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Centros de Reclusion
#61
Para algunos de por vida. Ya que horroriza la pena de muerte (a mí no)...

La perpetua la emplean en Argentina. No está tan lejos.
 
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#62
(02-21-2020, 11:10 PM)Voluntario2 escribió: Para algunos de por vida. Ya que horroriza la pena de muerte (a mí no)...

La perpetua la emplean en Argentina. No está tan lejos.

Aqui leguleyos, progres y defensores de los chorros dicen a quien los quiera oir que el aumento de la pena no funciona como disuacion del delito y puede ser.
Para mi la importancia del aumento de penas radica en que el delincuente una vez condenado se lo saca de la sociedad por mas tiempo.

Big Grin Big Grin Big Grin
 
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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#63
Coincido en todo con Terminus.

Sobre el temor de los delincuentes a las penas, su recuperación o no, son temas discutibles.
Lo que si es claro que si en lugar de darle 10 años le dan 20 años, son 10 años menos para robar o asesinar inocentes.
Es la pura verdad.
Hoy por hoy, se escucha un rosario de delitos y después la pena: "2 años de reclusión efectiva más 1 año de libertad vigilada".
Y los otros que nos olvidamos de mencionar son los menores. No es casualidad que había menores entre los que asesinaron al cuidacoches de Pando, menores que mataron al policía en la ruta, menores que matan a una mujer en un enfrentamiento "de vecindad"...etc.
Debería bajarse la edad de imputabilidad de los menores. De 18 a 16 como mínimo. No me quejaría si los dejaran en 14.
Hoy por hoy un asesino de 15, 16, 17 años, es un asesino con patente ideal para el sicariato.
 
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#64
Despues hablan de Instituto Nacional de REHABILITACION


La Justicia concluyó que la autoridad carcelaria “no hizo nada ni antes, ni en el momento, ni después” del crimen y cuestionó la falta de “mínimas condiciones de seguridad para los reclusos”
El Ministerio del Interior actuó con una “negligencia supina” ante el asesinato de un recluso, falló un tribunal
 4min  3
Nº2060 - 20 AL 26 DE FEBRERO DE 2020
Escribe Victoria Fernández


