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Saludo de Despedida del Señor Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, General del Aire Washington R. Martínez, a todos los integrantes de la Fuerza
Publicación: domingo 13 de setiembre de 2015.





Luego de casi 40 años y por disposición de la Ley, hoy nos toca dejar el servicio activo al frente de nuestra querida institución, con la alegría y convicción de nuestra irrenunciable vocación al servicio de la Patria.
Desde aquel 1º de Febrero de 1976, hemos dedicado los mejores años de nuestra vida a la Fuerza Aérea y a esta noble profesión militar, con total entrega.
Hoy “rompemos formación” para dirigirnos al aterrizaje con la confianza en la institución y su futuro, con una profunda gratitud al destino de mi vida y dejando a cargo un nuevo guía, el General del Aire Alberto Zanelli a quien han de seguir en “cerrada formación” para continuar el vuelo, asegurando este difícil desafío de conducir por el buen camino los destinos de las “alas de la Patria”.
Hoy son momentos de sensible reflexión y fundamentalmente de agradecimiento a los integrantes de esta Fuerza, la inmensa mayoría de hombres y mujeres, civiles y militares a los cuales he tenido el honor de comandar, como guía de un gran equipo humano, el cual ha colaborado permanentemente en la gestión, capaz de sortear adversidades con esfuerzo, humildad, orgullo profesional y una alta moral colectiva.
A todos ellos gracias!!!, desde el más encumbrado hasta el más humilde de mis soldados, a los cuales siempre he valorado y admirado por su incondicional entrega.
Han elegido una noble profesión, llena de oportunidades, en donde la tecnología y el conocimiento han de ser sus inseparables compañeros, en un camino a recorrer donde siempre encontrarán la dignificante tarea de servir a la Patria y sus ciudadanos.
Disfruten el día a día, cada misión, cada vuelo, manteniendo siempre en alto el espíritu de cuerpo.
Basados en la realidad, permítanse crecer y atrévanse a soñar.
Con esfuerzo, lealtad, honor y profesionalismo serán orgullosamente felices y así podrán encontrar vuestra recompensa, la cual será espiritualmente inmensa: “la sencilla e intima satisfacción del deber cumplido”.
Muchas gracias.