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El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985)
#13
El Plebiscito.
Resultados y análisis.
(30 noviembre 1980)
 
            (i) A favor y en contra
 
            En noviembre de 1980 ciudadanos y políticos se habían dividido en dos grupos: los que apoyaban el SÍ y los que apoyaban el NO.
            No todos los que apoyaban el SÍ consideraban que el gobierno cívico- militar fuese la opción más deseable para el Uruguay. Aunque había quienes agradecían con sinceridad a las Fuerzas Armadas por haber pacificado al país, sacándolo de una época oscura política y económicamente hablando, otros creían que el proyecto constitucional era una forma de conseguir la apertura política y que la transición del régimen militar al civil se hiciese de la forma más tranquila posible. Otros, como Pacheco Areco, quizás pensaban que si volcaban la opinión pública hacia el SÍ podrían ser los más firmes postulantes a ser electos candidatos únicos en 1981. Otros, querían que la situación continuase como hasta ese momento, pues el gobierno les era indiferente y no les causaba prejuicios económicos. No es descartable la hipótesis de Tarigo de que existieran grupos que -siguiendo la Cuarta Directiva que realmente ya habían puesto en práctica años antes- buscasen congraciarse e infiltrarse dentro del régimen militar.
            No todos los que apoyaban el NO deseaban que cayese el gobierno cívico- militar. Así como había quienes consideraban honestamente inaceptables las normas que creaban legalmente un gobierno militar o tutelado por los militares, estaban aquellos que esperaban la caída del régimen para cobrarse cuentas pendientes o para intentar sacar rédito de una situación de descontrol político, siguiendo aquello de «cuanto peor, mejor».
 
            Por el SÍ se habían volcado:
 
            * El Embajador y ex Presidente Jorge Pacheco Areco, líder de la Unión Colorada y Batllista (UCB), el grupo mayoritario del Partido Colorado en las Elecciones de 1971.
            * Jorge Lorenzo Batlle Cherviere, director del diario «El Día».
            * Jorge Otero Menéndez, sub director del mismo matutino.
            * Alberto Héber Usher, político nacionalista de gran prestigio, ex Presidente del Consejo Nacional de Gobierno entre 1966 y 1967 y Presidente del Directorio del Partido Nacional entre 1970 y 1971.
            * El Dr. Alberto Gallinal, político nacionalista; uno de los fundadores de la Unión Blanca Democrática (UBD) y del Movimiento Nacional de Rocha; además era Presidente de la Comisión de los Diez, que había participado en las conversaciones durante el comienzo de la apertura.
            * Un sector del grupo político del General Aguerrondo.
            * El Grupo «Defensor de las Leyes», del Partido Nacional.
            * El grupo reeleccionista de 1971
            * El Riverismo.
            * El Grupo de Leonardo Guzmán, dentro del Partido Colorado.
            * Los periódicos «El País», «La Mañana», «Últimas Noticias» y «El Diario», de la noche, quienes no publicarían propaganda por el NO, ni aunque esta fuese paga (1).
 
            Por el NO se habían volcado:
 
