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La Captura de Raúl Sendic Antonaccio
#11
IV. La detención se Sendic.
 
            Existen varias versiones de los hechos, las cuales por lo general coinciden en lo medular, aportando alguna de ellas algunos detalles interesantes. 
            Debe recordarse que, debido a los asesinatos cometidos por el MLN el 14 de abril de 1972, el Poder Legislativo dio la anuencia al Poder Ejecutivo para suspender por 30 días las garantías individuales -Artículo 31 de la Constitución, (3) - y para decretar el Estado de Guerra Interno por igual período.
            El 16 de abril, la Orden se Seguridad No 1 de los Ministerios de Defensa Nacional  e Interior prohibió toda información pública sobre actividades subversivas y operaciones militares o policiales que no procediesen de una fuente oficial.
  
--------------------------
(3) Artículo 31.- La seguridad individual no podrá suspenderse sino con la anuencia de la Asamblea General, o estando ésta disuelta o en receso, de la Comisión Permanente, y en el caso extraordinario de traición o conspiración contra la patria; y entonces sólo para la aprehensión de los delincuentes, sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso 17 del Artículo 168.
(..)
Artículo 168
(...)
17)  Tomar medidas prontas de seguridad en los casos graves e imprevistos de ataque exterior o conmoción interior, dando cuenta, dentro de las veinticuatro horas a la Asamblea General, en reunión de ambas Cámaras o, en su caso, a la Comisión Permanente, de lo ejecutado y sus motivos, estándose a lo que estas últimas resuelvan.

En cuanto a las personas, las medidas prontas de seguridad sólo autorizan a arrestarlas o trasladarlas de un punto a otro del territorio, siempre que no optasen por salir de él. También esta medida, como las otras, deberá someterse, dentro de las veinticuatro horas de adoptada, a la Asamblea General en reunión de ambas Cámaras o, en su caso, a la Comisión Permanente, estándose a su resolución.
 
Constitución de 1967
https://parlamento.gub.uy/documentosyleyes/constitucion
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#12
IV.1- Los Comunicados de las Fuerzas Conjuntas (1 y 4 de septiembre 1972)
                       
            "Comunicado No 467 de la Oficina de Prensa de las FF.CC.  [1 septiembre 1972, 6:45hs]
            "A la hora 01.00 del día de hoy 1 de setiembre, por informes recibidos de que en calle Sarandí 229 había movimientos sospechosos, se procedió a realizar un allanamiento. En esas circunstancias se ubicó en una de las habitaciones la tapa de un sótano, dentro del cual se ocultaban tres personas. Habiéndoseles conminado a entregarse uno de ellos comenzó a dar voces diciendo «Soy Rufo y no me entrego vivo»,  al mismo tiempo que comenzaba a disparar su arma. Contestado el fuego de inmediato, se produjo un corto tiroteo al cabo del cual los otros delincuentes manifestaron que se rendían procediendo a salir, conduciendo a un herido. Identificado este último resultó ser: Raúl Sendic Antonaccio (a) «Rufo» o el «Bebe» casado de 47 años de edad. Delincuente de larga trayectoria, fue uno de los iniciadores de la Organización de asesinos. Fue detenido por primera vez el 7 de Agosto de 1970 junto con otros mafiosos en el procedimiento realizado en Almería 4630 apto 4 (sic) [y encarcelado bajo la imputación de los siguientes delitos: «Asociación para delinquir», «atentado a la Constitución en el grado de  conspiración», «rapiña», «hurto», «encubrimiento de privación de libertad», «complicidad en la redacción de documento público falso».  Sendic]  fugó de Punta Carretas el 6 de setiembre de 1971 siendo intensamente buscado desde esa fecha. En el enfrentamiento que tuvo lugar en el día de hoy fue gravemente herido por un proyectil que le penetró por el lado izquierdo del rostro, saliendo por el lado derecho produciéndole serias lesiones en la boca; internado en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, se le intervino quirúrgicamente, siendo su estado reservado" (4).
 
             "Comunicado No 475 de la Oficina de Prensa de las FF.CC. [4 septiembre]
            "Con el fin de desvirtuar versiones erróneas y encontradas sobre las lesiones sufridas al ser capturado, tratamiento y estado actual del delincuente Raúl Sendic Antonaccio, se transcribe el parte médico oficial emitido por las autoridades del Servicio de Sanidad de las Fuerzas Armadas.
            "Se advierte que salvo circunstancias imprevisibles por el momento no se darán más informes al respecto, y que de acuerdo a lo que establece el Decreto No 463/72, los órganos de prensa no pueden dar otras noticias que las publicadas oficialmente, tanto del estado de salud del detenido como sobre aquellas de sus actividades delictivas que no se hayan consignado en los partes oficiales.
 
            "Historia Clínica del Detenido
            "Ingresó al Hospital Central de las Fuerzas Armadas el día 1o de septiembre de 1972, a la hora 1 y 45 conducido por una patrulla de las Fuerzas Conjuntas.
            "Herido de bala de cara, con importante pérdida de sustancia, hemorragia intensa.
            "Erosión por proyectil en hombro derecho.
            (...)
            "No existen otras lesiones. Motividad de los cuatro miembros normal.
            "No existen evidencias clínicas de lesión de columna vertebral.
            (...)
 
            "Acto Quirúrgico
            "Duración: 4 horas 25, desde 2 y 30 a 6 y 55.
            "Diagnóstico Pre-operatorio. Herida de bala de cara con orificio de entrada en región parotidia izquierda y orificio de salida en mejilla derecha con importante pérdida de sustancia de partes blandas, fractura conminuta de maxilar inferior, herida desgarrante de lengua... Se constataron además fractura de paladar y heridas de paredes laterales de faringe.
            (...)
            "Estado Actual.
            "Enfermo grave, en evolución post-operatoria favorable (...) Presenta los riesgos y peligros de todo operado traqueotomizado (...) Ha abandonado el lecho, tolerando perfectamente la movilización.
Pronóstico. De vida, es reservado, dado los riesgos de complicaciones a los que se encuentra sometido (...) De evolucionar favorablemente la reconstrucción de la lengua y herida del velo del paladar, la función de fonación será casi normal, así como la deglución.  La sección de la rama inferior del facial originará seguramente una parálisis de hemicara izquierda" (5).
 
--------------------
(4) Fuente: CEME; Archivo Chile; Melba Píriz, Raúl Sendic "Rufo"; 2005.
http://www.archivochile.com/America_lati...re0017.pdf 

(5) El Día; 5 setiembre 1972; "Grave, en Evolución Favorable". Pasadoreciente.com
http://www.pasadoreciente.com/hechos/197...08%20b.jpg
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#13
IV.2- La versión del diario «El Día» (2 septiembre 1972)
           
            "Herido en el Rostro Luego de Resistirse
 
            "Un valiente y lapidario golpe -encuadrado en la victoriosa campaña contra el terrorismo organizado- asestaron ayer las Fuerzas Conjuntas al atrapar, tras encarnizado tiroteo, a Raúl Sendic Antonaccio, uno de los fundadores y principal cabecilla del autodenominado "MLN Tupamaros".
            "Junto a él -que resultó herido en la boca, de cierta entidad- fueron apresados también otros dos conspiradores: Xenia Itte González, prófuga de la Cárcel de Mujeres y José Bernardo Ramada Piendibeni, que actualmente gozaba de libertad condicional. Todo ellos fue informado a través del comunicado No 467 de la Oficina de Prensa respectiva.
            "El procedimiento -que se efectuó merced a datos confidenciales en poder de los investigadores, denunciando movimientos sospechosos en una finca de la Ciudad Vieja- tuvo lugar en Sarandí 225 [sic] entre Pérez Castellano y Mercado Chico.
            "Existe allí una casona de antigua data, reformada en alguna oportunidad, que permanecía cerrada desde hace algún tiempo.
            "No obstante, los vecinos del lugar advirtieron que entraban a esa finca o salían de ella diversas personas.
            "Hasta hace algún tiempo existió allí una peluquería -el local estaba dispuesto como comercio- y en estos días se iba a abrir una «Fábrica de Plásticos». Alguno de los nuevos moradores de dicha residencia mantuvo cortos diálogos con los habitantes de la zona y, por lo regular, solicitaba a los chicos que jugaban por las inmediaciones que le hicieran algún mandado, sobre todo a comprar cigarrillos y otras cosas.
            'En todos los casos obsequiaba al niño que lo servía una pequeña propina.
 
