[Voluntario2]

Fueron tiempos los sesenta y setenta muy complejos.
Se vivía en plena Guerra Fría y el Uruguay era un campo de batalla de tercer orden, pero campo de batalla al fin.
También se vivía una crisis que se había iniciado luego de la Guerra de Corea y de la creación del Mercado Común Europeo.
La economía de un país dependiente como el nuestro - un corcho en el mar - no la solucionaba ni el legendario Mago Mandrake. En muchos sentidos dependíamos de decisiones de los mercados de fuera de nuestro país.
Ni los gobiernos colegiados - para mí una aberración política - ni los presidencialistas.
Tampoco lo hubiera solucionado la izquierda si hubiera llegado al poder.
Mucha gente estuvo contra el golpe de estado y otros tantos a favor. La mayoría no obstante "miraba" los acontecimientos.
La Dictadura hizo muchas obras. Sino las hicieron ellos, hubieran demorado por lo menos una década más. Me refiero a la represa de Salto Grande y Palmar, los puentes con Argentina, la boya en Rocha, la rambla en Montevideo, ordenar y organizar la industria pesquera, etc.
No obstante la gente se aburrió de no poder opinar, ni poder escuchar críticas al gobierno. Además muchos militares, no todos, se corrompieron en el poder. Antes para un empleo público o agilitar un trámite se presentaba la "tarjeta" de un diputado. En la Dictadura se presentaba la tarjeta de un coronel. O sea, eran como los políticos que criticaban.
Regresando a temas navales:
En esos tiempos, por algunos años en los desfiles, lo iniciaban las escuelas y la de la Armada lo hacía último. Para los que los veíamos desfilar lo interpretábamos como un "castigo" por su posición ante el golpe de estado. Siempre era al revés. La Armada "de visita" en tierra desfilaba primero.
Sobre el nombre de la Base Naval de Montevideo, para mí gusto desde hace mucho tiempo, desde que se constituyó, antes de la década del noventa, debió llevar ya otro nombre. Por ejemplo el del capitán Jorge Bayley.
Para mí el capitán de navío Jorge Bayley es el gestor de la Armada "moderna". A fines del siglo XIX fue el primer Jefe de Escuadra en la época de las Cañoneras (1885-1905). Les hizo manuales de instrucción, navegación, artillería, señales, etc. Bayley era montevideano, hijo de porteños y nieto de ingleses.
Cometió varios pecados. Por ejemplo, escribir cartas a la prensa y reclamar más recursos para la Armada. Tratar de improvisados públicamente a los militares de tierra que ocupaban cargos en la capitanía de puertos. Bayley los tachaba de "disfrazados de marinos". Cuando se hundió la vieja cañonera "Rivera" en el puerto, por falta de mantenimiento, Bayley fue al sepelio de los marinos y en una proclama responsabilizó al gobierno de ese desastre.
Se imaginan que se llevó numerosas sanciones.
No obstante, más allá de las críticas a sus opiniones en forma pública, saltando las vías jerárquicas, lo real es que tenía razón. A más de 100 años de su muerte (1915) Bayley sigue castigado.
Creo que el único reconocimiento que tuvo fue que una brigada de la Escuela Naval llevase su nombre.
Sea como sea, merece que su nombre este en la popa de un barco importante de nuestra Armada, el día que los adquieran...