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Apoyo humanitario y a la comunidad
Emocionada charla con niños maragatos sobre Congo y su orgulloso saludo en 60 dibujos
publicado por Pablo Fernández Acheriteguy 18 mayo, 2018


[Imagen: charla-congo-1170x657.jpg]


En pocas horas comenzará el relevo de los soldados uruguayos que se encuentran en Misión de Paz en la República Democrática del Congo. Un grupo de periodistas acompañará a los nuevos “Cascos Azules”. Se trata de un intenso procedimiento que implicará la movilización, en pocos días, de unos 800 soldados que regresarán a tierras americanas y otros 800 que por un año se integrarán al país congoleño.
Pero, para mí el viaje no comenzará cuando el avión de Etiopía Airlines, se eleve desde el Aeropuerto de Carrasco; en realidad, “mi viaje” comenzó hace varios días. También tengo muy claro desde ya, que ese viaje tampoco finalizará cuando vuelva a pisar suelo oriental.

Profundizar en la historia de Congo, su situación actual, superficie, población, cultura, idiomas, etnias, fue solo un frío arranque para llegar a descubrir un universo formidable, que tiene como protagonistas a los uruguayos. Una anciana emocionada, un puñado de niños y un grupo de militares, dan sustento al orgullo, la pasión y la esperanza. Todos uruguayos.

Esperando para ser atendido en una carnicería, junto a mí, una anciana hizo un extraño pedido: Lápiz y papel. Apoyada en la vitrina, algo garabateó, dobló presurosamente el papel y me lo entregó. Su hija, pertenece al Ejército Uruguayo y está en el Congo hace un año, trabajando diariamente con niños huérfanos. En tiempos de wathsapp y Facebook, un pedacito de papel firmado “Mamá”, tiene un valor incalculable para cualquiera. Seré un chasque, que además de entregar esa esquela en Goma, deberé cerrar su misión con un abrazo encargado por una madre. Muy orgullosa, la mujer me mostró en su celular las fotos y videos de su hija trabajando con los niños congoleños.

La maestra Adriana, del tercer año B de la escuela 45, levantó el brazo en gesto de silencio. Entre los 21 niños, ya sentados, se notaba un clima de expectativa. Con los ojos bien abiertos, siguieron con la vista a un hombre de uniforme camuflado que cruzó el salón. Un “Hola, ¿cómo están?”, alcanzó para romper el hielo, fueron dos horas de un intercambio magnífico de preguntas, reflexiones y hasta bromas. También hubo lágrimas y miradas muy emocionadas. Desde hace algunos días, ese grupo de niños maragatos viene preparando dibujos que en breve cruzarán el mundo y llegarán al Orfanato “Amour” en la ciudad de Goma. Allá a 9.000 kilómetros, un grupo de niños congoleños, también vienen preparando dibujos para sus “amigos” maragatos, según adelantó Fidéle Bahati, director del orfanato en un errático cruce de traducciones vía Messenger de facebook.

La caricatura de un perro llamado “Cimarrón”, permitió que el Teniente 1º Ricardo Viera desplegara toda su experiencia en el Congo, con un muy acertado estilo de comunicación ante los 21 niños de San José de Mayo. “Cimarrón” contó a los niños maragatos, paso a paso el viaje hasta la República Democrática del Congo, las tareas diarias en Misión de Paz y fue esbozando las características de aquel lejano país y su gente. Dibujos intercalados con fotografías, se sucedían en la pantalla y fueron pintando el panorama de un país maravilloso, que sufre las carencias por conflictos de larga data. Continuas interrupciones, con preguntas y reflexiones fueron dando agilidad a un intercambio fluido.

En ese salón, pasó de todo. Cuando preguntaron “¿de qué se alimentan?”, ante la repsuesta del Viera, que principalmente de porotos de todo tipo, una niña reflexionó en vosz alta, provocando la estridente carvcajada general: “¡¡¡Uy se deben tirar muchos p…!” (Así, solo dijo “p”… y alcanzó ). El militar respondió: “No sé, yo nunca escuché nada …”. También provocó la risa. Más adelante, surgieron otras preguntas, que demandaron respuestas desafiantes; preguntas tales como “¿Hay abuelos?” o “¿esos niños son felices?”. Esas preguntas demostraban que los niños estaban compenetrados en la información que se les había proporcionado por parte del Teniente y de dos periodistas que allí estábamos.

No se habló de la confrontación, ni de la violencia, ni de la precariedad social, sanitaria… todo se centró en los niños congoleños, sus escuelas, sus juegos, su vida cotidiana… Los niños se emocionaron mucho, al ver imágenes de niños juntando agua de una charca, de jugar con piedritas, se emocionaron de ver la extrema precariedad de un escuela, de los tablones que sirven de pupitres, de un derruido pizarrón sobre paredes con chapas de cinc y un piso pedregoso… Pregunta tras pregunta fueron explorando aquel lejano mundo y su atención ya estaba absolutamente focalizada en los niños congoleños. Todos tenían preguntas; aún con lágrimas en sus ojos, se aguantaron sentados y siguieron preguntando. Se emocionaron al ver a dos pequeñitos, prendidos a las piernas de un soldado uruguayo. Se rieron y suspiraron al verlos jugar y bailar

Cuando llegó el momento de cerrar, el orgullo en sus pechos fue palpable. Había llegado el momento de que nos entregaran los dibujos que con tanta dedicación han trabajado en estos últimos días. Eso fue maravilloso. Sus rostros explotaron, sus ojitos brillaron cuando se enteraron que en Goma, hay un grupo de niños como ellos, que también vienen dibujando para regalarles sus obras. Cuando pedimos para sacarnos una foto, todos juntos, salieron al patio corriendo sin importar la lluvia. Atinadamente, Maestra de por medio, volvimos al salón para sacar la foto grupal; se abrazaron y sonrieron para terminar con un fuerte aplauso y nuestro compromiso de volver, para entregarles los dibujos que se han ganado… viaja hacia Congo un cargamento de deseos, inocentes y de buena voluntad, que son semillitas de alegría para que crezca la paz. Seguramente, volverán muchos “gracias” en cada dibujito congoleño, entre garabatos pintarrajeados. Es su idioma, un lengua que los adultos deberíamos aprender “para no pelear más” según reflexionó con simpleza un niño de esta clase.

Big Grin Big Grin Big Grin
 
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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