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Batallas y protagonistas de nuestro Ejercito.
#1
Abro este tema para que aquellos que se sientan interesados por la historia y particularmente la militar, puedan encontrar aqui el lugar para subir sus opiniones y comentarios y que el resto de nosotros podamos ampliar nuestros conocimientos.

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#2

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(09-17-2015, 11:39 PM)Terminus escribió: Abro este tema para que aquellos que se sientan interesados por la historia y particularmente la militar, puedan encontrar aqui el lugar para subir sus opiniones y comentarios y que el resto de nosotros podamos ampliar nuestros conocimientos.

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#3
[attachment=26]
Batalla del Rincón
24 de Setiembre de 1825
Luego del desembarco de los Treinta y Tres orientales en la playa de la Agraciada, se fue conformando un contingente de patriotas orientales, que constituyó el ejército cuyo objetivo era derrotar a las fuerzas ocupantes, el Imperio del Brasil, y obtener la independencia de la Banda Oriental de su dominio. Evidentemente, la incorporación más importante fue la del Gral. Fructuoso Rivera, “Don Frutos” como se solía llamarlo; que se reconcilió con Lavalleja en el célebre “abrazo del Monzón” (por el nombre del arroyo en cuyas costas se encontraron ambos jefes). Rivera era sin duda el hombre que mejor conocía el territorio de la Banda Oriental hasta en sus mínimos detalles; y quien gozaba además, desde los tiempos de Artigas de quien había sido lugarteniente al igual que Lavalleja, de un extendido prestigio entre los paisanos de la Banda.
Los brasileños habían reunido un ejército de algo más de 700 soldados, comandados por los coroneles Mena Barreto y Jardim, y se dirigían al encuentro del grupo comandado por Lavalleja, el cual se encontraba acampado en Durazno.
Para el ejército brasileño resultaba de enorme importancia disponer de una gran cantidad de caballos que estaban concentrados en la estancia situada en la confluencia de los ríos Negro y Uruguay, en la zona llamada “Rincón de Haedo” -que era el nombre de quien había sido su propietario- o también “Rincón de las gallinas”, debido a que abundaba una especie autóctona de aves, las pavas de monte.
Rivera se propuso el objetivo de apoderarse de esas caballadas, lo que significaría un grave trastorno para la posibilidad de movilizarse del ejército brasileño, y en cambio aportaría iguales medios al oriental.
Con tal propósito, llevó a cabo diversas operaciones de distracción del ejército brasileño, con lo cual logró atravesar con sus 250 hombres el río Negro -utilizando unas pocas canoas- en el llamado “Paso de Vera”; procediendo a ocultarse en los montes aledaños al río durante toda la jornada del 23 de setiembre de 1825.
Mientras el grueso del ejército brasileño había sido alejado del lugar, en la madrugada del 24 de setiembre los combatientes de Rivera sorprendieron al pequeño grupo de centinelas que cuidaba de los caballos, a los que hizo prisioneros; y se aprestó a retirarse hacia el campamento de Lavalleja.
Sin embargo, pasadas las ocho de la mañana recibió aviso de que tres divisiones del ejército brasileño -desconociendo esas circunstancias- se aproximaban al Rincón con el propósito de tomar posesión de las caballadas.
Rivera organizó sus fuerzas en tres frentes, una al centro constituida por las fuerzas provenientes de Durazno que comandaba el Cnl. Julián Laguna, a la izquierda las milicias provenientes del Depto. de Soriano al mando del Cap. Miguel Sáenz, y a la derecha el propio Rivera comandaba el regimiento de dragones.
Destacó además una pequeña fuerza de 40 fusileros, al mando de los Caps. Gregorio Más y Manuel Benavídez, con la misión de adelantarse sobre la columna brasileña simulando ser un pequeño piquete de guerrilleros.
Conocedor preciso del terreno, Rivera logró que las tres columnas brasileñas se concentraran y debieran replegarse para caer en un terreno pantanoso -los llamados “bañados”- donde les era extremadamente dificultoso desplazarse.
En esa posición fueron atacados por el ejército de Rivera en pleno, que pese a su inferioridad numérica y de armamento, aprovechando la sorpresa y en medio de la confusión e inmovilidad que enfrentaron los brasileños, les infligió una grave derrota.
Los soldados brasileños se replegaron en total desorden, siendo perseguidos por los orientales, quienes hicieron cientos de prisioneros incluyendo una veintena de oficiales y capturaron un importante parque militar, comprendiendo armas y municiones que fueron valioso aporte al ejército oriental; además de la caballada inicialmente capturada.
Entre las bajas brasileñas se contaron más de cien muertos y 300 prisioneros, amén de perder 189 carabinas . 167 sables ,164 pistolas y 7500 cartuchos.
La batalla del Rincón constituyó un hecho de suma importancia en el desenvolvimiento de la campaña militar de Lavalleja y sus Treinta y Tres. Además de su significado estrictamente militar, que permitió al ejército oriental colocarse en excelentes condiciones para presentar batalla en Sarandí, fue notable por la evidencia de la importancia de la habilidad militar de Rivera en base a su profundo conocimiento del territorio.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
La Escuela Digital – Montevideo – Uruguay
Portal Revisionistas.

