN EL SECTOR DE COCHES DE COMBATE9 de diciembre de, 2017 Ghost Sin categoría
Profundidad Expedito Carlos Stephani Bastos
Este artículo tiene como objetivo mostrar un registro de los principales proyectos referentes a los vehículos blindados sobre orugas, prestando especial atención a los Carros de Combate modernizados, desarrollados y producidos en el país, ya sea a escala industrial o llegando a la fabricación de prototipos, en un período de aproximadamente dos décadas , 1970 a 1990, cuando se probó que era posible repotenciar, modificar, proyectar y desarrollar blindados nacionales con todas las dificultades enfrentadas inicialmente por los órganos militares y luego por la industria privada nacional que llegó a alcanzar un nivel impresionante, incomprendido y abandonado, que en los años , nos transformó en meros usuarios con una gran dependencia en el uso de vehículos de este tipo que sólo tiende a aumentar en el futuro.
INTRODUCCIÓN
En el momento en que se vuelve a debatir el tema dentro del Ejército Brasileño, buscando una vez más intentar proyectar, desarrollar y producir vehículos blindados sobre orugas, o simplemente adquirirlos como compras de ocasión en el exterior, con el objetivo de sustituir a los existentes en un plazo de 20 se hace necesario recordar, comprender y entender los proyectos que fueron elaborados por la entonces Base Industrial de Defensa Brasileña en los años 1980 del siglo pasado, llegando muy cerca de una independencia en esta área. El país camina en este momento para su cuarto ciclo, soñando con convertirse en una potencia militar, aunque aún no se ha definido como un actor global o regional. Recordemos que el primer ciclo ocurrió en la década de 1930, el segundo en la de 1960 y el tercero en los años 2000 y seguimos cometiendo los mismos errores,
Aquí no se busca el anhelos, el sueño y las frustraciones, sino tratar de comprender nuestra falta de visión estratégica y voluntad política, destacando que el progreso tecnológico de una nación es lo que determina en gran parte su capacidad económica. Ambos demuestran una fuerte correlación con la historia, además de ser determinantes para generar los recursos que permiten sostener fuerzas armadas competentes, bien armadas y con la dimensión necesaria que garanticen sus intereses. Es por esta razón que el poder de una nación no sólo puede medirse a lo largo de la historia únicamente por el tamaño y la competencia de sus fuerzas armadas, sino por la capacidad de disponer también de una base económica fuerte, con capacidad de producir y de dominar sectores industriales o comerciales necesarios al dominio e independencia tecnológica de punta,
En 1979, el entonces General de Brigada Pedro Cordero de Mello, director del IPD (Instituto de Investigaciones del Ejército) pronunció una charla muy interesante sobre la producción de blindados en los padres, y en su tema 5 - Producción de Blindados, y subtópico 5.1 - Las empresas implicadas, él llamaba la atención sobre algunos problemas, que aún enfrentamos:
".(...) La duración del proyecto de un vehículo de combate hasta la aprobación del prototipo o la conclusión de una pre-serie, constituye el tiempo suficiente para desequilibrar una empresa por el volumen del capital de desembolso. De esta forma, por la experiencia observada en el continuo contacto con el problema durante 12 años, propone algunas formas de apoyo a esas organizaciones, a saber: - Apoyo a la empresa nacional junto a órganos financiadores de la investigación y desarrollo, con la creación de prioridad en el BNDES y FINEP para financiamientos de proyectos de Material Bélico, siempre que consten de programas del Estado Mayor del Ejército. - Prioridad de adquisición por la DMB (Directorio de Material Bélico) de los artículos provenientes de proyectos ejecutados por programa del DEP (Departamento de Enseñanza e Investigación), consecuentemente de planificación del EME (Estado Mayor del Ejército). - Protección a la empresa nacional productora de Material Bélico contra la introducción de competidores extranjeros, que viene a implantarse en Brasil como industrias, pero en realidad con propósitos sólo comerciales, con financiamientos, ventajas y apoyo de sus gobiernos y anuencia y apoyo de nuestro mantenimiento cordones umbilicales a la matriz. Esas empresas extranjeras sofocan el desarrollo de la tecnología nacional, porque traen el "paquete" de proyectos listos, sacando la oportunidad de creación e invención de componentes nacionales. Además, el proyecto nacional crea nuevos empleos por el total porcentaje de fabricación en el país, provocando un mayor desarrollo del nivel cultural, técnico y mejor padrón social de su pueblo. Además, sólo la producción total de los suministros y de los componentes de los coches de combate en el país, permite su verdadera independencia y soberanía, por la estructuración en términos reales de movilización industrial. "estructura. Estos proyectos extranjeros involucra normalmente la introducción de conjuntos, motor y transmisión importados que nunca serán nacionalizados por ser de producción antieconómica, sea para el mantenimiento de los cordones umbilicales a la matriz. Esas empresas extranjeras sofocan el desarrollo de la tecnología nacional, porque traen el "paquete" de proyectos listos, sacando la oportunidad de creación e invención de componentes nacionales. Además, el proyecto nacional crea nuevos empleos por el total porcentaje de fabricación en el país, provocando un mayor desarrollo del nivel cultural, técnico y mejor padrón social de su pueblo. Además, sólo la producción total de los suministros y de los componentes de los coches de combate en el país,
Sabias palabras que aún no se han convertido en una realidad completa en el país, dificultando en mucho el mantenimiento de una tan propalada Base Industrial de Defensa. Hoy en día no se producen municiones para nuestros coches de combate, aunque IMBEL está intentando viabilizar un lote piloto para quien sabe tener una producción a escala industrial en el futuro. Se hace necesario analizar la gran interactividad entre las industrias nacionales y multinacionales y las Fuerzas Armadas que, en la época, transformó al país en un productor de material de defensa para su uso y para exportación, con errores y aciertos, desarrollando tecnologías que, en la mayor en parte de las veces, no podían ser compradas, por la simple razón de que quien las detiene no enseña a dominar su ciclo de producción, creando la terrible dependencia.
