[Artiguista]

Para tener en cuenta 

El rol político argentino en Sudamérica
por The Political Room hace un día  5 MIN TIEMPO DE LECTURA

Por José Zamorano.
Entre las distintas relaciones políticas que se ejercen en la región sudamericana, una de las que personalmente he visto a pocos hablar es la argentina.
Primero cabe recordar cómo durante el 1999 Hugo Chávez había alcanzado el poder en Venezuela, entonces, usando su enorme capacidad económica, se comenzó a crear una serie de alianzas políticas en toda la región. De entre estos aliados destaca Correa en Ecuador y los Kirchner en Argentina. Entre los tres estados se formaría el “Socialismo del Siglo XXI”, el cual, capitalizaba el sentimiento anti militar y proteccionista (y nacionalista) de la entonces juventud de los años 70 para crear una agenda común relacionada con el proteccionismo económico, el rechazo al FMI y los EEUU, entre otras características.

[color=var(--color-figcaption)]El presidente Néstor Kirchner junto a su par Hugo Chávez, durante el cierre de la rueda de prensa, Casa Rosada, Argentina, 2004, Presidencia de la Nación Argentina.[/color]

Otras agrupaciones políticas de izquierda fueron apoyadas económica y políticamente por Venezuela, como el MAS de Evo Morales en Bolivia, Ollanta Humala en Perú, Lugo en Paraguay, Da Silva en Brasil e incluso, coqueteos con la izquierda de Bachelet en Chile.
La década del 2010 fue la era dorada de la izquierda sudamericana, alcanzando el poder luego de las dictaduras y las crisis de los gobiernos conservadores, aprovechando el crecimiento de los precios de las materias primas, y creando una serie de políticas de inclusión social y una profunda integración ideológica, a la cual solamente Colombia y Perú quedaron exentos. 

El caso colombiano responde a una falta de confianza por parte de la población en las agrupaciones de izquierda locales y, en el caso peruano, Ollanta fue una continuación de los anteriores gobiernos y no la revolución que se esperaba.
Sin embargo, tras la derrota de los peronistas en Argentina, llevando a Mauricio Macri al poder, comenzó una segunda etapa en la región esta vez dirigida por Argentina.
Macri se logró coordinar con otros estados para conformar el Grupo de Lima, con la promesa de lograr un cambio de régimen en Venezuela, una Venezuela cada vez más autoritaria y en crisis. También se puso fin al ALBA y los proyectos venezolanos comenzaron a flaquear como fue el caso de UNASUR.

Pese a este liderazgo, Argentina fue incapaz de perpetuar su agenda pues Macri sería derrotado por Alberto Fernández, un peronista con la promesa de reconstruir el país luego de el inicio de una profunda crisis económica y la falta de confianza argentina hacia el gobierno de centro-derecha.

[color=var(--color-figcaption)]El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, en la escalinata del edificio del Consejo de Ministros, febrero de 2020.[/color]

En toda la región surgieron protestas sociales de fuerte envergadura, siendo los principales afectados el grupo de Lima.
En Ecuador tenemos las protestas masivas contra el incremento del precio de los carburantes, en Chile las protestas pidiendo una nueva constituyente, en Colombia protestas contra el gobierno de Duque y, en Perú, manifestaciones contra el primer intento de sacar al entonces presidente Vizcarra. Todo esto mostró un fuerte descontento en la región, cosa que la nueva administración argentina aprovecharía. Sin embargo, sería Bolivia donde pondrían más esfuerzos.

En Bolivia, a diferencia de las demás regiones, las manifestaciones no fueron contra un gobierno considerado “conservador” ni mucho menos perteneciente al Grupo de Lima. Eran protestas denunciando un fraude electoral contra Evo Morales, líder indigenista perteneciente a la izquierda regional en un país donde el crecimiento económico haría pensar que no había razones para protestas.

La violenta salida de Morales del poder coincidió con la llegada de Fernández a la casa rosada y sería su primera prueba frente al nuevo contexto. Acogiendo al expresidente y otorgándole una amplia libertad para movilizarse y comunicarse con sus seguidores en Bolivia, generó una crisis donde en los hechos, Fernández no reconocía a Añez como gobierno.

[color=var(--color-figcaption)]Los Presidentes de Bolivia, Evo Morales, Venezuela, Nicolás Maduro y Ecuador, Rafael Correa, se reúnen en Cochabamba (Bolivia), 4 de julio de 2013, Cancillería Ecuador.[/color]

El coronavirus creó una situación de rápida caída en popularidad de la entonces gobernante Añez. La postergación de las elecciones y las denuncias internas y externas de violaciones a los derechos humanos, así como un supuesto plan para perpetuarse en el poder, provocaron uno de los bloqueos más largos en el país andino en plena pandemia.

 Dicho bloqueo con epicentro en la ciudad de El Alto cercana a la ciudad de La Paz y la inacción de los policías y los militares, mostraron la debilidad del gobierno transitorio.
Los políticos argentinos aprovecharon la situación y fue desde Argentina que se organizó la campaña política del MAS y, si bien no es posible atribuirle la victoria de Arce Catacora a Fernández, si es un hecho que hubo una intervención política por parte de Buenos Aires a La Paz.

El éxito en Bolivia hace que se crea que es posible replicarlo en toda la región, aprovechando el fuerte descontento social. Los grupos de poder argentinos se vieron como los defensores del progresismo latinoamericano y usaron esa imagen para coordinar y apoyar abiertamente a los grupos afines. La reunión de Fernández con Araúz (candidato ecuatoriano pro Correa) en Bolivia no es casual, es toda una declaración de intenciones: Argentina va a ser la coordinadora y promotora de cambios políticos de izquierda en toda la región. Esto le dio un fuerte respiro a Maduro quien está cada vez más cercado y a su vez provocó un terremoto político en una región debilitada.

Por otra parte, si bien tocar el tema del aborto es polémico, ésta es también una forma de mostrarse ante toda la región, en especial ante los jóvenes, como la alternativa a los gobiernos conservadores, ya que ser promotores del aborto legal en el continente los pone como punta de lanza de las ideas progresistas europeas ante las élites sociales latinoamericanas, siempre más cercanas al pensamiento europeo. La élite argentina, de forma consciente o no, se ve como la representante de Europa en Sudamérica y, por lo tanto, con el rol de traer las últimas innovaciones sociales al continente.

Fernández, incluso pareciera estar compartiendo propuestas a los candidatos afines, como el impuesto a la riqueza que Arce Catacora prometía o el bono de 1000$ que promete Araúz, no solo eso, sino que el mismo discurso político manejado por Fernández, Catacora, Maduro y Araúz es el mismo, un discurso que reza que ante la avanzada del conservadurismo en la región son necesarios gobiernos progresistas que promuevan la paz y la reconciliación.

Incluso, recientemente, Fernández se reunió en Chile con Piñera, pero posteriormente se encontró con agrupaciones opositoras chilenas en lo que parece intentar repetir el éxito de Bolivia.
Solo el tiempo dirá si este movimiento regional argentino tendrá éxito o, si una eventual derrota de Fernández y los peronistas, terminará por echar por tierra este intento de ser la potencia líder regional que, en apariencia, se muestra como otro gigante de pies de barro