12-15-2021, 05:15 PM
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 12-15-2021, 05:19 PM por ThePresidentoftheUSA.)
A 30 años de su final, la ex Yugoslavia se sigue desintegrando: ahora cruje Bosnia, el país de los tres presidentes
Es una república con dos entidades: la Federación croato-musulmana y la República Serbo-Bosnia. Y esta última busca independizarse.
A 30 años de su final, la ex Yugoslavia se sigue desintegrando: ahora cruje Bosnia, el país de los tres presidentes
Los tres presidentes de Bosnia Herzegovina, Milorad Dodik, Zeljko Komsic y Sefik Dzaferovic, en mayo pasado. Foto Reuters
Idafe Martín
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15/12/2021 6:01
Clarín.comMundo
Actualizado al 15/12/2021 6:01
Los acuerdos de paz de Dayton de diciembre de 1995 que pusieron fin a la primera parte de las guerras de los Balcanes de finales del siglo pasado establecieron que Bosnia-Herzegovina sería una república federal con dos entidades: la Federación croato-musulmana y la República Serbo-Bosnia.
La entidad común tendría tres co-presidentes: un croata, un bosnio y un serbio. Sobre ellos tendría derecho de veto sobre leyes y nombramientos un representante de Naciones Unidas que después pasaría a ser un diplomático de la Unión Europea.
El país se fue recuperando de los estragos de la guerra, del asedio de Sarajevo y del genocidio de Srebrenica y el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia fue juzgando a los más prominentes criminales de guerra.
Pero las costuras de Bosnia-Herzegovina nunca estuvieron bien selladas y la parte serbo-bosnia del país, unida en todo excepto en las fronteras a Serbia, fue siempre una entidad con tendencias disgregadoras.
¿Serbia se divide?
Los expertos advirtieron muchas veces que la paz se cerró en falso teniendo más en cuenta las ganancias militares sobre el terreno que la futura estabilidad y que la situación se haría insostenible. Bosnia-Herzegovina es ahora mismo el país de la región que más lejos ve su ansiado ingreso en la Unión Europea.
El hombre fuerte
La fuerza disgregadora de la República Serbo-Bosnia se ha ido acrecentando en los últimos meses de la mano de Milorad Dodik, su presidente de los últimos tres lustros. El Parlamento serbo-bosnio, con sede en la capital Banja-Luka, aprobó el pasado viernes una serie de leyes que de entrar en vigor supondrían la independencia de facto de esa parte del país.
Las nuevas normas, sobre Defensa, Servicios Secretos, Justicia y Fiscalía, entrarían en vigor en seis meses si Sarajevo, capital federal, no acepta retirar 142 leyes que se han ido aprobando desde la paz de 1995 y que los nacionalistas serbo-bosnios consideran que sirvieron para reforzar el poder central frente al de las regiones. Esas normas fueron refrendadas por los diferentes representantes internacionales.
Las leyes aprobadas este pasado viernes incluyen, entre otras medidas, la creación de unas Fuerzas Armadas propias para la República Serbo-Bosnia.
Dodik dijo el viernes que estos seis próximos meses servirán “para ver si Bosnia-Herzegovina puede sobrevivir” aunque él mismo adelantó que “no puede” y para eso parece trabajar. Dodik no recibió el apoyo de la oposición pero su partido (el SNSD, oficialmente socialdemócrata pero en la práctica nacionalista) tiene mayoría absoluta y aprobó las leyes disgregadoras con la oposición en contra.
El líder opositor, Mirko Sarovic, dijo que “la vía elegida por Dodik es peligrosa” y le advirtió que “si cree poder hacer sin ir a la guerra se equivoca”.
Dodik por su parte asegura que el espectro de una nueva guerra es irreal, que la situación es muy diferente a la de los años 90 del siglo pasado y que ahora la crisis se resolverá como una crisis política, no militar. Dodik es un nacionalista que sigue defendiendo a criminales de guerra como Radovan Karadzic y Ratko Mladic.
Los apoyos externos
Niega que hubiera un genocidio en Srebrenica, culpa a las potencias occidentales del asedio de Sarajevo y critica las iniciativas diplomáticas europeas y estadounidenses para frenar sus tendencias secesionistas. Dice que Donald Trump fue “un excelente presidente”.
En una entrevista concedida a principios de diciembre al diario francés ‘Le Monde, Dodik rechazó la nueva norma nacional que condena la negación o la glorificación de los crímenes de guerra y advirtió que los serbo-bosnios podrían abandonar las Fuerzas Armadas de Bosnia-Herzegovina para crear su propio Ejército si Bosnia no se desmilitariza, que sería su opción ideal.
Dodik también anunció que a partir de ahora su gobierno no acatará las órdenes del representante de la Unión Europea, encargado por Naciones Unidas de revisar leyes y nombramientos y que tiene derecho de veto sobre las decisiones de las autoridades del país.
