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Batallas y protagonistas de nuestro Ejercito.
#71
La Batalla de Las Piedras.


 Antecedentes.
La situación en España.
En 1808 las  tropas francesas invaden España y logran que el rey Carlos IV abdique en  favor de su hijo Fernando VII y a este a su vez en favor de Napoleón  quien luego cede el trono a su hermano José I, conocido como Pepe  Botella.
Estos hechos se conocen como las Abdicaciones de Bayona y crearon un vacío de autoridad en la España ocupada .
 Fernando VII a quien se suponía prisionero de las franceses estaba en  realidad disfrutando de una vida confortable en el Castillo de Valençay  en Francia.
La resistencia del pueblo español ante el monarca  extranjero originó la heroica Guerra de la Independencia española y se  organizó a través de Juntas locales y del denominado Consejo de  Regencia.
A su vez ante la inminencia de la invasión francesa la Corte Real de Portugal huyó y se refugió en Brasil.
 La situación en España , que luchaba por su propia subsistencia como  nación, fortaleció a los sectores autonomistas e independientistas en  las colonias españolas en América, es el comienzo de la decadencia del  sistema colonial.
La situación en el Río de la Plata.
Siguiendo lo que ocurría en España , en las colonias españolas también  se formaron Juntas de gobierno que pretendían el restablecimiento de  Fernando VII como rey y se resistían reconocer a José Bonaparte.
En estas Juntas también comienza a aparecer la voluntad de los criollos en autogobernarse.
 La Junta de Mayo de 1810, en Buenos Aires, si bien no era de carácter  independientista y propone el restablecimiento de Fernando VII, marca el  comienzo del derrumbe del andamiaje colonial español.
Francisco  Javier de Elío , español de pura cepa, designado Virrey por el Consejo  de Regencia, declara desde Montevideo , el 12 de febrero de 1811, la  guerra al gobierno de Buenos Aires surgido tras la Revolución de Mayo de  1810 :
“ … en uso de las facultades que el Rey me concede y me  autoriza la ley como Virrey, declaro por rebelde y revolucionario al  actual tiránico gobierno de Buenos Aires … los individuos que lo  componen serán tenidos por traidores y como tales tratados y juzgados “
 El entonces Capitán Artigas abandona el 15 de febrero de 1811 las  fuerzas españolas establecidas en Colonia del Sacramento y se dirige en  una larga cabalgata de tres semanas a ofrecer sus servicios a la Junta  de Buenos Aires, cada pueblo que va dejando tras de sí , queda en  completo estado de sublevación contra la autoridad virreinal.
Llega a  Buenos Aires el 6 de Marzo y ofrece sus servicios a la Junta  Gubernativa surgida en Mayo de 1810 tras derrocar al Virrey Baltasar  Hidalgo de Cisneros.
La Junta de Buenos Aires le designaTeniente  Coronel y promete ayudarlo con cinco mil pesos de los que le adelanta  solamente 200.
Son los comienzos de la revolución en la Banda Oriental.
 El Grito de Asencio , el 28 de Febrero de 1811, y la toma de Mercedes ,  marcan el inicio de un levantamiento general en la campaña . Siguiendo a  sus caudillos naturales nuestros paisanos se levantaron en armas contra  las autoridades españolas de Montevideo que habían adoptado una serie  de medidas de carácter fiscal para hacerse de recursos.
Artigas regresa de Buenos Aires y desde su Cuartel General en Mercedes el 11 de Abril emite una proclama a su ejército :
 "A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer ó morir  sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado  vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos  a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con  ignominia en afrentoso cautiverio."
Inmediatamente inicia la marcha hacia Montevideo.
 En Abril los rebeldes ocupan Florida , Trinidad, Paso del Rey, Colla  (actual Rosario ) ,Minas, San José, Santa Lucía, Melo, San Carlos y  Maldonado, a comienzos de Mayo ocupan Rocha y Santa Teresa.
Las fuerzas rebeldes confluyen hacia Montevideo.
La Batalla.
 Entre el 12 y el 16 de Mayo había llovido mucho, pasos y caminos  anegados dificultaban el movimiento de las tropas.El campamento de José  Artigas se encontraba sobre el Canelón Chico.
Desde Pando Manuel  Francisco Artigas informaba del movimiento de las fuerzas realistas que  habian salido de Montevideo dirigiéndose una partida hacia Sauce  mientras el grueso de las fuerzas al mando del Capitan de fragata José  Posadas se dirigia hacia el Canelón Chico.
Solo una parte de las  tropas de Posadas eran profesionales, otra parte eran presidiarios  indisciplinados y marinos de naves mercantes faltos de entrenamiento ,  ambos muy propensos al consumo de alcohol . Tan así era que Posadas  destina una partida que precediendo a la marcha de sus fuerzas obliga a  las pulperias y tabernas a cerras sus puertas no siempre logrando que  algunosde los integrantes de sus tropas se internaran en ellas.
Las fuerzas realistas buscaban interponerse entre las columnas de Pando y las de Canelón Chico.
 En la noche del 16 de Mayo Jose Artigas moviliza sus tropas en  dirección a Sauce y logra la incorporación de la columna de Manuel  Francisco Artigas pero no divisa al enemigo que se había replegado hacia  el pueblo de Las Piedras.
Poco antes del mediodía del 18 de Mayo empieza el combate al chocar las avanzadas de ambas fuerzas
 Fuerzas de caballería de Artigas, comandadas por el capitán Antonio  Perez, avanzan por el flanco derecho para atraer fuerzas enemigas y  luego desbordan hacia la retaguardia
El ayudante de Posadas , Juan Rosales , es capturado con parte de su fuerza de caballería.
 Artigas ordena a su hermano Manuel Francisco un movimiento táctico  envolvente para atacar la retaguardia enemiga y evitar su repliegue e  impedir su retirada.
Al verse atacado por un flanco y comprometida su retaguardia las tropas de Posadas se hacen fuertes sobre una lomada .
Artigas lanza entonces el ataque general dirigiendo su caballería hacia ambos flancos del enemigo .
 Posadas ante la imposibilidad de retirada trata de repeler el ataque  con una formación en cuadro ante lo cual las fuerzas orientales  embistieron directamente forzando al enemigo a la rendición  incondicional.
Segun el parte de la batalla elevado por José Artigas  a la Junta de Buenos Aires las fuerza españolas estaban compuestas por  unos 1230 hombres, entre ellos 600 de infantería , 359 caballos y 64  artilleros con cuatro piezas de artillería. siendo sus bajas 97 muertos,  61 heridos y 482 prisioneros incluyendo 23 oficiales.
Las fuerzas  artiguistas mal armadas , con pocos fusiles, boleadoras , lanzas de  medialuna , puntas de tijera de esquilar y dos cañoncitos de a 2 , eran  segun dicho parte unos 600 hombres de caballería y unos 400 de  infantería.
Las bajas patriotas fueron 20 muertos.
Entre los  combatientes que acompañaron a Artigas estaban dos notables , los  sacerdotes José Valentín Gomez y Santiago Figueredo " de los primeros  que avanzaron sibre las filas enemigas" dice el parte de Artigas , ambos  serán rectores de la Universidad de Buenos Aires. La victoria de  Las Piedras fue decisiva en sostener a la Junta de Buenos Aires que  venía sufriendo repetidos contrastes en el plano militar y permitió  pocos días después establecer el sitio de la ciudad de Montevideo.
 
