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II.        El  MLN-T en 1970.

 
            1. Introducción
 

            Sin dudas, el inglés Winston Churchill no solamente fue un gran estadista, sino un gran escritor. Durante un discurso que pronunció el 10 de noviembre de 1942, en un almuerzo con el Alcalde de Londres, Churchill diría, a propósito de la victoria británica en El Alamein:

            "Ahora bien, esto no es el fin. Ni siquiera es el comienzo del fin. Pero es, quizás, el fin del principio" (1).

            Ciertamente, estas palabras de Churchill se adaptan perfectamente a lo que el año 1970 significó para el movimiento tupamaro en el Uruguay.

            1970 significó, a la vez, el fin del principio: el fin de la etapa «Robin Hood» de la sedición, etapa que aún llegaba a despertar simpatías en una parte de la población uruguaya. Pero también marcó el principio del fin: el comienzo de una etapa de crímenes alevosos -como el del asesor norteamericano Dan Anthony Mitrione- que terminaron por enajenarle a los tupamaros cualquier vestigio de apoyo o de simpatía, cosa que se reflejó irremediablemente en las Elecciones Nacionales de 1971, cuando la población de nuestro país le cerró la puerta en el rostro a cualquier intento político tupamaro, y por extensión de la izquierda.

            1970 no solamente marcó el punto de inflexión para la sociedad civil, sino también para las Fuerzas Armadas uruguayas, que comenzaron a perfeccionarse técnicamente en el combate contra la sedición.

            Así como el asesinato de Mitrione, ocurrido en la noche del 9 al 10 de agosto de 1970,  marcó el comienzo del fin, el asalto al Centro de Instrucción de la Marina, el 29 de mayo, fue el fin del principio.

 

            No debe creerse, sin embargo, que este punto de inflexión se debió a un cambio de estrategia del movimiento sedicioso. Al contrario, fue consecuencia lógica de la renovación de generaciones dentro del mismo.

            Después de la victoria pírrica de la Acción de Pando -que ya hemos analizado en un Capítulo anterior- que los colocó en las primeras páginas de la prensa, los tupamaros quedaron presos de ese protagonismo obligatorio de los titulares.

            Como indica uno de los documentos internos del MLN:

            "Iniciamos a la organización en acciones de gran envergadura con objetivos ambiciosos...

            "Debemos ser conscientes de que tenemos una organización grande -mayor que la que han tenido la mayoría de las guerrillas latinoamericanas- y debemos iniciar las grandes acciones que ponen en zozobra al régimen, so peligro que este aparato sea desgastado sin dar batalla.

            "Pando demostró que esas acciones de envergadura están a nuestro alcance a pesar del contraste de la retirada (...) No somos una alternativa de poder, no jugamos la «carta de las masas» mientras no ataquemos grandes objetivos que demuestren la vulnerabilidad del régimen.

            (...)

            "Pando además rompió el cerco del silencio tendido trabajosamente por la reacción a nuestro alrededor" (2).

            Esta era la razón última: protagonismo o desaparecer.

 
            2. La reestructura de los tupamaros entre 1968 y 1970.
 

            En septiembre de 1968 comenzó la "descentralización" del Movimiento de Liberación Nacional «Tupamaros», buscando evitar que la caída de un simple local provocase la destrucción de toda la organización sediciosa, que por entonces contaba quizás con entre 200 y 300 militantes, entre clandestinos, «legales» y grupos de apoyo de simpatizantes.

            Para fomentar esta descentralización, en septiembre se crearon 2 Columnas o «super columnas», la primera Militar y la segunda Política.

 

            Según el informe posterior de las Fuerzas Armadas, una Columna del MLN era:

             "un órgano político militar investido de todas las potestades autonómicas, con infraestructura, grupos de acción y servicios, con capacidad para mantener la lucha en nombre de la organización , aunque el resto de ella haya sido arrasado, con los medios internos necesarios como para reconstruir lo destruido y, llegado el caso, en condiciones de ejercitar plena autonomía. El número de integrantes de una columna oscila entre 25 y 150" (3).

            Cuando la estructura en Columnas se generalizó, la estructura de las mismas era sumamente compleja y altamente burocratizada.



El Comando Militar de la Columna dirigía la Sub Columna Militar, formada por Grupos de Acción. Éstos, a su vez, se hallaban divididos en Células formadas por un mínimo de 2 tupamaros.

            El Comando Político de la Columna dirigía la Sub Columna Política, que incluía un Sector Estudiantil y un Sector Sindical

            El Comando de Servicios de la Columna dirigía la Sub Columna de Servicios, a cargo de Talleres de Automóviles, de Armamento y Explosivos, de Imprenta y Falsificación, de Radiotécnica y grupos de Sanidad, Construcciones, Seguridad, Vestimenta y Equipos.  

 
            En noviembre de 1968, las Columnas llegarían a ser 7:
 
Columna 1-     Montevideo.
 
Columna 2-     Montevideo. Más tarde se transformaría en la Columna 15 (Militar).
 
Columna 3-     Sindical. Más tarde sería la Columna 60. Crea los Comandos de Autodefensa
                         del Pueblo (CAP).
 
Columna 4-     Pando. Cae antes de formarse. Se disolvió el 8 de diciembre de 1968.
 
Columna 5-     Montevideo. Sin identidad política. Se disolvió.
 
Columna 6-     Columna del cura Zaffaroni. Se disolvió.
 
Columna 7-     Interior. Se transformaría luego en las Columnas 20 y 30 del Interior.
 
            Este año se creó el «Movimiento 26 de Marzo», brazo político de los tupamaros. 

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Citas:

(1) Winston Churchill;10 noviembre 1942. The Churchill Society.
http://www.churchill-society-london.org....oBegn.html

(2) Citado por el Coronel Sergio Luis D'Oliveira; El Uruguay y los tupamaros;  Volumen No 81 Departamento Editorial del Centro Militar General Artigas; Montevideo; 1996; Pág. 82 y 83. 

(3) Junta de Comandantes en Jefe; De las FFAA al Pueblo Oriental; Tomo I.La Subversión; Artecolor Impresora; Montevideo; 1980; Pág. 374; numeral 318.