El cargo lo asume ahora mismo el diplomático alemán Christian Schmidt. Mientras Dodik dijo que ahora redactarán una nueva Constitución, Schmidt ya advirtió que sancionaría cualquier intento de secesión. La puesta en marcha de esas leyes significaría la independencia de facto de la República Serbo-Bosnia y la ruptura de Bosnia-Herzegovina, una amenaza a la paz regional.
Los otros dos copresidentes, el bosniaco Sefik Dzaferovic y el croata Zeljko Komsic, aseguran que la iniciativa de los serbo-bosnios de Dodik es un ataque contra el Estado constitucional forjado tras las guerras y por lo tanto un ataque contra la paz.
Dodik tiene por su parte el apoyo de su vecina Serbia y de Rusia, que tradicionalmente se ha puesto en los Balcanes del lado de los serbios. Dzaferovic dijo que la decisión del Parlamento serbo-bosnio es “un ataque contra el Estado y contra el orden constitucional y un ataque contra la paz”. Komsic pidió que la Corte Constitucional “persiga a los responsables”.
Tanto la diplomacia estadounidense –forjadora en la época de Bill Clinton de los acuerdos de paz de Dayton- como la europea llevaban meses advirtiendo a Dodik, quien no les ha hecho el mínimo caso y se apoya en la vecina Serbia y en Rusia. Dodik tiene también el apoyo de la facción nacionalista (en la oposición) de los bosnio-croatas, que querrían ver la dislocación de Bosnia-Herzegovina.
La línea oficial de la Unión Europea es la de exigir a Dodik que frene y advertir que castigará con sanciones cualquier intento de disgregar un país cuyas costuras parecen ceder. Europa defiende oficialmente la integridad de Bosnia-Herzegovina pero algunos países de la Unión Europea se salen de esa línea.
Croacia, Eslovenia y Hungría apoyan más o menos claramente a Dodik y verían con buenos ojos que se volvieran a dibujar las fronteras que salieron de los acuerdos de Dayton de 1995 a pesar del riesgo de provocar un conflicto armado.
Eslovenia, que asume hasta el 31 de diciembre la presidencia semestral de la Unión Europea, cuando pasará el testigo a Francia, hizo circular en julio un documento en el que abogaba por redibujar esas fronteras.
Ante el escándalo desatado en Bruselas el gobierno esloveno negó su autoría. Bruselas enterró el plan y advirtió que algunos estaban jugando con fuego. El húngaro Viktor Orban visitó en noviembre a Dodik. Una muestra de apoyo que se sale de la línea europea y que replica la política de Belgrado y Moscú.
Es una república con dos entidades: la Federación croato-musulmana y la República Serbo-Bosnia. Y esta última busca independizarse.
A 30 años de su final, la ex Yugoslavia se sigue desintegrando: ahora cruje Bosnia, el país de los tres presidentes
Los tres presidentes de Bosnia Herzegovina, Milorad Dodik, Zeljko Komsic y Sefik Dzaferovic, en mayo pasado. Foto Reuters
Idafe Martín
0
15/12/2021 6:01
Clarín.comMundo
Actualizado al 15/12/2021 6:01
Los acuerdos de paz de Dayton de diciembre de 1995 que pusieron fin a la primera parte de las guerras de los Balcanes de finales del siglo pasado establecieron que Bosnia-Herzegovina sería una república federal con dos entidades: la Federación croato-musulmana y la República Serbo-Bosnia.
La entidad común tendría tres co-presidentes: un croata, un bosnio y un serbio. Sobre ellos tendría derecho de veto sobre leyes y nombramientos un representante de Naciones Unidas que después pasaría a ser un diplomático de la Unión Europea.
El país se fue recuperando de los estragos de la guerra, del asedio de Sarajevo y del genocidio de Srebrenica y el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia fue juzgando a los más prominentes criminales de guerra.
Pero las costuras de Bosnia-Herzegovina nunca estuvieron bien selladas y la parte serbo-bosnia del país, unida en todo excepto en las fronteras a Serbia, fue siempre una entidad con tendencias disgregadoras.
¿Serbia se divide?
Los expertos advirtieron muchas veces que la paz se cerró en falso teniendo más en cuenta las ganancias militares sobre el terreno que la futura estabilidad y que la situación se haría insostenible. Bosnia-Herzegovina es ahora mismo el país de la región que más lejos ve su ansiado ingreso en la Unión Europea.
El hombre fuerte
La fuerza disgregadora de la República Serbo-Bosnia se ha ido acrecentando en los últimos meses de la mano de Milorad Dodik, su presidente de los últimos tres lustros. El Parlamento serbo-bosnio, con sede en la capital Banja-Luka, aprobó el pasado viernes una serie de leyes que de entrar en vigor supondrían la independencia de facto de esa parte del país.