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#72
Un año mas que al conmemorar la muerte de este heroe, el Ejercito conmemora El dia del Soldado

Capitan  Manuel Antonio Artigas

Manuel Antonio Artigas nació en Montevideo, el 28 de marzo de 1774, siendo sus padres Esteban Artigas, natural de aquella ciudad, y Ana López, porteña.  Contrajo matrimonio el 7 de junio de 1797, con Mariana Fernández, natural de Maldonado.  En 1801 se halla ocupado en la testamentaria de su padre siendo este último hermano del progenitor del famoso general José Gervasio de Artigas, que era primo hermano de Manuel Antonio.  El distinguido escritor argentino Manuel R. Mansilla,  en su obra “Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas”, nos dice de él que “la Revolución de Mayo lo tomó en Buenos Aires, ocupado en faenas mercantiles y con relaciones excelentes entre los nativos de corazón bien puesto y de pensamiento levantado.  Unido a French y Beruti por afecto y comunidad de ideas, perteneció al grupo agitador  de los Chisperos con que los nombrados dirigieron en el pueblo y los cuarteles el verdadero movimiento insurreccional que derrocó el poder de los virreyes; siendo, por consiguiente, de los que alcanzaron el mérito especial de la acción decisiva de los acontecimientos en los tres días críticos de mayo de 1810”.
 