(09-19-2015, 03:51 AM)Mauricio Canabal escribió:
(09-17-2015, 11:39 PM)Terminus escribió: Abro este tema para que aquellos que se sientan interesados por la historia y particularmente la militar, puedan encontrar aqui el lugar para subir sus opiniones y comentarios y que el resto de nosotros podamos ampliar nuestros conocimientos.

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#4
General Andres Guacurarí y Artigas “Andresito”

Para entender la razón de este homenaje que le quiere hacer la República Oriental del Uruguay a Andrés Guacurarí y Artigas, promoviéndolo a la jerarquía de general, es necesario comprender porqué su figura es importante en nuestra historia.
Y para ello tenemos que valorar la importancia que tenían las Misiones y los misioneros en el proyecto artiguista. Para ello debemos mirar el proyecto artiguista desde las Misiones y no desde los puertos del Plata. Acostumbrados como estamos a circunscribir a Artigas a las fronteras del Uruguay actual, a recluirlo en la Plaza Independencia, muchas veces no nos damos cuenta de la importancia de la visión geopolítica del Prócer, que se centraba precisamente en las Misiones.

Quiero iniciar esta disertación leyendo lo que pensaba el historiador Oscar Bruschera al respecto. Decía: “cuando llegó la hora de la ruptura de la ruptura definitiva con Buenos Aires Artigas debió llevar a la práctica su visión integradora en el creciente ámbito geográfico de su directa influencia. En el ancho marco de las provincias integradas por el Uruguay, el Paraná y el Paraguay el centro de la visión geopolítica de Artigas, eran las misiones.
En esta región el caudillo había acuñado sus experiencias esenciales interpretando claramente su doble condición de nexo interregional y de frontera viva entre las jurisdicciones políticas de la América austral…

Pero además las Misiones eran la clave de bóveda del sistema federal. Con las Misiones se ganaba al Paraguay para la unidad del Plata, con las Misiones se accedía a las provincias del norte argentino. Por las Misiones se sacaba la producción de una vasta región que incluía el actual sur del Brasil y con ellas se mantenía la frontera viva que frenaba el incesante avance portugués”...

[Imagen: artigas.jpg]

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#5
1815 - 10 de ENERO - 2016

201 AÑOS DE LA BATALLA DE GUAYABOS

Este 10 de enero se cumplen 201 años de una de las batallas más importantes en la historia del Art...iguismo, la batalla de Guayabos, acaecida en las orillas del arroyo Guayabos afluente del Arerunguá en el actual departamento de Salto.
En aquel enero de 1815 el ejército artiguista se enfrentó a las tropas centralistas porteñas que ocupaban Montevideo y parte del territorio oriental desde la rendición de los españoles en junio de 1814.
Las fuerzas del directorio bonaerense no querían entregar Montevideo a sus verdaderos dueños, los Orientales.
Eran fuerzas militares de invasión, ocupación y saqueo.

En aquella batalla, gran triunfo artiguista, se inició la primera independencia.
A los pocos días de ese gran triunfo artiguista tras un saqueo indiscriminado de la ciudad de Montevideo con un saldo de más de cien muertos, las fuerzas porteñas abandonaban la ciudad y desde ese momento el territorio oriental en su totalidad, por primera vez en la historia, estaba bajo mando patriota.

Los Orientales conseguían así lo que tanto anhelaban y que ya habían declarado en el Congreso de Abril de 1813, su Libertad, Soberanía e Independencia y al mismo tiempo su autogobierno también declarado en los fogones de la Redota en agosto de 1812 por parte del pueblo mismo en palabras de sus jefes de milicias.

La batalla de Guayabos nos dejó un territorio sin ocupación extranjera, cosa que duraría hasta 1816 cuando nos invadirían los portugueses en el comienzo de una gran ofensiva contra el artiguismo y la voluntad de Republicanismo de los orientales.

Antecedentes
A principios de  1814 Artigas y sus hombres se separaron del sitio de la ciudad de Montevideo (dominada hasta entonces por los realistas españoles), indignados por el trato que el gobierno unitario de Buenos Aires daba a las demás provincias. Cuando la ciudad de Montevideo cayó en poder del Directorio el general Carlos Ma. Alvear se negó a entregarla a los orientales. Ya desde antes, las fuerzas de Artigas se enfrentaron con las del gobierno central en varias batallas menores, que les permitieron a los primeros controlar Entre Rios y Corrientes.

Varias pequeñas divisiones del ejército directorial intentaron derrotar a los federales en la Banda Oriental, y el 4 de octubre el coronel Manuel Dorrego derrotó a la fuerza más importante de los federales en la Batalla de Marmaraja, cerca de la frontera norte, obligando a su jefe, Fernando Otorgues, a huir hacia el Brasill. Alvear creyó que había terminado con la insurrección y ordenó que sus fuerzas se trasladaran hacia Buenos Aires.
Pero pronto Otorgués regresó y Artigas todavía era fuerte en el noroeste de la Banda Oriental. Dorrego tuvo que hacer varias campañas por el interior de la provincia, hasta que, en los primeros días de enero, marchó hacia el campamento central de Artigas en el Arroyo Arerungua, cerca del rio Uruguay. Estando en camino, exigió al jefe de las fuerzas directoriales en Entre Ríos, Juan Jose de Viamonte, que le enviara refuerzos; pero éste estaba tan amenazado por los federales que no se los pudo enviar.

