El Plebiscito.
Resultados y análisis.
(30 noviembre 1980)
(i) A favor y en contra
En noviembre de 1980 ciudadanos y políticos se habían dividido en dos grupos: los que apoyaban el SÍ y los que apoyaban el NO.
No todos los que apoyaban el SÍ consideraban que el gobierno cívico- militar fuese la opción más deseable para el Uruguay. Aunque había quienes agradecían con sinceridad a las Fuerzas Armadas por haber pacificado al país, sacándolo de una época oscura política y económicamente hablando, otros creían que el proyecto constitucional era una forma de conseguir la apertura política y que la transición del régimen militar al civil se hiciese de la forma más tranquila posible. Otros, como Pacheco Areco, quizás pensaban que si volcaban la opinión pública hacia el SÍ podrían ser los más firmes postulantes a ser electos candidatos únicos en 1981. Otros, querían que la situación continuase como hasta ese momento, pues el gobierno les era indiferente y no les causaba prejuicios económicos. No es descartable la hipótesis de Tarigo de que existieran grupos que -siguiendo la Cuarta Directiva que realmente ya habían puesto en práctica años antes- buscasen congraciarse e infiltrarse dentro del régimen militar.
No todos los que apoyaban el NO deseaban que cayese el gobierno cívico- militar. Así como había quienes consideraban honestamente inaceptables las normas que creaban legalmente un gobierno militar o tutelado por los militares, estaban aquellos que esperaban la caída del régimen para cobrarse cuentas pendientes o para intentar sacar rédito de una situación de descontrol político, siguiendo aquello de «cuanto peor, mejor».
Por el SÍ se habían volcado:
* El Embajador y ex Presidente Jorge Pacheco Areco, líder de la Unión Colorada y Batllista (UCB), el grupo mayoritario del Partido Colorado en las Elecciones de 1971.
* Jorge Lorenzo Batlle Cherviere, director del diario «El Día».
* Jorge Otero Menéndez, sub director del mismo matutino.
* Alberto Héber Usher, político nacionalista de gran prestigio, ex Presidente del Consejo Nacional de Gobierno entre 1966 y 1967 y Presidente del Directorio del Partido Nacional entre 1970 y 1971.
* El Dr. Alberto Gallinal, político nacionalista; uno de los fundadores de la Unión Blanca Democrática (UBD) y del Movimiento Nacional de Rocha; además era Presidente de la Comisión de los Diez, que había participado en las conversaciones durante el comienzo de la apertura.
* Un sector del grupo político del General Aguerrondo.
* El Grupo «Defensor de las Leyes», del Partido Nacional.
* El grupo reeleccionista de 1971
* El Riverismo.
* El Grupo de Leonardo Guzmán, dentro del Partido Colorado.
* Los periódicos «El País», «La Mañana», «Últimas Noticias» y «El Diario», de la noche, quienes no publicarían propaganda por el NO, ni aunque esta fuese paga (1).
Por el NO se habían volcado:
* Raumar Jude y otros ex legisladores disidentes de la Unión Colorada y Batllista, reunidos en la Alianza Principista Colorada y Batllista.
* El Dr. Enrique Tarigo y su semanario «Opinar».
* Los Dres. Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti, del Batllismo Unido- Unidad y Reforma, Lista 15, del Partido Colorado.
* La Lista 31 del Partido Colorado, Por la Unión del Partido, de Amílcar Vasconcellos y Manuel Flores Mora
* La Corriente Batllista Independiente de Manuel Flores Silva, creada el 13 de noviembre.
* El Movimiento Por la Patria, liderado desde el exilio por Wilson Ferreira Aldunate.
* El Movimiento Nacional de Rocha, liderado por Carlos Julio Pereira.
* El Consejo Nacional Herrerista, liderado por el Dr. Luis Alberto Lacalle.
* La agrupación Divisa Blanca, Lista 400, de Washington y Enrique Beltrán.
* El Dr. Juan Vicente Chiarino.
* Héctor Paysée Reyes, Eduardo Jiménez de Aréchaga; Gonzalo Chiarino Milans -este último del ruralismo-; Héctor Giorgi -ex Secretario de la Presidencia de Pacheco Areco- ; Horacio Terra Arocena, Dr. Eduardo J. Corso.
* Los votantes de izquierda -pese a la proscripción de sus agrupaciones políticas y el encarcelamiento de sus dirigentes- se pronunciaron por el NO, y algunos militantes ofrecieron charlas en parroquias, casas de familia y centros sociales.
* La Convergencia Democrática en el exterior -Partido Socialista, Partido Comunista, Partido por la Victoria del Pueblo y MLN-Tupamaros, apoyados por Juan Raúl Ferreira- se pronunció por el NO.
* El periodista José Germán Araújo -quien más tarde se revelaría como izquierdista- desde su programa radial «Diario 30», que empezó a emitirse el 3 de noviembre de 1980.
Neutrales
* El diario «El Día» no se definió a favor del SÍ, sino que adoptó una posición neutral. Pese a que su Directorio apoyaba esa opción, Julio Sanguinetti y otros siguieron publicando sus columnas a favor del NO y el diario publicó gratuitamente publicidad por el NO.
* La Conferencia Episcopal de Montevideo de la Iglesia Católica hizo hincapié en la libertad de conciencia y la reflexión, con algunas observaciones según parece desprenderse del documento emitido el 12 de noviembre de 1980 y firmado por Monseñor Carlos Partelli y los obispos uruguayos:
"No nos mueve a realizar esta manifestación de índole pastoral ninguna motivación de carácter político partidista a favor de una determinada opción, sino tan sólo el deseo de ofrecer elementos de reflexión para que la conciencia de cada cristiano, iluminada por la fe, pueda determinarse con rectitud, seguridad y libertad interior.
(...)
Anhelamos que, cualquiera sea el resultado del pronunciamiento popular, todos podamos contar con la seguridad de que pronto, finalizada la etapa de transición, la República ingrese en la senda plenamente democrática, dentro de un clima de comprensión, fraternidad y participación, superada la dolorosa experiencia que nos ha tocado vivir.
(...)
