[Terminus]

Ring-raje.-
Rafa Gibelli

La Sra. Fiscal Ma. de los Ángeles Camiño, competente actuante en el affaire judicial de ANCAP, renunció a su cargo y pidió traslado, según nos cuenta hoy El País.
Ante todo advertir un equívoco retórico; si renuncia no puede pedir traslado. Si renuncia, debe irse para su casa. No ha de haber renunciado, pues, sino simplemente ha de haber pedido ser trasladada. Que se recusó a sí misma, digamos.

¿Las razones? De salud se adujo.

Si está enferma para un caso, ¿no lo estará para todos los demás?, ¿qué enfermedad la mal trae?, ¿por qué le impediría actuar en el caso ANCAP y no en otro cualquiera, un homicidio, una estafa, una apropiación indebida? ¿Qué características puede tener este caso contable y de labor en las oficinas, que afecte la salud de la empleada pública? ¿Muchas reconstrucciones en descampados que le afecten las vías respiratorias?

Es obvio que no. Acá es plata en un lado, plata en el otro, informe contable, auditorías y declaraciones en cómodas instalaciones del poder judicial; ¿qué tanto puede afectarle la salud este caso que no se la complique cualquier otro reato?
¿No se siente capaz? Entonces que renuncie, que presente, sí, la renuncia. Y así, que el traslado sea para su casa (el taxi se lo pago yo). Porque no se puede tener a una fiscal que no sepa conducir una audiencia complicada, que cobre el salario por mandar negritos pobres a la cárcel y se enjuague las manos cuando la cosa viene espesa. Que agarre pa' las ocho horas en una confitería o en el salón de belleza ... o que se haga abogada privada y se gane el pan como cualquiera ...

¿Tiene miedo? Entonces que renuncie y no ocupe un salario para salirse de sus obligaciones cuando la cosa viene complicada. No agarre para las carreras de autos porque son peligrosas, pero para poner un jardín de infantes capaz que le da ...

¿Fue sometida a apremios verbales, amenazas, presiones? ¡Qué las denuncie!, porque si una fiscal no puede denunciar, entonces. ¿qué queda para un ciudadano vulgar y silvestre?

Yo exijo saber la verdad. Todos deberíamos exigirla. Aún los denunciados; porque vistas así las cosas, la suspicacia cae de suyo y caben sospechas de que lo que llaman trigo, no sea grano sino pura paja.
Si yo fuera denunciado, como inocente que soy, la renuncia de esta fiscal me dejaría bastante mal parado aún antes de empezar la sustanciación del proceso.

Porque, ¿quién va a pensar que por cuestiones de salud, los médicos le recomendaron hoy día, los aires de las sierras en lugar del smog de la ciudad? Ni que estuviéramos en el siglo XIX y la salud de la fiscal fuera peor que la de Nietzsche en Sils-María ... ¿Va a ir a ejercer a Minas, acaso? ... ¡vamos!

Nota marginal: es posible que la señora hasta hoy fiscal tenga buenas y sobradas razones para salirse del caso. Puede que sea amiga de uno de los denunciantes, pariente de uno de los denunciados, o que tenga, de veras, una situación sanitaria tal que le impida hacer esto y también cualquier otra cosa relativa a su función. Pero, entonces, el traslado no corresponde, sino su despido y una renta por incapacidad. Yo no acuso aquí de nada, pues; simplemente vengo a exigir se me diga la verdad sobre estas cuestiones que a todos afectan. Es imperioso que el ministerio público deje en claro que no se trata de un escape burocrático ante los poderosos, para darle el caso a uno que sea más corajudo y valentón.