Desarrollo
La batalla sucedió en el arroyo Guayabos, afluente del Arerunguá, el 10 de enero de 1815, entre los 800 hombres de Dorrego y los alrededor de 1500 de Artigas, cuyas fuerzas eran mandadas por Fructuoso Rivera.

Al iniciar las acciones, el ala derecha del ejército directorial, soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo al mando de Juan Lavalle, lograron alguna ventaja sobre los montoneros orientales. Pero varias de las unidades de Dorrego se pasaron a los federales, y así estos lograron resistir el ataque. La mayor parte de las fuerzas del Directorio huyeron, salvo los granaderos y la escolta de Dorrego.

Consecuencias
Poco después, también los directoriales de Entre Ríos fueron derrotados, y el director supremo Alvear ordenó abandonar la Banda Oriental. Las fuerzas directoriales saquearon Montevideo, llevándose todo el armamento y dinero de la ciudad, además de su imprenta, dejando a Otorgués entrar en la ciudad. Durante el mencionado saqueo, soldados directoriales volaron el polvorín de la capital oriental, provocando la muerte de un centenar de civiles.
Poco después, Alvear ofreció a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazó indignado.
La batalla de Guayabos significó la liberación de la Banda Oriental de la dominación directorial e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el germen de la independencia de Uruguay, que se concretaría doce años después (en 1828).
Pero, al no haber solucionado la cuestión federal, fue un eslabón más en las interminables guerras civiles que dividieron a la región del Río de la Plata en el siglo XIX.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#6
No es en puridad una batalla, pero con esta accion militar comienza la"Admirable alarma", el comienzo de la revolución oriental en la campañala y lucha por nuestra independencia.
Este hecho militar implicó la desobediencia al poder españolista impuesto desde Montevideo, permitió la toma de la villa de Mercedes y Santo Domingo de Soriano por los rebeldes que apoyaban el pronunciamiento de la Junta de Buenos Aires.
 
28 de febrero de 1811, Grito de Asencio

[Imagen: Foto%20Mural%20Grito%20de%20Asencio.jpg]
"Grito de Asencio, pintura de Enrique Castell Capurro

El 27 de febrero el contingente de revolucionarios comandado por Pedro Jose Viera decidió emprender las primeras acciones.
Al día siguiente tomaron la cercana población de Mercedes y Santo Domingo de Soriano.
Con Benavídes al mando de las tropas, los revolucionarios capturaron luego las poblaciones de El Colla, actual Rosario, el 20 de abril y San Jose, el 25 de abril.
El  26 de mayo sitiaron Colonia del Sacramento, que cayó una semana después.
El incipiente movimiento recibiría un fuerte impulso con la incorporación de Artigas, que prontamente se convertiría en el líder de la revolución en la Banda Oriental.

"Un puñado de orientales, cansados ya de humillaciones, había decretado su libertad en la villa de Mercedes (...) y la primera voz de los vecinos orientales que llegó a Buenos Aires fue acompañada de la victoria del 28 de febrero de 1811: día memorable que había señalado la Providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en este territorio, y día que no podrá recordarse sin emoción, cualquiera que sea nuestra suerte".
Jose Gervasio Artigas

[Imagen: pb120262.jpg]

Monumento a la Admirable Alarme en el Parque Asencio, lugar donde se produjo este hecho historico.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#7
La batalla de Tres Árboles

Se produjo el 17 de marzo de 1897 y fue el primer encuentro de importancia de la Revolución de 1987. Terminó con un resultado favorable a la columna revolucionaria, mandada por el Coronel Diego Lamas y el Coronel José Núñez, con un total de unos 1500 hombres.
Habiendo acampado la Fuerzas Revolucionarias en la noche del 16 de marzo en la margen izquierda del Paso Hondo del arroyo Tres Árboles, fueron atacadas a las 5 de la madrugada del día 17 bajo una espesa niebla. Un pequeño Ejército Gubernista, de unos 1300 hombres, al mando del General Villar, integrado por fuerzas de línea y milicias que reunidas precipitadamente en Estación Algorta, y a marchas forzadas utilizando el ferrocarril cuando fue posible, se desplazaron des­de los departamentos de Artigas, Salto y Paysandú.

El Gral. Villar reúne a sus Jefes subordinados transmitiéndole la decisión tomada:
“El Cnel. Flores con el 2º de Infantería marchará al Paso para fijar al enemigo de frente, sin dejarse empeñar a fondo, mientras él con el resto de las fuerzas se dirigía por el Paso de Socas para atacar a los revolucionarios por su retaguardia combinado esta acción con el 2º de Infantería”

En conocimiento de esta acción, los Jefes de los batallones se muestran en desacuerdo con el Gral. Villar ya que el desarrollo de este plan determinaba el exigir nuevos esfuerzos a la tropa, ya fatigada, por la marcha que venía realizando. En sustitución de este plan, le proponen atacar al enemigo de frente, ya que el Arroyo era vadeable en casi todo el curso, queriendo evitar de este modo fatigas a las tropas que ellos consideraban innecesarias, ya que según los informes que se poseían y el telegrama enviado por el Presidente Idiarte Borda, indicaban que los efectivos y medios de los revolucionarios eran escasos.

