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El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985)
#51
1983- Parque Hotel y Obelisco
(4ª Parte)


Los caceroleos
 
            25 agosto- La Intersectorial y otras organizaciones políticas organizan una protesta pacífica masiva contra el gobierno.
            A las 17hs, la población se encerró en sus casas y las calles quedaron desiertas. El desfile militar llevado a cabo en Florida se realizó casi sin espectadores.
            A las 20hs se apagaron todas las luces de varias ciudades y miles de uruguayos en Montevideo, Salto y Paysandú comenzaron a golpear cacerolas y sonar cornetas. El ruido se extendió durante un cuarto de hora. Se trató de uno de los actos de protesta más recordados durante todo el gobierno militar.
            Después del caceroleo, las personas comenzaron a salir de sus casas y se lanzaron a la calle. Los automóviles tocaban sus bocinas y llevaban encendidos sus limpiaparabrisas (la señal del "No" después del Plebiscito de 1980); las personas caminaban algunas cuadras por la Avenida 18 de Julio cantando consignas contra la dictadura. Hubo más de 400 detenidos y un joven resultó herido de bala.
            Los caceroleos y apagones voluntarios se volvieron un arma psicológica sumamente importante en la resistencia contra la dictadura, pues era imposible de reprimir.
 
            Paradójicamente, esta forma de protesta fue inventada en Chile para protestar contra el gobierno izquierdista de Salvador Allende. En efecto, el 2 de diciembre de 1971 mujeres opositoras al gobierno se congregaron y caminaron por el centro de Santiago de Chile golpeando ollas, en lo que fue conocido, como la "Marcha de las Cacerolas Vacías". Este tipo de recurso -que protestaba contra el desabastecimiento- se repitió muchas veces en varias ciudades chilenas (27).
 
            El Teniente General ® Fernán Amado, en una entrevista con Alfonso Lessa, reconoció el efecto de los cacerolazos, si bien reconoce que ya hacía al menos dos años que los coroneles en actividad venían buscando un camino para entregar el poder:
            "De todas maneras se fue formando [a fines del 80 y comienzos del 81] la idea de algunos coroneles que decían que había que abrir, buscar el camino para hacer la transición. Después algunos de ellos ascendieron y ahí se formó un poco esa línea de pensamiento de que había que irse. Y además, como dice un amigo mío, fue el Ejército derrotado por las cacerolas. Porque el tema de las cacerolas fue una cuestión sicológica brutal.
            "-¿Pesó de una manera muy fuerte?
            "-Ah, sí; pesó, sí. Aquella desaprobación que parece que había, que era una cosa organizada por el partido [comunista], por los aparatos. La gente se iba prendiendo y este pueblo es muy protestador de todo. Entonces ahí creo que se fue creando una cuestión a favor de que había que entregar e irse. Y entonces lo que buscaba ser una cosa gradual terminó siendo mucho más rápida". (28)
 
            El autor aún recuerda aquellos caceroleos masivos -de los que fue testigo y protagonista- en la zona del Parque Posadas y el ruido destemplado de centenares de ollas.
            Los caceroleos siempre eran precedidos por el distintivo golpeteo de una varilla de metal contra el asta de una bandera en el Centro Comercial, efectuado por una persona, habitualmente joven, y sin duda perteneciente a alguna agrupación de izquierda. El recurso siguió empleándose después de 1985, durante los discursos de diversos presidentes, Tabaré Vázquez incluido. 
 
            Encuentro de Sanguinetti y Ferreira Aldunate
 
            25 agosto- El Dr. Sanguinetti, junto con Fernando Oliú y Juan Martín Posadas, viajan a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) para asistir a un seminario sobre la deuda externa en América Latina, al que asistiría Wilson Ferreira Aldunate.
            Al día siguiente Ferreira y Sanguinetti se reunieron a conversar sin tapujos, pues eran buenos amigos. Sanguinetti recordó parte del diálogo:
            "Wilson, tiempo después, me dijo que a él nadie nunca nadie le había dicho las cosas como se las dije yo. Porque incluso le dije que a él lo iban a empaquetar [engañar]. Se lo dije así; que muchos de la izquierda le iban a dar cuerda para que él fuera al frente, y el que iba a morir era él, y no ellos" (29).
 
