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El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985)
#29
1981 Gregorio Álvarez presidente
(31 julio)- 1ª Parte
 
I. Termina la Presidencia de Aparicio Méndez
 
            El 14 de julio de 1976 el Consejo de la Nación eligió como Presidente de la República al Dr. Aparicio Méndez, quien asumió su cargo el 1 de septiembre.
            Cinco años más tarde, el 28 de julio de 1981,  el Acto Institucional Nº11 determinó que el próximo período presidencial se extendería hasta el 1 de marzo de 1985. Fue el último Acto firmado por el Presidente Méndez, que gobernaría hasta el 1 de septiembre.
            El fin de la presidencia de Méndez cerró el ciclo de las proscripciones de políticos y del proyecto de las FF.AA. de 1977, que incluyó el Plebiscito Constitucional de 1980.  
            Jubilado, Aparicio Méndez continuó viviendo modestamente con su esposa, Blanca Alonso, hasta su muerte, ocurrida en Montevideo, el 27 de junio de 1987, luego de una larga enfermedad.
 
II.        La Elección del nuevo Presidente
 
            Cuando se presentó la necesidad de designar un sucesor para el Dr. Méndez, que además guiaría la transición de la dictadura a la democracia, la Junta de Oficiales Generales (J.OO.GG.) comenzó a discutir posibles candidatos.
 
            En primer lugar se planteó esta pregunta: ¿debería ser un civil o un militar?
            El hecho era que ninguno de los dos mandatarios anteriores -Bordaberry y Méndez- era militar, si bien es cierto que el verdadero poder se hallaba en manos de las FF.AA.
            En julio comenzó la discusión.
 
            El 7 de julio, el Teniente General ® Julio César Vadora -Embajador en la República del Paraguay hasta ese momento- opinó que debía ser un militar retirado, "las Fuerzas Armadas deberán recuperar la conducción total, para darle al país lo que le han prometido, y que por causas ajenas a ellas se ha visto detenido  y postergado. La presidencia debe ser ejercida por un militar, para que el proceso tenga la culminación debida" (1).
            Seguramente, Vadora, figura importante durante el gobierno de Bordaberry, uno de los primeros miembros de la Logia de Tenientes de Artigas y Comandante en Jefe del Ejército entre 1974 y 1978, estaba pensando en sí mismo.
 
            Pero Vadora no era el único candidato. Los militares manejaban dos grupos de posibilidades:
 
            (i) Candidatos civiles: 
            Dr. Federico García Capurro, antiguo Ministro de Defensa del gobierno de Pacheco Areco, uno de los firmantes del Decreto Nº 566/971, que encargó la lucha subversiva a las FF.AA.; más tarde Consejero de Estado.
            Dr. Carlos Maeso, antiguo abogado del Tribunal de Cuentas,  entonces Ministro de Trabajo y más tarde Canciller de la República.
            Contador Valentín Arismendi, Ministro de Economía.
            Ingeniero Francisco Tourreilles, Ministro de Industrias.
            Dr. Hamlet Reyes, presidente del Consejo de Estado.
            Dr. Estanislao Valdés Otero, Canciller uruguayo.
 
            (ii) Candidatos militares:
            Teniente General ® Julio César Vadora.
            Teniente General ® Gregorio Conrado Álvarez.
            General Abdón Raimúndez, Comandante de la División de Ejército IV.
            General Hugo Linares Brum, entonces Ministro del Interior
            Teniente General Luis Vicente Queirolo, Comandante en Jefe del Ejército.
 
            Primera Votación (28 julio)
 
            Los J.OO.GG. se reunió el martes 28 de julio para decidir, en primer lugar, si el candidato debía ser civil o militar. Además de 14 altos oficiales del Ejército, se hallaban presentes Brigadieres de la Fuerzas Aérea y Almirantes de la Armada.
            El Teniente General Queirolo votó inicialmente por un candidato civil, pero viendo que la gran mayoría de los Oficiales del Ejército se inclinaban por un militar comentó: "Yo no puedo ir contra la mayoría de los generales de mi fuerza. Por este motivo, voy a votar por un militar" (2).  
            Esta actitud fue increpada por el Brigadier de la Fuerza Aérea Walther Machado: "¡Inaudito, mi comandante! ¡Usted no puede cambiar su voto!" (3).
            Molestos, los oficiales de la Fuerza Aérea y de la Armada, que se inclinaban por un candidato civil, decidieron retirarse sin participar en ninguna votación posterior.
            Quedaron en la reunión 14 oficiales del Ejército, entre ellos: El Teniente General Luis V. Queirolo y los Generales Iván Paulós, Boscán Hontou, Abdón Raimúndez, Julio César Bonelli, Julio César Rapela, Yamandú Trinidad, Pedro Aranco, Hugo Medina, Holmes Coitiño y Hugo Linares Brum
            La votación de los militares fue de 10 contra 4 a favor de un candidato militar. 
 