Ante la oposición de sus Jefes subordinados, el Gral. Villar desiste de llevar a cabo su plan y aceptando de aquellos dispone que el Bn. de I. 2 se adelante y ataque en dirección al Paso, el Bn. de I. 1 debería atacar por la izquierda del Bn. 2 y el Bn. de Milicias “Urbano de Artigas”, quedaría como reserva.
Eran aproximadamente las 5 de la madrugada y una espesa niebla envolvía el panorama.

Es así entonces, que el Cnel. Flores al mando del Bn. 2 cuando llegó a la altura del Paso, dejó dos de sus Compañías en reserva al mando de su 2º Jefe, el Tte. Octavio Pérez, mientras el resto del Bn. y con el Escuadrón de Milicias de Paysandú, siguió en columna y a caballo hasta llegar a unos 20 mts. del Paso. Allí, es detenido por un “alto”! “quien vive”, contestando el propio Cnel. Ricardo Flores “Gente del Gobierno”, siendo recibido con una descarga de fusilería de una guardia que el Bn. “Emilio Raña” tenía en el Paso y que no era otra que la vista por el Alf. Estigarribia en su reconocimiento.

Por otra parte, el Bn. de Infantería 1 de las fuerzas del Gobierno que estaba al mando del Cnel. Abreu, se dirigía a ocupar la parte Norte del dispositivo, es decir que prolongaba el ala izquierda del Bn. 2 y cuando llegó a la contra-pendiente de las alturas que dominaban la cortadura del Arroyo “echó pie a tierra” formando su orden de combate con dos compañías en primer escalón y dos compañías en reserva. Con esta formación llegó a la altura inmediata al Oeste del Arroyo, mientras el Bn. 2 ya se encontraba empeñado sobre el Paso.

Las dos compañías que integraban la reserva de este Bn. recibieron orden de empeñarse y hacer fuego por encima de las guerrillas del primer escalón ya que el terreno en el cual se encontraban era apropiado para ello, pero lo hicieron con tan mala fortuna que algunos de sus disparos causaron bajas entre sus propios camaradas.
De este modo, el ejército del Norte se encontraba en menos de una hora, sin reserva de clase alguna. Todo el Ejército, incluso el Comando, se encontraba en la línea de fuego dentro del monte o en las zanjas que bordeaban el Arroyo.

Hacía las 9 de la mañana y viendo el Gral. Villar que todos sus esfuerzos para desalojar a los revolucionarios era inútiles, ordena a uno de sus ayudantes que trasmita la orden a los Jefes de Bn., de que iniciasen la retirada para organizarse al resguardo de la Cuchilla. Esta orden, o no fue trasmitida o lo fue de manera totalmente inexacta, ya que a su regreso hacía la posición del Gral. Villar, el enviado expresó: “No podía sujetar a sus indios”, queriendo expresar con esto que estaba vadeando el Paso la fuerza a su mando. Entonces, Villar decide apoyar este avance, ordenando al Comandante del Bn. de Infantería No. 1, que como hemos dicho, prolongaba el flanco Norte, que pasara el Arroyo con una Compañía.

Es así entonces, que el Cap. Eduardo Monttautti hace formar su Compañía en las zanjas próximas al curso de agua y haciéndola avanzar proceden a forzar el pasaje hacía la otra margen. En estas circunstancias en las que es herido el 2º Jefe y muerto el Cap. E. Monttautti, (lo que al ser visto por las tropas ya algo desmoralizadas) se procede a retirarse hacía la altura de la margen Oeste, costando grandes esfuerzos a los oficiales el detenerla. No obstante, una guerrilla de toda la compañía logró mantenerse al otro lado, pero por falta de protección y de munición fueron muertos en su totalidad, pereciendo con ello el Alf. González.

El Cap. Eduardo Montautti es el 1er. oficial egresado de la Escuela Militar muerto en combate y que hoy lleva su nombre la sala táctica del Batallón "Florida" de Infantería No.1.

Análisis de la Batalla
Los revolucionarios al frente del Cnel. Lamas, adoptaron una actitud defensiva ocupando las alturas que dominan el este del arroyo Tres Árboles, con la premisa de “quien domina las alturas domina el terreno” y sumándole la posesión sobre los pasos claves (Terreno Llave) donde se aferraban fuertes guardias, podían emplear su batallones para frenar los avances del gobierno y disponer tropas de reserva para empeñar en cualquier punto de acuerdo a la situación del combate.

Las fuerzas revolucionarias, ocupaban el terreno dominante en el campo de batalla lo que lo otorgo una gran ventaja sobre las fuerzas gubernamentales. Lo que le permitió adoptar fuertes posiciones, resistiendo con una firmeza sorprendente los fuertes ataques gubernistas, rechazando por completo el ataque tras 5 horas de porfiada lucha.
El total de bajas del Ejército del Norte, entre muertos y heridos se calculan entre 280 y 400 Bajas. Siendo el Bn. de I. 2 al que le corresponden la mayoría de las bajas, el que había ido al combate con 386 plazas, regresando con apenas 70.

Las bajas de los revolucionarios, fueron según los libros del Estado Mayor Revolucionario 182, de los cuales 55 resultaron muertos.