            Wilson Ferreira estaba convencido por entonces de que si él volvía al Uruguay, la población se sublevaría y el gobierno militar caería inmediatamente, pero Sanguinetti le dijo con toda sinceridad que eso no ocurriría, que sus informes eran erróneos, porque los amigos de Ferreira Aldunate no tenían buenos contactos con los militares..    
            Lincoln Maiztegui ha indicado que "Sanguinetti le predijo [a Wilson Ferreira] todo lo que iba a suceder si su amigo y contrincante decía actuar como luego efectivamente actuó" (30).   Álvaro Alfonso reproduce de esta forma esa parte decisiva del diálogo entre ambos:
            "Sanguinetti- Wilson, la dictadura no tiene refresco; pasó la etapa del desarrollo, de los políticos corruptos. Pero militarmente no está agotada. Las Fuerzas Armadas están íntegras; pueden seguir dos o diez años más. Confrontar es una mala salida; puede haber sangre, dejar cuentas pendientes durante años. Nosotros tenemos que bregar para que eso no ocurra. ¿O acaso creés que cuando se retorne a la democracia no habrá ejército?
            "Wilson Ferreira Aldunate- Claro; vos te vas a acomodar con los comunistas.
            "Sanguinetti-  Los comunistas están en la misma línea. Seregni y el Frente Amplio van a entrar en a negociación. No te engañés, Wilson. Los comunistas son muy profesionales; siempre utilizan el sentido común. Cuando hay que negociar, negocian, cuando hay que pactar, pactan.
            "Wilson Ferreira Aldunate- ¿Qué pasa si voy a Uruguay?
            "Sanguinetti- ¿Yo que sé?
            "Wilson Ferreira Aldunate- Pero, ¿qué pasa?
            "Sanguinetti- No sé
            "Wilson Ferreira Aldunate- ¿Y la gente no se levanta?
            "Sanguinetti- ¡Vos estás soñando! El uruguayo no se levanta.
            "Wilson Ferreira Aldunate- Pero...
            "Sanguinetti- Te digo que estás soñando, Wilson
            "Wilson Ferreira Aldunate- Y vos, ¿qué harías?
            "Sanguinetti- Utilizando la lógica de ellos, te mandaría de vuelta en el mismo avión.
            "Wilson Ferreira Aldunate- ¿Y ellos?
            "Sanguinetti- Pueden hacer eso; mandarte de vuelta en el mismo avión. O si no, te meten preso.
            "Wilson Ferreira Aldunate- ¿Me meten preso?
            "Sanguinetti- Te meten preso". (31)
            Sanguinetti confirmó que -palabra más, palabra menos- este fue el diálogo de los dos líderes políticos en Santa Cruz de la Sierra.
            También le comentó francamente a Ferreira Aldunate que él -Sanguinetti- iba a intentar llegar a un acuerdo con los militares. Wilson Ferreira preguntó luego si a este acuerdo iba a llegar sin los blancos. "No; yo quiero llegar con ustedes, pero si es sin ustedes, va a ser sin ustedes" (32), respondió Sanguinetti, que comentó que esperaba contar con la izquierda. Ferreira Aldunate estaba convencido de que la izquierda nunca se uniría a una negociación con los militares, por lo que él mismo se negó a negociar.
            Sanguinetti fue tajante respecto a su estrategia para el futuro próximo: "Quiero ser muy claro y muy franco. Nuestra prioridad es un acuerdo del Partido Nacional y del Partido Colorado, y eventualmente del Frente. La segunda prioridad es sin el Frente. La tercera prioridad es sin el Partido Nacional. Pero te digo claramente que si conseguimos al Frente, nos vamos igual sin ustedes" (33). Ferreira Aldunate se molestó y respondió que eso era una barbaridad, que lo podía condenar históricamente. Sanguinetti respondió que era probable, pero que igual intentaría esa salida, pues la gente del Frente que se hallaba en Uruguay no era igual que la que estaba en el exilio: los frenteamplistas uruguayos también buscarían un acuerdo.
            Evidentemente, Ferreira Aldunate y Sanguinetti tenían grandes diferencias en sus estrategias para salir de la dictadura: el primero buscaba la confrontación; el segundo se jugaría por la negociación y el pragmatismo.
 
            Primeros días de Septiembre- Desde la cárcel, Líber Seregni envía un mensaje en el que recomienda llegar a un gran acuerdo nacional de las fuerzas políticas que permitiese alcanzar la restauración democrática. Y este acuerdo, decía Seregni, debía pasar por la negociación con las Fuerzas Armadas.
 
            9 septiembre - El Dr. Julio María Sanguinetti y el General Julio César Rapela confirman a la prensa la existencia de nuevos contactos entre los mandos militares-especialmente los Comandantes en Jefe- y los políticos. Comienza a insistirse con la desproscripción del Frente Amplio, inclusive en forma parcial. Mantener al Frente proscripto, se indicaba, solamente fortalecía a Wilson Ferreira, a quienes los militares veían como su peor enemigo.
            Por esta época Sanguinetti comentó  a Pivel Devoto que había encontrado a su "Máximo Tajes", al militar que podría liderar la transición entre los militares. Se trataba del general Hugo Medina, un militar muy duro, pero sin ambiciones políticas.
            Los contactos entre Sanguinetti y los militares, entretanto, eran atacados por el gobierno de Gregorio Álvarez y por sectores militares intransigentes.
 
            13 septiembre- Cierre del semanario Aquí por cuatro ediciones.
 