La Junta designó a Manuel Antonio Artigas, capitán de la 6ª compañía del Regimiento “América”, habiéndole sido otorgada esta capitanía a propuesta del coronel Domingo French, encargado de organizar el nuevo Regimiento de Infantería, siendo los otros propuestos: Enrique Martínez, Vicente Dupuy, Elías Galván, Marcos Pudrán, Eusebio Valdenegro y otros distinguidos militares de la independencia, ascenso conferido el 27 de junio.
 
El 4 de setiembre de 1810, Manuel Belgrano, vocal de la Junta, era designado por ésta Gobernador y general “con el encargo de proteger los pueblos de la Banda Oriental y levantar en ellos nuevas fuerzas”.  Belgrano pidió que pasase a sus órdenes Manuel Artigas, el cual conjuntamente con el abanderado de su cuerpo pasaron el 20 de setiembre a disposición de aquel; el 28 tomaba Belgrano el mando de sus tropas en San Nicolás de los Arroyos y a fines de octubre empezó su marcha hacia Curuzú Cuatiá, llegando el 4 de diciembre a las costas del Paraná y el 15 a Candelaria, donde empezó a construir balsas y botes de cuero, una de aquellas para colocar un cañón de a 4 “con que batir los enemigos que estaban en el Campichuelo, que es un descampado que está casi al frente de este pueblo, en la costa Norte del Paraná”, según dice Belgrano en su Memoria.
 
Manuel Artigas se distinguió en la acción de Campichuelo, después de haber atravesado el Paraná, el 19 de diciembre de 1810.  En su Memoria, el general Belgrano elogia la actitud valiente de Artigas en el pasaje del río, así como también por su comportamiento en la acción, cuya “gloria corresponde a los oficiales ya nombrados” (Manuel Artigas, Manuel Espínola y Gerónimo Helguera).  Se distinguió también en el combate de Maracaná, el 6 de enero de 1811, así como también en la Batalla de Paraguary el día 19 del mismo mes, donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas, coincidiendo el contraste con el ascenso de Belgrano a brigadier expedido por la Junta el mismo día.
 
Derrotado nuevamente en Tacuarí, el 9 de marzo del mismo año, al día siguiente emprendió Belgrano su retirada, y antes de finalizar el mes de marzo, ya había repasado el Paraná con poco más de 700 hombres.  El 7 de marzo la Junta había ordenado a Belgrano atravesar el Uruguay y dirigirse a la Banda Oriental en calidad de General en Jefe.  Aquél llegó a la villa de Concepción del Uruguay el 9 de abril, habiendo ya llegado su vanguardia al mando de Martín Galain, a Soriano, villa que ocupó el comandante Miguel E. Soler.  Una vez que Belgrano vadeó el río Uruguay, estableció su cuartel general en Mercedes.
 
Manuel Artigas se distinguió en el combate del Paso del Rey, el 21 de abril, y pocos días después puso sitio a San José, después de haber atacado este punto el día 22, y reclamó urgentemente el auxilio de Venancio Benavídez el cual concurrió al llamado en la noche del 24 de abril de 1811.  Al amanecer del 25, ambos jefes patriotas atacaron la plaza, que estaba sólidamente defendida por 160 infantes y 2 cañones.  La desgracia quiso que una bala le hiriese de gravedad un pie, y curándose de esta herida en la casa frente a la cual cayera en el ataque, falleció el día 24 de mayo de 1811.
 
El 31 de julio de 1811, la Junta dispuso que los nombres del comandante Felipe Pereyra de Lucena y del capitán Manuel Artigas, se inscribieran en la Pirámide de Mayo, decreto publicado en “La Gaceta” del jueves 1º de agosto de 1811.
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#73
En homenaje a los COMANDOS DE MI PATRIA

INCURSION EN LAS ISLA DE LAS RATAS

El 15 de julio de 1811 un grupo de patriotas en el marco del sitio a la ciudad de Montevideo, tuvo por objeto destruir la bateria realista en la isla llamada "De las ratas" que formaba junto con la fortaleza del Cerro y los baluartes de la ciudad, el sistema de fuego de artilleria de la defensa de la plaza.

El objetivo era el polvorin que alli se encontraba para privar a los defensores y proveer de polvora a la artilleria de las fuerzas sitiadoras de Montevideo.