Diversas etapas del ciclo de proyecto, desarrollo y producción fueron ejercitadas y entendidas. En el momento en que toda la cadena de desarrollo y producción entró en crisis, los gobernantes no cuidaron de preservarla. Esto incluye todo el conocimiento generado por años de investigaciones y calificación de personal que, de la noche a la mañana, se vio desempleado, desamparado y lanzado a la suerte. Ni el material se mantuvo para una reanudación futura, la mayor parte se convirtió en papel viejo, y la maquinaria y los prototipos fueron desechados y vendidos como hierro viejo, sepultando un factor esencial para el dominio de la tecnología en el área de defensa.
Alternativas tuvieron que ser buscadas por las empresas, para que sus actividades no se encerrar por completo. Algunas diversificaron sus actividades, adaptándose a las nuevas realidades, otras, que eran estatales, fueron privatizadas y, las más grandes, privadas, simplemente desaparecieron. Pocos sobreviven en la actualidad, normalmente, sólo las de menor porte.
El histórico del desarrollo tecnológico nacional podría haber sido muchísimo mejor aprovechado, teniendo en cuenta que no perdimos lo principal de nuestra capacitación: el factor humano. Un factor que nos ha impedido, además de los ya mencionados, es la falta de mantenimiento de memoria nacional agrupada en un único lugar, que sería la base práctica para agregar una masa crítica que pudiera beneficiarse de ella, generando conocimiento junto con los diversos órganos militares como IMBEL, IME, CTEx, DCT, CI Bld, CAEx, y otros, que, en asociación con empresas privadas, pudieran dar continuidad a los proyectos viables ya la creación de nuevos.
Por ejemplo, el Centro de Instrucción de Blindados General Walter Pires, en Santa Maria, RS, podría ser elevado a la categoría de ESCUELA DE BLINDADOS y en él ser agregado un MUSEO DE TECNOLOGÍA MILITAR, donde reuniríamos todos los proyectos brasileños de esa área, para que sirvieran de base para dar continuidad en la parte doctrinal y tecnológica, evitando que varios prototipos quedaran perdidos en diversas unidades, prácticamente sin función alguna, al contrario, podrían ser mejor empleados si ayudan en la formación de combatientes e ingenieros militares, pudiendo ser usados en términos comparativos con lo que poseemos en la actualidad, ya que es difícil adquirir algunos ejemplares, en el exterior, de diversos modelos que nos ayuden a definir lo que realmente necesitamos y lo que puede y debe ser agregado a la realidad vivida por nosotros.
Todo lo que se pueda crear, producir y desarrollar en esta área es de vital importancia para nuestra independencia tecnológica en varios campos y constituirá una base de datos y de conocimientos indispensables para que podamos ocupar nuestro lugar a nivel regional, pues no basta sólo el poder político, si no tenemos el poder militar para imponer nuestras voluntades y protegernos, aunque parcialmente, en el futuro sombrío que se vislumbra en este nuevo siglo.
Necesitamos agregar, en una misma región, a todos los órganos vinculados a esa área, pues el pasado nos muestra que lo que sucedió sucedió porque estaban cerca y juntos, pensaban, vivían y hablaban tecnología. Nuestro error fue apartar esos órganos a partir de 1979, cuando varios se desplazaron de los centros tecnológicos, otros se extinguieron, pero en ese momento se pensó en crear junto a ellos centros de excelencia, lo que en la práctica no sucedió. "Faltó visión estratégica y voluntad política, pues las alegaciones de que" importar es más barato "y que" eso era cosa de la dictadura "prevalecieron en los últimos años y sólo ahora estamos percibiendo lo que realmente se ha hecho.
DESARROLLO
Brasil construyó, a partir de mediados de la década de 1960, una pujante, estructurada y supuestamente duradera industria de material de defensa. Sus proyectos traían esperanzas de que el país lograría convertirse en un destacado proveedor de materiales de empleo militar, agregando tecnología a los productos nacionales y aportando divisas financieras y conocimientos estratégicos importantes para su futuro como nación. Nuestra industria de defensa, después de ese período de desarrollo inicial, obtuvo tecnologías críticas primordiales y un relativo éxito comercial, cuando sus principales empresas del sector firmaron contratos de desarrollo, producción y exportación con diversos países latinoamericanos, europeos, africanos y asiáticos.