[Imagen: 022-la-batalla-de-tres-arboles.png]
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#8
Mi aporte al post anterior y que Olimar seguramente sabe de memoria....versos de Yamandú Rodriguez

19 de Marzo de 1897.

Toparon en Arbolito
los Muniz con los Saravia,
De un lado divisas rojas,...
del otro divisas blancas.

Ya las guerrillas pelean
hace media hora larga
y como ninguno afloja
están dale bala y bala.

En eso, muy bien montado
en un moro de la marca,
con unos treinta lanceros
llegó Chquito Saravia
camisa abierta, en pelo
el pingo se le abalanza,
mientras el escapulario
late que es una campana
llamando a misa de gloria
en el pecho de un Saravia.
Muchos dicen que dijo:
estos tiros valen plata
vamoa a gastar carne
ya que no nos cuesta. nada
no mira cuantos le siguen
ni cuenta cuantos le aguardan.
En un milagro de espuelas
al moro le nacen alas
y allá va como un arcángel rubio
Chiquito Saravia!
Dicen que solo hubo dos
tan golosos por las cargas:
Juan Lavalle en la Argentina
y un Don Quijote en la Mancha
Se rompe enfrente un relámpago,
todo el 5º desenvaina
y se viene en pelotones
contra un puñado de lanzas,
y los treinta de Chquito
como la carne es barata,
la van hundiendo y hundiendo
en cuatrocientas espadas.
Así mueren dando chuza
junto al Coronel Saravia
casi todos los que fueron
a nacer en esa carga.
Donde Chiquito cayó
brota siempre un hilo de agua
donde van los troveros
a bautizar sus guitarras
y es desde el noventa y siete
un manantial de tacuaras,
donde cuando un hijo
le pide la bendición a sus tatas,
la madre siempre le dice
esta bienaventuranza:
Hijo! que Dios te haga guapo
como Chiquito Saravia

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#9
La Segunda Batalla de India Muerta (Guerra Grande)
[Imagen: victor_Page_4.jpg]
A comienzos de 1845 va a reanudarse la lucha en el territorio argentino, pero la guerra nunca ha estado interrumpida.  En el Uruguay combaten tres ejércitos de la Confederación y en el de Oribe figuran batallones argentinos.  También ha habido algún encuentro insignificante en Entre Ríos, promovido por el gobernador de Corrientes.  Pero ahora Rosas tendrá frente a él al más notable de nuestros militares, el general Paz, que acaba de ser designado en Corrientes jefe del Ejército Aliado Pacificador, y que ya ha comenzado a organizar sus tropas.  Este nombramiento no es la única habilidad del gobierno correntino.  Su tratado de comercio con el Paraguay, que Rosas considera una traición, porque una provincia no puede pactar con el extranjero, es el primer paso hacia una colaboración militar.

Manuel Oribe venció a Fructuoso Rivera en Arroyo Grande (6 de diciembre de 1842). Este perdió todo su ejército, y hasta sus pistolas y espada de honor, que arrojó para poder huir.  Este hecho de armas significó el fin de la Federación del Uruguay que Rivera presidía.  Luego de esa batalla, las tropas rosistas comandadas por el general Oribe atravesaron el Uruguay, mientras que las tropas de Rivera huían hacia Montevideo sin ofrecer resistencia.  

Después de eso, ya Oribe con casi la totalidad del País en su poder. Se propuso sitiar Montevideo, en un sitio que duraría nueve años y seria recordado por la histografia uruguaya como “Sitio Grande”. Y establecer su sede de Gobierno en lo que hoy se conoce como el barrio del  Cerrito de la Victoria, en lo que era para ese entonces las afueras de Montevideo.
 
Fructuoso Rivera, que no había ejercido actos de gobierno sino al pasar, en los puntos que ocupaba con sus armas, era seguido por el ejército al mando de Urquiza, quien lo alcanzó en la sierra de Malbajar, y lo obligó a traspasar la frontera y asilarse en Río Grande.  Rivera se dirigió en nombre del gobierno oriental al marqués de Caxias, comandante en jefe de las fuerzas del Imperio en esa provincia, con quien había tenido negociaciones por intermedio de su secretario don José Luis Bustamante.  

Allí pudo reorganizarse con los auxilios de armas, vestuarios y caballos que recibió.  Los últimos días de enero de 1845 pasó a la frontera oriental.  Sus divisiones, al mando de los coroneles Flores, Freire y Silveira, sostuvieron choques sin importancia con las de Urquiza; pero como él pasase a mediados de febrero del norte al sur del río Negro y pusiese asedio a la villa de Melo, Urquiza reunió sus fuerzas y el 21 se movió del Cordobés en dirección a Cerro Largo.  Rivera se ocultó en la sierra del Olimar y Cebollatí.  Urquiza contramarchó el 23 del Fraile Muerto, y se dirigió por el camino de la cuchilla, con el designio de ponerse al flanco derecho y salirle a vanguardia.  