            "El Procedimiento:
 
            "Siendo la hora 1 de ayer, efectivos de las Fuerzas Conjuntas cercaron disimuladamente la barriada, distante a escasos 150metros de la ex Escuela Naval, actualmente local de la Escuela de Nurses «Dr. Carlos Nery».
            "Uno de los funcionarios, vestidos de particular y convenientemente protegido por sus camaradas de armas, se encaminó a la puerta de la casa, cubierta con una cortina metálica, llamando a ella.
            - « ¿Qué tal?» - dijo, utilizando evidentemente una «clave» descubierta por los pesquisas- « ¿Está el señor Juan?»
            "En el primer momento nadie contestó al llamado, aunque poco después una voz de mujer expresó:
            - «No, ¿por qué? ¿Necesita algo?»
            - «Si»- contestó el representante del orden haciendo gala de singular sangre fría- «Somos de las Fuerzas Conjuntas y venimos a hacer un procedimiento: abran en seguida y no opongan resistencia. Nada va a pasarles».
            "Un profundo silencio invadió entonces la pequeña vivienda.
            "Los efectivos insistieron.
            - «No opongan resistencia»- aconsejaron de nuevo-: «la zona está totalmente rodeada y tenemos orden de disparar, en caso de que no se rindan pacíficamente. No queremos hacerles daño, pero nos veremos obligados a ello si no se entregan».
            "Nadie respondió a la requisitoria de la autoridad.
            "Ante ello se emitió una más drástica advertencia.
            - «Si no se rinden de inmediato comenzamos a hacer fuego».
            "Poco después se oyó una voz, proveniente del interior de la casa, que dijo:
            - «Está bien, no disparen, yo me entrego»
            - «Bien - indicó uno de los funcionarios- levante despacio la cortina y salga con las manos sobre su cabeza».
            "Así ocurrió y pocos instantes después un hombre joven salía a la calle, iluminada en esos momentos por varios poderosos reflectores de los vehículos de las Fuerzas Conjuntas.
            "De inmediato el faccioso -ya no había duda de que se trataba de un cubil «tupamaro»- fue esposado y conducido al interior de una de las camionetas de asalto.
            -«Los que quedan adentro- insistieron los efectivos actuantes- sigan el ejemplo de su compañero, ríndanse y nada va a sucederles».
            "Como toda contestación, solo se oyó un ominoso «martillar» de armas.
            "Ante ello los oficiales al mando ordenaron a su personal parapetarse cuidadosamente y al persistir la actitud negativa de los sediciosos se ordenó abrir fuego «a discreción».
            "Durante algunos segundos la finca fue prácticamente acribillada hasta que en determinado momento se escuchó una voz femenina:
            - «Está bien, No tiren más. Yo también me entrego».
            "Instantes inmediatos y repitiendo el procedimiento anterior, una mujer relativamente joven, con sus manos en alto, surgió del «enterradero».
 
            "Sendic en un sótano
 
            "Al no recibir más respuesta a las perentorias órdenes de rendición, un par de oficiales se aventuraron a entrar en la parte delantera de la finca, tomando las pertinentes precauciones.
            "Su primera impresión fue de que nadie más se encontraba en la casa.
            "Paulatinamente se comenzó la revisación hasta que al llegar a la habitación vecina, iluminándose con linternas, advirtieron un casi imperceptible movimiento en las tablas del piso.
            "Tras parapetarse nuevamente, los oficiales dedujeron que se trataba de una puerta- trampa que conducía al sótano, en el que -evidentemente- se ocultaban más conspiradores.
            - « ¡Eh! ¡Los de abajo!» - manifestaron- «Sabemos que están ahí. Toda resistencia resultará inútil, así que lo mejor es que se entreguen. La zona está completamente rodeada».
            "Tras unos minutos de silencio se oyó una voz gritando
            -"Soy «Rufo» y no me entrego vivo. Sáquenme ustedes, si pueden.
            "Esta bravata fue rubricada con una serie de disparos de arma automática, dirigidos contra el acceso al sótano.
            "Nuevamente dio comienzo entonces el enfrentamiento en el que, durante casi media hora, se intercambiaron nutridos disparos.
            "Tras esas dramáticas instancias, el silencio volvió a imperar.
            "Desde el interior del refugio, unos ahogados gemidos indicaban -a todas luces- que su ocupante estaba lesionado de cierta entidad.
            "En tales circunstancias los efectivos accedieron al escondrijo, encontrando tirado en el piso, con una gran herida de bala en lacara -que interesó ambas mejillas, traspasando completamente la boca- a un hombre de edad madura.
            "Con cuidados, a fin de no agudizar su estado, se le condujo al exterior del edificio. Permaneció unos minutos en la vereda, apoyado de cara a la pared y, en un vehículo, fue trasladado al Hospital Central de las Fuerzas Armadas.
            "Un rápido peritaje permitió comprobar luego su real identidad,
            "Se trataba de Raúl Sendic Antonaccio, oriental, casado, de 47 años (a) «Rufo» o «Bebe»; considerado el No 1 de la guerrilla urbana: había caído otra vez en poder de la autoridad.
            "Y en esta oportunidad, quizás, en forma definitiva.
 
            "Los Otros Capturados
 
            "Posteriormente se conoció la identidad de los dos cómplices que le acompañaban.
            "La mujer era Xenia Itte González, oriental soltera, de 30 años, prófuga de la Cárcel de Mujeres desde  julio de 1971.
            "Había sido aprehendida el 17 de marzo de ese mismo año, cuando en compañía de otros antisociales transitaba por la Avda. Garzón en una camioneta Ford.
            "Portaban armas y el grupo era encabezado por Pedro Manuel Eizmendi Cabrera, un «tupamaro» de larga trayectoria.
            "Fue procesada el 20 de marzo por «Asociación ilícita para delinquir» y, mientras cumplía su condena huyó con otras 38 extremistas a través de un túnel construido por los sediciosos y que conectaba la mencionada cárcel con la red cloacal.
            "Más tarde, en abril de este año, se la sindicó como comando en el núcleo que en Mercedes hirió gravemente al Alférez Criado, integrante de las Fuerzas Conjuntas, en su domicilio.
            "En aquella ocasión, tras una serie de exitosos procedimientos, se logró detener a la mayor parte del «comando» extremista que perpetró la acción.
            "Los capturados en su totalidad sindicaron a la Itté González como su «jefa» y coordinadora.
            "El otro apresado ayer es Jorge Bernardo Ramada Piendibeni, a quien se procesó el 18 de diciembre de 1970 por «Asistencia a la Asociación Ilícita para delinquir».
            "Poco después, en razón de su escasa militancia, fue liberado en forma condicional, comprobándose ahora que en realidad reanudó su actividad antinacional" (6).
 