Posteriormente al advenimiento de los eventos ocurridos el 31 de marzo de 1964 y con la idea de "Brasil Potencia Militar", en el año 1967 se creó un grupo de trabajo compuesto por ingenieros de automóviles, la mayoría oriunda de la Escuela de Ingeniería del Ejército, actual Instituto Militar de Ingeniería - IME, que fueron los responsables de proyectar blindados de concepción nacional para atender las necesidades del Ejército.
Este grupo trabajó por aproximadamente doce años y fue responsable de proyectos importantes que, concebidos en el Parque Regional de Motomecanización de la 2ª Región Militar, en São Paulo (PqRMM / 2), llegaron al estadio de prototipos y fueron repasados a la industria privada brasileña . Es importante resaltar que todos los proyectos fueron concebidos y construidos dentro del Ejército, con recursos generados dentro del propio PqRMM / 2, el cual llegó, inclusive, a importar cañones y torres para el aprendizaje y posterior perfeccionamiento.
De hecho resultó el desarrollo de una familia de blindados sobre orugas, denominadas X-1 (X-1 Pionero - 53 unidades producidas), versiones Lanza-Puente (XLP-10 - 4 unidades construidas), XLF-40 (un solo prototipo), XLF- En el caso de que se produzca un cambio en la calidad del producto, se debe tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, / 2, llegando a la fase de prototipos). A continuación se desarrolló el X1-A1 (Carcará), versión alargada del X1, que culminó con el X1-A2, producido en serie, en un total de 24 unidades, una producción pequeña, pero que generó un importante aprendizaje.
En el caso de que el vehículo de combate X-15 (un solo prototipo construido) no utilizara componentes de los M-3 y M-3A1 Stuart, como lo fue en las versiones anteriores, pero que por razones económicas no se llevó adelante, pero muchos de sus conceptos se emplearon en el X1-A2. Estos proyectos pretendían hacer frente a blindados franceses del tipo AMX-13 que operaban en algunos países vecinos. Otro punto que merece destacarse fue el repotenciamiento del M-41 Walker Bulldog de origen americano que equipaba los Regimientos de Carros de Combate del Ejército desde 1960. Con la dificultad de importar piezas de repuesto y principalmente la munición de 76 mm, descontinuada Estados Unidos, este fue sin duda el mayor proyecto de modernización llevado adelante por una empresa privada.
El repotenciamiento del M-41 no fue el mejor y ni el peor de nuestros proyectos, pero fue un gran aprendizaje y mostró que era viable, trayendo muchos conocimientos en áreas que ni siquiera dominábamos y como ejemplo, cito los problemas en relación a las barras de torsión , que debido al aumento de su trasera, éstas no se encontraron en el mercado internacional para la adquisición, debido a su diámetro y dimensiones, siendo necesario que Bernardini desarrollara una solución nacional para la producción de éste que fue el elemento más importante para ese proyecto, lo que se logró y, si está bien comprendido, podría ser utilizado en cualquier otro proyecto de vehículo blindado sobre orugas en el país.
Esta modernización no involucró sólo los aspectos automotrices, como el cambio de motores a gasolina por un diesel. En aquel momento era fundamental que los motores y el máximo de suministros necesarios a estos blindados fueran adquiridos en Brasil, dando preferencia a las industrias brasileñas.
De esta forma se estableció un marco importante para el aprendizaje general tanto de la Industria y del Ejército, a través de sus órganos de apoyo a la investigación. La escala de producción permitió que la industria se adapte a un ritmo de trabajo similar a varios países tradicionales, exceptuando a la entonces URSS y EEUU, que tenían producciones de blindados sobre orugas a escala mucho mayores. Aproximadamente 350 M-41 fueron repotenciados por Bernardini, la cual creó un kit de modernización que fue probado en el exterior en los años 1987 y 1988, en países como Dinamarca, Tailandia, Taiwán y Uruguay.
Conoció, en detalle, de lado a lado, otras modernizaciones de competidores, como Estados Unidos, Alemania, Canadá e Israel y mostró que poseía capacidad para esta realización, en un mercado extremadamente competitivo, el cual quedó molestado. Por el simple hecho de haber participado en estas competencias, surgieron más ideas y sugerencias que se incorporaron a este proyecto nacional. Estas ideas generaron lo que llamamos "Coche Estándar", que fue la última versión de los M-41 modernizados en Brasil, con todos sus errores y aciertos, posibilitando así tener en la práctica la real dimensión para emprendimientos de esta naturaleza.
Este hecho inédito en el país ayudó a desarrollar nuevos proyectos, algunos hasta ambiciosos, mostrando que era posible mantener, repotencializar y crear nuevos vehículos blindados sobre orugas, lo que contribuyó mucho al desarrollo de la industria brasileña, orientada hacia el área de defensa. Necesitamos tener en cuenta que el repotenciamiento tiene como premisa principal la economía, pues se busca mejorar sus características. Aquí en el caso, el carro de combate M-41, a través del cambio de conjuntos considerados desactualizados, mantiene los ítems aún considerados satisfactorios o de difícil sustitución.