Yonatan Tabeira estaba trabajando en la cocina de la cárcel Santiago Vázquez, conocida como Comcar, cuando otro recluso se le acercó corriendo con dos “cortes carcelarios” (armas artesanales) y lo hirió de muerte. Horas después, falleció en el propio recinto. No fue trasladado a un centro médico, se desconoce si recibió algún tipo de atención luego del ataque y sus familiares no fueron informados de su muerte. No se sabe con exactitud qué pasó ni qué inició el ataque, ni cómo el asesino tenía dos cortes en su poder. No había ningún policía cerca de donde ocurrió la riña y las cámaras de vigilancia —tampoco se sabe por qué— no estaban funcionando.
El joven asesinado tenía 20 años y estaba en prisión preventiva por dos delitos de rapiña especialmente agravada. Su madre y sus hermanas se enteraron de su muerte por otro recluso. Esperaron durante horas en el Hospital Maciel, creyendo que estaba allí. Luego supieron que no lo habían movido de la cárcel. No hubo investigaciones administrativas para determinar eventuales responsabilidades del personal del Comcar.
El cúmulo de “negligencias y omisiones” cometidas por el Ministerio del Interior llevaron a que el Tribunal de Apelaciones Civil de 7º turno lo considerara responsable de la muerte de Tabeira. La sentencia, firmada el 12 de febrero y a la que accedió Búsqueda, confirmó un fallo de primera instancia y condenó a la secretaría de Estado a pagar a la madre y a sus dos hermanas una suma cercana a US$ 50.000 por daño moral.
“Negligente, insuficiente e irregular”
El Ministerio del Interior apeló la condena del Juzgado de lo Contencioso Administrativo de 2º turno porque a su juicio no había existido una “falta” en el servicio. Afirmó que realizaban en forma diaria requisas y que frecuentemente se incautaban armas, cortes carcelarios, celulares y psicotrópicos. Los controles se hicieron con “estricto celo y cuidado”, y sin “excepciones de ninguna clase”.
Por otra parte, la secretaría de Estado sostuvo que el agresor “tenía firme intención de atacar y dañar de muerte a quien resultó fallecido, esperando el momento adecuado”.
“No es posible que el Estado garantice que no ocurra ni una sola muerte ni episodio violento” en las cárceles, se defendió en la apelación.
Sin embargo, el tribunal de segunda instancia consideró que existió un “extenso rosario de negligencias y omisiones” que derivaron en la muerte del recluso y que demuestran la responsabilidad del Ministerio del Interior en el hecho.
Las fallas “permiten advertir no solo la carencia de mínimas condiciones de seguridad para los reclusos, sino la negligencia supina tanto en prevenir y actuar a tiempo en caso de episodios de agresiones o de violencia entre ellos”, afirmó la sede en su sentencia, redactada por el ministro Edgardo Ettlin y firmada junto a Cristina Cabrera y Beatriz Tommasino.
Según el tribunal, quedó demostrado en el caso que el personal del Comcar no supo “desplegar en la atención de sus presos y en el lugar de los nefastos hechos, seguridad de clase alguna”.
“En todo el tiempo y en el área en que se suscitaron los hechos, la administración demandada estuvo desparpajadamente ausente”, prosiguió.
“Lo que es peor, ha quedado en claro que la autoridad carcelaria y la autoridad policial no tuvieron idea sobre qué fue lo que ocurrió, y no queda relevado qué medidas tanto de vigilancia como de contención, e inclusive de asistencia de la víctima o de investigación, se tomaron”, añadió la sede. “Por no decir que no se hizo nada ni antes, ni en el momento, ni después, sencillamente”.
Los ministros sostuvieron que, teniendo conocimiento de las intenciones del recluso que cometió el ataque, “es inexcusable” que la seguridad de la cárcel no tomara medidas adecuadas para prevenirlo. “El Ministerio del Interior y su personal fueron omisos y prescindentes ya no en prevenir, sino en intentar evitar que el heridor de Tabeira perpetrara su acción”, afirmaron.
Además, señalaron que el hecho de que un recluso tuviera dos cortes carcelarios “siembra fundadas dudas tanto sobre la efectividad de las requisas que se dice que las autoridades carcelarias efectuaban, como sobre qué realmente habían registrado al respecto el día de los hechos”.
En la sentencia se objetó que no hubo investigaciones administrativas ni judiciales que permitieran “esclarecer los hechos o determinar responsables”. Para los ministros “llama la atención que no hay información administrativa mayor sobre qué fue lo efectivamente sucedido, lo que muestra que en la actuación existió una autoridad displicente o prescindente”.
“A tal punto estuvo el ministerio descuidado, que ni siquiera sabe cómo se suscitaron o se desenvolvieron los hechos que dieron lugar al conflicto”, señaló la sala.
Por otra parte, durante las más de cuatro horas que pasaron entre el momento del ataque y el fallecimiento del recluso “no consta qué medidas de asistencia médica se le dieron”. Tampoco surge que la administración de la cárcel “se hubiera preocupado por derivar al herido a un centro de salud”. El Ministerio del Interior no informó nada a la Justicia sobre el punto, dice el fallo. “Ni siquiera se llamó a los familiares de Tabeira para comunicarles las malas nuevas, ni inclusive su fallecimiento”, reprobaron los ministros.
El tribunal reconoció en su fallo que en una demanda anterior había negado la indemnización que pedían familiares por la muerte de un recluso. Pero explicó que en ese caso no se había probado que el servicio carcelario hubiera fallado, cuando en el presente la responsabilidad del Estado era evidente debido a las “graves y ostensibles” fallas que se cometieron.
“En las omisiones o malas actuaciones de las reparticiones involucradas del ministerio hubo carencias totales”, y no se cumplió “ni siquiera un estándar mínimo de prestación de seguridad, ni en prevención, ni en contralor, ni en la atención posterior del recluso”. Por eso, el tribunal evaluó que “la exclusiva causa del evento dañoso fue la negligente, insuficiente e irregular prestación del servicio penitenciario”.
"Dormía y soñaba que la vida era alegria, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegria."
Rabindranath Tagore
 
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#65
Otra vez los de siempre
27 de abril, efectivos del Ejercito Nacional frustraron un intento de fuga de dos reclusos del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) N° 4 “Santiago Vázquez”.
Creo que se los dije hace tiempo, del alambrado periferico hacia adentro, el conocido como COMCAR es tierra de nadie.
Reclusos saliendo y entrando a modulos libremente, dos policias x modulo en la noche.
Reclusos que evaden todas las medidas de control hasta llegar al alambrado de la guardia militar, etc.

[Imagen: EWnDI-qXQAA5nCZ?format=jpg&name=small]

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#66
A la bomba de tiempo de las carceles se le agrego mas explosivo, el coronavirus. Parece que lo llevan bien controlado por suerte.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#67
(04-30-2020, 11:45 PM)Artiguista escribió: A la bomba de tiempo de las carceles se le agrego mas explosivo, el coronavirus. Parece que lo llevan bien controlado por suerte.

MÓDULO 11
Preso en rapto de locura cometió un doble crimen en una celda de Santiago Vázquez
Los dos reclusos fueron estrangulados por el homicida. 