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(6) El Día; Montevideo, sábado 2 de setiembre de 1972; Pág. 4. Pasadoreciente.com
http://www.pasadoreciente.com/hechos/197...0p%202.jpg
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#14
IV.3- La versión de «El Popular»  (2 septiembre 1972)
 
            El artículo de este diario comienza recogiendo casi en su totalidad el Comunicado No 467 de las FF.CC. y a continuación, indica:
 
            "El lugar
 
            "El lugar fue vedado a la prensa hasta el momento de redactar esta información. En la puerta ha permanecido una guardia militar. La Oficina de Prensa de las FF.CC. indicó que tampoco sus representantes han podido ingresar allí. Señalaron la existencia de una orden de clausurar la finca por parte del Juez de Instrucción Militar de 3er Turno, hasta que se pueda cumplir allí su reconocimiento del lugar. Por la noche se indicó que el magistrado estaba en el interior. Se aguarda que hoy se permita el ingreso a los periodistas.
 
            "Sin sótano
            "Según estimaciones de los vecinos que tienen fincas similares, en dicho lugar no existiría sótano.
            "La finca tiene un frente destinado a local comercial, cuya puerta está ubicada en el No 229 de la calle Sarandí, próxima a Pérez Castellanos. Pegado, en el No 231, una puerta y un extenso corredor comunica a fincas de los fondos. A diez metros de este corredor, una puerta interior lateral da acceso al local del 229. Posee un único ambiente, dividido por un tabique. En la especie de trastienda que allí se había formado solo se habían encontrado dos sillas, algunas ropas y una cama. Por un lado, linda con un almacén y por otro, con un baldío. En los altos, una finca diferente".
            "Al parecer, la finca está sub- alquilada y es propiedad de una persona actualmente en el extranjero. Hasta hace unos dos meses la habría alquilado una persona que tenía una peluquería de damas.
            "Sus actuales ocupantes estarían allí desde hace unos 45 días. En la última semana habrían venido preparando la instalación de lo que se presentaba como fábrica de bolsas de polietileno. Se habría pintado un anuncio de su inauguración. Pero la cortina y puerta metálicas al parecer permanecía cerradas.
            "Se veía discreto movimiento de personas. En realidad, nada habría llamado la atención de los vecinos.
            "No se sabe si Sendic en efecto residía allí, o estaba últimamente, o se encontraba «de paso». Tampoco se precisó si su rostro había sido modificado por medio de la cirugía estética. Medios oficiosos recogen versiones emanadas de las Fuerzas Conjuntas acerca de una posible cirugía en su rostro hace un tiempo en una «tatucera»
            (...)
            "Al parecer, los efectivos actuantes llegaron con datos muy precisos al lugar a tal punto que incluso habrían usado una «contraseña».
            "Se supo que actuaron numerosos efectivos de la Marina, y probablemente funcionario de la «Inteligencia Militar». No es improbable que inclusive haya sido conducido al lugar algún detenido, lo que habría dado lugar a una confusión sobre un presunto cuarto apresado en dicha finca.
            "Varios vehículos se oyeron en la zona en el momento del operativo. Se copó toda la manzana y se controlaron zonas próximas.
            "Según una versión que circulaba en medios allegados a las Fuerzas Conjuntas, primero se habría acercado un funcionario vestido de particular hasta la puerta metálica del 229. Golpeó y exclamó:
            -"¿Que tal?... ¿Está el Señor Juan?" (7).
            (...)
 
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(7) Fuente: El Popular, 2 septiembre 1972, Pág. 3. Pasadoreciente.com
http://www.pasadoreciente.com/hechos/197...03%20b.jpg
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#15
IV.4- La versión de «El Diario» de la noche (2 septiembre 1972)
             
            "Estaría Fuera de Peligro pero con una Seria Herida
 
            "Herido por un disparo de fusil que entró por su mejilla izquierda y salió por la derecha, tras interesarle la lengua y el paladar, Raúl Sendic fue intervenido ayer en el Hospital Militar. Aunque no se dio a conocer oficialmente el dictamen médico tras la operación, trascendió que el dirigente tupamaro estaría fuera de peligro, aunque es imposible precisar en qué condiciones sobrevivirá, puesto que la bala pudo afectarle la facultad del habla e interesar los músculos faciales.
 
            "Raúl Sendic se asomó a la puerta que conduce a un pasillo interior de la residencia de Sarandí 229. Giró su cabeza hacia la derecha y disparó su pistola en dirección a la calle. No advirtió que a su izquierda se encontraba, fusil en mano, un miembro de las Fuerzas Conjuntas. El disparo partió desde la escalera interior, atravesó el primer marco antes de herir a Sendic en el rostro.
            "Contra el segundo marco era posible observar esta tarde, cuando las Fuerzas Conjuntas permitieron a la prensa ingresar al local, rastros de sangre y fragmentos de piel y carne que el proyectil arrastró en su camino antes de incrustarse en la madera. De este modo es posible recomponer aproximadamente la forma en que Raúl Sendic fue herido en la madrugada de ayer.
            "Una puerta metálica bloquea el acceso a la residencia de dos pisos, un edificio de inquilinato. La primera habitación, que ocupaban Sendic y los suyos, se abría a la izquierda, a unos ocho pasos de la calle. Una puerta de madera se abre al patio interno de la casa. Para resguardarse de las miradas de los vecinos de las piezas del primer piso, los tupamaros habían colocado varios metros de plástico verde, a modo de precario techo.
 
            "Patio «techado»
 
            "Apenas se entra al patio, se divisa de inmediato el sitio donde cayó Sendic tras ser herido. Contra la pared que se levanta frente  hacia la puerta, en el piso de baldosa, hay una enorme mancha de sangre. Una camisa blanca que estaba en una palangana llena de agua, presenta manchas de sangre y lo mismo ocurre con una bufanda color marrón que yace en el suelo.
            "El patio tiene unos dos metros de ancho, por dos y medio de fondo. Una puerta se abre a la izquierda, junto a una pileta de lavado. Se aprecia entonces un local de unos cinco metros de fondo y tres de ancho. El mismo está separado por un fino tabique de madera y una especia de biblioteca atestada de objetos varios.
            "El primer ambiente, presenta una mesa, un primus y una cocinilla a supergás. Gran cantidad de alimentos, frutas en especial, están desperdigados en el piso. En una palangana de plástico se aprecian varias papas peladas y sumergidas en agua. Hay envases de refrescos, vino garnacha tinto, lastas de paté y café instantáneo.
 
            "Libro de Ramos
 
            "Ese local, limitado en el frente por la cortina metálica que asoma a la calle Sarandí y en el fondo por el patio interno, tiene una cama emplazada contra una pared lateral. El colchón está destrozado, seguramente por las autoridades que inspeccionaron minuciosamente el local.
            "Hay una veladora, ropa interior de mujer y gran cantidad de diarios en un mueblecito de madera que está junto a la cama. En el suelo se apilan numerosas revistas argentinas. En la biblioteca, el único libro visibles en el escondrijo, y aparentemente el material de lectura de Sendic en los últimos días: «Historia de la nación latinoamericana», del ensayista y político argentino Jorge Abelardo Ramos.
            "En los estantes hay también medicinas. Pastillas antigripales, Redoxon, Dayamineral, gotas oftálmicas. Al ambiente que se ubica contra la calle Sarandí se pasa a través de un estrecho pasadizo dejado entre la biblioteca y la pared.
 