Pero fue inútil.  Rivera, conocedor del terreno, hacía marchar y contramarchar a Urquiza con el objeto de arruinarle las caballadas y caer sobre él en un momento propicio.  Así permanecieron hasta el 31 de marzo en que Urquiza se movió de su campo de Los Chanchos, al saber que Rivera a la cabeza de 3.000 hombres se dirigía a tomar el pueblo de Minas.  Urquiza pudo impedírselo llegando a tiempo a la barra de San Francisco, pero tuvo que permanecer en este punto para dar descanso a sus caballadas.  El 21 Rivera reunió todo su ejército y se dirigió sobre Urquiza.  El 25 se avistaron ambos ejércitos, y el 26 tomó posiciones en los campos de la India Muerta.
 
Rivera tenía poco más de 4.000 hombres; Urquiza tenía 3.000, en su mayor parte veteranos.  Al salir el sol del 27 de marzo, Urquiza hizo pasar dos fuertes guerrillas por el arroyo Sarandí, y tras éstas adelantó sus columnas tendiendo su línea a tiro de cañón de Rivera, y compuesta la derecha: de la división entrerriana al mando del coronel Urdinarrain; centro: tres compañías del batallón Entre Ríos y tres piezas de artillería al mando del mayor Francia; izquierda: ocho escuadrones de caballería, dos compañías de infantería y la división oriental al mando del coronel Galarza.  

Los escuadrones entrerrianos llevaron una tremenda carga a sable y lanza sobre la izquierda y el centro de Rivera, compuesta la primera de milicias últimamente incorporadas de los departamentos de río Negro, y el segundo de un batallón de infantería y dos piezas de artillería, respectivamente mandados por los coroneles Baez, Luna, Silva y Tavares.  Las cargas de los federales fueron irresistibles, y bien pronto quedó reducida la batalla sobre la derecha de Rivera, donde estaban sus mejores fuerzas al mando del general Medina, jefe de vanguardia.  

Ante el peligro de ser flanqueado y envuelto, Rivera se dirigió personalmente a su izquierda para rehacerla, lo que pudo conseguir trayendo algunos escuadrones al combate.  Pero Urquiza lanzó entonces sus reservas, y después de una hora de lucha encarnizada lo derrotó completamente, matándole más de 400 hombres, entre los que había treinta y tantos jefes y oficiales; tomándole como 500 prisioneros, el parque, caballadas, toda su correspondencia, y hasta su espada con tiros y boleadoras.
 
“Te noticié del suceso malhadado del 27 –le escribe Rivera a su esposa- desgraciadamente volví a sufrir otro contraste que nos obligó a pasar el Yaguarón un poco apurados.  Yo perdí parte de la montura y desde ese día estamos bajo la protección de las autoridades imperiales”.
 
Esta victoria destruyó para siempre la influencia militar del director de la guerra contra Rosas.  
 
En Buenos Aires, donde llega la noticia el último día de marzo, se celebra el triunfo con grandes fiestas: fuegos artificiales, descargas, iluminación, embanderamientos y manifestaciones callejeras con música.  Una columna de cuatro a cinco mil personas llega a Palermo.  Van diputados, jueces, funcionarios.  Rosas no se presenta a recibir su homenaje y son atendidos por Manuelita.
 
A fines de enero, el almirante Brown, por orden de Rosas, ha restablecido el bloqueo.  No ya el bloqueo parcial, como el año anterior, a ciertas mercaderías y la exención para Inglaterra y Francia, sino el absoluto.  Pero el almirante Lainé lo desconoce.  Convertido desde el año anterior en enemigo de Rosas, en otro Purvis, aplaude a los legionarios y dice no poder disolverlos porque ellos ya no son franceses.  

Al mismo tiempo, hostiliza a Oribe, desconoce sus derechos y no permite que otros franceses se vayan a Buenos Aires.  Ha establecido en Montevideo, una indudable intervención.  El es quien ahora manda allí.  Muy poco falta para que la ciudad quede ocupada por Francia.  Rosas, entonces decreta, con la indignación de los representantes de Francia e Inglaterra, que no entren en Buenos Aires, verdadero puerto de destino, los barcos que hayan tocado en Montevideo.
 
Después de India Muerta la caída de Montevideo pareció inevitable.  El gobierno mismo llegó a declarar que la ciudad no podía sostenerse cuarenta días con sus solos recursos.  Oribe a convocado en mayo para la renovación de la asamblea legislativa y elecciones de presidente de la República, y propone la rendición.  Rechazada, se prepara a atacar.  Lainé e Inglefield declaran que no permitirán la caída de la ciudad.  Y es entonces cuando la proveen de armas, municiones y víveres y cuando desembarcan tropas.  

Y el gobierno de Montevideo escribe al del Brasil unas palabras infames y vergonzosas según las cuales el Uruguay, en casi de tener que entregarse a un poder extranjero, “antes que sucumbir bajo la cuchilla de Rosas” –palabras textuales- “se echaría con preferencia en los brazos de un poder americano”.  Es decir, que antes de ser gobernados por su compatriota Oribe, héroe de la independencia uruguaya, uno de los “33” y jefe de Ituzaingó, prefieren ser brasileños esos malos uruguayos, prefieren entregar su patria al Brasil, el único y perpetuo enemigo de su independencia.
 