Las nuevas normas, sobre Defensa, Servicios Secretos, Justicia y Fiscalía, entrarían en vigor en seis meses si Sarajevo, capital federal, no acepta retirar 142 leyes que se han ido aprobando desde la paz de 1995 y que los nacionalistas serbo-bosnios consideran que sirvieron para reforzar el poder central frente al de las regiones. Esas normas fueron refrendadas por los diferentes representantes internacionales.
Las leyes aprobadas este pasado viernes incluyen, entre otras medidas, la creación de unas Fuerzas Armadas propias para la República Serbo-Bosnia.
Dodik dijo el viernes que estos seis próximos meses servirán “para ver si Bosnia-Herzegovina puede sobrevivir” aunque él mismo adelantó que “no puede” y para eso parece trabajar. Dodik no recibió el apoyo de la oposición pero su partido (el SNSD, oficialmente socialdemócrata pero en la práctica nacionalista) tiene mayoría absoluta y aprobó las leyes disgregadoras con la oposición en contra.
El líder opositor, Mirko Sarovic, dijo que “la vía elegida por Dodik es peligrosa” y le advirtió que “si cree poder hacer sin ir a la guerra se equivoca”.
Dodik por su parte asegura que el espectro de una nueva guerra es irreal, que la situación es muy diferente a la de los años 90 del siglo pasado y que ahora la crisis se resolverá como una crisis política, no militar. Dodik es un nacionalista que sigue defendiendo a criminales de guerra como Radovan Karadzic y Ratko Mladic.
Los apoyos externos
Niega que hubiera un genocidio en Srebrenica, culpa a las potencias occidentales del asedio de Sarajevo y critica las iniciativas diplomáticas europeas y estadounidenses para frenar sus tendencias secesionistas. Dice que Donald Trump fue “un excelente presidente”.
En una entrevista concedida a principios de diciembre al diario francés ‘Le Monde, Dodik rechazó la nueva norma nacional que condena la negación o la glorificación de los crímenes de guerra y advirtió que los serbo-bosnios podrían abandonar las Fuerzas Armadas de Bosnia-Herzegovina para crear su propio Ejército si Bosnia no se desmilitariza, que sería su opción ideal.
Dodik también anunció que a partir de ahora su gobierno no acatará las órdenes del representante de la Unión Europea, encargado por Naciones Unidas de revisar leyes y nombramientos y que tiene derecho de veto sobre las decisiones de las autoridades del país.
El cargo lo asume ahora mismo el diplomático alemán Christian Schmidt. Mientras Dodik dijo que ahora redactarán una nueva Constitución, Schmidt ya advirtió que sancionaría cualquier intento de secesión. La puesta en marcha de esas leyes significaría la independencia de facto de la República Serbo-Bosnia y la ruptura de Bosnia-Herzegovina, una amenaza a la paz regional.
Los otros dos copresidentes, el bosniaco Sefik Dzaferovic y el croata Zeljko Komsic, aseguran que la iniciativa de los serbo-bosnios de Dodik es un ataque contra el Estado constitucional forjado tras las guerras y por lo tanto un ataque contra la paz.
Dodik tiene por su parte el apoyo de su vecina Serbia y de Rusia, que tradicionalmente se ha puesto en los Balcanes del lado de los serbios. Dzaferovic dijo que la decisión del Parlamento serbo-bosnio es “un ataque contra el Estado y contra el orden constitucional y un ataque contra la paz”. Komsic pidió que la Corte Constitucional “persiga a los responsables”.
Tanto la diplomacia estadounidense –forjadora en la época de Bill Clinton de los acuerdos de paz de Dayton- como la europea llevaban meses advirtiendo a Dodik, quien no les ha hecho el mínimo caso y se apoya en la vecina Serbia y en Rusia. Dodik tiene también el apoyo de la facción nacionalista (en la oposición) de los bosnio-croatas, que querrían ver la dislocación de Bosnia-Herzegovina.
La línea oficial de la Unión Europea es la de exigir a Dodik que frene y advertir que castigará con sanciones cualquier intento de disgregar un país cuyas costuras parecen ceder. Europa defiende oficialmente la integridad de Bosnia-Herzegovina pero algunos países de la Unión Europea se salen de esa línea.
Croacia, Eslovenia y Hungría apoyan más o menos claramente a Dodik y verían con buenos ojos que se volvieran a dibujar las fronteras que salieron de los acuerdos de Dayton de 1995 a pesar del riesgo de provocar un conflicto armado.
Eslovenia, que asume hasta el 31 de diciembre la presidencia semestral de la Unión Europea, cuando pasará el testigo a Francia, hizo circular en julio un documento en el que abogaba por redibujar esas fronteras.
Ante el escándalo desatado en Bruselas el gobierno esloveno negó su autoría. Bruselas enterró el plan y advirtió que algunos estaban jugando con fuego. El húngaro Viktor Orban visitó en noviembre a Dodik. Una muestra de apoyo que se sale de la línea europea y que replica la política de Belgrado y Moscú.