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La gesta del Alcazar de Toledo
#21
La hora de la liberacion se acerca, muchos indicios asi lo avalan. De todas maneras los defensores no pueden establecer contacto con las fuerzas nacionales que avanzan por lo que la incertidumbre es grande.
Lo que los defensores tambien ignoran es que habra un ultimo y desesperado intento por asaltar el Alcazar al dia siguiente.

[Imagen: Toledo%205.jpg]
El Alcazar paulatinamente se va convirtiendo en una pila de escombros 

26 de Septiembre.-Sábado
La madrugada es tranquila, poco paqueo que sobre las dos aumenta en intensidad, un momento, para en seguida decaer y seguir como antes.
 
Al ser de día, se ve una batería emplazada a media ladera cerca de la casa del guarda, y el enemigo a la misma altura a caballo sobre la carretera pero sin verse a nadie en la cresta ni enemigo ni nuestro.
 
La observación acusó durante la madrugada gran movimiento de coches de Toledo a Madrid y viceversa, en igual número aproximado en un sentido que otro.
 
A las 7 se siente intenso cañoneo y se ven algunas explosiones de las baterías de nuestra columna.
 
El día va pasando con paqueo que en algunos momentos aumenta su intensidad, pero en seguida vuelve al ritmo lento. Sobre la marcha de las operaciones de nuestra columna no es posible consignar nada fijo, por ignorar los propósitos del mando y no verse desde el Alcázar el sitio donde posiblemente se está desarrollando la acción, que se supone sea una vez pasado el rió Guadarrama, marcha en dirección a Bargas a tomar las alturas que dominan la carretera de Madrid y la entrada a Toledo.
 
En los emplazamientos de las baterías enemigas sólo quedan 2 piezas que al parecer disparaban en dirección a Bargas.
Se ha visto perfectamente por nuestra observación cómo un avión caza enemigo ha abatido un trimotor de bombardeo nuestro, arrojándose con paracaídas los cuatro tripulantes, no viéndose el sitio en que hayan podido caer.
 
Durante todo el día se oye el cañoneo lejano que confirma la creencia de que la operación consiste en tomar Bargas, al obscurecer; una batería enemiga emplazada en las proximidades de la carretera de Bargas con la de Madrid tira en dirección hacia Bargas lo que asegura aún más nuestra anterior creencia.
 
En el resto del día transcurre con paqueo no muy intenso.
 
Bajas en este día.-1 muerto (*), 6 heridos y 1 contuso.
(*)  Juan López Montenegro y Niño, teniente de artilleria

[Imagen: 300px-Alcazartolede-D.jpg]
Cronologia de la destruccion del Alcazar

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"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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#22
Finalmente llego eldia de la liberacion del Alcazar, se combatio hasta el ultimo minuto, prueba de ellos son los tres muertos entre los defensores de ese dia.
La fria cronica militar del diario de operaciones no refleja los sentimientos de ese momento y la laconica presentacion de novedades del jefe defensor al general que lo habia liberado: "Sin novedad en el Alcazar mi general".
Al dia siguiente llega a las ruinas el general Franco quien es recibido por Moscardo con estas palabras: "Mi general, le entrego el Alcazar destruido, pero el honor queda intacto".

ULTIMAS ENTRADAS EN EL DIARIO DE OPERACIONES:

27 de Septiembre Domingo
Durante la madrugada sigue el paqueo como en la noche anterior, y a las 5.30 rompen el fuego las piezas de 15.5 emplazadas en Pinedo, y entre las 30 detonaciones que disparan. se oye una de mayor intensidad que llena de polvo y humo muy negro todas las dependencias del Alcázar, creyendo cada uno haya sido una granada cercana, por lo que se supuso pudiese ser la explosión de un hornillo con fogata, comprobándose lo primero, pues en la explanada E. y cerca del Torreón N. se veía el embudo producido por el hornillo que tiene aproximadamente unos 30 metros de diámetro por 4 ó 5 de profundidad, como asimismo el aumento que sufrió la brecha hecha por el cañón en esta fachada E.
 