De esta forma se consigue la modernización, con un costo muy por debajo de la adquisición de un nuevo sustituto, además de contar con algunas ventajas adicionales como el aprovechamiento de la cadena de suministro; menores demandas en entrenamiento de personal operacional; la continuidad en procesos de mantenimiento y un gran aprendizaje que, si bien comprendido y elaborado puede ser de gran importancia para la interacción entre las Fuerzas Armadas y las empresas privadas o públicas, trayendo un gran conocimiento tecnológico que puede muy bien aprovecharse para alzar vuelos más grandes, llegando incluso a desarrollar un proyecto totalmente nuevo, más moderno y complejo.
Sin embargo, incluso con todas las adversidades conseguimos y aprendemos en la práctica que proyectos de repotenciación, la mayoría de las veces son más desgastantes para la Ingeniería que proyectos nuevos, sea por los límites de espacio, lay-out y resistencia mecánica que son inherentes por estar trabajando en que se ha producido y dimensionado para aquella versión, sea por diversos problemas a ser solucionados. En la mayoría de los casos, prácticamente fueron totalmente rehechos, e incluso creadas nuevas soluciones para atender los desafíos que iban surgiendo.
Sin duda, esto se logró con el repotenciamiento del M-41 original americano, transformado en M-41C, brasileño, con todos sus errores y aciertos en este trabajo, muchas veces incomprendido y visto como un gran generador de problemas, pero nos trajo y, nos dio una gran dimensión de lo que era mantener, crear y desarrollar un carro de combate. Debido a todo este aprendizaje, llegamos muy cerca de él, con proyectos distintos de empresas como Bernardini con su Tamoyo III y la Engesa con su EE-T1 Osório que, por muy poco nos hubiera dado una gran independencia tecnológica y grandes ganancias en nuestras las exportaciones, manteniendo agregado todo el conocimiento que fue necesario para desarrollar productos en un área tan vital para el país como la Defensa.
En esta nueva fase, el eslabón, entre el Ejército y las empresas nacionales, vino a través de las ideas avanzadas del entonces director del Instituto de Investigaciones y Desarrollo del Ejército (IPD), General Argus Fagundes Ourique Moreira, Ingeniero Militar Electrónico, formado por la primera clase del grupo, En 1959. Mucho antes de la creación de los Requisitos Operativos Básicos - ROB y Requisitos Técnicos Básicos - RTB, los cuales ser posteriormente creados por el CTEx, en Río de Janeiro, ese oriundo de la fusión de la Escuela Técnica del Ejército y del Instituto Militar de Tecnología, y el Estado Mayor del Ejército, había en una gran preocupación con los nuevos coches de combate TAM (Tanque Argentino Mediano), que estaban siendo adquiridos por nuestro vecino del sur, de la entonces República Federal de Alemania, los cuales habían sido ofrecidos a Brasil, algunos años antes, pero no aceptados,y tendrían, en aquel país, una producción local, armados con cañón de 105 mm, muy moderno, para la época.
El mejor coche de combate del Ejército era el M-41 Walker-Bulldog, con cañón de 76 mm, que se encontraba en proceso de modernización por Bernardini S / A, de São Paulo y que se convertiría a 90 mm. Así, surgió la viabilidad de concebir un coche de combate nacional medio, que pudiera hacer frente a esta "amenaza", y que fuera adecuado para el Ejército, principalmente, en términos de costos, ya que el presupuesto siempre fue menguado, siendo éste un un gran proyecto del recién creado Centro Tecnológico del Ejército - CTEx, en sociedad con una empresa privada, en el caso Bernardini S / A Industria y Comercio, en 1979, en el proyecto denominado Tamoyo.
En aquella época, se había establecido un "acuerdo de caballeros", entre los tres fabricantes nacionales de material militar terrestre y el Ejército, nada escrito, pero que quedó así combinado: a Engesa cabría la producción de blindados sobre ruedas, a Bernardini los de orugas y a Avibrás los cohetes y sus respectivos lanzadores, cabiendo aún algunos modelos sobre orugas para transporte de personal y algunas variantes de ese, a las Motopeças, lo que no sería cumplido por una de ellas.
A partir de especificaciones técnicas, emitidas por el Ejército Brasileño, se mostró lo que se pretendía, en el sentido de desarrollar en conjunto con empresas privadas, un Coche de Combate Medio para equipar las unidades blindadas brasileñas, de forma a depender lo menos posible del exterior. A partir de esa premisa, se intentó entonces desarrollar un Carro de Combate con peso no superior a 30 toneladas, dimensiones compatibles con nuestra realidad, principalmente, en función de la malla ferroviaria, y con índices de nacionalización lo más elevado posible, cuya denominación inicial fue X -30 (X = prototipo, 30 = peso en toneladas).