            Enseguida, se decidió -en una segunda votación- que el candidato elegido debía reunir una mayoría especial de 2/3 de los votos. Esto significaba 10 votos favorables.
            El mismo día, el Gobierno de Méndez dio a conocer el Acto Institucional Nº 11. Esto, además de coincidir con lo marcado por el nuevo cronograma político,  impedía que quien fuese elegido pretendiese prolongar indefinidamente su período de gobierno.
            A la vez, el Acto Institucional Nº11 estableció la conformación de un nuevo Consejo de Estado, formado por 35 miembros que asumirían el 20 de agosto y cesarían el 15 de febrero de 1985. El nuevo Consejo tendría además iniciativa legislativa y derecho a llamar a sala y censurar ministros.
 
            El debate sobre candidatos fue duro, ya que aunque Gregorio Álvarez era el hombre con mayor apoyo, no solamente no reunía los 10 votos necesarios, sino que era fuertemente resistido por varios de los generales presentes, por ser excesivamente ambicioso y personalista, mientras que el Proceso había sido siempre definido como una responsabilidad colectiva de las FF.AA.
 
            Inicialmente, Álvarez no tenía los votos de Queirolo, Medina, Paulós y Coitiño.
            Linares Brum tenía sus propias aspiraciones.
            Álvarez contaba con los votos de Trinidad, Raimúndez, Rapela, Hontou, Aranco y Bonelli.
 
            Negociaciones y Segunda Votación (29- 30 julio)
 
            El 29 de julio comenzaron las negociaciones y votaciones, inicialmente sin resultados concretos.
            En cierto momento, los generales Rapela y Medina propusieron al General Abdón Raimúndez, a quien consideraban sumamente capaz en las relaciones con los políticos y -como era favorable a Gregorio Álvarez- éste no podría tomarlo como algo en su contra. Raimúndez, sin embargo, declinó la postulación, afirmando que no sentiría cómodo con Álvarez, que siempre le había apoyado.
            De todas maneras, fue votado como candidato, pero solamente obtuvo 9 votos.
            En 1983, al producirse el fallecimiento de Raimúndez, Enrique Tarigo escribiría en el semanario Opinar: "Este pudo ser el hombre del destino uruguayo en un momento tremendamente difícil, si algunas cosas que no debieran ser no hubieran sido" (4)
 
            El 30 de julio, el General Hugo Linares Brum cumplió 60 años y pasó a retiro.
            Los generales Coitiño y Medina eran conscientes de que si no se votaba un candidato, las FF.AA. sufrirían una peligrosa ruptura. Por ello, decidieron sumar sus votos a la candidatura de Álvarez y, durante la fiesta de despedida y de cumpleaños de Linares Brum, le convencieron para que votara por Álvarez.
 
            Tercera Votación (31 julio)
 
            El 31 de julio en la mañana, con Linares Brum habilitado para votar -pese a ya estar retirado, cosa que era antirreglamentaria- Gregorio Álvarez fue electo para desempeñarse como Presidente de la República.
            El General Iván Paulós, muy molesto con la forma en que se había llevado a cabo la votación, se retiró, y solicitó su inmediato pase a retiro.
            Cuando los altos oficiales de la Armada y la Fuerza Aérea fueron notificados de la designación, muchos mostraron su indignación -especialmente los oficiales aviadores-. El Brigadier (Aviador) José Cardozo, quien mantenía amistad con Gregorio Álvarez- debió apelar a su autoridad para controlar la situación. 
            La desconfianza que la J.OO.GG. tenía por Álvarez, sin embargo, se tradujo en el Oficio Nº 634 del 5 de agosto de 1981, que limitó sus poderes. Escribe Lincoln Maiztegui: "dicho oficio dividía el ejercicio del poder en tres campos: el específico del gobierno, que quedaba a cargo del presidente; el relativo al Plan Político de las FF.AA., o cronograma, que sólo podía ser modificado por la Junta de Oficiales generales en acuerdo con el presidente, cuyo voto en este tema era «uno más», según Rapela; y el manejo de las Fuerzas Armaads, que quedaba como «patrimonio exclusivo de los Comandantes» y en el que el presidente «no intervenía para nada». De hecho, el Poder Ejecutivo, en esta última etapa de la dictadura, sería ejercido en conjunto por el presidente de la república y la Junta de Oficiales Generales" (5).  
            Evidentemente, los mandos -conocedores del apoyo con que contaba Gregorio Álvarez y de sus ambiciones- deseaban evitar una gran concentración de poder en manos del Teniente General retirado.
            Era un comienzo nada promisorio para el nuevo gobierno.
 