            Mediados de Septiembre- Comienza a conocerse un proyecto constitucional presentado a la COMASPO y elaborado por  el Gral. Ángel Barrios, el Brigadier Fernando Arbe y el Contralmirante Ricardo Largher, denominado "plebiscito tácito", el cual sería presentado en las elecciones de 1984: todo voto emitido ese día por cualquier candidato se consideraría como un voto favorable para dicha Constitución, en lo que constituía un procedimiento insólito.
            El 13 de septiembre las direcciones de los partidos políticos habilitados elevaron a la Junta de Oficiales Generales un Proyecto de Acto Institucional Nº 15, elaborado por el Dr. Gonzalo Aguirre, para evitar esa posibilidad y planteando una salida política, pero la propuesta fue rechazada inmediatamente por la Junta, pues -según recordó el Gral. Rapela-  derogaba "casi todas las normas básicas dictadas por el proceso cívico- militar, coloca prácticamente en carácter de infractores de la Constitución a los miembros de los gobiernos posteriores al año 1973 [...], suprime con carácter permanente la competencia de la Justicia Militar para juzgar a civiles y no convalida lo actuado desde 1972 hasta 1985, deja abierta la posibilidad de que se reclamen responsabilidades civiles y eventualmente penales a los integrantes del gobierno según el criterio de los jueces y de las leyes que puedan dictarse a partir del año 1985; no se reciben soluciones aceptadas en el Parque Hotel relativas a instrumentos para combatir la subversión en época de normalidad; se deja al COSENA en una posición semejante a la que le asignara el Consejo de Defensa Nacional en la Ley Orgánica Militar Nº 10.050 de 1941, artículo 32, que fue ineficaz, y su subsistencia a partir de 1990 es dudosa porque se modifica la Ley Orgánica de las FFAA; se coloca a la jurisdicción militar en una posición más restringida que la que tuvo hasta la ley Nº 14.068 de Seguridad del Estado; mantiene todos los problemas planteados por la Constitución de 1967: huelga de funcionarios públicos, cogobierno universitario, etc" (34)
            Los militares seguirían apoyando el plebiscito tácito.
 
            15 septiembre- Clausura del semanario Opinar por cuatro ediciones.
 
            16 septiembre- Se constituye la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para vigilar la observancia de dichos derechos y denunciar las violaciones que eventualmente ocurriesen. La Comisión estaba integrada por Horacio Terra Gallinal (Presidente), Alberto Sáenz de Zumarán y Rodolfo Canabal (por el Partido Nacional), Manuel Flores Mora, Luis Hierro Gambardella y Adela Reta (Partido Colorado); Tomás Brena (Unión Cívica). Francisco Ottonelli (PDC) y Eduardo Jaurena (Partido Socialista).
            Esta Comisión denunció las condiciones de detención y las torturas sufridas por algunos detenidos, e impulsó la creación del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay (IELSUR), para la defensa de los presos políticos. 
 
            17 al 25 septiembre- Se desarrolla la Semana del Estudiante, convocada por la ASCEEP y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), que funcionaba en la clandestinidad. La movilización fue organizada e impulsada por los estudiantes Jorge Rodríguez (chileno, militante del PDC), Pablo Iturralde (Coordinadora de Jóvenes Wilsonistas), Marcos Gutiérrez (hijo de Gutiérrez Ruiz), Fernando Romano, Eduardo Ottonelli y Edgardo Rubianes. La ONU brindó la cobertura para la movilización.
            Después de talleres, exposiciones y un festival musical, el 25 se llevó a cabo una gran movilización estudiantil que marchó por Bulevar Artigas hasta el estadio Luis Franzini, donde se desarrolló un acto al que concurrieron unas 80.000 personas.
            En el acto se leyó un manifiesto que reclamó el fin de la intervención en la UDELAR, la libertad de agremiación, la reposición de docentes destituidos, la anulación del examen de ingreso y la realización de elecciones universitarias
            En la marcha también participó la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM).
            Tras la marcha se lleva a cabo un apagón voluntario con caceroleo, como forma de protesta contra el Gobierno. El 23 de octubre se repetirían los apagones y la caceroleada.
            La marcha fue autorizada por el Jefe de Policía de Montevideo, General Washington Varela
            25 septiembre- Es detenido por orden del Gral. Bonelli el integrante del Directorio del Partido Nacional, Escribano Eladio Fernández Menéndez, acusado de repartir volantes  que instaban a movilizarse contra el gobierno. Aunque Menéndez fue sometido a interrogatorios por parte de la Policía, finalmente fue liberado por orden del Presidente de la República, aunque se le mantuvo preso por aplicación de Medidas Prontas de Seguridad. Fernández Menéndez fue inhabilitado durante dos años para el ejercicio de sus derechos cívicos (excepto el voto), por aplicación del Acto Institucional Nº 14. Finalmente, fue liberado el 28 de septiembre.
            29 septiembre- El Directorio del Partido Nacional emite una declaración en la que expresa su total solidaridad con el Escribano Fernández Menéndez, condenando su privación de libertad, y declarando que la inhabilitación del escribano no le afectaba en su calidad de miembro del Directorio, pese a que éste solicitó licencia a su cargo.
            30 septiembre- El Presidente Gregorio Álvarez, en el Departamento de Lavalleja, hace un llamamiento para terminar con la "escalada de desencuentros, enfrentamientos y fricciones" que vive el país, que según consideraba, alejan el "reencuentro nacional" y creaban el peligro de que el país perdiese "su tradicional estilo de vida" (35).
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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RE: El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985) - danny - 05-01-2017, 06:51 PM

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