09-08-2015, 03:15 AM
Sin margen para el error
En tiempos de explosiones en occidente en lugares públicos, Uruguay preparó a especialistas que son convocados cada vez que se menciona la palabra bomba
![[Imagen: desactivacion_bombas.jpg]](http://i163.photobucket.com/albums/t311/dani_rosi/desactivacion_bombas.jpg)
Foto: Ejercito Nacional
En los años 1960, con los tupamaros y el hoy presidente José Mujica integrando la guerrilla, el Ejército debió aprender rápido a desactivar explosivos en las calles.
El escenario cambió para Uruguay y hoy la amenaza de un ataque proviene más del fanatismo internacional que de otra cosa. El factor local por ahora aporta más falsas alarmas que bombas reales.
Lo cierto es que el país se preparó para una contingencia mayor y para ello especializó a grupo pequeño de militares en desarmar bombas de todo tipo.
Cinco oficiales al mando de un teniente coronel y un grupo de 14 subalternos forman parte de un escuadrón que sabe que no puede bajar la guardia. Cumplen uno de los pocos trabajos donde no se puede cometer un solo error.
El equipo es convocado cada vez que aparece un paquete sospechoso en cualquier parte del país.
Los llaman, llegan y se hacen cargo del lugar. Ven las decisiones de seguridad que tomó la Policía y dicen si hay que aumentarlas o no. Cortan calles, desvían el tránsito y determinan si hay que evacuar gente. Tienen mapas y deciden en minutos si hay que cortar el gas y la electricidad de una zona.
Según supo El Observador, el mecanismo de obtener la autorización para cortar el gas y la energía es complicado y no funciona lo rápido que quisiera el oficial que se mete en un traje especial para acercarse a una posible bomba.
Esos militares tienen una preparación especial y no todos logran entrar al grupo.
Si bien son pocos los interesados en formar parte del equipo –no más de cuatro por año–, la mitad no pasa la prueba. En 2014 solo dos personas pretendieron trabajar en la brigada y uno fue aceptado.
Destreza, estabilidad emocional, entrenamiento y aprender a actuar bajo tensión son parte de su vida.
La oficialidad –es la que va al frente dentro de un traje de protección–, luego de los cursos locales, se forma en el exterior. Concretamente se preparó en Estados Unidos, Inglaterra y España en cursos antiterrorismo que demandan hasta nueve meses.
En los últimos años, esos países fueron víctimas de grandes atentados contra edificios emblemáticos o estaciones de subte con miles de muertos. También se invitaron especialistas al país –vinieron americanos e israelíes–, para dar charlas al personal.
Las estadísticas de esa dependencia del Servicio de Material y Armamento indican que el equipo antibomba tiene pocas intervenciones a largo del año y en la gran mayoría de los casos son falsas amenazas.
El año pasado actuaron en 19 situaciones; recibieron otras siete amenazas por las que no tuvieron que salir del comando; y realizaron ocho operativos de seguridad para cerciorarse que estaba limpio un lugar donde estaría una personalidad extranjera.
En la presidencia de Tabaré Vázquez (2005-2010), la brigada revisó en el interior del país los lugares donde se reuniría el Consejo de Ministros. Se presume que con Vázquez de presidente otra vez los antibombas volverán a recorrer los departamentos.
Acción
Pero no siempre se trató de falsas alarmas. En diciembre de 2013 y en enero de 2014, cuando una banda de delincuentes robaba cajeros automáticos de bancos, un oficial de la brigada desactivó un artefacto incendiario en una camioneta que iba a ser activado mediante un celular.
También se recuerdan otras dos explosiones, aunque ellos llegaron luego de las detonaciones.
Una fue una granada encontrada cerca del excilindro de Montevideo, donde una niña resultó herida; y la otra explosión fue la que mató a una mujer en 2009 en el barrio Buceo, tras recibir una encomienda.
Las últimas intervenciones fueron en noviembre y en este mes de enero, cuando, alertados de una posible bomba cerca de la embajada de Israel, llevaron su robot. En ninguno de los casos hubo incidentes.
La misión del equipo se resume en una sola: “salvar vidas”, dijo a El Observador el teniente coronel Alfredo Larramendi, jefe de la Brigada de Explosivos del Ejército.
Equipos especiales, robots y rayos X
Además de la capacidad del personal, factor clave de la Brigada de Explosivos del Ejército (el grupo encargado de proteger a la sociedad de una bomba), ese equipo cuenta con tecnología que permite disminuir riesgos, aunque no se trata de la más moderna.
Tienen tres robots –uno de ellos está en mantenimiento– con los cuales se pueden acercar a un objetivo y dispararle. En el mercado, los más nuevos de esos robots tienen un costo cercano al medio millón de dólares.
La máquina cuenta con cámaras manejadas a distancia, un brazo y una especie de cañón con el cual, al ser disparado, se neutraliza la amenaza.
Otro elemento moderno son los trajes que utilizan los oficiales para protegerse, que en algunos casos tienen que llegar hasta la posible bomba.
El traje pesa entre 28 kilos y 36 kilos, dependiendo del modelo, y el más moderno dispone de un sistema de cañitos por el cual pasa agua fría para refrigerar a quien lo esté usando y pueda soportar dentro de este durante más horas.
Ponerse ese traje demanda unos tres minutos y se necesita de la ayuda de un auxiliar.
El traje fue diseñado para resistir una explosión de 8 kilos de TNT a dos metros de distancia. De ocurrir eso con el traje puesto, las posibilidades de sobrevivir son de de 99%.
De todas formas, las autoridades consideran “sobrevivir” a la posibilidad de quedar en condición vegetativa.