            "Agujas y bolsas
 
            "Allí hay un ropero alto, al parecer repleto de ropa. Un espacioso sofá cama está en el centro, junto a una especie de cómoda. El desorden es impresionante. Ropas de hombre y mujer se mezclan en el piso. El local es húmedo, frío, sucio.
            "Un montón de bolsas de polietileno se levanta en un rincón. Se presume que los tupamaros pensaban darle cobertura «legal» al local montando una tienda en la habitación del frente. Hay también numerosos paquetitos conteniendo agujas y alfileres.
            "En las paredes se ven los orificios abiertos por los proyectiles disparados por las autoridades. La cortina metálica que da a la calle está perforada en ocho o diez sitios distintos. Sobre la cómoda hay una miniatura de plástico. Es una especie de capillita: hay una imagen de Cristo y otra de la Virgen María. En el suelo, entre diarios y más revistas, hay un trompo de colores" (8).
 
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(8) El Diario;2 setiembre 1972; Página 17; Pasadoreciente.com
http://www.pasadoreciente.com/hechos/197...17%20b.jpg
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#16
IV.5- Testimonio del Capitán de Fragata ® Julio Álvarez (2004)
 
"A los 63 años, el capitán de fragata ® Julio Álvarez recuerda como si fuera hoy el operativo de la Armada que culminó, en forma sorpresiva, con la captura del líder máximo del MLN-T, Raúl Sendic, y dos de sus lugartenientes, Jorge Ramada y Xenia Itté, la madrugada del 1º de setiembre de 1972, en plena Ciudad Vieja. Nunca antes el jefe de aquel procedimiento que terminó en un violento combate había concedido un reportaje.
 
-¿Qué edad y qué grado tenía en 1972?
-Tenía 31 años. Era Alférez de Navío. Es como el grado de Teniente 1º en el Ejército.
(...)
Pasé 71, 72, 73 y dos meses de 1974, y le digo lo siguiente: bajo mi mando, en esos tres años, murió un solo oficial de la marina, en el que no tuvo nada que ver la guerrilla. Lo mató un fusilero por un problema aparte. Hubo heridos, entre ellos Sendic y dos oficiales, pero no murió ningún hombre. Y el FUSNA realizó muchos operativos.
 
-Usted estuvo al frente de la Brigada Nº 2 de los Fusileros Navales (FUSNA).
-Sí, tenía 4 oficiales, que eran guardiamarinas, y 135 fusileros bajo mi mando. En 1972, la guerrilla había crecido muchísimo. Tenía nuevos tipos de contactos, tenía una infraestructura muy grande... Después vino el mes de abril, aquellas matanzas. Se decreta la guerra interna y a partir de ahí todo se maneja en forma diferente.
 
-¿Cómo se vivía internamente en la Armada en aquellos días?
-Lo que se vivía… los uniformados vivíamos bastante mal. Se combatía a un civil que no estaba uniformado, y no se sabía quién era.
 
-Usted planificó el operativo que terminó con la captura de Sendic. ¿Cuánto duró?
-Aproximadamente una hora. Tal vez un poco más. El fuego se interrumpió dos veces para que salieran dos personas (Xenia Itté González y Jorge Bernardo Ramada Piendibeni). Puede haber sido más de una hora.
 
-¿Cómo les llegó la información acerca del lugar donde estaban?
-Ellos eran cuatro. Uno de ellos cae dos días antes. Dijo que estaban esperando gente que llegaría de afuera. Sendic era una persona que le gustaba mucho el Interior. También a uno que le decían el “Pichi” y a otro el “Rata”.
 
-Y a usted le sonó como que era algo importante.
-Sí, pero esta persona nunca da el nombre de Sendic. De todas formas, algo raro había. Habló recién al segundo día, lo movieron, lo movieron, pero hasta entonces el interrogador no sabía nada. Y él canta todo a las 48 horas. Para ese entonces, ya no teníamos tiempo.
 
-Le dio tiempo al resto del grupo para abandonar el lugar.
-Es posible. Esta persona dio detalles de dónde se alojaban al segundo día... En este caso, eran cuatro. El cuarto vivía con ellos. Lo agarraron en la calle. Compraban asado enfrente, en una parrillada. Lo agarró un tipo que lo conocía del barrio. Se lo detuvo… de suerte. Y ahí lo suben a la camioneta, lo llevan al FUSNA y lo interrogan, empiezan a darle, a darle, y el tipo, al final, cantó.
 
-¿Cuando usted dice ’empiezan a darle’, quiere decir que lo interrogaron con apremios?
-No, al contrario. El tipo hizo fuerza para aguantar 48 horas. Yo sé bien que fue bien interrogado. A las 48 horas, dio el dato. A esa altura, ya se tendría que haber ido Sendic y no se fue. No sé por qué
(...)
 
-¿Por qué se eligió la madrugada?
-No se eligió, se dio en ese momento. Me llama el interrogador a la una de la mañana y me dijo, fulano ya dio el dato. Ya habían pasado las 48 horas.
 
-Todo ese mecanismo de funcionamiento del MLN-T ya lo tenían estudiado.
-Sí, porque se habían agarrado muchos papeles de los sediciosos. En aquel momento se recogían de los escritos que ellos hacían y dejaban en cualquier lugar y todas esas cosas.
(...)
 
–Ellos utilizaban la red cloacal para sus desplazamientos.
-La conocían bastante bien. Y mi brigada era la que hacía cloacas.
En realidad en la Intendencia de Montevideo había dos planos de cloacas. Uno se lo habían llevado los guerrilleros y nosotros agarramos una copia. Conocíamos todas las cloacas de la Ciudad Vieja. Por ejemplo había de setenta centímetros, otras de un metro veinte, otras de un metro setenta, y después venían las otras como la del Miguelete (cuatro metros por dos metros noventa).
 
-¿El operativo lo planificó y encabezó usted?
-Yo en realidad no tenía que salir a hacer operativos. Salía porque me gustaba. Y este operativo lo hice solo, no participó ningún oficial. No sé por qué. Hay cosas raras. Fíjese con 135 hombres y cuatro oficiales, lo hice yo. No tenía por qué hacerlo yo (...)
 
-¿Por qué decidió hacerlo?
-Me gustaba. Yo generalmente iba mucho. A veces iba con el oficial.
 
-¿Cómo lo preparó; tuvo algún nombre en particular?
-El operativo no tuvo ningún nombre. Se recibe la información del interrogador, se da cuenta de la información, se arma el operativo en la Ciudad Vieja, el plano de cloacas, el plano de la zona, se hace la planificación y quince minutos antes de empezar se da al personal la “orientación final”. Concurren al lugar 14 fusileros y yo.
 
-¿Esa “orientación final” en qué consistió?
-La orientación, lo primero es que se entra en las cloacas, cosa de prevenir cualquier posibilidad de fuga. El operativo tenían dos ‘trampas’, se abren las dos tapas y ahí se coloca un fusilero. Después, se pasa al plan de los hechos. No se tenía en forma precisa cómo realizar los movimientos. Esto no era bueno para nosotros. Se hizo un reconocimiento del lugar. No conocíamos la finca por dentro. Estábamos apurados por el tiempo perdido, ya que teníamos 48 horas perdidas. Aproximadamente, a la hora 2 estaba todo pronto.
 