"... queremos referirnos al derecho a la educación y la enseñanza, cuya afirmación cabal se formula en el art. 32 del proyecto, por la obligación y el derecho de los padres a la educación de sus hijos. Sin embargo, la enmienda introducida en el art. 47 y el principio incluido en el art. 206 abren la puerta a posibles lesiones a la libertad de enseñanza, muchas veces intentadas por los partidarios del monopolio estatal y detenidas gracias a la claridad del artículo correspondiente de la Constitución actual. Quienes así procedan, aún no pretendiéndolo, se colocan en la misma posición que estilan los regímenes totalitarios. La promoción de la cultura exige la libertad de enseñanza. Quedamos perplejos frente a el artículo 47, con cuyo texto esta libertad queda profundamente herida. La intervención del Estado a través de una ley para lograr "la eficiencia técnica" constituye un cercenamiento de la libertad de enseñanza, lo que es aún más grave si se considera que a los organismos públicos se les reconoce "autonomía técnica". Es sumamente dañoso subordinar los valores del espíritu desarrollados por la educación a los valores de la técnica, que son sólo instrumentos al servicio de aquellos. El artículo 47, en varios aspectos, da lugar a arbitrariedades que echan por tierra la libertad de enseñanza que tan celosamente defendieron nuestros mayores" (2).
* La Unión Radical Cristiana -luego Unión Cívica- dejó a sus votantes en libertad de acción, pese a lo cual sus dirigentes optaron por el NO.
No Votantes
Además de las personas procesadas o acusadas por delitos vinculados a la subversión y a la sedición, ningún miembro de las Fuerzas Armadas y Policiales (unos 36.000 efectivos, en total) votó durante el Plebiscito de 1980, pese a que esto iba contra lo estipulado por la Constitución de 1967.
(ii) Garantías
La organización del Plebiscito estuvo a cargo de la Corte Electoral, presidida por el Dr. Nicolás Storace Arrosa.
Pese a haber sido intervenida por el gobierno cívico- militar en 1977, la Corte se mantuvo continuamente en funcionamiento, organizando no solamente el Plebiscito de 1980, sino las Elecciones Internas de los partidos en 1982 y las Elecciones Nacionales en 1984. La transparencia de este organismo público fue reconocida mundialmente en todo momento.
Inclusive, la Corte Electoral recibió y aceptó un reclamo vinculado con la cuarta acta de escrutinio, la cual quedaría en manos de los observadores -ya que no habría delegados partidarios-, con el resultado del escrutinio de la mesa electoral correspondiente.
Además, fue permitida la televisación del recuento de sufragios y Canal 12 disponía de una empresa de asesores estadísticos para adelantar los resultados, ni bien se cerrase la votación.
La limpieza del sufragio sería total y no habría posibilidad alguna de fraude.
Pese a ello, circuló algún rumor sobre que los militares podrían saber qué votaba cada uno, pues el papel de los sobres de votación era traslúcido. Aquello resultó infundado y finalmente el acto plebiscitario se llevaría a cabo pacíficamente y sin incidentes de ningún tipo.
(iii) Expectativas
Después de que estuvo todo dicho, solo quedaba aguardar la decisión popular.
Los defensores del SÍ tenían cierto espíritu triunfalista. Primero, porque la encuesta Gallup realizada poco antes de la votación indicaba que el SÍ triunfaría cómodamente con el 67% de los votos, aunque el porcentaje de indecisos era alto. Segundo, porque la amplia campaña propagandística a favor del SÍ apuntaba justamente a convencer a los votantes. Tercero, porque los militares estaban sinceramente convencidos de que estaban salvando la Patria al imponer constitucionalmente un régimen militar, y esperaban simplemente que la población lo ratificara. De hecho, muchos consideraban que este plebiscito era simplemente una muestra de apoyo a las Fuerzas Armadas de nuestro país.
Los defensores del NO eran también optimistas en general, aunque existían dudas razonables a causa de la división de los partidos, en defensores de una y otra posición.
Cuando Manuel Flores Mora le preguntó "¿Y? ¿Cómo la ves?" a Julio María Sanguinetti, éste le respondió: "Mirá, yo tengo un gran susto. Uno intuye, por lo que habla con la gente, que nos va a ir bien, pero ¿yo qué sé…?" Flores Mora respondió: "Yo soy optimista. Cuando esté el resultado recién vamos a saber si alguna vez fuimos la Suiza de América. Porque si alguna vez fuimos la Suiza de América, eso tiene que sobrevivir y va a predominar la conciencia democrática" (3).
Sin embargo, dentro y fuera del Uruguay eran pocos quienes creían que una dictadura pudiera perder un plebiscito organizado por ella misma... y menos aún respetar un resultado que le fuese adverso.
Citas:
(1) Lincoln Maiztegui; Orientales; Tomo 4; Editorial Planeta; Uruguay; 2008; Pág. 502.
(2) Conferencia Episcopal; Documento del 12 noviembre 1980
http://iglesiacatolica.org.uy//wp-content/uploads/2012/08/Ante-el-proximo-Plebiscito-Constitucional.pdf
(3) Daniel Isgleas; Una sola voz por el no; Suplemento Qué Pasa; El País; 29 nov 2015.
http://www.elpais.com.uy/que-pasa/sola-voz-no.html
El Plebiscito.
Resultados y análisis (2a Parte).
(iv) Los resultados del Plebiscito
La votación fue normal y sin incidentes.
De 1.994.951 habilitados sufragaron 1.689.424 (84,68%).
Por el NO hubo 945.176 votos (55,9% del total de votantes); por el SÍ: 707.118 votos (41,9% del total), en blanco: 10980 (0,65%) y anulados 26.150 (1,55%).
Si solamente se tienen en cuenta los votos por NO y SÍ, los porcentajes son 56,89% y 43,11%.
En 11 departamentos hubo mayoría del NO: Salto (58,9%), Paysandú (63,9%), Río Negro (54,8%), Colonia (54,3%), San José (60,8%), Canelones (52,2%), Montevideo (62,2%), Maldonado (55,6%), Durazno (51,6%), Cerro Largo (49,4%) y Florida (52,6%).