En la práctica, se identificó que el mayor problema sería la fabricación de las cajas de transmisión de estos coches, optando por elegir la CD-500 Allison para su X-30, posteriormente denominado de Tamoyo I, la misma del M-41, ya conocida. El Ejército había decidido por el uso de un cañón derivado del usado en el M-41, pero con tubo fabricado para uso con la munición de 90 mm de la familia F-4 francesa. Se construyeron varios prototipos y evaluados con éxito, incluso Retex, tanto que se importaron 1.000 tiros de munición APDSFS de Francia, así como dos frenos de boca del mencionado cañón F-4, el cual fue adaptado a los caños de los cañones de los cañones de los prototipos de los Tamoyo I y, posteriormente, nacionalizado y también utilizado con éxito.
El motor de las versiones I y II fue el DSI-14 Scania, fabricado en São Bernardo do Campo. Motor diesel V8 con Intercooler y cerca de 550 hp. Es importante señalar que la versión II fue desarrollada por cuenta y riesgo de Bernardini, utilizando una caja de transmisión hidromecánica GE HMTP-3, que era una evolución de las utilizadas en la familia IFV / ICV Bradley americana.
General Electric cedió, a título de pruebas, un ejemplar y prestó todo el apoyo técnico para ello). Se seleccionó un sistema de puntería (giro de la torre y elevación del cañón) totalmente eléctrico, y que fue especificado por Bernardini y construido por Themag Engenharia y de profesores de la USP.
La suspensión contaba con barras de torsión en acero 300M, fabricados en Bernardini con acero brasileño de la Electrometal (fruto de la necesidad creada en el proyecto M-41C). El contrato fue firmado entre el Ejército y Bernardini previendo la compra de siete prototipos del Tamoyo I, posteriormente reducido a cinco, en función de presupuesto, y de estos tres fueron construidos, un cuarto quedó parcialmente y el quinto nunca fue completado. En total contando el Mock-up más el Tamoyo II y III, tenemos siete vehículos. El Tamoyo II fue un verdadero banco de pruebas que posibilitó a Bernardini, nuevamente por su cuenta y riesgo llegar a la versión Tamoyo III, pues la empresa llegó a la conclusión de que las especificaciones solicitadas por el Ejército para la versión I estaba por debajo del mercado internacional , y como forma de suplir estas deficiencias se realizaron las siguientes modificaciones, en su concepción: 1 - Cañón de 105 mm L7 OTAN; 2 - Torre estabilizada; 3 - Ordenador de tiro; 4 - Motor DDA 8V92TA con 750 hp; 5 - Caja de transmisión Allison CD 8506A o GE HMTP-3; 6 - Blindaje compuesto y espaciado; 7 - Munición compartimentada; 8 - Sistema de protección de explosión e incendio automático en la torre.
Este proyecto no era una mera aventura, como muchos piensan al hablar del proyecto Tamoyo como un M- 41 mejorado, él era mucho más, aunque no fuera comprendido, podría haber sido el Blindado Nacional con su versión III, clasificándolo en la categoría de material de empleo militar "E", como si fuera un vehículo extranjero que podría ser evaluado como cualquier otro, pues alegaban que utilizaba muchos componentes importados, y los costos de la evaluación deberían ser arcados por el fabricante, sellando el final del proyecto el 24 de julio de 1991.
El proyecto del Tamoyo estaba integrado, directamente, al del repotenciamiento del M-41 y al desarrollo de la carrocería blindada de transporte de personal - VBTP - Charrua, con el objetivo de formar una familia de blindados, con un soporte logístico integrado, tanto que había sido en el mismo chasis, un carro de combate Ingeniería, con lámina del tipo "Buldozer", un vehículo lanzador de puente y un socorro, pero que nunca fueron desarrollados.
También se estableció que se hiciera un nuevo ROB (Requisitos Operativos Básicos) para una VBC (Coche de Combate) CC (Coche de Combate), así como sería acelerado el proceso de levantamiento y recepción del acervo del Ejército Brasileño, relativo a ese proyecto , que se encontraba con la empresa Bernardini e informar a diversos órganos que los ítems importados, temporalmente bajo responsabilidad de Bernardini S / A, no más interesaban al Ejército Brasileño, habiendo sido devueltos a sus países de origen. El desarrollo del Tamoyo costó 7,5 millones de dólares, hasta su lanzamiento como prototipo, en 1984, involucrando a 71 ingenieros. La parte del dinero vino del propio Ejército, para la llamada versión I, ya que el II era sólo un banco de pruebas que junto al III, consumieron más US $ 4.39 millones,
El curioso en el Tamoyo III era que, en algunos ítems, estaba justo delante del EE-T1 Osório, aunque fueran dos conceptos distintos, como era el caso del blindaje compuesto, espaciado en la torre (cara) y en la frontal del chasis, además de una protección especial bajo el conductor. Otra innovación fue haber conseguido acoplar un cañón L7A3 de 105 mm (novedad para la época, bastando apenas mirar el número del cañón que es 001), de bajo retroceso, en un Carro de Combate de apenas 31 toneladas.