-El corredor de entrada a los apartamentos de la calle Sarandí 229 es bastante estrecho.
-Es verdad. Entré por el corredor y me detuve frente a la puerta donde estaban ellos. Había entrado yo y dos fusileros. Yo veía una lucecita por dentro, a través del vidrio esmerilado y una pequeña cortina. Uno de los muchachos se pone en la escalera abajo y a cubierto, al fondo del corredor, y el otro sube por la escalera. Detrás hay una puerta y un pequeño pretil.
(Me enseña un plano a escala del lugar que él mismo dibujó para esta entrevista. Ahí aparece la habitación donde estaba Sendic, que da a la calle y, al fondo del corredor, la escalera que sirvió de parapeto. El frente de la habitación no tiene ventana, sólo una cortina metálica. Con pequeños círculos, identificó a los distintos actores que participaron en el tiroteo)
 
-¿Qué hizo?
-Vino en ese momento una señora de otro apartamento del fondo, y le dije que se fuera. Hago abrir la puerta, como se hacía normalmente: “¡Abran la puerta, Fuerzas Conjuntas!”. Se escuchó movimiento por dentro y luego alguien que contesta: “¡Milico de mierda, te voy a matar!”. Lo hizo con una entonación que me hizo tirar para el costado. Ellos tiraron dos disparos. Salto a la derecha y voy arriba con el otro fusilero y empieza el tiroteo, entre los sediciosos y el cerco. A los pocos minutos, no se veía nada.
La pared donde quedamos nosotros quedó toda acribillada. Los guerrilleros no se dieron cuenta que estábamos al otro lado de la puerta, al fondo del corredor, si no, nos hubiesen hecho bolsa. Tiraban hacia la calle Sarandí, y los del cerco disparaban hacia adentro.
En determinado momento, desde adentro comunican que van a sacar a un sedicioso (Jorge Ramada Piendibeni). El cabo de afuera autoriza, se para el fuego. Sale afuera y adentro quedan dos y dicen que siga el fuego. No se veía nada, disparos por todos lados. En ese momento, comunican de adentro que iba a salir otro sedicioso. Autorizan, aguanta el fuego y sale una sediciosa (Xenia Itté, la compañera de Sendic).
Los del cerco piden que salgan todos, y de adentro dice las palabras que las tengo en estos momentos como si estuvieran grabadas: “¡Soy Sendic y no me entrego mientras pueda pelear!”.
Cuando dice eso, se entera toda la red policial. Al poco rato, había efectivos de la Seccional 1ª de Policía, y dos vehículos de la Dirección de Información. Ahí fue lo bravo. Porque el fusilero es muy respetuoso de la vida, y venía gente de otros lados. La ambulancia ya estaba en el lugar desde que comenzó el tiroteo.
 
-¿Usted también llegó a disparar?
-Sí, yo tiré también. Pero no se veía nada. Este botija que le pegó había tirado dos o tres tiros antes y había errado. No se veía nada. Estaríamos a dos metros de la puerta. Fue un momento bravo. Yo generalmente llevaba una carabina como los fusileros y una pistola. En ese operativo no llevé carabina. Llevé una pistola calibre 45. Yo tuve tiempo, hasta de tirarle a través del vidrio, pero con una 45 era medio bravo… Le dije al muchacho: “Cuando te diga que tires, tirá”. Puso la carabina para tirar mirando para abajo. En una de las salidas que hizo Sendic para tirar para afuera, le pega por el lado izquierdo de la cara.
Fue un tiro solo pero no para herirlo…
 
-Pero fue más bien un tiro para eliminarlo.
-Mire, ahí estábamos jugados, en pleno combate. No se veía nada. Sinceramente, no se veía nada. El humo era impresionante.
 
-En el momento que usted supo que era Sendic, ¿no se le ocurrió que era más conveniente capturarlo vivo?
-No podía. No podía ni hablarle, porque si le hablaba me hacía un agujero. Desde afuera, no se veía nada. No sabían si me había pasado algo, si estaba vivo, o no.
 
-¿Qué pasa en el momento que Sendic cae herido?
-Le pega y cae. Y yo, de adentro, grito que pare el fuego. El sale arrastrándose. Nunca sospechó dónde yo estaba. En ese momento, empezaron a venir las autoridades y me puso nervioso porque los fusileros eran buenos, pero cuando ven a uno que tiene mando… Yo estaba todavía adentro. A Sendic lo ponen arrodillado contra un balcón que daba a la calle, junto al local. Un tipo de la Dirección de Información comenzó a maltratar a Piendibeni. Lo levanta del pelo para verle la cara. Yo salgo, y lo primero que hice fue gritar que el operativo lo había hecho yo y que los fusileros son los que tienen el mando.
Afuera, a Sendic lo ayuda un enfermero. Medio que lo incorporan y lo llevan a la ambulancia y se lo llevan. Atrás iba una patrulla nuestra, con un oficial de la Armada. Era una especie de custodia.
El comandante de guardia pidió de inmediato la habilitación al Hospital Militar.
Mire, yo no traté de salvar sólo una vida: ahí se salvaron tres vidas. Porque hubo operativos en los que al primero que salía lo mataban. Al primer detenido, el hombre, se le puso boca abajo, que eso es lo permitido en tiempo de guerra. A la mujer se la puso contra la pared, parada. Lo que digo es que desde la puerta de la habitación hasta la salida del edificio se lo podía haber matado y nadie se daba cuenta. Y se le respetó la vida. En el momento que cae, yo grito: aguante el fuego. Si no, lo podían haber liquidado.
Sendic comenzó a dirigirse a la puerta, a gatas. Pero salió, no derrotado, sino como si fuese el dueño de todo. Dos fusileros lo ayudan y se lo pone hincado contra un balcón. Cuando yo salgo, estaba todo el mundo, gente de otras fuerzas, vecinos. Después también llegaron dos camionetas con gente nuestra.
 
 -Entre ellos, Campos Hermida, acusado por el MLN de integrar el Escuadrón de la Muerte.
-Hay cosas que no se las voy a decir. Las cosas raras. No de la gente mía. Algo raro. A la gente que murió no la menciono.
 
-En el testimonio del propio Sendic, recogido en el libro “Alto el Fuego”, dijo que ve venir a Campos Hermida con la intención de matarlo ¿Es verdad?
-En aquel momento era imponente. No se veía nada. El humo de los proyectiles era imponente. Sendic estaba lúcido, con el dolor tremendo del impacto de la bala. Yo me acerqué a él y le pregunté si era Sendic y me hizo una seña afirmativa. Un enfermero junto con un fusilero lo pusieron en la ambulancia. Yo dije, y esto está recogido en alguna publicación: “¡Es mi prisionero, nadie lo toca! ¡se van todos de acá!”.
Cuando salgo yo, hice poner en la ambulancia a Sendic, vi subir a alguien, que no recuerdo qué le dice, y lo saco para afuera. Pretendí hacer valer a los fusileros navales.
 
-El propio Sendic dice en el libro: “Campos Hermida vino corriendo, decía: ‘Hay que matar a Sendic, hay que matar a Sendic, y el oficial de la marina, encargado del operativo dijo que él no tenía esa orden. Lo último que recuerdo de este sobreviviente del escuadrón esa noche fue que subió a la ambulancia y dijo: ‘Bebe, estás frito, Bebe'”.
-(Hace una pausa) No sé, me deja mal. Como un tipo sin prejuicio alguno. Porque si yo hubiese tenido la orden de matarlo…
 
-¿La hubiera acatado?
-No. ¿Se da cuenta? Lo único que yo siento es que la otra parte tiene que estar con vida. Pero no yo, los fusileros navales. El tipo que estuvo afuera manejó la cosa más álgida y eso lo quiero reconocer. Y vuelvo a repetir, no tenemos ningún muerto y había gente en cantidad detenida. Y alguno podrá decir: a mí me pegaron, o vi que le pegaron. Si yo digo, agarré a fulano, lo primero que piensan es qué paliza le debe haber dado, es lo primero que piensa la gente. Estamos todos equivocados. Si el tipo cayó bien, se respeta. Es como aquello que dijo Artigas: “Clemencia para los vencidos”. Los fusileros en sus puestos aguantaron con gran moral.
Yo subo a la camioneta cuando veo que sube. Después que lo saqué para afuera, subió el enfermero y se fue al Hospital Militar, con una patrulla detrás. Yo todavía tenía miedo que éstos lo siguieran.
Después, veo a Campos Hermida que comienza a dar órdenes, había un policía con el otro detenido. Yo les dije que éste era un operativo de la Armada y se fueron.
Inmediatamente, la mesa de operaciones en el Hospital estaba esperando. Estaba todo arreglado. Otro destino no le íbamos a dar (9).
 