            * Raumar Jude y otros ex legisladores disidentes de la Unión Colorada y Batllista, reunidos en la Alianza Principista Colorada y Batllista.
            * El Dr. Enrique Tarigo y su semanario «Opinar».
            * Los Dres. Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti, del Batllismo Unido- Unidad y Reforma, Lista 15, del Partido Colorado.
            * La Lista 31 del Partido Colorado, Por la Unión del Partido, de Amílcar Vasconcellos y Manuel Flores Mora
            * La Corriente Batllista Independiente de Manuel Flores Silva, creada el 13 de noviembre.
            * El Movimiento Por la Patria, liderado desde el exilio por Wilson Ferreira Aldunate.
            * El Movimiento Nacional de Rocha, liderado por Carlos Julio Pereira.
            * El Consejo Nacional Herrerista, liderado por el Dr. Luis Alberto Lacalle.
            * La agrupación Divisa Blanca, Lista 400, de Washington y Enrique Beltrán.
            * El Dr. Juan Vicente Chiarino.
            * Héctor Paysée Reyes, Eduardo Jiménez de Aréchaga; Gonzalo Chiarino Milans -este último del ruralismo-; Héctor Giorgi -ex Secretario de la Presidencia de Pacheco Areco- ; Horacio Terra Arocena, Dr. Eduardo J. Corso.
            * Los votantes de izquierda -pese a la proscripción de sus agrupaciones políticas y el encarcelamiento de sus dirigentes- se pronunciaron por el NO, y algunos militantes ofrecieron charlas en parroquias, casas de familia y centros sociales.
            * La Convergencia Democrática en el exterior -Partido Socialista, Partido Comunista, Partido por la Victoria del Pueblo y MLN-Tupamaros, apoyados por Juan Raúl Ferreira- se pronunció por el NO.
            * El periodista José Germán Araújo -quien más tarde se revelaría como izquierdista- desde su programa radial «Diario 30», que empezó a emitirse el 3 de noviembre de 1980.
 
            Neutrales
 
            * El diario «El Día» no se definió a favor del SÍ,  sino que adoptó una posición neutral. Pese a que su Directorio apoyaba esa opción, Julio Sanguinetti y otros siguieron publicando sus columnas a favor del NO y el diario publicó gratuitamente publicidad por el NO.
 
            * La Conferencia Episcopal de Montevideo de la Iglesia Católica hizo hincapié en la libertad de conciencia y la reflexión, con algunas observaciones según parece desprenderse del documento emitido el 12 de noviembre de 1980 y firmado por Monseñor Carlos Partelli y los obispos uruguayos:
                "No nos mueve a realizar esta manifestación de índole pastoral ninguna motivación de carácter político partidista a favor de una determinada opción, sino tan sólo el deseo de ofrecer elementos de reflexión para que la conciencia de cada cristiano, iluminada por la fe, pueda determinarse con rectitud, seguridad y libertad interior.
            (...)
            Anhelamos que, cualquiera sea el resultado del pronunciamiento popular, todos podamos contar con la seguridad de que pronto, finalizada la etapa de transición, la República ingrese en la senda plenamente democrática, dentro de un clima de comprensión, fraternidad y participación, superada la dolorosa experiencia que nos ha tocado vivir.
            (...)
            "... queremos referirnos al derecho a la educación y la enseñanza, cuya afirmación cabal se formula en el art. 32 del proyecto, por la obligación y el derecho de los padres a la educación de sus hijos. Sin embargo, la enmienda introducida en el art. 47 y el principio incluido en el art. 206 abren la puerta a posibles lesiones a la libertad de enseñanza, muchas veces intentadas por los partidarios del monopolio estatal y detenidas gracias a la claridad del artículo correspondiente de la Constitución actual. Quienes así procedan, aún no pretendiéndolo, se colocan en la misma posición que estilan los regímenes totalitarios. La promoción de la cultura exige la libertad de enseñanza. Quedamos perplejos frente a el artículo 47, con cuyo texto esta libertad queda profundamente herida. La intervención del Estado a través de una ley para lograr "la eficiencia técnica" constituye un cercenamiento de la libertad de enseñanza, lo que es aún más grave si se considera que a los organismos públicos se les reconoce "autonomía técnica". Es sumamente dañoso subordinar los valores del espíritu desarrollados por la educación a los valores de la técnica, que son sólo instrumentos al servicio de aquellos. El artículo 47, en varios aspectos, da lugar a arbitrariedades que echan por tierra la libertad de enseñanza que tan celosamente defendieron nuestros mayores" (2).
 
            *  La Unión Radical Cristiana -luego Unión Cívica- dejó a sus votantes en libertad de acción, pese a lo cual sus dirigentes optaron por el NO.
 