[Imagen: 320px-Plano_de_Montevideo_de_1813_%28detalle%29.jpg]
[Imagen: f1-141.jpg]
 
Tras la victoria patriota del 18 de mayo de 1811 en la Batalla de Las Piedras se inició el 20 de ese mes el sitio de Montevideo. La ciudad tenía muros de nueve metros de altura y seis de ancho, con cuatro bastiones rodeados por un foso. El sistema de defensa de la ciudad se completaba con la Fortaleza del Cerro, el Fuerte de San José del Real de San Felipe y Santiago y la isla de las Ratas, ubicada en la bahía, donde los realistas habían construido una batería, depósito de pólvora y un centro de detención. 
La nueva batería y sus fortificaciones, que contaban con diez cañones, seis de a 24, dos de 18 y 2 de 12, había sido diseñada el 15 de marzo por el brigadier José del Pozo y Marquy, Ingeniero Comandante de Montevideo.

Con 50 cañones y el control aún indiscutido del río, la ciudad era inexpugnable para un ejército sitiador de escasa artillería, por lo que las fuerzas al mando de Rondeau se limitaron fundamentalmente a asegurar el control de los accesos a la ciudad de manera que no pudieran proveerse de alimentos y agua (los pozos quedaban fuera de sus límites) más que por medio de su flotilla. Mientras, la artillería revolucionaria bombardeaba la plaza, de día con sus cañones y de noche con los morteros construidos por el ingeniero Ángel Monasterio.

[Imagen: f1a1.jpg]

El ataque
Cuando a mediados de año la falta de pólvora hacía prever el fin del bombardeo, se concibió un plan para efectuar una incursión a la isla de las Ratas. El proyecto fue concertado entre Rondeau y Soler y a los efectos de llevarlo a cabo se conformó una fuerza de setenta voluntarios, incluyendo los bogadores[2] procedentes de los diversos cuerpos que participaban del bloqueo. El mando de la infantería y el comando de la operación correspondió al capitán del Regimiento Dragones de la Patria Juan José Quesada, con el teniente de Dragones José Caparrós como segundo, mientras que el mando de los botes, provistos por pescadores del arroyo Miguelete, correspondía al teniente de Marina Pablo Zufriategui, quien tenía por segundo al piloto y ayudante interino de artillería Vicente Barbas.
La oficialidad restante la formaban el ayudante mayor de Milicias Patrióticas Ángel Mosqueira como práctico de la isla, el subteniente del regimiento de Regimiento de Pardos y Morenos Patricios Ramón Odosio y el aventurero Manuel Díaz Vélez.

El resto de los efectivos se componían de:

Regimiento de Patricios: 1 cabo y 8 soldados
Regimiento de Granaderos de Fernando VII: 1 sargento y 8 soldados
Regimiento N° 3: 1 cabo y 8 soldados
Dragones de la Patria: 1 cabo y 7 soldados
Pardos y Morenos Patricios: 1 cabo y 10 soldados
Artilleros 2 cabos y 12 soldados

En total, 7 oficiales, 1 sargento, 6 cabos y 53 soldados, 67 hombres de armas.
Las tropas se concentraron en el Caserío de las Filipinas, en las cercanías de la desembocadura del arroyo Miguelete, y allí se trasladaron los botes en carretas y con el mayor sigilo. El 13 de julio, día previsto para el asalto, se produjo una fuerte tormenta que obligó al general Rondeau a suspender la operación. Esa misma noche, la tormenta desprendió dos botes de la fragata española Ifigenia, uno de ellos de 22 remos, los que tras varar en Arroyo Seco fueron capturados por los patriotas.

Asalto a la Isla de las Ratas.

[Imagen: 320px-Montevideo_1813-C.png]

Con los nuevos botes y el más grande de los pescadores partieron el 15 de julio desde la Cala del Sastre (a la altura de playa Capurro), al norte de la ciudad sitiada, organizados en seis piquetes.
Antes de tocar las costas de la isla fueron detectados por un centinela quien les requirió el santo y seña. Quesada respondió que eran refuerzos enviados desde la plaza, con lo que dio tiempo a los botes de atracar, tras lo que las primeras líneas saltaron al foso sirviendo de escala a sus compañeros que sobre sus espaldas alcanzaron la muralla. El centinela finalmente dio la alarma y fue muerto con un disparo de fusil, lo que despertó al resto de la guarnición.

