11-21-2015, 01:32 AM
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 11-21-2015, 01:33 AM por Terminus.)
¡FUEGO!, ¡VIVA ESPAÑA!
La noche del 27 al 28 de septiembre el cabo Noval recorría los puestos exteriores del recién conquistado Zoco cuando fue víctima de un ataque nocturno de los rifeños, cayendo prisionero mientras se retiraba hacia la posición principal con otros dos centinelas.
Los moros le amenazaron ordenándole gritar "¡somos españoles!" y a dar el santo y seña, pero Noval no era hombre nacido para ser doblegado. Cuando se aproximaban al campamento español, haciendo acopio de toda su valentía, consciente de que su destino era la muerte y en un alarde de entereza y amor a su patria y a sus hermanos de armas gritó: "Tirad sobre nosotros, que son moros los que vienen conmigo! ¡Fuego! ¡Viva España!" Los soldados de la posición obedecieron y abrieron fuego sobre la voz que les gritaba. Al amanecer encontraron el cuerpo de Noval junto a los de dos moros. Noval, con su sacrificio, había salvado la recién conquistada posición y la vida de todos sus compañeros que se guarnecían en el interior.
Sirva como refuerzo de su hazaña que la costumbre de las cabilas del Rif con los prisioneros españoles que rendían su posición siguiendo la doctrina de la "guerra entre caballeros" de los europeos en el siglo anterior, era, en el mejor de los casos, la decapitación. Pasando por castraciones, violaciones y todo tipo de torturas. Sin duda salvó a sus compañeros, a sus hermanos de armas, de una muerte horrible. Tras su muerte, por su sacrificio se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando. Su gesta se convirtió en símbolo del patriotismo español, levantándose un monumento en su honor en 1912 en la mismísima Plaza de Oriente de Madrid, frente al Palacio Real, y cercado por las estatuas de los prístinos monarcas ibéricos que desde sus pedestales parecen admirar la gesta del humilde soldado.



"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".