Este cañón, fabricado por Royal Ordnance en Nothingham, Inglaterra, arrojaba todas las municiones de la OTAN, incluida la flecha de tungsteno u uranio agotado. Posee tubo autofretado similar al utilizado en el diseño del T-55, T-62 upgunning. La longitud del retroceso es de 450 mm y su fuerza de 28 toneladas, en los muñones, permitiendo un disparo altamente preciso, estable y cómodo, para un vehículo de su peso. Para fabricarlo en el país, sería necesario desarrollar el autofotado. Los demás equipos iniciales estaban en Bernardini. La suspensión, con barras de torsión de acero 300M (utilizado en el M-1 Abrams), amortiguadores hidráulicos y finales de carrera hidrocinéticos (igual a Leopard II), motor diesel de 750 hp, pudiendo llegar a 900/1000 hp, con 35 hp, / ton.
En el caso de los gases de escape, se produjo un sistema contra explosiones en el chasis y torre, con detectores ópticos, además de un magazine en la torre, en compartimiento blindado a prueba de explosiones, así como rejilla trasera de diseño "Chevron", con salida de gases del escape mezclando a los gases de la combustión para bajar la firma térmica. El concepto del Tamoyo III todavía es moderno para los estándares actuales y su concepto y mantenimiento del prototipo permitiría una reanudación futura para el desarrollo de un Carro de Combate Nacional sirviendo como banco de estudios para las nuevas generaciones de Ingenieros Militares que podrían ver, práctica, la complejidad que es desarrollar un coche de combate, apto para nuestra realidad y necesidad.
Otra de las empresas brasileñas, los Ingenieros Especializados S / A - ENGESA optó por desarrollar otro proyecto para un Carro de Combate Nacional, trillando otro camino con la premisa de construir un coche moderno, sofisticado y con capacidad de competir con que había de más moderno en el mundo , basado en la tríada Poder de Fuego, Protección y Movilidad, el gran desafío incluso para los países más desarrollados en el mundo. Inicialmente se pensó en alianzas; los alemanes nos ofrecieron su Marder (Thyssen-Henschel), con cañón de 105 mm, con el nombre de Leopard 3, que en el vecino país se convirtió en el TAM.
Se pensó también en hacerlo con otra empresa alemana, Porsche, pero no hubo receptividad por parte del gobierno alemán y finalmente se intentó una asociación con Armscor, para blindaje, que, debido a los problemas internos de Sudáfrica , tampoco fue posible. La solución encontrada fue desarrollar un proyecto propio, agregando lo que de más moderno existía en el mercado, optando por hacer dos modelos, uno para uso interno y otro para exportación, naciendo de esa forma, la idea de un Coche de Combate con (L7 / M68) y otro de alma lisa, con uno de 120mm (GIAT G1), para exportación, cada uno de ellos con su grado de optrónicos y demás equipos, que recibió la designación de EE-T1, posteriormente agregando el nombre Osório, en homenaje al patrono de la caballería brasileña.
La versión de Arabia Saudita recibió el nombre de Al Fahd, nombre de su monarca. El inicio del proyecto surgió en 1982, utilizando el entonces sofisticado programa de las grandes computadoras CAD / CAM, e iniciándose en 1983 la construcción en tamaño real de un mock-up y, a continuación, la construcción del chasis pionero, que rodó por la construcción la primera vez en septiembre de 1984, bautizado con cachaça. A continuación, pasó a ser sometido a severas pruebas, en un campo de pruebas de la propia empresa, recibiendo la designación de P.0. Una torre y cañón falsos le fueron incorporados, para mostrar lo más real posible como sería su configuración, recibiendo pintura camuflada y emblemas del Ejército Brasileño. Como no dominábamos elementos importantes, como blindaje y torre con sus optomales, en especial, se optó en el caso del blindaje por contratar servicios de dos renombrados ingenieros de esa área,
En el caso de las torres, se encargaron dos, en los respectivos modelos, para cañones de 105 mm y 120 mm, intercambiables entre ellas, a la empresa inglesa Vickers Defence System, que las utilizó también en un modelo experimental denominado Mark 7, pero que no se produjeron en serie. Otros elementos fueron importados, como la suspensión hidropneumática Dunlop, las orugas Dhil, motor MWM, transmisión ZF, Alemania, periscopios con visión nocturna, telémetro láser y computadora de tiro OLP de Bélgica, en fin, lo que de más moderno había en el mercado.
La primera torre llegó a Brasil en mayo de 1985 y fue inmediatamente acoplada al chasis del vehículo, que recibió la designación de P.1. Después de exhaustivas pruebas, fue embarcado en un avión 747 Jumbo de carga y llevado a Arabia Saudita, en julio del mismo año, para participar en una evaluación para la elección de competidores para una gran licitación, que preveía la compra de aproximadamente 800 coches de combate, que podría desdoblarse en otras ventas a diversos países de la región. Los objetivos principales de la empresa Engesa eran mostrar que de hecho, existía un carro de combate brasileño y que había capacidad de perfeccionarlo para desempeño en aquel tipo de terreno, característico de desierto.