Una vez más, los extranjeros impiden la caída de Montevideo.  Ahora sólo la defienden cuatrocientos nueve orientales.  El resto de las tropas son esclavos, en su mayoría pertenecientes a extranjeros y en número de seiscientos dieciocho; y dos mil quinientos extranjeros, de los cuales mil quinientos cincuenta y cuatro franceses.  ¿Qué se han hecho los mil franceses restantes?  Los más serios, así como otros que no formaron nunca en la legión, se han refugiado en Buenos Aires.  Desde aquí dirigen una petición al gobierno francés, en donde se lee estas palabras significativas: “El señor Lainé, ¿ha sido enviado para proteger al partido agonizante que domina en Montevideo, o para protegernos a nosotros?”.  Ese partido agonizante, esos cuatrocientos nueve hombres, ahora que el ejército de Rivera no existe, representan para Francia e Inglaterra el Estado Oriental.  Y en nombre de ese puñado de individuos, Francia e Inglaterra vienen a meterse en la política del Plata, a mandar como dueños, a imponerse con sus cañones.
 
¿Y los emigrados?  El número de los argentinos que defienden la plaza es de apenas ciento treinta.  Muy pocos más son los que llevan armas.  Los demás están en Buenos Aires o en el Brasil.  Pero esos pocos argentinos son los dueños del gobierno de Montevideo, principalmente Florencio Varela.  Ha de estar alegre Varela, al ver el resultado de su misión a Europa, al ver a su patria próxima a entrar en guerra contra las dos grandes potencias del mundo, en peligro de ser destruida y desolada.


[Imagen: batalla2.jpg]
Recreacion de la Batalla de India Muerta
 


Fuente
www.revisionistas.com.ar
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado (2008).
Gálvez, Manuel – Vida de Don Juan Manuel de Rosas – Ed. Tor – Buenos Aires (1954).
Saldías, Adolfo – Historia de la Confederación Argentina.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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Cruzada Libertadora de 1825

[Imagen: Juan_Manuel_Blanes_-_El_Juramento_de_los...&zc=1&q=95]

La Cruzada Libertadora de 1825

Autor: Cnel. Sergio Otegui

Desde el año 1824, un grupo de exiliados orientales conspiraba en Buenos Aires, tratando de organizar un movimiento que permitiera lograr el reintegro de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Estos exiliados orientales se reunían en Buenos Aires en la Sastrería de José Pérez y Antonio Villanueva, en los saladeros de Pascual Costa, a quien Lavalleja alquilaba el local, y de Pedro Trápani, y en la casa de comercio de don Luis Ceferino de la Torre. Contaban además con la tolerancia del gobierno de Buenos Aires, encabezado por el entonces General Gregorio de las Heras, de Juan José y Tomás de Anchorena y de Juan Manuel de Rosas, cuya figura política crecía considerablemente.

Fueron siete los patriotas iniciadores de este proceso: Juan Antonio y Manuel Lavalleja, Manuel Oribe, Ceferino de la Torre, Pablo Zufriategui, Simón del Pino y Manuel Meléndez, siendo nombrado en forma unánime Juan A. Lavalleja, como Jefe de la Empresa.
La victoria de Ayacucho, obtenida por el General Sucre en Diciembre de 1824, sobre las últimas fuerzas españolas, que culminaría con el proceso de la independencia anticolonial motivó a los orientales, dolidos en su patriotismo, ya que la única tierra que aún no gozaba de libertad era la propia, y le imprimieron al movimiento un entusiasmo singular.

Se crea al mismo tiempo una Comisión Oriental, encargada de colectar auxilios en dinero y pertrechos, reuniendo armas que se recuperan de depósitos en donde se mantenían desde la frustrada intentona revolucionaria de 1823 y se compran y obtienen por cesión de particulares y extraoficialmente del gobierno de Buenos Aires.
Por supuesto que esta colaboración de los grandes hacendados, saladeristas y comerciantes de Buenos Aires, si bien no deja de reconocerse en sentido patriótico, tenía la fuerte motivación de procurar asentarse en los fértiles campos de la Provincia Oriental luego de liberada y tal vez incorporarla a las demás Provincias Unidas, lo que acrecentaría sensiblemente sus actividades mercantiles relacionadas con la salazón de carnes y cueros.

No debemos olvidar que durante la dominación luso-brasileña, esta actividad y la del puerto de Montevideo había quedado muy relegada y absorbida por los saladeros de Río Grande y el puerto del mismo nombre.
También las provincias del litoral argentino habían dejado de usar el puerto de Montevideo, usando en cambio el de Buenos Aires.
A pesar de que los preparativos de los revolucionarios eran conocidos por el General Lecor, éste le restó importancia, al entender que no arriesgarían una empresa de esa magnitud.

Es así que divididos en dos grupos, los revolucionarios orientales zarparon de la playa de San Isidro el 1 y el 15 de abril respectivamente, reuniéndose en la isla Brazo Largo del delta del Paraná, donde los primeros tuvieron que esperar varios días a los restantes. Desde allí armados de dos tercerolas y dos sables cada uno, partieron en dos lanchones en la noche del 18 y luego de burlar a los barcos brasileños que patrullaban el Río Uruguay, desembarcaron al amanecer del día 19 de abril de 1825 en la Playa de la Agraciada.
Este episodio de “La Cruzada Libertadora”, enarbolaba la bandera tricolor artiguista, como símbolo de la continuación del proceso iniciado por el prócer, con la leyenda “LIBERTAD O MUERTE”.