Los incursores iniciaron el asalto a la costa sin mayor resistencia. El Comandante de la plaza, capitán Francisco Ruiz, corrió con una pistola en una mano y una mecha encendida en la otra para dar fuego al cañón cargado a metralla que apuntaba al desembarcadero pero fue también eliminado a puñaladas, tras lo cual el resto de la guarnición se rindió.

Ante el poco espacio no se tomaron prisioneros, limitándose a transportar a los siete prisioneros que encontraron en la isla.
Tras cargar veinte quintales de pólvora (cerca de una tonelada), armamentos y correajes, se clavaron los diez cañones y partieron de regreso. A las cinco de la mañana arribaron a la costa, siendo recibidos en triunfo por el general Rondeau, quien solicitó para sus autores un escudo de honor, que el gobierno prometió pero no entregó.

Consecuencias

El ataque dejó temporalmente fuera de operación uno de los enclaves fundamentales del cerrojo defensivo de Montevideo. Por otra parte, la gran cantidad de pólvora obtenida fue de gran ayuda para las fuerzas bloqueadoras teniendo en cuenta su grave carencia y el hecho de que sus líneas de abastecimiento de todo aquello que no fuera provisto por la campaña oriental debía atravesar los ríos controlados en mayor o menor grado por la escuadra realista o sus escuadrillas de incursión. No obstante el mayor impacto fue moral y político. 

Así como representó un importante aliciente para las fuerzas bloqueadoras, reducidas hasta entonces a un papel pasivo en un operativo sin mayores acciones directas, para los españoles la conmoción ante la arriesgada y exitosa incursión fue grande y superior a los efectos militares. 
Tras el asalto a la isla de las Ratas, el Comandante General del Apostadero de Marina del Río de la Plata José María Salazar, cansado de ser despreciado en su carácter de autoridad reiteró su pedido de ser relevado del cargo a fin de volver a España. 

En carta del 21 de julio al Secretario de Estado del Consejo de Regencia de España e Indias tras informar de la "sorpresa" que hicieron sus enemigos en la isla de las Ratas, se quejaba de la conducta del virrey Francisco Javier Elío, lo que terminaría con la separación de Salazar.

En razón de las características del operativo, asimilable a las tácticas utilizadas por los comandos, por decreto Nro. 281/06 del Poder Ejecutivo del Uruguay se estableció el 15 de julio como "Día de los Comandos Orientales".
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#74
Batalla del Rincón
24 de Setiembre de 1825

[Imagen: 220px-Monolito_a_la_Batalla_del_Rinc%C3%B3n.JPG]

Luego del desembarco de los Treinta y Tres orientales en la playa de la Agraciada, se fue conformando un contingente de patriotas orientales, que constituyó el ejército cuyo objetivo era derrotar a las fuerzas ocupantes, el Imperio del Brasil, y obtener la independencia de la Banda Oriental de su dominio. Evidentemente, la incorporación más importante fue la del Gral. Fructuoso Rivera, “Don Frutos” como se solía llamarlo; que quedó a las ordenes de Lavalleja tras el denominado  “abrazo del Monzón” (por el nombre del arroyo en cuyas costas se encontraron ambos jefes). Rivera era sin duda el hombre que mejor conocía el territorio de la Banda Oriental hasta en sus mínimos detalles.

Los brasileños habían reunido un ejército de algo más de 700 soldados, comandados por los coroneles Mena Barreto y Jardim, y se dirigían al encuentro del grupo comandado por Lavalleja, el cual se encontraba acampado en Durazno.
Para el ejército brasileño resultaba de enorme importancia disponer de una gran cantidad de caballos que estaban concentrados en la estancia situada en la confluencia de los ríos Negro y Uruguay, en la zona llamada “Rincón de Haedo” -que era el nombre de quien había sido su propietario- o también “Rincón de las gallinas”, debido a que abundaba una especie autóctona de aves, las pavas de monte.


Rivera se propuso el objetivo de apoderarse de esas caballadas, lo que significaría un grave trastorno para la posibilidad de movilizarse del ejército brasileño, y en cambio aportaría iguales medios al oriental.
Con tal propósito, llevó a cabo diversas operaciones de distracción del ejército brasileño, con lo cual logró atravesar con sus 250 hombres el río Negro -utilizando unas pocas canoas- en el llamado “Paso de Vera”; procediendo a ocultarse en los montes aledaños al río durante toda la jornada del 23 de setiembre de 1825.
Mientras el grueso del ejército brasileño había sido alejado del lugar, en la madrugada del 24 de setiembre los combatientes de Rivera sorprendieron al pequeño grupo de centinelas que cuidaba de los caballos, a los que hizo prisioneros; y se aprestó a retirarse hacia el campamento de Lavalleja.