Inmediatamente de la explosión y cañoneo, empieza el intento de asalto que, como siempre, fue rechazado
 
Con gran espíritu, sobre las 7, en que habla decrecido el fuego, se vio en la Puerta Principal una gran columna de humo negro y llamas, que se eleva verticalmente, no entrando en el patio como era su propósito, estas llamas fueron producidas por el incendio de la gasolina que arrojaban con una bomba; aumentó otra vez el tiroteo, rechazándose por segunda vez este otro intento de asalto.
 
La observación acusa que por el horizonte hacia Bargas se ven las guerrillas de nuestras columnas que avanzan sin gran resistencia, y como se ven los mandos de las Secciones a caballo, se supone fundadamente sean el Tercio y Regulares, y a más por su perfecta formación en orden de combate.
 
La artillería de nuestra columna bate la Plaza de Toros,  y después las lomas de Pinedo, donde estaban emplazadas las piezas de 15,5, que apenas terminaron el fuego dejaron el emplazamiento.
 
Se ordena izar la bandera bicolor en las ruinas del Torreón N. O., que apenas es vista por el enemigo, intensifica notablemente su fuego.
 
Se toman las disposiciones para establecer contacto con heliógrafo y radio con nuestra columna. Esta sigue avanzando, al parecer, sin gran resistencia, muy cerca de la dehesa de Carrasco, en los mensajes se les saluda, abraza y se les dice resistimos bien.
 
A las 10,50 se oyen una serie de detonaciones subterráneas por las calles que circundan el Alcázar y se supone sean las fogatas que tenían preparadas en  los alrededores para caso de una salida nuestra, al mismo tiempo los aparatos nuestros bombardean los alrededores del Alcázar y Santa Cruz.
 
A las 12 horas se ven ya perfectamente las guerrillas de nuestra columna por las lomas que dominan el Cementerio, marchando hacia la Fábrica de Armas, no se oye tengan mucho fuego.
 
El Sr. Coronel dispone que por conducto del maestro rehenes se envíen cartas a los dirigentes de Toledo comunicándoles que nosotros en nuestra salida respetaremos sus familias, siempre y como es natural, que ellos hayan respetado las nuestras y las sigan respetando hasta el último momento. Estos contestaron que no les había ocurrido nada a las familias, las cuales se encontraban bien aconsejándoles nosotros que se marchasen o rindiesen, para evitar luchas fratricidas en las calles de Toledo; aseguraron respetarían nuestras familias, siempre que los Regulares y Tercio no cometiesen los desmanes que, según ellos decían, venían cometiendo por todos los sitios de paso. Todo esto se les comunicó a las columnas.
 
El cañón de montaña de 7 cm. que estaba emplazado en el sótano frente a la Puerta de Capuchinos fue trasladado a la Biblioteca de Caballería, desde donde se batió el camino de Algodor y la carretera de Mocejón, por donde el enemigo se retiraba.
 
A las 14 se nota por el Cerro de los Palos un cañón disparando en dirección a la Fábrica y que en seguida se lo .llevan por la carretera de Navalpino.
 
A las 17, tres trimotores de bombardeo nuestro, protegidos por cinco cazas, vuelan sobre el Alcázar bombardeando sobre algunos puntos de Toledo.
 
A esa hora la columna de nuestros hermanos se encuentra sobre San Eugenio y Pista de Caballería.
 
A las 18,30 avisa nuestra observación que hay Regulares en Zocodover y explanada N.
 
Una vez identificados, pasan por los escombros un Teniente con un pelotón, después sucesivamente va llegando el resto de su Compañía y la 5ª Bandera del Tercio, que pernocta en el Alcázar.
 
Por la noche se consigue hablar con el aparato de luces con el General Varela, que nos saluda y pide datos, que por su naturaleza van destinados a informar al General Franco y periodistas que con la columna vienen. Durante la noche no se oye un solo tiro.
 
Bajas en este día.-2 muertos (*), 39 heridos y 18 contusos.
(*) Teofilo Diaz Dominguez, Guardia Civil, 3ra. Cia.
 