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(9) Marcelo Falca; Entrevista Exclusiva Al Capitán De Fragata ® Julio Álvarez; La Red21; 22 marzo 2004
http://www.lr21.com.uy/politica/136356-s...ve-la-vida
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#17
IV.6- Testimonio de Raúl Sendic Antonaccio (1987)

            - "Aquello de «Yo soy Rufo y no me rindo», ¿fue verdad o leyenda?
            - "Bueno, ahí pasó que hubo un tiroteo: la Marina rodeó aquella manzana en la Ciudad Vieja y éramos tres personas en un pequeño apartamento dentro de una casa bastante humilde. Entonces ellos empezaron a desmontar la cerradura para entrar, y yo les tiré un tiro a través del vidrio, un vidrio esmerilado, y ellos tiraron también, que no me dieron. Ahí abandonaron el corredor, digamos, el zaguán ¿no? Y yo hice un tiroteo largo de una media hora. Ellos no podían entrar porque tiraban desde el zaguán para adentro, pero no podían entrar al corredor, porque a pesar de que nosotros tirábamos muy esporádicamente, eso bastaba para que no pudieran entrar. Entonces hablaron por los parlantes, y se entregaron los dos que estaban conmigo, que eran mi compañera actual y otro compañero. Y después, para que ellos no tomaran represalias sobre los que se habían entregado, pensando que era una trampa al quedar uno adentro, yo les dije que yo era fulano de tal -y les dije mi nombre real- y que tenía la directiva de no entregarme vivo y que iba a tirar un tiro. Entonces tiré un tiro y siguió el tiroteo. En ese ínterin ellos habían metido gente por atrás, entonces cuando yo fui a asomarme para tirar, me tiraron de atrás y me atravesaron la cara así (hace un gesto indicando el recorrido de la bala que lo hirió).

            - "¿Te sentiste cerca de la muerte en esos momentos?
            - "Sí, sí, pero realmente cuando yo llegué al hospital la enfermera dijo que no tenía pulso. Había perdido mucha sangre.
           
 - "¿No fue un error para el MLN que Ud. estuviera justo en ese lugar cuando se da esa situación?
            - "Sí, sí, pero también vivíamos a salto de mata en esa época. Ya habían caído todos los compañeros.
    
        - "¿Nunca pensaron salir del país, antes de llegar a eso?
            - "Sí, pero la estrategia nuestra era de aguantar hasta el último cartucho para salvar la imagen. Ya sabíamos que estábamos derrotados, tratábamos de salvar la imagen, y en eso caí. Y por eso tenemos derecho a este segundo tiempo ¿no?
   
         - "¿Tiraste muchos tiros en tu vida?
            - "Más o menos, no podría contarlos, realmente (...) En aquella oportunidad nomás debo haber tirado unos veinte, porque fueron dos cargadores de pistola" (10).

 
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(10) El Ortiba; Entrevista a Raúl Sendic (Fragmento); 1987
http://www.elortiba.org/sendic.html
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#18
IV.7 Testimonio de Xenia Itté González (2009)

            "Tres décadas después de aquel enfrentamiento, Xenia Itté recordó el tiroteo con los militares, la detención, la cárcel (...).
            "Había conocido a Sendic en su ciudad natal, Bella Unión, donde era maestra y también administradora y locutora de una radio local. Muchos años después formó pareja con el líder guerrillero.
            "Así recuerda hoy el operativo llevado a cabo por la Brigada Nº 2 de los Fusileros Navales (FUSNA), minutos después de la medianoche del 1º de setiembre de 1972.


            "Nosotros estábamos viviendo temporariamente en un local de la calle Sarandí 225 [sic] entre Pérez Castellano y Maciel. En realidad vivíamos en Pando, pero con Raúl veníamos esporádicamente a Montevideo y nos quedábamos allí.
            "Yo ya tenía el presentimiento de que esa noche caíamos. El círculo se venía cerrando y me daba la impresión de que en cualquier momento nos iban a detener. Las Fuerzas Conjuntas habían apresado a muchos compañeros y ya casi no había locales donde refugiarse.
            "Raúl había planteado una reculada hacia el Interior, hacia el monte, donde él se sentía más seguro. Incluso, lo más probable era que esa fuese la última noche en ese lugar, porque pensábamos irnos hacia el centro y el norte del país.
            "Habían pasado unos minutos de la medianoche, cuando sentimos que golpeaban la puerta. Adentro estábamos Raúl Sendic, Jorge Ramada y yo. Desde afuera gritaban que eran las Fuerzas Conjuntas. Nosotros teníamos pensado resistir y Raúl ya había dicho que no se iba a entregar vivo.
            "Si hay algo que me quedó grabado a fuego fue el momento de la detención. Estábamos en total inferioridad numérica y no teníamos visión alguna. El local tenía una persiana metálica, porque antiguamente funcionaba una peluquería, y después venía un corredor largo y angosto. Allí empezó el tiroteo.
            "Raúl empezó a disparar con una pistola. Los tres estábamos armados. Nos dio la orden de enfrentarlos y de inmediato nosotros también empezamos a disparar. Desde afuera gritaban por un megáfono que nos entregáramos. En determinado momento, se nos terminaron las balas y Raúl nos dio la orden, a Ramada y a mí, de que teníamos que salir.
            "Se hizo un silencio y por el megáfono insistían en que nos entregáramos. Raúl les dijo que iban a salir dos compañeros y pidió que les respetaran la vida. Ellos pidieron que empezaran a salir y se comprometieron a respetarnos la vida.
            "En realidad, nosotros no sabíamos quiénes estaban afuera. Si tenemos en cuenta lo que eran las Fuerzas Conjuntas en aquella época y la forma en que sonaban los disparos afuera, nunca hubiéramos imaginado que pudiéramos contar el cuento.

            "Raúl le dio la orden a Ramada para que saliera primero. Desde afuera pidieron que lo hiciera con las manos en alto. Ramada salió y Raúl volvió a gritarles que le respetaran la vida. Se hizo un silencio total. Desde adentro no sabíamos qué estaba pasando afuera.
            "Al rato volvieron a hablar por megáfono, pidiendo que saliera el siguiente. Raúl, gritando, les dijo que era una compañera y volvió a pedir respeto por la vida.
            "Salí con las manos en alto. Recuerdo que caminar por aquel corredor era como recorrer el túnel del tiempo. Los minutos parecían interminables.
            "Cuando llegué a la puerta, encandilada por una potente luz, me tomaron del pelo y me dieron varias trompadas. Me gritaban que me pusiera contra la pared y me preguntaban quién era, cuál era mi nombre.
Lo vi a Ramada que estaba más lejos, tirado en el suelo. Y siguió el tiroteo, mientras le pedían al que estaba adentro que se entregara. Creo que ya sabían que se trataba de Raúl Sendic.