Sin embargo, pasadas las ocho de la mañana recibió aviso de que tres divisiones del ejército brasileño -desconociendo esas circunstancias- se aproximaban al Rincón con el propósito de tomar posesión de las caballadas.
Rivera organizó sus fuerzas en tres frentes, una al centro constituida por las fuerzas provenientes de Durazno que comandaba el Cnl. Julián Laguna, a la izquierda las milicias provenientes del Depto. de Soriano al mando del Cap. Miguel Sáenz, y a la derecha el propio Rivera comandaba el regimiento de dragones.


Destacó además una pequeña fuerza de 40 fusileros, al mando de los Caps. Gregorio Más y Manuel Benavídez, con la misión de adelantarse sobre la columna brasileña simulando ser un pequeño piquete de guerrilleros.
Conocedor preciso del terreno, Rivera logró que las tres columnas brasileñas se concentraran y debieran replegarse para caer en un terreno pantanoso -los llamados “bañados”- donde les era extremadamente dificultoso desplazarse.
En esa posición fueron atacados por el ejército de Rivera en pleno, que pese a su inferioridad numérica y de armamento, aprovechando la sorpresa y en medio de la confusión e inmovilidad que enfrentaron los brasileños, les infligió una grave derrota.


[Imagen: CombateRinconEstebanGarinoBlog.jpg]

Los soldados brasileños se replegaron en total desorden, siendo perseguidos por los orientales, quienes hicieron cientos de prisioneros incluyendo una veintena de oficiales y capturaron un importante parque militar, comprendiendo armas y municiones que fueron valioso aporte al ejército oriental; además de la caballada inicialmente capturada.
Entre las bajas brasileñas se contaron más de cien muertos y 300 prisioneros, amén de perder 189 carabinas . 167 sables ,164 pistolas y 7500 cartuchos.
El General Rivera en su parte de batalla dice : " Yo pensaba que llevabamos a retaguardia cuatro mil coraceros, según el valor y orden con que se presentaron nuestros soldados a la presencia del peligro. " Eduardo Acevedo, Manual de Historia Uruguaya Tomo I pag 418.


La batalla del Rincón constituyó un hecho de suma importancia en el desenvolvimiento de la campaña militar de Lavalleja y sus Treinta y Tres. Además de su significado estrictamente militar, que permitió al ejército oriental colocarse en excelentes condiciones para presentar batalla en Sarandí, fue notable por la importancia de la habilidad militar de Rivera en base a su profundo conocimiento del territorio.


Imagen : Acción de Rincón (Esteban Garino)
            Monolito recordatorio de la Batalla del Rincón.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
La Escuela Digital – Montevideo – Uruguay
Portal Revisionistas.
Mauricio Canabal en Historias de Uy y otras cronicas
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#75
Rincón, una gran victoria de Rivera.
Sin duda tenía grandes condiciones para planificar emboscadas y sorpresas a sus enemigos.
 
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#76
Batalla de Sarandí, 12 de Octubre de 1825.

[Imagen: 460px-6%29_12_de_Octubre_de_1825_-_Batal...arandi.jpg]


Al mando del teniente coronel Pablo Zufriategui; centro, a las órdenes del jefe de igual graduación Manuel Oribe; a la izquierda, dirigida por el general Rivera, y reserva, mandada por el coronel de milicias Leonardo Olivera; la artillería de los patriotas consistía en una pieza de a  4 mandada por el subteniente José Joaquín Olivera. 
La iniciativa de la lucha partió de los imperiales, que hicieron una descarga cerrada sobre los libertadores, causándoles algunas bajas; pero como estos permanecieron impasibles y firmes ante las balas del enemigo, los clarines imperiales tocaron a degüello, a la vez que los orientales al grito inolvidable de Carabina a la espalda y sable en mano, que acataron todos; y cuando apenas habían tenido tiempo los invasores de replegarse y desenvainar sus espadas, ya se vieron encima a sus contrarios, que deshicieron la línea enemiga sin que lograsen reorganizarla ni el valor de los más aguerridos, ni la jactancia de sus numerosos jefes, ni la pericia de sus envalentonados generales. 