En 8 departamentos hubo mayoría del SÍ: Artigas (60,9%), Rivera (63,7%), Tacuarembó (52,5%), Lavalleja (52,8%), Rocha (56,6%), Treinta y Tres (66,6%), Soriano 49,9%) y Flores (54,7%).
(v) Análisis y comentarios.
Indudablemente, la victoria del NO fue holgada (238.058 votos de diferencia), y aunque todos los efectivos de las Fuerzas Armadas hubiesen votado -que no lo hicieron- y hubiesen votado por el SÍ, no hubieran podido evitar dicha victoria.
Más allá de eso, llama la atención que después de 7 años de dictadura cívico- militar, 707.118 personas votaran por SÍ, independientemente de las razones que tuviesen.
Comparemos esos sufragios con los de las Elecciones Nacionales de 1971, durante las cuales votaron 1.712.766 personas (32.342 más que en el Plebiscito):
Partido Colorado: 681.624
Fórmula Mayoritaria: Bordaberry- Sapelli: 379.515 votantes
Votos por la Reelección de Pacheco Areco: 491.680 votantes
Partido Nacional: 668.822.
Fórmula Mayoritaria: Ferreyra- Pereyra: 439.649 votantes
Partido Demócrata Cristiano: 304.275
Si realmente el Plebiscito de 1980 debe considerarse una muestra de apoyo a las Fuerzas Armadas, debemos decir que éstas obtuvieron 25.494 votos más que el partido político más votado en 1971; 267.469 votos más que el candidato más votado y 215.438 votos más que los obtenidos por la reelección de Pacheco Areco.
Hay que esperar hasta 1984 para encontrar un grupo político que superase esa cantidad de voluntades: el Partido Colorado -la fórmula Sanguinetti- Tarigo- logró 777.701 votos, sobre un total de 1.930.931 sufragios. Y aún así, el porcentaje es menor: 40,3% para el Partido Colorado en 1984 contra 41,9% por el SÍ.
Por cierto que en 1984, el partido político de los militares -el Partido Unión Patriótica Salvadora de la Democracia, liderado por el Coronel Bolentini, quien falleció poco antes de las Elecciones Nacionales- solamente obtuvo 302 votos.
¿Cómo interpretamos aquellos votos por el SÍ?
Tenemos, considera el autor, dos datos a tener en cuenta: (i) Según análisis posteriores, el 75% de los votantes con edades comprendidas entre los 18 y 27 años (entre 200 y 400.000 personas
(4)) votaron por el NO. (ii) Es poco probable -aunque no imposible- que aquellos que votaron a partidos de izquierda en 1971 votasen por el SÍ en 1980.
Eso significaría dos cosas:
(i) Que los votantes colorados y nacionalistas que votaron por el NO rondarían los 600.000 o 700.000, lo que significaría entre un 44% y un 52% de la suma de los votantes de ambas colectividades en 1971. Es decir, cerca de la mitad de esos votantes estaban más conformes con un gobierno militar que con los políticos de su propio partido, o no estaban totalmente informados o convencidos de los argumentos democráticos propuestos por los defensores del NO.
(ii) Que los votantes del SÍ en 1980 provenían de diversos partidos políticos, y no de una sola agrupación, dado que los votos del SÍ superan a los de cada partido, y esto sin tener en cuenta lo dicho en (i). No hay razones para descartar absolutamente a los votantes de izquierda en la votación por el SÍ.
Más allá de los resultados electorales del Plebiscito de 1980, el plan político de las Fuerzas Armadas para 1981 se cumplió tal cual lo habían previsto los Dres. Tarigo y Pons Etcheverry: serían electo de hecho un candidato único, militar -el General ® Gregorio Álvarez- sin ninguna participación de los partidos políticos, pero con el apoyo de la Junta de Comandantes en Jefe.
Conjeturas
¿Qué habría ocurrido de ganar el SÍ?
Solamente podemos hacer algunas conjeturas al respecto, y sin grandes extrapolaciones.
Evidentemente, los miembros del gobierno cívico- militar hubieran interpretado el resultado como un apoyo a la labor de las Fuerzas Armadas y, por ende, un rechazo a la clase política. Las conversaciones de la COMASPO con los políticos seguramente no hubieran tenido lugar en 1981, ni tampoco las Elecciones Internas de los Partidos en 1982. Los partidos políticos, evidentemente, no habrían sido los mismos que los que surgieron del NO: los grandes ganadores habrían sido las fracciones de Pacheco Areco y de Alejandro Gallinal, que posiblemente se hallarían dispuestas a colaborar con un gobierno militar.
En la interna militar, el grupo de los Tenientes de Artigas habría salido fortalecido del Plebiscito, y resulta al menos dudoso que el General Álvarez -que nunca perteneció a esa logia- fuese designado candidato único en 1981. Un candidato posible podría haber sido el General Abdón Raymúndez, que contaba con muy buen apoyo en la Junta de Generales. Aunque también se manejaban algunos nombres de civiles -como Carlos Maeso- es dudoso que fuese electo para tal cargo, después de un apoyo masivo a los militares.
Pero existen dos hechos que no podemos dejar de mencionar, conociendo "el diario de mañana": Raymúndez fallecería en 1983 y en diciembre de 1982 se produciría la ruptura de la "tablita" y una de las crisis económicas más profundas del Uruguay. Cabe entonces hacerse algunas preguntas: ¿habría asumido Alejandro Vegh Villegas como Ministro de Economía, y podría haber evitado la crisis? ¿Se habría producido la crisis de todas formas, causando además un grave problema institucional, debido a que los partidos políticos seguirían descabezados y desorganizados, y a que el diálogo con los militares estaría cerrado? En tal caso, los resultados -como había previsto el Dr. Pons Etcheverry- serían la violencia y el enfrentamiento con un régimen que dispondría de todas las armas legales para imponer lo que quisiese. ¿Sería descartable, en tal caso, un levantamiento de los nacionalistas acaudillados por Wilson Ferreira, con resultados imprevisibles?