El vehículo impresionó a las autoridades sauditas que, además de él, eligieron tres más para participar en la competencia que ocurrir en 1987, siendo el AMX-40 de Francia, el Challenger de Inglaterra y el M-1 A1 Abrams de Estados Unidos. Sin duda, fue una gran victoria para el producto brasileño, viniendo de un país sin tradición alguna en esa área y pudiendo competir con lo que de mejor había en aquel momento. A partir de ahí, los dos prototipos se mantuvieron, siendo uno para el Ejército Brasileño y otro para el Ejército Saudí, y las pruebas oficiales, realizadas por el Ejército Brasileño, con la versión armada con cañón de 105 mm, comenzaron el 16/12 / En el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Estas pruebas comprendieron recorrer 3.269km, siendo 750 de ellos en el Campo de Pruebas de la Marambaia, en terreno arenoso, en Río de Janeiro, para evaluar la movilidad del coche. Dispararon 50 tiros de 105 mm, en ese mismo campo, para la evaluación de la torre y de sus equipos. El Coche de Combate EE-T1 Osório sorprendió a los militares brasileños, generando gran entusiasmo y esperanza de ver las unidades blindadas equipadas con él en el futuro.
En ese período, se construyó el P.2, que incorporaba todos los elementos para exportación exigidos para la competencia en Arabia Saudita, en el año 1987, y Abu Dhabi, en 1988. En la versión P2, estaba previsto un cañón de 120 mm Rheinmetall, pero, debido a las dificultades impuestas por el gobierno alemán, se optó por el modelo francés, habiendo sido descartado el modelo inglés, debido a que era ratificado y su fuerza de retroceso era incompatible con el Osório, que pesaba 42 ton, optando por uno de alma lisa, que más se adaptaba al proyecto.
Los periscopios eran franceses SFIM, del tirador con visión diurna y telémetro láser, siendo que para el comandante el periscopio era panorámico (360º) con los mismos recursos del tirador. En la parte de visión y tiro nocturno, se optó por un modelo PHILLIPS USFA, holandés, con infrarrojos y monitores de televisión para el comandante y tirador. Los controles de tiros eran de MARCONI. Su sofisticación era tal que usaba una "ventana de coincidencia", que analizaba la posición del cañón y la mira del tirador, permitiendo que sólo disparara si durante las oscilaciones su alineación fuese coincidente con el de los periscopios, lo que permitía gran acierto en el momento primer tiro.
Su chasis era monobloque soldado, compuesto por chapas blindadas monometálicas y bimetálicas estructurales, con aplicación de blindaje compuesta en el arco frontal, proyectado con pequeños ángulos de incidencia y baja silueta para maximizar la protección balística.
Externamente, poseía faldas laterales en acero blindado, para protección de las orugas y sistemas de la suspensión.
El monobloque fue dividido en compartimentos para tripulación y power pack, separados a través de una pared cortafuego y estructural, con aislamiento térmico / acústico. El compartimiento del power pack poseía tres tapas en acero blindado bimetálico, permitiendo fácil acceso, con aplicación de rejillas balísticas en sus entradas y salidas. Su suspensión estaba compuesta de seis unidades hidropneumáticas a cada lado, dispuestas externamente al monobloque.
El sistema de freno, innovador, combina la actuación de un retardador integrado a la transmisión con el conjunto freno hidráulico principal y de emergencia, comandado automáticamente por un micro procesador electrónico, que consideraba la velocidad del vehículo y la desaceleración deseada, proporcionando un frenado constante y eficaz. También tenía un sistema de freno hidráulico de emergencia, independiente del principal, que opera siempre que éste presente algún tipo de pane, y un sistema de freno de estacionamiento, de accionamiento manual.
La designación P.1 y P.2 fue dada sólo para diferenciar el Prototipo 1 con cañón de 105mm (versión Ejército Brasileño) y Prototipo 2, con cañón de 120mm (versión exportación, en el caso Arabia Saudita), vale comentar que el nombre del " el coche siempre fue EE-T1 Osório o Al Fhad; aunque se ha considerado el nombre EE-T2 para el P.2, esto nunca ha sido oficialmente oficializado, siendo a veces utilizado en la empresa por parte del personal. En 2002, se formalizó la subasta de los dos Osório, que se encontraban en la masa fallida de Engesa desde 1993, evaluados por la increíble cantidad de R $ 400.000,00, (cuatrocientos mil reales), y que tuvieron un pretendiente que pagaría por los dos R $ 300.000, 00 (trescientos mil reales); sólo para tener una idea, Engesa gastó cincuenta millones de dólares para desarrollar todo el proyecto de Osório y cada coche, después de estar listo,
Pero después de una movilización hecha a través del portal defensor @ net y que fue divulgado por el diario Folha de São Paulo, las autoridades fueron sensibilizadas y ese proceso fue revertido, y en el año 2003, los blindados "Osório" fueron oficialmente entregados y entronizados en el entonces, Que se ha convertido en una de las más importantes de la historia de la ciencia y la tecnología. En la actualidad el P1 se encuentra preservado en el Museo Conde Linhares en Río de Janeiro y el P2 en el Centro de Instrucción de Blindados "General Walter Pires", en Santa Maria, RS.
Un país que llegó a poseer una Base Industrial de Defensa, en un pasado no muy lejano, consiguiendo desarrollar diversos modelos de vehículos blindados, sobre ruedas, incluso para exportación, e incluso algunos sobre orugas, incluyendo seriados y prototipos, debería invertir más en su país la capacidad industrial y un proyecto a medio y largo plazo para desarrollar un coche de combate nacional con una política realista de Estado a largo plazo y aprender a resolver problemas de gestión que siguen siendo nuestro talón de Aquiles.