28 de Septiembre.-Lunes
A las 6 salen del Alcázar la Compañía de Regulares y la 5ª Bandera a ocupar los objetivos designados por su mando y conforme avanza la mañana, van llegando las distintas fracciones de la columna. Sobre las 10, entra el General Varela, que recorre todas las dependencias. Un sacerdote viene con la columna, dice misa en los sótanos.
 
La Plana Mayor se traslada al Hotel Castilla, y allí empiezan los trabajos de organización de la Capital en sus distintos aspectos, que después se extenderá a la Provincia.
 
Bajas en este día. -3 muertos (*), 6 heridos y 1 contuso.
(*) Niceforo De Miguel Costalago, cabo de la Guardia Civil, 2da Cia.
     Valeriano Muñoz Peletero, Sargento de la Guardia Civil, 3ra Cia.
      Raimundo Risco Gomez, Guardia Civil, 4to Tercio.

[Imagen: gpcLZfL.jpg]


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#23
[Imagen: Toledo%201.jpg]

“La gesta heroica que acabáis de añadir a la Historia de España no puede vaciarse en unas palabras. Una epopeya no se escribe en líneas, y vuestra defensa del magnífico Alcázar os ha puesto en el nivel de los héroes legendarios.
 
   "Por vosotros, Toledo se ha colocado en la misma serie de Sagunto, de Numancia y de Zaragoza. Os habéis batido como leones, como cachorros de león español. Habéis defendido vuestro Alcázar como si en él estuviese concentrada la vida, las esencias, la historia entera de la Patria querida.
 
   Teníais a la vista la frase grabada al pie de la estatua ecuestre del emperador que construyó el Alcázar:
 
“Si veis caer mi caballo y mi bandera, levantad primero la bandera”
 
   Vosotros veíais derrumbarse vuestro Alcázar; veíais sucumbir a vuestros hermanos de combate; pero no consentisteis que cayera la Enseña de la Patria que flameaba en esos torreones. Solo ella os será digna mortaja, con la Cruz de vuestra fe.”    
 
Cardenal Isidro Gomá y Tomás
Cardenal primado de España y doctor en Filosofía, Derecho Canónico y Teología
Tarragona, 19 de agosto de 1869-Toledo, 22 de agosto de 1940

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#24
Si las guerras son una tragedia humana, las civiles alcanzan una dimension aun peor.
Compartimos las paginas de valor y heroismo de los defensores del Alcazar de Toledo, ahora otra faceta diferente, la de quienes desertaron.
Algunos victimas involuntarias de la geografia, otros por afinidad ideologica con los rojos y otros pura y exclusivamente por cobardes.

 Antihéroes en la Guerra Civil: los desertores del Alcázar de Toledo

[Imagen: Antiheroes1.png]
Los tres guardias civiles que desertaron del Alcázar / Crónica
El asedio que sufrió el Alcázar de Toledo por parte de la República ha sido uno de los episodios favoritos de los historiadores de la Guerra Civil. La 'épica' defensa de la plaza por parte de un puñado de militares ha servido como fuente de inspiración de cientos de escritores y novelistas que han profundizado sobre personajes tan conocidos como el Coronel Moscardó. Sin embargo, hay algunos aspectos un tanto oscuros del Alcázar, más allá de su defensa heroica, sobre los que nadie ha querido investigar. Estos aspectos están directamente relacionados con los desertores, los soldados y guardias civiles que decidieron abandonar a sus 'compañeros de armas' para ponerse al servicio del Frente Popular. Estamos hablando de entre veinte y treinta desertores que de haber seguido peleando en el coloso toledano se hubieran convertido en 'leyenda' al igual que el resto de defensores. No fue así y algunos de ellos lo pagarían con su propia vida.


La huida de tres guardias civiles famélicos

En el mes de septiembre de 1936, en pleno asedio del Alcázar de Toledo, el periódico republicano 'Crónica' publicaba en sus páginas principales una noticia sorprendente. “Tres guardias civiles han conseguido fugarse del Alcázar, presentándose en las filas leales, como partidarios de la República. Los tres guardias han hecho impresionantes relatos de la terrible situación en que se hallaban los sitiados”. Este periódico mostraba la fotografía impresionante de los tres guardias (se puede ver arriba), con el rostro asustado, muy delgados y con una barba abundante.