            "El contestó que tenía más balas y que iba a seguir peleando. Después se hizo un silencio y entraron a la casa. Minutos después sacaron a Raúl, arrastrándolo, totalmente ensangrentado. Vi que le salía sangre por la boca.
Lo dejaron un rato tirado en la vereda, junto a la puerta del local. Se oían sirenas. De repente, llegó una persona que dijo que era el inspector Campos Hermida, y gritaba: «Hay que matarlo, es Raúl Sendic, hay que matarlo».
Pero alguien de la Marina dijo que el operativo estaba a cargo de ellos, que era su detenido. Después se acercó una ambulancia y se llevaron a Raúl. El hecho de que quedara boca abajo le salvó la vida, de  lo contrario se hubiera ahogado con su propia sangre.
            «El contaba después que lo trataron muy bien. Lo llevaron al Hospital Militar y le hicieron una traqueotomía para que pudiera respirar.

            "A mí me llevaron al FUSNA. Unos días después el comandante de esa repartición, Julio César Martínez, fue a mi celda y me dijo que Sendic estaba fuera de peligro. Yo no le creí y le dije que todos eran unos asesinos, que habían matado a Raúl. El me respondió: «No lo matamos porque no queremos tener otro Che en América Latina».
            "Un mes después lo trajeron a la cárcel del FUSNA. Una madrugada de octubre, me sacaron de mi celda, con los ojos vendados como siempre, y me llevaron hasta su celda.
            "Cuando me quitaron la venda, lo pude ver. Los dos nos sorprendimos. Tenía toda la cabeza vendada y no podía hablar, le habían pegado un tiro que le atravesó la mandíbula y le destrozó el maxilar.
            "En ese momento le dije que yo había sido una cobarde porque me había entregado, dejándolo solo. El después me escribió una carta donde me decía que mi actitud había sido muy valiente" (11).

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(11) Archivo Chile ; Alvaro Rodriguez ; Xenia Itté, la viuda del fundador del MLN, recuerda el último enfrentamiento en el que cayó herido ; 2 octubre 2009
http://www.archivochile.com/America_lati...re0014.pdf
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#19
IV.8 Relato del libro «Sendic», de Samuel Blixen
 
            El relato de Blixen, contenido en el Capítulo 19 de su biografía de Raúl Sendic,  recoge los testimonios de Xenia Ittéy Jorge Ramada, novelado y con agregados y comentarios del propio autor.
 
            "Antes de la una de la mañana del 1o de setiembre alguien patea la puerta metálica y los despierta. «Es un borracho», dice la voz de Sendic desde atrás del tabique. «Para borracho es muy cargoso», comenta Ramada. Los golpes continúan. «Ay, Raúl, es la cana» dice Xenia en un susurro. «No prendan la luz» dice Sendic. Ramada no atina a traspasar el tabique y ocultarse en la parte de atrás. Está calzándose en la oscuridad, cuando oye una voz afuera que grita «Ahí hay uno»: recién entonces se percata de que la cortina metálica deja libre, sobre el techo, una rendija por la que puede mirarse hacia adentro. «Los de adentro, salgan, es una orden», gritan desde afuera. «Vamos a aprontar todo» dice Sendic, y con una linterna chiquita junta papeles y comienza a romperlos y quemarlos. «Salgan que están rodeados», dicen afuera. «Tomen los fierros», ordena Sendic. « ¿Pero qué podemos hacer?» dice Xenia. «Vamos a pelear», dice Sendic. El corredor se está llenando de gente. Sendic se acerca a la puerta y hace disparos a través de un vidrio esmerilado. En el corredor retroceden. Hay gritos e insultos, e inmediatamente el ruido ensordecedor y anonadante de las metralletas inundando de plomo el corredor desde el zaguán. Las ráfagas se detienen. «Les damos dos minutos para que se entreguen, después tiramos gases», dice la voz de afuera. « ¿Dónde están mis zapatos?» pregunta Xenia. « ¿Para qué querés los zapatos?», dice Sendic. Patea la puerta, se tira al suelo en el corredor y comienza a disparar su pistola. Desde la calle reanudan las ráfagas cortas. Un megáfono se hace sentir por encima del tableteo de los disparos: «No sigan, entréguense de una vez». A su vez, Ramada saca la mitad del cuerpo por la puerta y dispara su pistola. Adentro, Sendic cambia el cargador de su 45. Se hace un silencio y el megáfono vuelve a proponer que se rindan. Sendic se tira nuevamente al piso y saca medio cuerpo por el corredor. «Pará, que todavía tenemos que tirar unos tiritos», grita, dispara toda la carga, y retorna a la pieza. «Ustedes van a salir», anuncia Sendic. «¿Pero cómo, te vas a quedar solo?", protesta Xenia. «Yo sigo peleando», dice Sendic, y le ordena a Ramada. «Vos primero». Cuando se produce un silencio, Sendic se asoma y grita: «Van a salir dos compañeros». Desde la calle contestan: «Que salgan». «Quiero garantías de que les van a respetar la vida», demanda Sendic. «Que salgan con las manos en alto». «Garantías», reclama Sendic. «Está bien, les vamos a respetar la vida», dicen desde la calle. Ramada sale al corredor con los brazos en alto: «Aquí me matan», piensa. Queda enceguecido por una luz potente. «Las manos en la nuca», gritan. «Las manos en alto», ordena otra voz. Ramada no razona la situación en que se encuentra: «Al final ¿dónde pongo las manos?», pregunta. «En la nuca», gritan, y cuando llega a la vereda lo tiran al suelo y le dan un culatazo. Adentro, en la pieza, Xenia se pone un pañuelo en el pelo y se calza unas zapatillas. «Va a salir una compañera», grita Sendic. Xenia lo abraza y sale. Al final del pasillo la toman del pelo, la aplastan contra la pared, la cachean, le preguntan quién es, cómo se llama. Desde detrás del reflector, la voz ordena: «Sigan saliendo». Desde el fondo del corredor la voz contesta: «Voy a seguir peleando». «¿Vas a seguir peleando?», repite el megáfono.«Sí. Todavía me quedan unos tiritos», dice Sendic, y Xenia piensa: «Quiere que lo maten». De nuevo explota el estruendo.  Con la cara contra el suelo, Ramada casi no distingue, entre las ráfagas, los disparos de la pistola del Bebe. Alguien le grita en el oído: «¿Quién es el que está adentro?». Cuando se produce un silencio, Xenia llora contra la pared y se dice: «Lo mataron». Pasan unos minutos, hay gente que corre por el corredor y al rato dos marinos, un oficial y un cabo, regresan arrastrando el cuerpo de Sendic. Xenia ve que sangra, pero no se da cuenta dónde es la herida. Pretenden pararlo, pero Sendic se cae. «Después el enfermero del FUSNA me contó que se salvó porque quedó boca abajo». La bota del marinero aprieta con más fuerza la cara de Ramada contra el piso; no puede ver nada, pero escucha el revuelo, las discusiones, las protestas de los policías de Jefatura. «El prisionero es nuestro, yo comando este operativo». Se acercan unas sirenas, bajan una camilla, se llevan a Sendic, pero la tensión no afloja. A Xenia le ponen una bayoneta en la espalda y la hacen caminar, con los brazos esposados atrás, por el corredor. El oficial no puede creer que solo tuvieran tres armas cortas. Entran en los cuartos tirando ráfagas, siempre Xenia adelante, utilizada como escudo. La sientan en la cama y siguen disparando contra los bultos. Le preguntan por el berretín. Finalmente salen al corredor y cuando llegan a la calle el viento le arrebata a Xenia el pañuelo de la cabeza, que va a caer en el charco de sangre. Al menos, eso recuerda. Y la lluvia". (12)

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(12) Samuel Blixen; Sendic. Acción y legado; Ediciones Trilce; Montevideo; 2000; Pág. 261 y 261.
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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#20
V.- Análisis de los documentos.
 