CONCLUSIÓN
A partir del momento en que la industria de material de defensa en Brasil entró en colapso, en los años 1990, la producción de carros de combate no logró ir adelante; sus empresas ni más existen y ni siquiera nos preocupamos en preservar todo el conocimiento allí desarrollado, volviendo a importar no sólo los Carros de Combate de segunda mano de los Estados Unidos y Europa, que en un primer momento nos trae una nueva realidad, sea en su empleo, soporte logístico, entrenamiento y motivación para la tropa blindada, a costos bajos para compra y altísimos para optar por lo posible, frente a la imposibilidad de ejecutar lo deseable. Hoy estamos una vez más debatiendo sobre qué modelo de familia de blindados sobre orugas podría venir a amueblar nuestras unidades, sin haber aprendido de nuestro pasado reciente, sin darse cuenta de que muchas de las soluciones allí se encuentran,
Intentamos crear conglomerados de defensa que reúnen empresas sin tradición en ese campo, aunque excelentes en otros. Tales compañías acaban asociándose a conglomerados extranjeros especializados en el área, que quieren vender sus productos, y no enseñarnos a hacerlos. El riesgo es continuar cada vez más en la terrible dependencia en que estamos en esta área, tan vital para nuestro futuro. Nada contra las alianzas, que son bienvenidas. Se observa que las empresas extranjeras están adquiriendo pequeñas empresas brasileñas de importancia estratégica, pero sus proyectos y mantenimiento y que durarán más de diez a quince años y luego serán desechados como se ha hecho, sin dejarnos ninguna transferencia de tecnología.
Se produce que todo esto tiene un tiempo de vida útil y no siempre los contratos nos son favorables, pues siempre partimos de la premisa de optar por lo posible, frente a la imposibilidad de ejecutar lo deseable. Hoy estamos una vez más debatiendo sobre qué modelo de familia de blindados sobre orugas podría venir a amueblar nuestras unidades, sin haber aprendido de nuestro pasado reciente, sin darse cuenta de que muchas de las soluciones allí se encuentran, bastando sólo sistematizarlas, comprenderlas y ejecutarlas, aprendiendo con todos nuestros errores y los pocos aciertos de aquel período. Intentamos crear conglomerados de defensa que reúnen empresas sin tradición en ese campo, aunque excelentes en otros. Tales compañías acaban asociándose a conglomerados extranjeros especializados en el área, que quieren vender sus productos, y no enseñarnos a hacerlos.
El riesgo es continuar cada vez más en la terrible dependencia en que estamos en esta área, tan vital para nuestro futuro. Nada contra las alianzas, que son bienvenidas. Se observa que las empresas extranjeras están adquiriendo pequeñas empresas brasileñas de importancia estratégica, pero sus proyectos y productos acaban absorbidos o hasta anulados por el comprador, que los ve como competidores. Eso es preocupante. Dominamos fragmentos de conocimientos, que, la mayoría de las veces, no encajan en el conjunto de lo que se está desarrollando.
En muchos casos, prestamos atención a la industria extranjera en detrimento de la nacional, adquiriendo elementos que podrían muy bien desarrollarse y fabricados, localmente, claro que con las inversiones y la garantía de compras mínimas, incluso porque los empresarios viven de ganancias, y no de creencia de ayudar a la nación. Importamos equipos usados o nuevos, a bajo costo, todo como compras de ocasión, pero con extensos contratos de mantenimiento, que no agregan transferencia de tecnología, un modismo en la actualidad. Por el contrario, nos hacen meros usuarios de estos productos, hasta que, una década después, ya obsoletos, sean descartados, pura y simplemente. Compramos, en muchos casos, para atender al momento, bastando ver lo que se ha hecho en los grandes acontecimientos recientes.
Los plazos para las adquisiciones necesarias son cortos e impiden que la industria nacional y los centros de investigación civiles y militares den las respuestas que tanto necesitamos en el área de defensa. Estamos convirtiéndonos en meros usuarios, como lo hacemos desde 1919, al adquirir nuestros primeros coches de combate de Francia e incorporarlos en 1921. Los consolidamos, en 1938, con los italianos y nos hacemos de equipamientos americanos, a partir de 1941 en plena Segunda Guerra Mundial. Pero llegamos cerca de tener una independencia importante, en las décadas de 1980 y 1990, sin aprender mucho, lo que es frustrante. La tecnología no se compra, se desarrolla, o usted posee y domina o se vuelve dependiente.
Fuente: Revista Acción de Choque
Muy interesante artículo, que habla a las claras del potencial industrial en materia de defensa en Brasil, el cuál no está siendo explotado como debiera por parte de sus gobernante.
Si extrapolamos a nuestro país, con las diferencias que ello conlleva vemos como el poder político, tanto en Brasil como aquí, no siempro o por lo general, no estan acordes a las necesidades estratégicas de nuestros respectivos países y no solo en materia de defensa