Los tres guardias civiles a los que se refiere el 'Crónica' se llamaban Luis Ortega López, Mariano Canal Payo y Francisco Tirado Ramos. Según el libro de Ángel Palomino, 'Defensa del Alcázar', los dos primeros formaban parte de la 4º Compañía de la Guardia Civil y desertaron el 13 de septiembre de 1936. Francisco Tirado, por su parte, era miembro de la 3º Compañía y desertó el 01 de septiembre. Estas fechas que menciona Palomino en su libro contrastan con las que posee Arthur Koestler en su libro, 'El testamento español' en las que asegura que estas deserciones se produjeron a finales de agosto.

[Imagen: Antiheroes2.jpg]
Estado en el que quedó el Alcázar de Toledo


La fecha de la deserción de los tres guardias civiles es una mera anécdota y aventurarnos a apostar por una u otra fecha nos desviaría totalmente de la historia. Todo apunta a que los tres decidieron abandonar el Alcázar por miedo a perder la vida en una gesta que ellos mismos consideraban “imposible” de llevar a cabo. Aunque antes de su deserción todavía no había explosionado ninguna de las dos minas que estaban excavando los mineros republicanos, es más que factible que tomaran la decisión de huir ante el pánico que generaba entre los defensores el mero hecho de escuchar el ruido de la excavación.

A pesar de que no hay demasiados detalles sobre cómo se llevó a cabo la fuga, sí que hemos podido conocer que la huida se realizó gracias a una alcantarilla que estaba situada en uno de los puntos de guardia del Alcázar. Aprovechando un turno de guardia nocturno, los tres miembros de la Guardia Civil consiguieron llevar a cabo su objetivo arrastrándose por los subterráneos. Una vez en la zona republicana y tras presentarse ante las autoridades del Frente Popular, los guardias concedieron algunas entrevistas a los medios de comunicación. Luis Ortega explicaba en un diario que tomó la decisión de escapar porque “sabía que dos de mis hermanos eran miembros del Partido Socialista y estaba seguro de que estaban luchando del lado del Gobierno. No quise luchar contra mis propios familiares y amigos”. A Francisco Tirado le preguntaron por el sentimiento general de la tropa en el Alcázar y éste contestó que la mayoría de defensores “ya habrían escapado si no les retuviese el temor de ser cogidos y fusilados por los oficiales. No sé exactamente cuántos de ellos fueron fusilados pero han sido bastantes”.

La propaganda republicana aprovechó deserciones de estas características para torpedear mediáticamente la defensa del Alcázar que durante aquellos primeros días de septiembre contaba con un gran número de simpatizantes fuera de España. Se llegó a decir en una ocasión que el número de personas que habían desertado del Alcázar ascendía a los cien, una cifra que difiere considerablemente con la que menciona Palomino en su libro: unos treinta. Ni el diario de operaciones del Coronel Moscardó ni la revista interna que publicaban los defensores hacía mención a un número tan elevado de desertores entre julio y septiembre de 1936.

La vida de estos tres guardias civiles después de su deserción no está muy clara todavía. Es posible que una vez que concedieran sus entrevistas, los tres fueran llamados a filas de nuevo pero para defender la causa republicana.

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#25
El cabo que burló la vigilancia del Alcázar
[Imagen: Antiheroes3.png]
Rufino Santos /Crónica

Rufino Santos tenía 22 años cuando estalló la Guerra Civil Española. Nacido en la localidad de Los Cortijos (Ciudad Real), el 17 de julio de 1936 era cabo de infantería en el Alcázar de Toledo. Aunque gran parte de su familia residía en Madrid, en concreto en la calle General Porlier, él se encontraba en la capital manchega después de haber ingresado en el Ejército a mediados de la década de los años treinta.

Al igual que los guardias civiles, Rufino consiguió evadirse del Alcázar de Toledo el 12 de septiembre. Él se fugó en compañía de otro cabo de infantería que era amigo suyo llamado Fidel Gutiérrez aprovechando un descuido de la vigilancia de los defensores. ¿El motivo de la deserción? Posiblemente el miedo a que explotara una de las minas. En un Consejo de Guerra al que fue sometido tras la contienda, Rufino explicó algunos detalles de su deserción alegando todo el tiempo que él no pretendía desertar para ayudar a los republicanos.