            Lo primero que destaca en los dos primeros documentos es la supuesta frase lanzada por Sendic: «Soy Rufo y no me entrego vivo», frase que el mismo Sendic afirma no haber dicho jamás, y que ni Xenia Itté, ni el C/F Julio Álvarez recuerdan haber oído durante el enfrentamiento, pero que sin embargo ha pasado a formar parte de la leyenda heroica de Sendic. Parece poco probable, entonces que la haya dicho.
            ¿Por qué razón atribuírsela, si nadie la oyó? Aunque la intencionalidad habría que buscarla en el ignoto redactor del Comunicado No 467, podemos hacer algunas conjeturas: en la lucha contra la sedición, las FF.CC. siempre consideraron a los tupamaros como traidores a la Patria, y delincuentes comunes. En forma coherente, Sendic es catalogado en dicho Comunicado como "delincuente de larga trayectoria", una suerte de "Baby Face" Nelson (13) -que uno enseguida asocia con su apodo de "Bebe". Nelson era un ladrón y asesino fanfarrón, jefe de una banda de delincuentes y un "enemigo público número uno" del FBI, que se ocultaba y huía de las autoridades. El 27 de noviembre de 1934, Nelson, herido gravemente, se enfrentó a balazos con dos agentes y huyó para morir en su cama. Es posible que la frase que se atribuyó a Sendic naciera de este paralelismo con un delincuente, algo coherente con el combate psicológico contra la sedición que asolaba nuestro país. Las FF.CC. no enfrentan héroes, enfrentan delincuentes, es el mensaje.
            La frase no surgió de la crónica de un diario, como afirma Blixen en la biografía de Sendic: el diario "El Día" simplemente reprodujo en su crónica el Comunicado oficial. Tampoco es la frase de un personaje épico, de gran decisión: es la frase de un delincuente fanfarrón, que sin balas pretendía enfrentarse con 10 militares armados a guerra.
 
            También llama la atención la mención de un sótano, donde supuestamente se escondían los delincuentes, en las primeras crónicas. Es posible que la razón fuese similar, o un error de información. Tal afirmación, además, no sobrevivió más allá del momento en que la prensa entró al local, y comprobó que no existía tal sótano. La crónica de «El Popular» y «El Diario» de la noche, ya no comprende ese error. Es especialmente interesante la crónica de  «El Diario», pues brinda la primera descripción del interior del local. Y hay un detalle que quizás pueda resultar algo chocante: el trompo de colores. Según el libro de Blixen, Sendic había regalado un trompo así al hijo de un amigo; no podemos descartar que se tratase de un presente similar, que pretendía llevar cuando regresase a Paysandú.
            "El Diario" es el primero en recoger la forma en que fue herido Raúl Sendic: por un disparo recibido desde su izquierda, desde el final del pasillo.
 
            El relato del Capitán de Fragata ® Julio Álvarez es seguramente el más fiel, pues recoge la totalidad de los testimonios. Álvarez se hallaba a escasos metros de la puerta lateral del local y fue entonces un testigo privilegiado de los hechos, más allá de la tensión del enfrentamiento. Es evidente en el relato el profesionalismo, la tranquilidad y la inteligencia de Álvarez, para responder las preguntas del periodista, que en varias ocasiones pretende inculparlo, sin comprender la verdadera naturaleza del combate.
            Álvarez en ningún momento menciona que Sendic se tirase al piso para hacer fuego.
 
            Los testimonios del propio Sendic y de Xenia Itté dan algunos detalles se lo sucedido en el interior del local. Especialmente, el testimonio de Itté da una buena idea del ambiente de encierro, de la ratonera en que se hallaban los tres en aquel lugar. No podían ver hacia ningún lado, con paredes por tres lados y una cortina metálica delante. No sabían a quiénes se enfrentaban y no se veían ni siquiera entre ellos.
 
            El relato de Blixen recoge muchos de los hechos mencionados e inclusive otros que Xenia Itté ha mencionado en otras entrevistas -el detalle de no poder encontrar los zapatos-. Sin embargo, el relato se parece más en espíritu  al Comunicado No 467 que a los relatos de Sendic, Itté y el C/F González. Está encuadrado en lo que Hebert Gatto denominó "la literatura de las virtudes", esto es la literatura épico- apologética de la sedición, que tiende a exaltar y justificar elsurgimiento y accionar de los tupamaros, relativizando el dolor que causaron y los crímenes que cometieron. 
            Es un relato en blanco y negro, donde solamente caben los «héroes»: no hay otros seres humanos mencionados además de Sendic, Itté y Ramada. El resto son "voces", el "megáfono". Todos los sediciosos son heroicos, valientes, pelean como en las películas de John Wayne. Un detalle basta: al comienzo del relato, Blixen dice que Sendic tiene una pistola 45 con dos cargadores (cada uno con 7 disparos). El mismo Sendic habla de los dos cargadores en su propio testimonio. La primera vez que se tira al suelo del patio -antes de que salga Ramada- Sendic dispara el primer cargador, y luego lo cambia. Después que "el megáfono" lo intima a rendirse, Sendic responde «Pará, que todavía tenemos que tirar unos tiritos» y dispara toda la carga del segundo cargador. Si tiene dos cargadores y los vació, entonces ya no debería tener más balas. Itté y Ramada se habían quedado sin municiones. Pero después de que sale Xenia Itté, Sendic grita -según Blixen- "Voy a seguir peleando". ¿Con qué balas? - se pregunta el lector. Al parecer, algo mágico ocurre, pues Ramada e Itté vuelven a oír "entre las ráfagas, los disparos de la pistola del Bebe". Admitamos: podría haber tenido balas sueltas, con las que rellenó -en total oscuridad- el primer cargador, pero el relato suena un poco surrealista. Una suerte de película de "cowboys" en la que el muchachito dispara 10 veces con un revólver de 6 tiros... Y esto sin tener en cuenta que tirado de bruces en el suelo del patio, Sendic hubiese presentado un excelente blanco para los tres marinos que se encontraban parapetados en la escalera, detrás de él: podrían haberlo acribillado a placer. Marinos que nunca son mencionados por Blixen. Pero ¿de qué otra manera podría haber sido herido Sendic en el rostro, por un proyectil que le ingresó por la mejilla izquierda, si no hubiese habido alguien a su izquierda -esto es, al final del pasillo- cuando se asomó para disparar por última vez?
 
            El héroe, inclusive, les da órdenes a los soldados del FUSNA: "Quiero garantías... Garantías". Y los otros lo obedecen mansamente. Solamente Itté menciona esto: el C/F González, no; Sendic tampoco.
            Los "megáfonos" y las "voces" son siempre ridículas -caso de los brazos en alto y detrás de la nuca-, cobardes -cuando usan a Itté como escudo humano, una mujer, esposada y forzada a punta de bayoneta- , arteras -mirando por sobre la cortina-, irracionales -ametrallando los atados de ropa y la cortina metálica (con lo cual habrían herido a los que estaban afuera). Una cortina metálica que, según las fotografías del Apéndice Gráfico, está perforada en su parte superior.
            No falta el toque romántico del pañuelo que cae sobre la sangre derramada, uniendo materialmente a los dos amantes, separados por los "megáfonos".
            Como dijimos anteriormente, es una historia en blanco y negro, contada por uno de los héroes: Blixen, un tupamaro. Si bien es cierto aquello de que la verdad es la primera baja de la guerra, no está de más recordar que los matadores siempre se encuentran en los dos bandos.

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(13) El verdadero nombre de "Baby Face" era Lester Joseph Gillis, aunque empleaba el alias de George Nelson.
Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla. - Marco Tulio Cicerón
 
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