Tampoco es descartable, por cierto, que fallecido un hipotético presidente militar en 1983, y alejado el General Álvarez del poder, los resultados hubiesen sido los mismos: que los militares entregasen el poder entre 1984 o 1985, después de una reorganización y un diálogo con la clase política uruguaya.
Citas
(4) Estimación del autor en base a datos estadísticos de la CELADE.
CELADE, Boletín Demográfico, Año 21, Nº 42, Santiago de Chile, 1988.
Ver:
http://www.eurosur.org/FLACSO/mujeres/ur...demo-1.htm
Los Militares después del No
I. Introducción
Un observador objetivo –suponiendo que tal cosa existiera- seguramente afirmaría que si las Fuerzas Armadas accedieron al poder en febrero de 1973, fue porque la clase política y el Parlamento eran tan inoperantes que terminaron por generar un vacío de poder por el combatían no solamente los militares, sino la sedición.
Es un hecho que el MLN- tupamaros había superado a las fuerzas policiales; es un hecho que entre 1963 y 1971 la sedición bregó por establecer una alternativa de poder paralelo, para derribar a la democracia y establecer un gobierno marxista al estilo cubano, paredón inclusive. Un gobierno, por otra parte, que nadie deseaba pues no contaba con el mínimo respaldo de los ciudadanos, a través de su voto.
Si esa intentona fracasó fue porque el Presidente Jorge Pacheco Areco encargó a las Fuerzas Armadas Uruguayas la lucha contra la sedición, el 9 de septiembre de 1971, y éstas –actuando con brillantez- acabaron con el movimiento tupamaro y la OPR33 en poco más de 9 meses de violentos combates No cabe duda que las Fuerzas Armadas se ganaron el respeto y la admiración de una población agradecida. Los mandos tenían razones para sentirse orgullosos de los soldados a sus órdenes, que llegaron al máximo sacrificio, a entregar la vida, por nuestra Patria
Eso, sin embargo, no significaba que los mandos de las Fuerzas Armadas dispusieran de allí en más, e indefinidamente, del mandato de la población para gobernar. El Presidente Juan María Bordaberry estaba convencido de que esto era así, cuando abiertamente reconoció que el poder, de hecho, había pasado a los militares en 1973. La inactividad del Parlamento, que ni siquiera levantó su receso en febrero, lo demostró claramente. Bordaberry propuso –en base a sus posturas religiosas- que los Partidos Políticos debían desaparecer y ser reemplazados por corrientes de opinión, y que el gobierno debía ser entregado a las Fuerzas Armadas. Los militares, sin embargo, no quisieron dar ese paso, destituyeron a Bordaberry y los reemplazaron con el Dr. Alberto Demicheli. Y cuando Demicheli no se mostró dispuesto a firmar los Actos Institucionales para suspender las Elecciones de 1976 y proscribir a numerosas figuras políticas, fue sustituido por el Dr. Aparicio Méndez, que sí lo hizo.
Las Fuerzas Armadas entraron así en una etapa nebulosa: gobernar sin gobernar, tras bambalinas, con partidos políticos pero sin dirigentes políticos, con Elecciones, pero sin poder elegir más que el candidato que seguramente surgiría de un acuerdo entre los Oficiales Generales. Por otra parte estaba el Partido Comunista, comúnmente una parte ínfima del espectro político uruguayo, pero con el cual las Fuerzas Armadas no estaban dispuestas a transigir, especialmente después de descubrir la existencia del amplio Aparato Armado comunista. El contexto de la Guerra Fría apuntalaba esta intransigencia.
Que no se quisiera prescindir de los partidos políticos históricos demuestra que las Fuerzas Armadas no se apartaban de lo tradicional, “del poncho y el sobretodo”, como dijo el General Gregorio Álvarez. Que lo admitieran, es una señal de su honestidad y patriotismo. Pero, a la vez, que pretendieran crear de la nada una nueva clase política, es señal –al menos- de su ingenuidad. Los mandos militares, en general, no tenían formación político partidaria, que fuese más allá de su formación ciudadana; no habían sido formados para eso en las Escuelas Militares, porque no era ese su perfil profesional. Existía, sí, la doctrina de la “Seguridad para el Desarrollo”, que algunos denominan “Doctrina de la Seguridad Nacional”, pero la inmensa mayoría de los militares no eran abogados, ni economistas, ni contadores, ni sociólogos, ni arquitectos, ni licenciados en comunicación. Para ello disponían de sus asesores en el Consejo de Estado y en los Ministerios. Y posiblemente, como han dicho varios analistas, confiaron demasiado en estos asesores, que fueron quienes terminaron de elaborar el Proyecto de Constitución que se plebiscitó en 1980, aunque posiblemente con numerosas recomendaciones de las FF.AA.
Es muy posible que en este proyecto hubiese una dosis importante de soberbia, fruto de sus logros contra la sedición, así como del profundo desprecio que sentían los militares por los políticos. Nadie niega esos logros, muy valiosos para la existencia de nuestra República y para el restablecimiento de la tranquilidad social. Pero pecó de ingenuidad la cúpula militar al extrapolar esos logros hacia cualquier clase de iniciativa que se propusiera: la victoria en la batalla contra la sedición no implicaba, bajo ningún concepto, la victoria en la batalla política, que debía ser una batalla de diálogos, de negociaciones, de pactos (como se descubrió más tarde), donde cada parte cede un poco para también ganar un poco.
El Plebiscito fue un ataque frontal contra una ciudadanía y una clase política que no estaban dispuestas a aceptar un dictado de normas, sin discutirlas mínimamente. En eso, fracasó la estrategia de las Fuerzas Armadas en 1980. Eso, sin embargo, no quiere decir que el Plebiscito significase un golpe demoledor para el prestigio de las Fuerzas Armadas: que la dictadura continuase 5 años más lo demuestra claramente. Fue un cachetazo en el rostro, una sorpresa, pero de ninguna manera un knock out.
Significaba, sí, que los militares deberían dialogar, quisieran o no.
Las preguntas eran: ¿las Fuerzas Armadas estaban dispuestos a eso? ¿Cómo interpretarían ese cachetazo? Y ¿había tiempo suficiente para dialogar, antes que la situación se volviera ingobernable?