Cita:A las 20:00h del 12 de septiembre, salí en compañía del cabo Fidel Gutiérrez del Alcázar. Dominados por el miedo, una vez en la calle conseguimos burlar la vigilancia de los rojos y nos dirigimos al campo donde pasamos la noche. Al día siguiente salimos en dirección a Bargas, hasta una casilla de peones camineros que hay antes de llegar, ya que los dueños tenían un hijo en el Alcázar. Nos dieron de comer y les informamos de la situación de su hijo. Queríamos llegar a las columnas que mandaba el General Yague, no nos queríamos entregar a los rojos. A las 6 o 7 de la mañana salimos con dirección a Torrijos. A las 19:00h fuimos detenidos por los rojos en las cercanías de Abrarreal del Tajo, donde pasamos la noche. Al día siguiente nos condujeron a Toledo separándonos y continuando yo detenido hasta el 6 de octubre, fecha en la que fui puesto en libertad. El 23 de marzo de 1938 volví a ser detenido por el SIM, puesto en libertad el 18 de octubre del mismo año”.

Sabemos que una vez decretada su primera libertad en octubre de 1936, Rufino fue prácticamente obligado a formar parte del Ejército Republicano, ascendiendo a sargento durante este mes de septiembre. Formó parte del 10 Batallón del Regimiento de Infantería nº 1 que estaba en el Cuartel de Wad Ras, situado en la calle López de Hoyos En el año 1937 ingresó en la Escuela Popular de Guerra de donde salió ostentando el grado de teniente y fue destinado en la 66 Brigada. Prestó sus servicios en primera línea desde el 23 de marzo de 1937 hasta 1938, fecha en la que fue arrestado por el Servicio de Información Militar (SIM) y trasladado en el ministerio de la Marina, desde de este servicio. Se desconoce el motivo de esta detención pero creemos que el Servicio de Inteligencia republicano le pudo haber acusado de desafección. Tras unas semanas fue puesto en libertad siendo trasladado a la Brigada que se encontraba en esos momentos en la localidad de Loeches. También sabemos que fue herido en Ciudad Real y que estuvo mucho tiempo ingresado en un hospital hasta que le dieron el alta medica en el tramo final de la guerra.

La pregunta que se hacen todos los lectores sobre esta deserción del cabo del Alcázar es la siguiente: ¿Quería llegar realmente hasta la columna de Yagüe o buscaba pasarse a los republicanos? Eso ahora mismo no podemos saberlo. Lo que sí parece claro es que un gran número de personas de derechas avalaron a Rufino Santos tras la guerra por considerarle un individuo con “impecables antecedentes”. La sección local de la Falange de su pueblo Los Cortijos envió al juzgado una carta asegurando que Rufino pertenecía a una familia de derechas y muy religiosa.

En su declaración en el Consejo de Guerra le preguntaron antes de dictar sentencia por qué no había intentado pasarse a zona nacional durante el tiempo en el que estuvo en primera línea de frente con los republicanos. La respuesta de Rufino fue clara: “no intenté pasarme por temor a las represalias con mi familia” puesto que así lo habían hecho al pasarse un cuñado suyo a las filas nacionales. Finalmente, el juzgado tomó la decisión de condenar a Rufino a la pena de treinta años de reclusión mayor por un delito de adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias atenuantes de falta de peligrosidad. Esta pena, finalmente fue conmutada a doce años de prisión. Es posible que antes de 1950 ya estuviera en libertad.

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#26
Seguimos con los anti heroes del Alcazar, desertores, cobardes o simplemente en el lugar incorrecto. Asi son las guerras civiles.

Cabo Felix de Ancos Morales, de defensor del Alcázar a capitán republicano
[Imagen: Antiheroes3.jpg]
Milicianos republicanos disparan al Alcázar / ABC

La historia que vamos a contar a continuación tiene como protagonista a Felix de Ancos Morales, un personaje de lo más oscuro del que no hay casi nada escrito ni en Internet ni en los libros de la Guerra Civil. Hemos podido reconstruir su historia gracias al Sumario 27044 que hay en el Archivo Histórico Militar del Cuartel Infante Don Juan de Madrid.