            No Votantes
 
            Además de las personas procesadas o acusadas por delitos vinculados a la subversión y a la sedición, ningún miembro de las Fuerzas Armadas y Policiales (unos 36.000 efectivos, en total) votó durante el Plebiscito de 1980, pese a que esto iba contra lo estipulado por la Constitución de 1967.
 
            (ii) Garantías
 
            La organización del Plebiscito estuvo a cargo de la Corte Electoral, presidida por el Dr. Nicolás Storace Arrosa.
            Pese a haber sido intervenida por el gobierno cívico- militar en 1977, la Corte se mantuvo continuamente en funcionamiento, organizando no solamente el Plebiscito de 1980, sino las Elecciones Internas de los partidos en 1982 y las Elecciones Nacionales en 1984. La transparencia de este organismo público fue reconocida mundialmente en todo momento.
            Inclusive, la Corte Electoral recibió y aceptó un reclamo vinculado con la cuarta acta de escrutinio, la cual quedaría en manos de los observadores -ya que no habría delegados partidarios-, con el resultado del escrutinio de la mesa electoral correspondiente.  
            Además, fue permitida la televisación del recuento de sufragios y Canal 12 disponía de una empresa de asesores estadísticos para adelantar los resultados, ni bien se cerrase la votación.
 
            La limpieza del sufragio sería total y no habría posibilidad alguna de fraude.
            Pese a ello, circuló algún rumor sobre que los militares podrían saber qué votaba cada uno, pues el papel de los sobres de votación era traslúcido. Aquello resultó infundado y finalmente el acto plebiscitario se llevaría a cabo pacíficamente y sin incidentes de ningún tipo.
 
            (iii) Expectativas
 
            Después de que estuvo todo dicho, solo quedaba aguardar la decisión popular.
            Los defensores del SÍ tenían cierto espíritu triunfalista. Primero, porque la encuesta Gallup realizada poco antes de la votación indicaba que el SÍ triunfaría cómodamente con el 67% de los votos, aunque el porcentaje de indecisos era alto. Segundo, porque la amplia campaña propagandística a favor del SÍ apuntaba justamente a convencer a los votantes. Tercero, porque los militares estaban sinceramente convencidos de que estaban salvando la Patria al imponer constitucionalmente un régimen militar, y esperaban simplemente que la población lo ratificara. De hecho, muchos consideraban que este plebiscito era simplemente una muestra de apoyo a las Fuerzas Armadas de nuestro país.
 
            Los defensores del NO eran también optimistas en general, aunque existían dudas razonables a causa de la división de los partidos, en defensores de una y otra posición.
            Cuando Manuel Flores Mora le preguntó "¿Y? ¿Cómo la ves?" a Julio María Sanguinetti, éste le respondió: "Mirá, yo tengo un gran susto. Uno intuye, por lo que habla con la gente, que nos va a ir bien, pero ¿yo qué sé…?"  Flores Mora respondió: "Yo soy optimista. Cuando esté el resultado recién vamos a saber si alguna vez fuimos la Suiza de América. Porque si alguna vez fuimos la Suiza de América, eso tiene que sobrevivir y va a predominar la conciencia democrática" (3).
            Sin embargo, dentro y fuera del Uruguay eran pocos quienes creían que una dictadura pudiera perder un plebiscito organizado por ella misma... y menos aún respetar un resultado que le fuese adverso.

Citas:

(1) Lincoln Maiztegui; Orientales; Tomo 4; Editorial Planeta; Uruguay; 2008; Pág. 502.

 

(2) Conferencia Episcopal; Documento del 12 noviembre 1980

http://iglesiacatolica.org.uy//wp-content/uploads/2012/08/Ante-el-proximo-Plebiscito-Constitucional.pdf  

 

(3) Daniel Isgleas; Una sola voz por el no;  Suplemento Qué Pasa; El País; 29 nov 2015.
http://www.elpais.com.uy/que-pasa/sola-voz-no.html
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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RE: El Gobierno Cívico Militar (1973- 1985) - danny - 03-20-2016, 02:43 AM

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