III.      "Pese a todo y a todos los que se opongan"
 
            El 1 de agosto de 1981, el Consejo de la Nación designó formalmente como Presidente de la República al Teniente General ® Gregorio Álvarez, por 43 votos en 43.
            Ante el Consejo de la Nación, Álvarez pronunció un discurso que sigue siendo muy recordado, a causa de su frase final:
            "El gobierno que hoy se inicia... será fiel custodia y garantía para que se cumplan los programas de institucionalidad anunciados recientemente por representantes del proceso y de las Fuerzas Armadas. Garantía para que el proceso se cumpla sin tropiezo y sin detenciones. Al formular estas afirmaciones  en la que están implícitos mi palabra como soldado y como ciudadano y el compromiso de honor de la totalidad de mis camaradas en las Fuerzas Armadas
            (...)
            "Como titular del Poder Ejecutivo (...) considero mi deber expresar que serán provistas todas las garantías necesarias para que el ejercicio de esos derechos continúe hasta el logro del objetivo de la total normalización institucional [...] Las Fuerzas Armadas han aceptado el resultado del voto popular y, sin especular, han expresado públicamente  su propósito de elaborar las bases de la nueva institucionalidad  en consulta con integrantes de los partidos tradicionales [...] Las Fuerzas Armadas en este entorno, cuidarán que la evolución político- institucional se desarrolle y consolide, operándose una transferencia en el ejercicio del poder hacia las instituciones genuinamente democráticas, que sean capaces de continuar el proceso de reconstrucción nacional, anteponiendo los intereses del país a los electorales y que impidan la penetración ideológica extranjera cualquiera sea su signo. Continuarán invariablemente sujetas a los compromisos contraídos ante su pueblo y la historia, y avalarán la paz social, promoviendo e incentivando el desarrollo en seguridad, acepción contemporánea de la paz.
            (...)
            "La enseñanza oficial seguirá siendo escrupulosamente respetuosa de la conciencia de los educandos, sin más doctrina que la del amor a la patria, el culto a sus tradiciones y el respeto de sus credos. Las ideologías totalitarias y las organizaciones que a ella responden, no tendrán, sin embargo, la posibilidad de usar las libertades para destruir, ni de utilizar la libertad de expresión ni de cátedra para el lavado de cerebros o para el adoctrinamiento liberticida.
            (...)
            "En la consecución del objetivo de la plena normalización institucional, la tarea de preparación de la nueva Constitución, ocupa un lugar prioritario. Las graves perturbaciones que sufrió el país en el pasado reciente y algunas carencias básicas de la Constitución vigente, han obligado a las Fuerzas Armadas y a las autoridades nacionales a moverse en los últimos años en el marco de normas de emergencia elaboradas sobre la marcha, dotadas de los errores de toda obra humana. Dichas normas deben ser sustituidas por normas permanentes. La falta de una institucionalidad adecuada, sumada a la falibilidad humana, aumenta la posibilidad de errores y hasta de abusos en cualquier sociedad.
            (...)
            "Finalmente y sin pretender minimizar o desconocer otros importantes aspectos de la problemática siempre en evolución del país, como presupuesto y corolario a la vez de todo lo expresado, es menester subrayar que el modelo nacional propuesto es el de un renovado ideal de estilo de vida republicano, fundado en el reconocimiento de los derechos naturales del hombre; en la afirmación del principio de libertad de la persona humana; de una sociedad organizada democráticamente donde el Estado sirve al Bien Común; donde el trabajo y la propiedad cumplen un fin social y en la que el orden público y la justicia social se basen en el consenso ciudadano. Con la ayuda consciente, abnegada y generosa de todos los orientales teniendo siempre presente que a través del trabajo -sea físico, intelectual o artísticoy el desarrollo de las aptitudes y vocaciones de nuestros hombres- , hemos de lograr el objetivo del proceso de reconstrucción y consolidación nacional que se inició en febrero de 1973, que tiene y tendrá como objetivos fundamentales y permanentes: luchar por la felicidad y la causa del Pueblo Oriental. Pese a todo y a todos los que se opongan" (6).
 
            Ese mismo día Álvarez concurrió al Mausoleo de Artigas con su esposa Rosario Flores, su hija Lorena, su hermano el Coronel Tabaré Álvarez y el Ministro del Interior General Yamandú Trinidad.
            Sobre la caja que contiene los restos del Prócer, Álvarez colocó dos claveles, uno rojo y otro blanco. Aparentemente, el nuevo presidente quería indicar su equidistancia con los dos Partidos Tradicionales y también que cualquier apertura política que se considerase tendría en cuenta únicamente a estos dos partidos.  

Citas:
 
(1), (2), (3)  Lincoln Maiztegui; Orientales, Tomo IV; Editorial Planeta; Montevideo; 2008; Pág. 552.
 
(4) Julio María Sanguinetti; La reconquista; Ediciones Santillana; Montevideo; 2012; Pág. 75.
 
(5)  Lincoln Maiztegui; Op. Cit.; Pág. 554.
 
(6) Ídem; Pág. 604 y 605.
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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RE: El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985) - danny - 12-03-2016, 02:20 AM

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