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EDUARDO BARRENECHE
Sábado, 02 Mayo 2020 04:00
[Imagen: 5eace83dcf0f7.jpeg]

Santiago Vázquez: los módulos 10 y 11 enfrentan problemas edilicios graves, falta de funcionarios y sobrepoblación de reclusos. Foto: Francisco Flores - Archivo El País

Al igual que en la Divina Comedia, las cárceles uruguayas pueden dividirse en función de su crueldad hacia los presos. Se sabe que el Infierno es el penal de Libertad y el Averno es el ex Comcar. Es obvio que no hay Paraíso.

El Averno y la muerte fue lo que sufrieron dos reclusos, de 35 y 22 años, que fueron confinados con un interno con patologías psiquiátricas y adicciones severas en una celda del módulo 11 de la Unidad 4 de Santiago Vázquez, conformada por los módulos 10 y 11. Es que la megacárcel del ex Comcar pasó a llamarse Unidad 4 en agosto de 2019.

Juan Eduardo Pereira Pereira, de 35 años, mató a sus dos compañeros de celda MGNP, de 36, y RNM, de 22. Ambos fueron encontrados muertos en la celda durante una recorrida de la guardia, según informó el Ministerio del Interior.

Las circunstancias del brutal crimen no están claras y son investigadas en este momento por efectivos del Instituto Nacional de Rehabilitación.

Pero había señales de que un insuceso de ese calibre podía ocurrir en cualquier momento. Las autoridades carcelarias analizaban con preocupación lo que estaba sucediendo en los módulos 10 y 11 y, en particular, les inquietaba la situación de presos con enfermedades mentales.

El matador es un psicópata y un adicto a las drogas. Es posible que estuviera pasando por un período de abstinencia y ello condicionó una mayor agresividad o esta lo puso paranoico, deliró y mató a sus dos compañeros porque se transformaron en perseguidores.

Es decir, a su patología psiquiátrica se le suman otros dos factores: los problemas generados por la adicción y la abstinencia. No trascendió el contenido de su legajo penal.

En las cárceles hay más personas con patologías psiquiátricas de lo que se cree. Y muchas de ellas no reciben asistencia médica periódica ni fármacos desde hace tiempo.

Estos presos solo son trasladados al Hospital Vilardebó si sufren una descompensación. En ese hospital hay un pabellón para criminales declarados inimputables por la Justicia.

Martingala
Las víctimas del reciente doble crimen integran una población que llena gran parte de las cárceles uruguayas: presos sin visitas de familiares, con desintegración social, sin estudios y con un prontuario repletos de hurtos y alguna rapiña.

Muchos de ellos terminan viviendo en situación de calle cuando salen en libertad.

Generalmente son considerados la escoria de las cárceles y, en ocasiones, dentro son captados por las organizaciones delictivas a cambio de dinero o droga. En esos casos, obtienen algo del “estatus” que la vida les negó.

El jueves 30, los tres hombres se encontraban encerrados en una celda del Módulo 11 de la Unidad 4.

Según informaciones primarias recogidas por policías del Instituto de Rehabilitación, los tres presos pensaban armar lo que en la jerga carcelaria se denomina “una martingala”.

Esto es una maniobra que les podría generar algún tipo de beneficio.

Las versiones señalan que las dos víctimas fingieron estar desmayadas o estaban semidormidos por alguna medicación y algo hizo enfurecer a Pereira Pereira.

El preso aprovechó la debilidad de los compañeros de celda y los estranguló.

Los módulos 10 y 11 son escenarios de continuos conflictos entre delincuentes.

El 27 de agosto de 2019, en un hecho poco usual, la guardia de la Unidad 4 incautó un revólver calibre 38 -con cinco municiones- que fue entregado por una persona privada de libertad.

Los módulos 10 y 11 enfrentan hoy problemas edilicios, sobrepoblación penitenciaria y carencia de funcionarios.

No obstante, al transformarse en una unidad aparte, sus condiciones de reclusión han mejorado en los últimos meses.

Por ejemplo, en el Módulo 10 mejoró la calidad de la alimentación, según dijeron fuentes carcelarias. “Hay preocupación en las autoridades de la Unidad 4 por el problema edilicio”, agregaron.

Cada módulo aloja a 600 reclusos y cuenta con 450 plazas. Es decir, hay 1.200 presos para unas 900 plazas. 

Piden asegurar las existencias de medicación psiquiátrica en Unidad 4
El 6 de marzo de 2020, el Mecanismo Nacional de Prevención (MNP) de la Tortura emitió un informe tras monitorear un servicio de internación psiquiátrica para presos ubicado en la Unidad 4 de la cárcel de Santiago Vázquez.