II. La Reunión del 1 de diciembre de 1982
El 1 de diciembre se llevó a cabo la Reunión Nº 171 de la Junta de Oficiales Generales (J.OO.GG.) de las Fuerzas Armadas, cuyo objetivo sería “hacer reflexiones, actitudes a tomar y análisis de causas que motivaron el NO en el plebiscito. Se piden opiniones de todos los OO.GG…” (1)
Lo primero conclusión fue positiva: “Externamente fue positivo, porque cayeron las banderas que se agitaron con relación a un fraude” (2).
El historiador Lincoln Maiztegui recoge en una de sus obras el comentario que le hizo el periodista español Miguel Ángel Bastenier, al día siguiente de Plebiscito: “Ven para aquí inmediatamente... Tienes que explicarme cómo es eso de que las dictaduras pierden plebiscitos. Si empiezan a pasar estas cosas, yo ya no entiendo nada” (2bis).
Era genuino el asombro de Bastenier: ni en el Chile de Pinochet, ni en la España de Franco, ni en la Cuba de Castro, el gobierno obtenía otra cosa que una aprobación unánime en sus votaciones. Y, según reza un dicho español, “Cuando en una discusión están todos de acuerdo, o son todos cretinos o es una dictadura”.
Alfonso Lessa, detalla de la siguiente manera las causas de la victoria del NO que indicó la reunión de los militares:
“- Se desconocieron los Partidos Políticos. No se presentó una Constitución atrayente, sino con muchos flancos descubiertos. El Plebiscito fue presentado inoportunamente, fuera de tiempo, demasiado [tiempo] entre las pautas, el proyecto y éste.
“- No convencer a los políticos de que se aprobaba la Constitución o se rompía el cronograma. El pueblo responde a los políticos. Hay que cambiar la conducción económica porque es positiva para el país, pero es negativa para el pueblo.
“- No conquistamos la juventud. Este proceso concientizó a muy pocos y nuestro pueblo todavía obedece al político, las normas de la Constitución no tenían un rechazo tan radical pero el candidato único fue la gota que colmó el vaso.
“- Se asoció candidato único con candidato militar, sumando a un COSENA (Consejo de Seguridad Nacional), un Tribunal de Control Político, entonces ¿qué posibilidad le iba a quedar en el futuro a un político? No se habló en la mesa en forma franca.
“- Lo pasado obliga a reconocer la vigencia de los Partidos Políticos que creíamos derrotados. No se consideró el estudio hecho por el ESMACO de los plebiscitos desde 1917 hasta ahora. El NO voto de las FF.AA. fue mal recibido por muchos subalternos. Estamos en política pero no actuamos en política” (3).
Llama la atención (i) la precisión de este análisis; (ii) que este análisis se haya hecho a posteriori y no antes del Plebiscito. Esta segunda observación implica que el ambiente triunfalista hizo que nadie tuviese en cuenta lo discutido durante el debate entre los Doctores Tarigo, Pons Echeverry, Bolentini y Viana Reyes, en el que justamente se analizaron esos mismos temas. Se desprende que el desprecio hacia los políticos (que es mencionado elípticamente) terminó por costarles caro a los militares.
A continuación siempre en la misma Reunión, la J.OO.GG. discutió qué hacer de allí en más.
El documento marca “cuatro puntos como acción externa a tomar”:
“1º) Manifestar que el proceso de Institucionalización no se ha detenido.
“2º) Lo que se canceló es el Plan Político Básico de las FF.AA. de agosto de 1977.
“3º) En virtud de la votación negativa que sufrió el Proyecto de Constitución presentado, se está trabajando en un nuevo Plan Político que sustituya al anterior.
“4º) El mantenimiento de actual sistema de conducción política seguirá por un período a determinar” (4).
Después de decidir esto, la J.OO.GG. se planteó si era necesario renovar el gabinete ministerial, designar nuevos Consejeros de Estado, relevar intendentes, levantar proscripciones políticas, si debía cambiarse el mecanismo para nombrar un nuevo Presidente, si la elección de ese Presidente se haría en septiembre, si se daría a conocer un nuevo estatuto de los Partidos Políticos y cuándo, y de si sería deseable llevar a cabo un nuevo Plebiscito.
Los jerarcas militares decidieron que la Comisión de Asuntos Políticos (COMASPO) se hiciese cargo de la situación, de allí en más, con un plenteo en términos castrenses:
“Decisión: COMASPO toma a su cargo el análisis de la situación y los hechos que motivaron la cancelación del plan político y en base a ello elaborará un nuevo plan” (5).
Estas fueron las Conclusiones a las que arribaron los generales, algunas bastante sombrías:
“Debe extremarse la preocupación en mantener la moral de las FF.AA.
“El Gbno. Debe seguir trabajando al mismo ritmo, o sea que seguimos gobernando y reafirmando que el proceso sigue.
“Se debe plantear a la brevedad las reglas de juego y no dar la iniciativa al enemigo que nos presione.
“Las FF.AA. nos están mirando y esperan soluciones.
“Las nuevas etapas del proceso serán en función de los objetivos que se alcancen, no atarse a tiempos.
“Las FF.AA. quieren institucionalizar el País.
“Decir que no va a haber elecciones con el énfasis correspondiente.
“En caso de brote subversivo, actuar con mucha dureza.
“Solicitar quede en el Acta, que se nombre la autoridad que debe comandar las operaciones en caso de haber alguna revuelta” (6).
III. La Reunión de la COMASPO del 8 de diciembre de 1980
Una semana después de la Reunión antes analizada, se reunió la COMASPO, -la cual era presidida por el General Julio César Rapela- para analizar los resultados del Plebiscito.
Aunque el Documento que surgió de esta reunión recogía algunos de los puntos de la Reunión Nº 171, era mucho más duro, y marcaba responsabilidades:
“TEMA: RESULTADO PLEBISCITO CONSTITUCIÓN NOVIEMBRE 1980. ERRORES QUE CONDUJERON AL RECHAZO.
“PROBLEMA: PLANIFICAR UN NUEVO PLAN POLÍTICO PARA SUSTITUIR EL DE 1977. TENDIENDO A LOGRAR LA DESEADA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL PAÍS.