Natural de Toledo, a Felix de Ancos le sorprendió el inicio de la Guerra Civil siendo militar de profesión y desempeñando el grado de cabo de la Academia de Infantería situada en el Alcázar. En el sumario al que hemos accedido se cuenta que antes de darse a la fuga, Felix había participado varias veces en operaciones consistentes en salir del Alcázar con la intención de buscar víveres para los defensores y sus familias. En una de estas partidas, la del 10 de agosto, fue apresado junto a la Casa de Tordera por unos milicianos que también arrestaron a los cabos José María Flores López y Eladio Román García. Cuenta Felix en su declaración ante la justicia franquista tras la guerra que ante esos milicianos “se hizo pasar por evadido”, siendo trasladado a unas oficinas de la CNT y posteriormente a Madrid.

Una vez en la capital “no le quedó más remedio” que ponerse al servicio de la República prestando servicio de guardia en Correos y en la Fábrica de Armas. Estuvo en una sección en el frente de Algodor marchándose posteriormente hasta Ciempozuelos y más tarde al de Aranjuez. A finales de 1936 estuvo destinado en la 45 Brigada Mixta, ascendiendo a sargento, teniente y más adelante a capitán. Siendo capitán fue sorprendido en octubre de 1938 por las tropas nacionales cuando dirigía una compañía de ametralladoras de la mencionada brigada. Durante su Consejo de Guerra, De Ancos manifestó “no enterarse” de sus ascensos aunque el fiscal que llevó su caso le acusó de haberlos conseguido por actos de guerra contra los nacionales. Un informe realizado por el gobernador civil de Toledo al juez militar que llevó su caso, también señalaba que Felix “facilitó noticias al ejército rojo sitiador” de algunos detalles relacionado con las posiciones franquistas en el Alcázar. Ese informe afirma que coincidiendo con su deserción, “fueron bombardeados los sitios en que se encontraban instaladas las cocinas, el horno de pan y los servicios indispensables para el mantenimiento de la defensa”.

También llegó a manos del juez que llevaba el sumario de Felix de Ancos un informe que le acusaba de haber asesinado a un soldado de su compañía mientras ejercía como capitán del Ejército Republicano. Ese informe decía que el soldado intentaba evadirse a zona nacional.

Teniendo en cuenta todos estos informes desfavorables, el Tribunal Militar que juzgó a Felix de Ancos Morales decidió condenarle a la pena de muerte en mayo de 1939, un mes después de que finalizara oficialmente la Guerra Civil. De Ancos fue procesado por el delito de Traición y Adhesión a la Rebelión Militar por lo que fue ejecutado dos meses más tarde en el cementerio de Aranjuez.

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#27
Amigos foristas y lectores, ya estan reemplazadas las fotos de este topico que no se podian ver por culpa de laperversa decision de photobucket.
De a poco las estamos recuperando la de los otros topicos, son muchas, tengan paciencia.
Gracias!!

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#28
Fallece Federico Fuentes Gómez de Salazar, último defensor del Alcázar de Toledo
[Imagen: net11w.jpg][b][Imagen: transp.gif][/b]

Ha fallecido en Toledo, a punto de cumplir los 100 años de edad, el general de Brigada Federico Fuentes Gómez de Salazar, último combatiente del Alcázar de Toledo.

"Para mí fue una obligación, un deber, un honor estar en el Alcázar de Toledo y defenderlo con mi pequeña colaboración. Jamás se me podrá olvidar, lo viví desde dentro, aunque no soy muy partidario de manifestar mi historia. Cada vez que lo miro, tan bonito como lo han dejado, tan bonito como era y tan trasto como quedó al terminar el asedio, es difícil olvidar lo ocurrido. Pero Dios es grande, y nos da fuerzas para seguir viviendo. A aquellas personas que no conocen esta gesta, les animo a que la estudien y a quienes la manipulan, que están equivocados. Fue algo Grande en la Historia de España".
General de Brigada Federico Fuentes Gómez de Salazar

Federico tenía 17 años cuando los avatares de aquella contienda fraticida le llevaron al Alcázar, donde se presentó voluntario para luchar por su bando, el de su familia, el de varias generaciones de militares, una detrás de otra…, «y yo, claro, quería ser militar, era mi vocación».

