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Defensa de la ciudad de Paysandu
#14
ENERO 2

Ya ha aclarado el día. El General Gómez remite la segunda nota con el Coronel Saldaña, a quien se le hace salir con un lienzo de pared que defiende el Capitán don Pedro Sierra. El sol viene saliendo. Media hora después muere de un balazo el Comandante don Pedro Rivero.
El Coronel Piriz ha fallecido ya. Son las7 de la mañana, poco más o menos. Un segundo después el General ordena que sea arriada de la torre la bandera punzo, señal de combate, de la que solo ha quedado un Girón flameando y que se ponga una bandera blanca, mientras el Coronel Saldaña no regresa con la contestación. Pero la orden del General no se puede cumplir, pues las balas enemigas han cortado las drizas o cuerdas del asta-bandera, que están volando a merced del viento. Seria necesario sacar el asta- bandera.

Entonces manda que se ponga bandera en los cantones y que se suspenda el fuego, añadiendo de viva voz que los enemigos se aproximan, se les intime la retirada y que si no obedecen se les haga fuego. De esta orden mal interpretada, podrían aprovecharse los sitiadores, como se aprovecharon. Dicen, pero nosotros no lo aseguramos, que después de haberse izado las banderas blancas y hacer alto el fuego, regreso el Coronel Saldaña con la respuesta del General Flores, y que el General Flores se disponía a contestara cuando entraron los enemigos. La verdad es que se ignora como entraron, creyéndose que se aprovecharon de la orden de no hacerles fuego, empleando también palabras de conciliación y fraternidad entre los orientales. Cierto es que como se ha dicho, no todos los puntos de la línea estaban últimamente bien guardados, por falta de defensores. En algunos solo había un centinela, al cual pudieron haber muerto o aprisionado.

El resultado es que los sitiadores de las fuerzas del General Flores, primeramente penetraron por la manzana en que estaba situada la esquina del Ancla Dorada, y cuando el General lo supo, ya se hallaban dentro de las trincheras y en la calle Real. Desde este momento, todo se vuelve confusión en la Plaza, por haber sido cortados algunos piquetes nuestros. El General dispone que nuestras fuerzas se replieguen a la Plaza; pero por el motivo expresado, la orden no alcanza a darse en todos los puntos de la línea.
La fuerza sitiadora que esta en la calle Real, sigue avanzando. Los cantones mas próximos se repliegan a la Plaza y otros son cortados; y por las trincheras que se abandonan asaltan al tropel los sitiadores.
Nuestros soldados de la línea gritan: ¡Traición!¡ Traición ! algunos Oficiales rompen sus espadas y los Guardias Nacionales dan contra el suelo sus fusiles, diciendo con desesperación: ¡ nos han entregado a los Brasileros ¡ Malditos sean los traidores !

Apenas se han replegado 100 hombres a la Plaza y ya se encuentran en ella centenares de enemigos. Los enemigos empiezan a matar a lanza y sable. Los 100 hombres se defienden con sus bayonetas, con cascotes, con cuchillos como pueden. Pero el número vence al valor, y aquellos bravos restos de la Guarnición de Paysandú sucumben o caen prisioneros.
El General Gómez, el héroe de esta defensa inmortal, cayó también prisionero, y fue conducido junto con el Comandante Braga. El Capitán Federico Fernández y 2 Ayudantes mas, Acuña y otro cuyo nombre no recordamos, por un Jefe del ejercito del General Flores y que hoy tiene una alta graduación militar (1) al jardín de la casa de don Maximiliano Ribero, donde fue fusilado con los que lo acompañaban, a excepción del Ayudante, cuyo nombre no recordamos, a quien salvo un Jefe del ejercito del General Flores.
Primero fue fusilado el General don Leandro Gómez y enseguida el Jefe contrario aludido pregunto, dirigiéndose a los demás prisioneros:
- Cual de ustedes es el Mayor?
- Aquí no hay ningún Mayor, repuso el Comandante Braga; pero si mandan fusilar según la graduación, ahora me toca a mí, pues soy Teniente Coronel.

Entre los que fueron asesinados, luego que los enemigos se apoderaron de la Plaza, se cuentan los Capitanes don Abelardo Marote, don Pedro y don Lidoro Sierra, el Ayudante Arcos del Batallón Defensores, el joven Fernández, hermano del doctor del mismo apellido, el Alférez Riansano y unos 50 o 60 , entre Sargentos, Cabos y Soldados.

Así que entraron, muchos de los sitiadores se entregaron al saqueo de la población. Gracias a esto y al desorden siguiente, se debe a que muchos Defensores de Paysandú pudieran escapar de caer prisioneros, porque como las tropas del General Flores no tenían uniforme y estaban vestidos como cada uno podía, sin mas distintivo que la divisa colorada salvaron aquellos defensores vistiéndose de particular y mezclados con los grupos de saqueadores.
Las casas de comercio y muchísimas particulares, fueron completamente robadas librándose de esto únicamente la de don Alejandro Dufrechou, Francés; en cuya casa pusieron una guardia para su cuidado en atención a que en el ejercito del General Flores servia un hijo de aquel señor, como Jefe o secretario. También se libro del saqueo la hojalatería de Sengotita, por ser este hombre quien sirvió de baqueano al ejército enemigo en sus diferentes ataques a diversos puntos de la línea de defensa.