“I. Factores que Inciden en el Problema.
“A: Hechos
“1.Factor Político
“a) Falta de participación de los Partidos Políticos, impuesto por el Plan Político Básico.
“b) Falta de liderazgo en la conducción política por parte del Poder Ejecutivo y de la Mesa de
Oficiales Generales.
“c) Incoherencia en el manejo de las proscripciones, por parte de la Mesa de Oficiales Generales.
“d) Puntos polémicos del Texto Constitucional:
“(1) Candidato Único.
“(2) COSENA.
“(3) Amplitud del Concepto de Seguridad.
“(4) Tribunal de Control Político.
“(5) Denominación y Autonomía Departamental.
“(6) Ley de Lemas.
“(7) Eficiencia Técnica.
“(8) Amovilidad del Funcionario Civil.
“(9) Jerarquización de las Leyes, con iniciativa del Poder Ejecutivo.
“e) Algunos pronunciamientos favorables al proyecto fueron hechos con claras reservas y faltaron
Argumentos para rebatir opiniones negativas.
“f) Falta de una debida relación con Autoridades Religiosas.
“g) Permitió la conjunción de Fuerzas Opositoras Dispares, unificadas en el NO.
“2. Factor económico
“a) Costo Social de la Política Económica muy elevado.
“b) La Política Económica y Financiera y sus resultados no favorece a los sectores productores
Del Agro y la Industria.
“c) Deterioro del Salario Real.
“d) Vivienda, desalojo y reajuste de alquileres.
“e) Política de sueldos y salarios.
“3. Factor Psicosocial
“a) Ante la propaganda adversa que presentaba al individuo disminuido en sus derechos y
garantías ante un Poder Ejecutivo excesivamente fuerte, no se logró neutralizar dicha imagen.
“b) Falta de integración de la Juventud al Proceso Político.
“c) La propaganda no logró su propósito.
“d) Falta de apoyo en departamentos gravitantes, por el número de votantes.
“e) Situaciones conflictivas producidas en la enseñanza (reprobaciones masivas y pruebas de
admisión.
“4. Fuerzas Armadas
“a) Numéricamente, voto disminuido al no votar las Fuerzas Armadas y Policiales.
“b) No se aceptan opiniones políticas de los civiles que colaboraron en las discusiones del
articulado de la Constitución, primando el criterio de la J.OO.GG.
“c) Apreciaciones inadecuadas preferentemente a los Políticos en general, cuando las FF.AA. se
dirigían a la opinión pública.
“d) Declaraciones intimidatorias para presionar el voto por SI.
“e) Falta de criterios uniformes en las declaraciones” (7).
En otro Documento, la COMASPO agregó con amargura:
“ASUNTO: POSIBLES CAUSAS QUE LLEVARON A UN PRONUNCIAMIENTO NEGATIVO EN EL PLEBISCITO DE LA NUEVA CONSTITUCIÓN.
“A) Factor Político
“1) Se mantienen vigentes los mismos líderes de las mismas fracciones partidarias que existían
con anterioridad a 1973.
“2) No se dio tiempo ni posibilidades de formar nuevas generaciones políticas.
“3) Se manejó mal las desproscripciones. La conducción que pretendió hacer la COMASPO de
los distintos sectores políticos fue errónea.
“4) Existieron declaraciones inoportunas y contradictorias de jerarcas militares así como jerarcas
civiles del Gobierno.
“5) La Administración Pública está con sus mandos intermedios infiltrados por los marxistas y
personas de mentalidad liberal
“6) Se fue demasiado honesto y la política no es así.
“7) Se pretendió que el pueblo analizara la Constitución cuando sabemos que nunca lo hizo ni
lo hará, él descansa en los dirigentes partidarios.
“8) No se le dió intervención a los partidos para redactarla.
“9) Se dividió a los partidos más de lo que estaban.
“10) Se quiso actuar como políticos, cuando en realidad los integrantes de las FF.AA. no lo son.
(...)
“B) Factor Sico- Social
“1) No se formaron nuevos líderes sindicales ni estudiantiles.
“2) La masa sindical sigue siendo dirigida por la ex CNT.
“3) La propaganda oficial no conformó y llevó a una indefinición sobre qué era lo que realmente
se votaba, a tal punto que la mayor parte de la población votó un SI o un NO a la gestión de
las FF.AA.
“4) En los debates en radio y televisión el SI fue defendido en forma tibia y sin convicción.
“5) Las jerarquías intermedias de los medios de comunicación social, están infiltrados por los marxistas y personas de mentalidad liberal
“C) Factor Económico
“1) La actual política económica significó un gran sacrificio social inicial de las clases más
necesitadas.
“2) Nos encontramos en plena reconversión industrial motivada por la nueva política.
“3) La actividad agropecuaria aún no se ha afianzado dentro de la nueva política.
“D) CONCLUSIONES EXTRAÍDAS DE LAS CIFRAS DEL PLEBISCITO
“1) Las cifras del Plebiscito coinciden con las cifras de las corrientes partidarias de 1971.
“2) En Montevideo el NO ganó en forma contundente y pareja en las 48 zonas del departamento.
“3) En el interior, el SI ganó en 8 departamentos que son los de la frontera N.E. y los que se
caracterizan por la primacía absoluta de la explotación agropecuaria y el bajo índice de
población.
“4) El NO ganó en los departamentos del sur y el litoral que son los más poblados y poseedore de
una estructura económica relativamente industrializada o volcada hacia la prestación de servicios” (8).
IV. Declaraciones
El 1 de diciembre, el Presidente Aparicio Méndez comentó lo siguiente, en una entrevista que concedió a un canal de televisión:
“El plebiscito no es una derrota para el gobierno..., es, en todo caso, una derrota para el pueblo... aunque afirmo que aquí no hubo triunfadores ni perdedores, sino más bien un verdadero ejemplo de cultura democrática, aunque el pueblo le dijo «No» a una Constitución que iniciaba una etapa de de recuperación política. Al rechazar la misma, parecería que el pueblo no acepta elecciones dentro de un año, porque ellas estaban incluidas en el proyecto. Con el «No» se van a dilatar una serie de soluciones que ya estaban previstas” (9).