Tomás Gómez era el encargado inicial de esperarlos con los caballos, pero concurrió cuatro noches eludiendo la proximidad de los brasileños y siendo descubierto debió huir a territorio argentino, dejando en su lugar como encargados, a los hermanos Ruíz.
En el momento de pisar el territorio oriental en medio de episodios emotivos, eran 33 hombres, número relacionado a la logia masónica.

Hoy tenemos el registro de tres nominas distintas y con distintos números de cruzados:
1- La nómina Nº 1 contiene 33 nombres, firmada y rubricada por Manuel Oribe, el 28 de julio de 1830. Tenida en cuenta para la erección del Monumento conmemorativo a la independencia de la República en 1876, por la Comisión Delegada y por Juan Manuel de Blanes para su célebre óleo.
2- La nómina Nº 2, contiene 24 nombres, publicada en el periódico “El Argos” de Buenos Aires, el 26 de Noviembre de 1825.
3- La nómina Nº 3, contiene 40 nombres, firmada por Manuel Oribe, el 10 de Febrero de 1832, publicada por Isidoro de María y Jacinto Carranza en su obra: ¿Cuántos eran los Treinta y Tres?

De inmediato los revolucionarios, iniciaron la marcha hacia Montevideo, mientras de todos lados aparecían partidas que se le adherían.
Toda la campaña se volvió a alzar recordando los acontecimientos de 1810, durante la gesta artiguista.
Cabe entonces deducir que a los brasileños les iba quedando sólo una alternativa decisiva y era la actitud que adoptara el General Fructuoso Rivera.
Lavalleja concibió entonces un plan que contemplaba dos acciones decisivas:
- Reunir fuerzas para conformar un Ejército capaz de alcanzar Montevideo y Conquistarla.
- Formar un gobierno de orientales, que proclamase formalmente la independencia.

La primera acción se encuadra en los siguientes episodios:
El 24 de abril los patriotas ocupan Soriano y continúan hacia Montevideo, tomando San José el 2 de Mayo, pero el 29 de Abril, se produce uno de los acontecimientos más significativos de las armas orientales y que va a determinar un decisivo vuelco a favor de la campaña iniciada, el conocido “Abrazo del Monzón”, protagonizado por los compadres Generales Fructuoso Rivera y Juan A. Lavalleja.

Este último montó una celada a Rivera y logró capturarlo prisionero. Luego de una larga conversación, en la que aclararon actitudes anteriores, Rivera se sumó a los revolucionarios, hecho que tuvo un significado fundamental en la marcha de los acontecimientos, teniendo en cuenta lo que representaba el caudillo oriental en toda la campaña.
El 3 de Mayo, las fuerzas de Lavalleja toman Canelones y el 4 de Mayo se produce u hecho altamente simbólico, en el paraje conocido como “El Cerrito” próximo a Montevideo, las tropas orientales izaron la bandera tricolor (celeste, blanca y punzó). Pocos días después, el Coronel Leonardo Olivera ocupaba Maldonado, quedando aisladas y sitiadas las fuerzas imperiales en las plazas de Montevideo y Colonia, operación a cargo de los Comandantes Manuel Oribe y Juan Texeira de Queiroz, respectivamente.

Después de estos acontecimientos y por la actitud defensiva adoptada por las fuerzas brasileñas, el General Rivera se dirige al centro del país y establece su Cuartel General sobre el Río Yí, mientras que el General Lavalleja inicialmente establece el suyo en la barra del Río Santa Lucía Chico, trasladándose luego a la Barra del Arroyo Pintado.
Para legalizar el movimiento que de por si se daba por las armas, Lavalleja convoca a los diputados de los Cabildos de la campaña para constituir en Villa Florida un Gobierno Provisorio para la Provincia.
El mismo quedó instalado el 14 de Junio de 1824 en la Florida, siendo su Presidente Manuel Calleros, diputado por Colonia.

Lavalleja entrega al gobierno una “Memoria” donde expresaba los resultados obtenidos desde la cruzada a la fecha, enumerando las fuerzas y la distribución de ellas en el territorio, …
A su mando en el Cuartel General: 1000 hombres, igual número al mando del General Rivera en Durazno, una división de 300 hombres al mando del Teniente Coronel Queiroz sobre Colonia, una división al mando del Cap. Ignacio Oribe en Cerro Largo, otra al mando del Teniente Coronel Pablo Pérez sobre el Cebollatí, cuidando la frontera; además de destacamentos vigilando los movimientos de los brasileños sobre los ríos Uruguay y Negro.
En total un Ejército aproximado de 3000 hombres, bien armados y organizados.

Ese Gobierno Provisorio, adoptó como resoluciones iniciales, las siguientes:
Designación de Lavalleja como Brigadier General y Comandante en Jefe del Ejército y a Rivera Brigadier General e Inspector del mismo.
El 20 de Agosto de 1825 se instaló en la Villa de la Florida la Primer Sala de Representantes de la Provincia, elegida por los pueblos a convocatoria del Gobierno Provisorio.
Durante los meses de Julio a Setiembre no hubo hechos militares de significación, los que sí sucederán a partir de este mes.

Fragmento del capítulo “Las Armas Orientales sin Artigas”
Autor: Sergio Otegui, Revista El Soldado, pág. 42-45
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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