El momento era supremo, del éxito de esta acción de armas dependía el porvenir del país, y he aquí la razón de que los orientales blandiesen sus sables con más denuedo que nunca y los mellasen y rompiesen en fuerza de tanto usarlos. Aunque breve, el combate se hizo encarnizado de parte a parte, luchándose más bien cuerpo a cuerpo que obedeciendo á reglas de orden y disciplina. Deshecha la línea de los enemigos, envueltos y arrollados por doquiera, atolondrados por aquella formidable carga, tal vez la más brillante de cuantas registra la historia militar de la República, su más completa y vergonzosa derrota no se hizo esperar, siguiéndose, por consiguiente, el triunfo de los soldados dé la buena causa, que dispuestos como estaban a preferir la muerte día ignominia de la esclavitud, lucharon con el heroísmo peculiar de los grandes corazones, para quienes no es sacrificio ninguno inmolar su existencia en aras de la libertad.

El lema de. la bandera de los Treinta y Tres, Libertad ó Muerte, no era, pues, una frase falaz y pomposa destinada a obtener prosélitos ilusos, sino que constituía todo un programa sintético de conducta, corroborada ya por los hechos en esta famosa batalla envuelta en nubes de gloria, como dice acertadamente cierto reputado poeta. La cuchilla del Sarandí, entre el arroyo de su nombre y el de Castro, en una extensión de campo que excedía de dos leguas, quedó cubierta de cadáveres de uno y otro bando, de gran cantidad de heridos y contusos, armas abandonadas, otras inservibles, pertrechos de guerra y numerosos caballos, cayendo prisionera una cuarta parte del ensoberbecido ejército imperial, que impotente para resistir a la bravura de los orientales y careciendo de tiempo para ponerse en salvo, se entregó, bien a su pesar, así como una fuerza de 400 soldados y 37 oficiales que había logrado hacer reaccionar y detener en la margen opuesta del Sarandi el teniente coronel Alencaster, quien se rindió con ellos a condición de ser tratados cual prisioneros de guerra, como así se hizo. 

En cuanto a los jefes Riveiro y González, huyeron cobardemente, librándose de caer en manos de los libertadores merced a la ligereza dé los caballos de carrera que montaban en previsión del resultado que sobrevino; y vadeando el torrentoso Yí en la balsa que inutilizaron, fueron á esconder su oprobio y vergüenza entre los suyos.

Las pérdidas de los orientales fueron insignificantes, pues ascendieron a 114 bajas, repartidas así: muertos 30 soldados y un oficial; heridos 70 soldados y 1 3 oficiales.
El ejército usurpador sufrió las siguientes: Soldados muertos 562 Id. heridos 133 Jefes y oficiales heridos y prisioneros 80 Soldados prisioneros 646 Tercerolas 1290 Sables útiles 8120 Id. rotos 200 Pistolas 694 Lanzas 50 Cananas 1,060 Cartuchos con bala 10,000 Caballada Toda
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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#77
Dicen que fue la batalla mas sangrienta. Se enfrentaron a veteranos de las guerras Napóleonicas en Europa
 
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#78
(10-13-2020, 12:12 PM)Krody2 escribió: Dicen que fue la batalla mas sangrienta. Se enfrentaron a veteranos de las guerras Napóleonicas en Europa

En teoría Ituzaingó fue mayor, pero tuvo menos bajas (ahí fue que peleó muy bien una unidad de austríacos-prusianos). 

Se ve que acá en Sarandí se dieron con todo...y fue una batalla "conclusa" que en Ituzaingó los brasileños abandonaron el campo. Y como sabemos el grueso de las bajas se da en las etapas finales de una batalla cuando finalmente una de las fuerzas cede y la otra arrolla.
-- Invencibles combatieron el 8 de febrero de 1846 --
 
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#79
¿Quienes o cuales eran los veteranos de las guerras napoleónicas en Sarandí?
 
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#80
(10-13-2020, 08:17 PM)Voluntario2 escribió: ¿Quienes o cuales eran los veteranos de las guerras napoleónicas en Sarandí?

Supongo brasileños/portugueses, no lo sé.

En Ituzaingó sí hubo, tenemos a Brandzen muerto en batalla y un contingente de Infantería de prusianos y austríacos al servicio imperial que combatió muy bien...fue la unidad en el Centro que seguía en el combate, resistiendo las cargas republicanas, mientras las alas brasileñas se replegaban.
-- Invencibles combatieron el 8 de febrero de 1846 --
 
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