El mismo 1 de diciembre, el Vicealmirante Hugo L. Márquez, Comandante en Jefe de la Armada Nacional, el primer militar en hacer comentarios acerca del Plebiscito, demostró una visión más positiva:
“El resultado adverso del plebiscito... obliga a las FF.AA. a realizar un total replanteo de la situación actual Nadie, ni el más recalcitrante enemigo podrá hablar de fraude. Ahora sí, lo que me suscribo, es que el pueblo uruguayo, en elección democrática y libre, votó por NO y que como uruguayo demócrata yo acepto, acato y me afilio a esa teoría que fue la que triunfó" (10).
El General Abdón Raymúndez abrió un espacio al diálogo cuando comentó:
“Hay que empezar de nuevo. Todos quieren mejorar el país; unos tienen un enfoque y otros, otro, pero ahora, lo fundamental es dialogar y cambiar ideas” (11).
El 19 de diciembre, el General Yamandú Trinidad, Director de la Escuela Militar comentó con suma dureza hacia los políticos:
“Se está impidiendo el imprescindible relevo generacional en el campo político... Este es uno de los factores que está retardando la institucionalización democrática del país. Los demagogos culpables de los tristes sucesos pasados no permiten que nadie interfiera en sus corruptos apetitos, pero deben saber que, para ellos, está cerrado el ciclo" (12).
V. El Comunicado Oficial
El 3 de diciembre de 1980, el gobierno dió a conocer el Comunicado de Prensa 232/80, firmado por el Presidente Aparicio Méndez, y los tres Comandantes en Jefe de las FF.AA: el Teniente General Luis V. Queirolo (Ejército), Vicealmirante Hugo L. Márquez y Brigadier General Raúl Bendahan (Fuerza Aérea), el cual indicaba:
“La ciudadanía ha emitido libremente su opinión contraria al Texto Constitucional plebiscitado, en un clima de orden y respeto, que fue demostración de civismo y en el que las Fuerzas Armadas, deliberadamente se abstuvieron de intervenir para mantener una posición neutral ante el pronunciamiento. “El gobierno cívico-militar acata el veredicto y expresa al pueblo uruguayo:
“1. El plan político básico de 1977 destinado a la normalización institucional, ha quedado sin efecto al no haber sido aceptado el proyecto de Constitución que lo contenía.
“2. No obstante, de acuerdo a lo manifestado públicamente por las autoridades, el proceso de institucionalización democrática proseguirá hasta su completa culminación.
“3. Con la finalidad de dar cumplimiento al objetivo anterior, el gobierno compromete su esfuerzo en la preparación de un nuevo plan político sustitutivo del anterior.
“4. Los planes de acción gubernativa a todos los niveles se mantendrán íntegramente. Dado que no fue aprobado el orden institucional propuesto, el proceso continuará en base al régimen vigente, el que determina la acción de gobierno en función de la irrenunciable obligatoriedad de salvaguardar el bienestar nacional" (13).
VI. Los pasos siguientes.
Las FF.AA. abandonaron así el Plan 1977 para llamar a Elecciones en 1981 y desempolvaron un esquema alternativo propuesto por el Ingeniero Alejandro Végh Villegas a las ideas del entonces Presidente Bordaberry, suscrita en enero de 1976, y que ya hemos mencionado.
En aquel momento, las ideas de Végh Villegas habían sido archivadas, pero los militares sentían un gran respeto por el entonces Ministro de Economía, especialmente el General Raymúndez y el grupo del General ® Gregorio Alvarez.
Mientras Uruguay disfrutaba del Mundialito y del verano, las FF.AA. analizaron este nuevo proyecto político, que llevarían a cabo a partir del año siguiente.
V. ¿Qué influencia el Partido Colorado en la adopción de este nuevo Plan Político?
Dos autores mencionan un contacto entre el Doctor Jorge Batlle y el General Abdón Raimúndez.
Lincoln Maiztegui relata lo siguiente:
"Prácticamente al otro día del plebiscito, el Doctor Jorge Batlle, siempre impulsivo y dinámico, envió una carta personal al general Raimúndez, a través de Jorge Sanguinetti. El militar la recibió con amabilidad, pero no hubo una respuesta formal" (14).
Por su parte, Diego Achard escribe:
"En filas políticas hubo dos movimientos inmediatos [al Plebiscito]. Jorge Batlle envió, a través de Jorge Sanguinetti, un memorándum secreto al general Raimúndez. Se trataba de un cronograma para obtener una salida de la dictadura" (15).
Y agrega en la Nota 1, al final del Capítulo:
"Jorge Batlle, en entrevista con el autor, cuenta que un tiempo después, el 4 de julio de 1981, en la Embajada de Estados Unidos, se le acercó el general Raimúndez vestido de particular y le dijo: «Mire que los papeles van a empezar a caminar». Se trataba de lo que había enviado como sugerencias para trabajar, y pocos días después empezaron las conversaciones con la COMASPO: véase Diego Achard: La transición en Uruguay; 1ª Edición; Montevideo: Ediciones de la Banda oriental, 1992, p.106" (16).
Tanto Maiztegui como Achard pertenecen al partido Nacional. En su libro, Julio María Sanguinetti no menciona memorándum alguno.
¿Qué decía se memorándum que Batlle entregó a Raimúndez?
Consideremos algunos documentos. El primero es aportado por Alfonso Lessa en su libro "La Primera Orden": se trata de una entrevista a Végh Villegas:
"`[Lessa]- ¿Usted mantenía contactos habituales con la gente de la 15, Forteza, Batlle...? [En 1975 y 1976]
"[Végh]- Sí, con Forteza, Batlle, con Barrios Tassano también almorzaba de vez en cuando. A Jorge [Batlle] lo veía bastante en la casa, más bien. Con Sanguinetti conversábamos una vez al mes; con él, Mario Fernández y Barrios Tassano. Intercambiábamos opiniones, información..." (17).