Como ya dijimos, las fuerzas de la guarnición no tuvieron tiempo de replegarse a la Plaza. Puede decirse que fueron sorprendidas en los cantones y cortadas, pues cuando menos lo pensaron se les presentaba el enemigo por la espalda. Pero aunque se hubiesen replegado todos a la referida Plaza principal, no habrían conseguido otra cosa que tener mayor numero de victimas, pues ya ni municiones nos quedaban para luchar una hora mas, y toda la gente estaba sin comer ni dormir y enteramente fatigada de pelear sin descanso contra un numero 12 veces mayor.

El señor don Alejandro Dufrechou (padre), habiendo observado que los sitiadores ya estaban en la Plaza y viendo que el Comandante Aberastury y el Mayor Larravide pasaban por el frente de su casa, les manifestó que ya no podían replegarse a la Plaza y les ofreció su domicilio para que se amparasen allí, ofrecimiento que aceptaron ambos Jefes, comprendiendo que toda otra salvación les era imposible. Momentos después llegaba la guardia de que hablamos, la cual ignoro que dentro de la casa se hallaban dichos Jefes.
A la 1 del día la casa del señor Dufrechou se había llenado de Jefes y Oficiales del ejercito de Flores, ya llevados por el hijo del mencionado caballero o que habían ido a visitarlo. Entonces Dufrechou busco los medio de salvar al Comandante Aberastury y al Mayor Larravide y consiguió de su hijo y de Fortunato Flores que sacaran de allí disfrazado al primer huésped .un momento después salía del mismo modo el Jefe del Detall, conducido por don Benito Chaín. Ambos Jefes fueron acompañados hasta el Puerto y allí embarcados en un bote del buque de guerra del Vad – Ras.

El Comandante Estomba se refugio en la casa del señor Sarda, consiguiendo permanecer en ella oculto hasta el día siguiente.
El ejercito Brasilero y el del General Flores tomaron como 400 prisioneros. Las demás Plazas de la Guarnición o habían sucumbido en os combates o estaban gravemente heridos. Ese fue, poco más o menos, el número de Defensores de Paysandú que había en el campo enemigo.
De los Jefes y Oficiales prisioneros, a unos se les hizo jurar y a otros se les exigió bajo palabra de honor que no tomarían participación de ningún género a favor del Gobierno de la Republica, cuya exigencia y juramento se dieron a instancia del General Flores.

Los prisioneros fueron conducidos a la casa azotea de don Servando Gómez donde eran custodiados por un batallón brasilero; pero antes de ser conducidos allí y estando aun en la Plaza se presento el General Suárez a caballo, y haciendo formar en batalla a los prisioneros, ordeno que todos los que fuesen Jefes, Oficiales y Cabos, dieran 4 pasos al frente. Como es natural nadie quería ser clase en esos momentos de angustia, y mas conociendo para que los mandaba salir de filas un hombre de tan terrible fama y sanguinarios antecedentes como el General Suárez.
La orden tuvo que repetirse varias veces, con amenazas horribles para todos. Así es que los Oficiales y clases principiaron a avanzar 4 pasos dispuestos al sacrificio, para evitar que fueran ultimados los compañeros que no eran clases. Estando en esta operación, apareció un Ayudante del General Flores, al parecer, y le entrego una nota al General Suárez. Este cruzo la pierna derecha sobre el pescuezo del caballo y abriendo el oficio se entero de el. Luego meneo la cabeza e hizo pedazos la nota y se retiro con muchas señales de disgusto, dirigiendo ultrajes a los prisioneros. Los Oficiales y clases volvieron a las filas por orden de otro Jefe del General Flores; acto continuo marcharon para la casa ya nombrada.

ENERO 3

En este día fueron separados los Jefes y Oficiales prisioneros, en numero de 60 mas o menos, y entregados a otro Batallón Imperial que los llevo hasta el Puerto. Llegados allí, el Batallón desplegó en batalla y su Comandante ordeno que los dichos Jefes y Oficiales se embarcasen en las lanchas para conducirlos a la isla denominada de la Caridad, por haberlo si pedido los prisioneros, pues ninguno quiso permanecer en territorio Oriental.
Después los prisioneros de la clase de tropa fueron incorporados al Ejercito del General Flores y llevados a la campaña del Paraguay.
(1) El Jefe que se refiere es el hoy General Francisco.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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Mensajes en este tema
RE: Defensa de la ciudad de Paysandu - Artiguista - 01-05-2016, 01:37 AM

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