Poco podía imaginar aquel jovenzuelo enjuto, fibroso y con unos ojos azules que atraían las miradas femeninas, que el día que entró en el recinto militar iba a ser el primero de un encierro de 72 días, los mismos que transcurrieron hasta que el bando vencedor liberara la fortaleza y con ella a las cientos de personas entre civiles y militares que resistieron a los casi dos meses y medio de tiroteos, primero, y bombardeos sin tregua después por parte de las tropas del otro bando, «el enemigo», como en todo momento, en lenguaje castrense, se refirió el general a los milicianos gubernamentales del Frente Popular.



Semblanza del guerrero

En aquel verano de 1936, Federico Fuentes entró en el Alcázar a pesar de la oposición de su madre, quien, no obstante, «comprendía que era mi deber». A lo largo de toda la conversación, al general se le humedecían los ojos al hablar de aquellos tristes hechos: «Una guerra civil es lo peor que puede existir».




Mientras se declaraba el estado de guerra en Toledo, Federico entró de los últimos en el baluarte cuando ya casi se adivinaba el silbar de las balas. Fuera dejaba una novia y a gran parte de su familia, residente en el número 5 de la Bajada del Pozo Amargo. El cartel de «Puesto de socorro» que colgó hábilmente en el balcón uno de los vecinos, médico de profesión, los salvó de ser capturados por las tropas republicanas. Federico permaneció 72 días preocupado por su familia, de la que tan sólo le separaban «180 metros contando desde una esquina del Alcázar».

En campo enemigo
«Los bombardeos venían de dos frentes, y nos tiraban hasta del mismo Zocodover, nos tenían rodeados», contó. La experiencia fue dura y su audacia, patente. Vestido de paisano, con sólo una pistola, era de los pocos que se atrevían a salir a las calles internándose en el campo enemigo para volver con algo de comida ante la enorme escasez de los alimentos más báscos. «Organizábamos salidas nocturnas, faltaban muchos víveres; íbamos con mucho cuidado porque al menor ruido comenzaban a disparar».

El hambre llevó a los asediados a comerse algún caballo o algún mulo que eran sacrificados para luego repartirse la carne entre tantos: «Estaba riquísimo, pero tocábamos a poco». Federico fue herido en una ocasión y también trasladó a otros compañeros heridos hasta los sótanos del Alcázar, donde estaba el botiquín. «Yo no fui un héroe sino un voluntario que me apuntaba a todo.

¿Valiente? …pues sí, y es que tenía 18 años, lo mejor de mi vida, eso ya lo tengo grabado para los restos. Pero tengo un recuerdo agridulce por haber cumplido con un deber de patriota y triste por lo que ocurrió en uno y otro bando, porque también ellos me daban pena», decía el general con un atisbo de lágrimas en los ojos.
Cuando el 27 de septiembre de 1936 las tropas nacionales entraron en el Alcázar y lo liberaron, «aquella noche me fumé 18 cigarros de los gordos». Y es que a los dos días de iniciarse el asedio se agotó el tabaco dentro y Federico y sus amigos se fumaban las hojas secas de los árboles.

[Imagen: 17_D_a_170118.jpg]


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#29
(02-26-2018, 06:22 AM)Terminus escribió:
Fallece Federico Fuentes Gómez de Salazar, último defensor del Alcázar de Toledo
[Imagen: net11w.jpg][b][Imagen: transp.gif][/b]

Ha fallecido en Toledo, a punto de cumplir los 100 años de edad, el general de Brigada Federico Fuentes Gómez de Salazar, último combatiente del Alcázar de Toledo.