En estas conversaciones surgieron las ideas que llevaron al Memorándum del 7 de enero de 1976, tal como lo dice explícitamente Végh Villegas:
"Esta era la idea que con Jorge Batlle teníamos en el 76, unos cuantos años antes [de que Gregorio Álvarez asumiera como Presidente], pero que se había diluido porque el carácter del Goyo no era propio para hacer de Baldomir" (18).
En su obra anterior, "Estado de Guerra", Lessa ya anotaba:
"ya en 1975, antes de que Bordaberry oficializara su propuesta [de eliminar los Partidos Políticos], Végh había mantenido contactos con militares y civiles para analizar el futuro político. Cuando en 1976 tuvo la convicción de que el acuerdo con Bordaberry era imposible, los aceleró. Entre otros conversó con Sanguinetti, Jorge y Luis Batlle, Mario Fernández, y Luis Barrios Tassano, del Partido Colorado, y con Dardo Ortiz, Diego Terra Carve y Juan Pivel Devoto -en una ocasión en su despacho del Ministerio de Economía- del partido Nacional... Los generales Álvarez, Eduardo Zubía y el [entonces] Coronel Abdón Raymúndez eran los principales interlocutores militares de Végh Villegas" (19).
Las ideas expuestas por Végh Villegas, en su Memorándum del 7 de enero de 1976, eran éstas:
“No ha de ser, por supuesto, un proceso corto ni sencillo. En mi concepción... yo lo veo culminando recién en 1985 con elecciones del primer Presidente de la República, electo cabalmente bajo las nuevas «reglas de juego». Esto es, postularía una prórroga del mandato del actual Jefe de Estado (Juan María Bordaberry) por el término de 3 años, y una elección de un nuevo presidente en 1980, bajo condiciones que todavía serian de cierta anormalidad. Para acudir, acaso en un exceso de simplicidad, a un símil histórico, veo el período «terrista» extenderse hasta 1980, con «un Baldomir» cubriendo el período 1980-85, y «un Amézaga» con pleno funcionamiento de los partidos tradicionales y del nuevo régimen de 1985, en adelante.
[...]
"Finalmente, respecto al «calendario de esta transición política», estimaba que «si las circunstancias son propicias, creo que podría plebiscitarse la nueva Constitución y la prórroga del actual mandato presidencial en noviembre de 1976. En el período 1977- 1980 se dictaría el estatuto de los partidos políticos y se definirían las nuevas jurisdicciones departamentales con lo que ya podría iniciarse actividad electoral para la constitución de las Juntas de Vecinos del período 1980/85. Durante este último período se realizaría la integración de las dos cámaras para su plena actuación posterior»" (20).
Végh Villegas le confió a Lessa que después de un período de cierta desconfianza "mis mejores amigos fueron el Goyo y Raymúndez. Y todo eso sucedió en los primeros meses. En el 75 ya estaba todo arreglado" (21).
Végh consideraba a Raymúndez como "un hombre más inteligente y franco que Álvarez y, sobre todo, con mayor sentido estratégico" (22).
¿Es descabellado, pues, suponer que el Memorándum que Batlle envió a Raimúndez era el mismo que Végh había elevado a Bordaberry en 1976, con algunas modificaciones?
Existen hechos que parecen demostrar esta suposición:
(i) El esquema de Végh Villegas se cumplió a pie juntillas: solo que Aparicio Méndez -y no Bordaberry- ocupó el lugar de Terra, y Gregorio Álvarez sería «Baldomir». Los años y fechas coinciden perfectamente.
(ii) Cuando el 3 de diciembre de 1980 el Triunvirato del Partido Nacional se comunicó con líderes del partido Colorado para proponer la elaboración de un documento conjunto para entregar a las FF.AA., la iniciativa no fue apoyada por los colorados. Después de 15 días, terminaron por responder negativamente. Esto es lógico, considerando que habían presentado su propia propuesta algunos días antes.
(iii) El 5 de febrero de 1981 fue el mismo General Raimúndez quien adelantaría que las FF.AA. comenzarían a la brevedad a analizar el nuevo plan político. De hecho, ya lo tendría en las manos.
(iv) Cuando el 8 de julio comenzaran los diálogos entre los líderes políticos y la COMASPO, sería el general Raimúndez quien la presidiera.
Citas:
(1) Alfonso Lessa; La Primera Orden; Random House Mondador; Montevideo; 2009;Página 333.
(2) Ídem; Pág. 243
(2 bis) Lincoln Maiztegui; Orientales; Tomo 4; Editorial Planeta; Montevideo; 2008; Pág. 521.
(3) Alfonso Lessa; Op. Cit.; Ídem; Pág. 244.
(4) Ídem; Pág. 244 y 245.
(5) Ídem; Pág. 246.
(6) Ídem; Pág. 246 y 247.
(7) Ídem; Pág. 397 y 398.
(8) Ídem; Pág. 399 a 401.
(9) Lincoln Maiztegui; Op. Cir.; Pág. 524.
(10) Diario La Mañana; 2 diciembre 1980. Citado por Julio María Sanguinetti; La Reconquista, Ediciones Santillana; Montevideo; 2012; Pág. 61
(11), (12) Lincoln Maiztegui; Op. Cit.; Pág. 525.
(13) Pablo da Silveira y otros;; Historia Reciente; El largo camino hacia la democracia; Fascículo 24; Diario El País Montevideo; 2007; Pág. 10.
(14) Maiztegui; Op. Cit.;Pág. 529.
(15) Diego Achard; Se llamaba Wilson; Editorial Santillana; Colección Aguilar; Montevideo; 2008; Pág. 159.
(16) Diego Achard; Op. Cit.; Pág. 187.
(17) Alfonso Lessa; Op. Cit.; Pág. 357.
(18) Ídem; Pág. 365.
(19) Alfonso Lessa; Estado de Guerra.; Editorial Fin de Siglo; Uruguay; 1996; Pág. 230 y 231.
(20) Respuesta de Végh Villegas al memorándum de Bordaberry de diciembre de 1975, suscrita el 7 de enero de 1976. Citado por Alfonso Lessa; Estado de Guerra, Pág. 233.
(21) Alfonso Lessa; La Primera Orden; Op. Cit.; Pág. 359.
(22) Ídem; Pág. 110.