El servicio es gestionado por el Sistema de Atención Integral para Personas Privadas de Libertad de ASSE. Se inauguró el 20 de enero de este año recibiendo a los trasladados desde el Sector 6° B ubicado en la Unidad de ingreso, diagnóstico y derivación de la zona metropolitana (ex Cárcel Central).

Tras analizar las condiciones de vida, atención de salud y riesgos de tortura y otros malos tratos, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura recomendó al gobierno asignar un médico psiquiatra al sector a efectos de asegurar las condiciones mínimas para la atención de la salud mental de los presos. También planteó que se investiguen las presuntas situaciones vinculadas a malos tratos hacia pacientes que fueran detallados en un oficio reservado emitido por el MNP.

El documento plantea que el Instituto Nacional de Rehabilitación debe definir y asignar las responsabilidades y tareas vinculadas al acceso en forma permanente e inmediata al celdario del Sector D.

Sugirió que se asegure la disponibilidad de medicación -en particular la psiquiátrica- y de todos los insumos necesarios para el tratamiento de los pacientes.

Recomendó que se amplíe el tiempo disponible para las visitas de familiares y disponer de los recursos humanos y locativos a esos efectos.

Y planteó que se evalúen los métodos alternativos a las medidas de contención física utilizadas ante las crisis en función de los protocolos establecidos.
"Dormía y soñaba que la vida era alegria, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegria."
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#68
Sugiero-humildemente- reconocer la verdad: a nadie, ni de la población, de los partidos políticos, de las ONGs tan de moda, les importa un rábano el tema cárceles. Es más, la gente común, Juan Pueblo, quiere que los presos se queden más tiempo allí dentro. Y estará bien o mal, pero es comprensible.
 
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#69
Coincido completamente con Patriot One.
Me gano de mano.
Es una hipocresía poner el tema como un drama, tomándose de la cabeza los políticos, los periodistas, etc.
La realidad es que la sociedad es más egoísta de lo que nos gusta admitir.
La realidad es que a la gente no le gusta ´pagar impuestos. Reclamamos eso sí, al Estado, pero cuando no nos toque nuestro bolsillo.
A regañadientes la mayoría de la gente acepta que deben cobrarse impuestos para ayudar a la infancia más vulnerable (como se dice ahora), a sus madres, etc. No le hablen de aumentarle impuestos - porque todo es dinero - para que los delincuentes estén mejor. En todo caso, Juan Pueblo, como expresó Patriot One, espera que estén el mayor tiempo posible, para darles menos posibilidades de que salgan a robar y/o matar.

Hace unos días se capturó a una banda de delincuentes autores de varios asaltos a Abitabs/Red Pagos, supermercados, etc. Lo hicieron con armas largas. ¿Que pena le dieron? Cinco años. Así dijo el informativo de TV. Con esas penas no hacemos nada. Es una burla para la gente honesta. A una persona con arma larga lo menos que le tienen que dar es 25 años. Es un peligro para la sociedad, practicamente irrecuperable.

Finalmente el caso del sicópata este que asesino a sus dos compañeros de celda es también el de un irrecuperable. Todos sabemos que es irrecuperable y que la perpetua sería lo mejor para la sociedad.
 
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#70
La realidad de las carceles es tremenda. Mucha gente es insensible porque dicen y no con poca razon, que deben de pagar y que la prioridad es otra.
Pero la verdad es que hoy las carceles alimentan el circuito de la delincuencia, los reclusos viven como animales y para nada el periodo de encierro modifica per se la actitud de ellos hacia la sociedad y hacia sus propias vidas.

Eso si, en estos 15 años se hizo mucho humo, a las carceles le llamamos Instituto Nacional de Rehabilitacion, a los reclusos Personas Privadas de Libertad, a los infantojuveniles menores en conflicto con la ley y asi puro eufemismos, como si eso modificara nada.

Tambien es cierto que muchos reclusos afueran viven igual que lo que viven adentro.

Pero si no cortamos ese circulo, si no ponemos disciplina, respeto y reglas. Si no les sacamos los telefonos, si no los uniformamos para que no se roben prendas entre ellos, si no los alimentamos bien para evitar la comida de afuera, si no limpiamos la carcel y la adecentamos, si no les dan contencion y seguimiento sicologica, educacion, trabajo para evitar el ocio peligroso, si no os clasificamos, etc. esto seguira igual.

No hay que inventar nada, solo hay que pedir asesoramiento y capacitacion a paises que tienen un sistema ejemplar. Ahora pienso en cualquier pais de Europa o USA, donde tenemos una asociacion con el estado de Connecticut por ejemplo.

Big Grin Big Grin Big Grin
 
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