"Para mí fue una obligación, un deber, un honor estar en el Alcázar de Toledo y defenderlo con mi pequeña colaboración. Jamás se me podrá olvidar, lo viví desde dentro, aunque no soy muy partidario de manifestar mi historia. Cada vez que lo miro, tan bonito como lo han dejado, tan bonito como era y tan trasto como quedó al terminar el asedio, es difícil olvidar lo ocurrido. Pero Dios es grande, y nos da fuerzas para seguir viviendo. A aquellas personas que no conocen esta gesta, les animo a que la estudien y a quienes la manipulan, que están equivocados. Fue algo Grande en la Historia de España".
General de Brigada Federico Fuentes Gómez de Salazar

Federico tenía 17 años cuando los avatares de aquella contienda fraticida le llevaron al Alcázar, donde se presentó voluntario para luchar por su bando, el de su familia, el de varias generaciones de militares, una detrás de otra…, «y yo, claro, quería ser militar, era mi vocación».

Poco podía imaginar aquel jovenzuelo enjuto, fibroso y con unos ojos azules que atraían las miradas femeninas, que el día que entró en el recinto militar iba a ser el primero de un encierro de 72 días, los mismos que transcurrieron hasta que el bando vencedor liberara la fortaleza y con ella a las cientos de personas entre civiles y militares que resistieron a los casi dos meses y medio de tiroteos, primero, y bombardeos sin tregua después por parte de las tropas del otro bando, «el enemigo», como en todo momento, en lenguaje castrense, se refirió el general a los milicianos gubernamentales del Frente Popular.



Semblanza del guerrero

En aquel verano de 1936, Federico Fuentes entró en el Alcázar a pesar de la oposición de su madre, quien, no obstante, «comprendía que era mi deber». A lo largo de toda la conversación, al general se le humedecían los ojos al hablar de aquellos tristes hechos: «Una guerra civil es lo peor que puede existir».




Mientras se declaraba el estado de guerra en Toledo, Federico entró de los últimos en el baluarte cuando ya casi se adivinaba el silbar de las balas. Fuera dejaba una novia y a gran parte de su familia, residente en el número 5 de la Bajada del Pozo Amargo. El cartel de «Puesto de socorro» que colgó hábilmente en el balcón uno de los vecinos, médico de profesión, los salvó de ser capturados por las tropas republicanas. Federico permaneció 72 días preocupado por su familia, de la que tan sólo le separaban «180 metros contando desde una esquina del Alcázar».

En campo enemigo
«Los bombardeos venían de dos frentes, y nos tiraban hasta del mismo Zocodover, nos tenían rodeados», contó. La experiencia fue dura y su audacia, patente. Vestido de paisano, con sólo una pistola, era de los pocos que se atrevían a salir a las calles internándose en el campo enemigo para volver con algo de comida ante la enorme escasez de los alimentos más báscos. «Organizábamos salidas nocturnas, faltaban muchos víveres; íbamos con mucho cuidado porque al menor ruido comenzaban a disparar».

El hambre llevó a los asediados a comerse algún caballo o algún mulo que eran sacrificados para luego repartirse la carne entre tantos: «Estaba riquísimo, pero tocábamos a poco». Federico fue herido en una ocasión y también trasladó a otros compañeros heridos hasta los sótanos del Alcázar, donde estaba el botiquín. «Yo no fui un héroe sino un voluntario que me apuntaba a todo.

¿Valiente? …pues sí, y es que tenía 18 años, lo mejor de mi vida, eso ya lo tengo grabado para los restos. Pero tengo un recuerdo agridulce por haber cumplido con un deber de patriota y triste por lo que ocurrió en uno y otro bando, porque también ellos me daban pena», decía el general con un atisbo de lágrimas en los ojos.
Cuando el 27 de septiembre de 1936 las tropas nacionales entraron en el Alcázar y lo liberaron, «aquella noche me fumé 18 cigarros de los gordos». Y es que a los dos días de iniciarse el asedio se agotó el tabaco dentro y Federico y sus amigos se fumaban las hojas secas de los árboles.

[Imagen: 17_D_a_170118.jpg]


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Exmo. señor General de Brigada don Federico Fuentes Gómez de Salazar   ¡¡PRESENTE!!
¡Legionarios a luchar, legionarios a morir!
 
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#30
Un fascimil del periódico que se edito durante el sitio al Alcázar

[Imagen: afAZndX.jpg]

Big Grin Big Grin Big Grin
 
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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