La brigada tiene, además, un software capaz de detectar partículas explosivas, el que permite saber a los funcionarios si están ante explosivos RDX, ante pólvora, C4 o TNT.
Además, tienen un escáner móvil con rayos X que les permite tener una idea de lo que hay dentro de un contenedor sospechoso.
Ello lo van viendo en una pantalla de manera similar a como se hace en los aeropuertos con los equipajes.
Por otro lado, la Brigada de Explosivos tiene inhibidores de frecuencia que anulan los celulares con los que se pueden detonar explosivos.
Otro de los elementos a su disposición es un tanque cilíndrico para transportar una bomba.
Esa tolva puede resistir hasta dos detonaciones de 5 kilos de TNT.
Finalmente pueden acceder a perros del Ejército entrenados para olfatear explosivos.
http://www.elobservador.com.uy/noticia/2...la-jornada
En tiempos de explosiones en occidente en lugares públicos, Uruguay preparó a especialistas que son convocados cada vez que se menciona la palabra bomba
Foto: Ejercito Nacional
En los años 1960, con los tupamaros y el hoy presidente José Mujica integrando la guerrilla, el Ejército debió aprender rápido a desactivar explosivos en las calles.
El escenario cambió para Uruguay y hoy la amenaza de un ataque proviene más del fanatismo internacional que de otra cosa. El factor local por ahora aporta más falsas alarmas que bombas reales.
Lo cierto es que el país se preparó para una contingencia mayor y para ello especializó a grupo pequeño de militares en desarmar bombas de todo tipo.
Cinco oficiales al mando de un teniente coronel y un grupo de 14 subalternos forman parte de un escuadrón que sabe que no puede bajar la guardia. Cumplen uno de los pocos trabajos donde no se puede cometer un solo error.
El equipo es convocado cada vez que aparece un paquete sospechoso en cualquier parte del país.
Los llaman, llegan y se hacen cargo del lugar. Ven las decisiones de seguridad que tomó la Policía y dicen si hay que aumentarlas o no. Cortan calles, desvían el tránsito y determinan si hay que evacuar gente. Tienen mapas y deciden en minutos si hay que cortar el gas y la electricidad de una zona.
Según supo El Observador, el mecanismo de obtener la autorización para cortar el gas y la energía es complicado y no funciona lo rápido que quisiera el oficial que se mete en un traje especial para acercarse a una posible bomba.
Esos militares tienen una preparación especial y no todos logran entrar al grupo.
Si bien son pocos los interesados en formar parte del equipo –no más de cuatro por año–, la mitad no pasa la prueba. En 2014 solo dos personas pretendieron trabajar en la brigada y uno fue aceptado.
Destreza, estabilidad emocional, entrenamiento y aprender a actuar bajo tensión son parte de su vida.
La oficialidad –es la que va al frente dentro de un traje de protección–, luego de los cursos locales, se forma en el exterior. Concretamente se preparó en Estados Unidos, Inglaterra y España en cursos antiterrorismo que demandan hasta nueve meses.
En los últimos años, esos países fueron víctimas de grandes atentados contra edificios emblemáticos o estaciones de subte con miles de muertos. También se invitaron especialistas al país –vinieron americanos e israelíes–, para dar charlas al personal.
Las estadísticas de esa dependencia del Servicio de Material y Armamento indican que el equipo antibomba tiene pocas intervenciones a largo del año y en la gran mayoría de los casos son falsas amenazas.
El año pasado actuaron en 19 situaciones; recibieron otras siete amenazas por las que no tuvieron que salir del comando; y realizaron ocho operativos de seguridad para cerciorarse que estaba limpio un lugar donde estaría una personalidad extranjera.
En la presidencia de Tabaré Vázquez (2005-2010), la brigada revisó en el interior del país los lugares donde se reuniría el Consejo de Ministros. Se presume que con Vázquez de presidente otra vez los antibombas volverán a recorrer los departamentos.
Acción
Pero no siempre se trató de falsas alarmas. En diciembre de 2013 y en enero de 2014, cuando una banda de delincuentes robaba cajeros automáticos de bancos, un oficial de la brigada desactivó un artefacto incendiario en una camioneta que iba a ser activado mediante un celular.
También se recuerdan otras dos explosiones, aunque ellos llegaron luego de las detonaciones.
Una fue una granada encontrada cerca del excilindro de Montevideo, donde una niña resultó herida; y la otra explosión fue la que mató a una mujer en 2009 en el barrio Buceo, tras recibir una encomienda.
Las últimas intervenciones fueron en noviembre y en este mes de enero, cuando, alertados de una posible bomba cerca de la embajada de Israel, llevaron su robot. En ninguno de los casos hubo incidentes.
La misión del equipo se resume en una sola: “salvar vidas”, dijo a El Observador el teniente coronel Alfredo Larramendi, jefe de la Brigada de Explosivos del Ejército.
Equipos especiales, robots y rayos X
Además de la capacidad del personal, factor clave de la Brigada de Explosivos del Ejército (el grupo encargado de proteger a la sociedad de una bomba), ese equipo cuenta con tecnología que permite disminuir riesgos, aunque no se trata de la más moderna.
Tienen tres robots –uno de ellos está en mantenimiento– con los cuales se pueden acercar a un objetivo y dispararle. En el mercado, los más nuevos de esos robots tienen un costo cercano al medio millón de dólares.
La máquina cuenta con cámaras manejadas a distancia, un brazo y una especie de cañón con el cual, al ser disparado, se neutraliza la amenaza.
Otro elemento moderno son los trajes que utilizan los oficiales para protegerse, que en algunos casos tienen que llegar hasta la posible bomba.
El traje pesa entre 28 kilos y 36 kilos, dependiendo del modelo, y el más moderno dispone de un sistema de cañitos por el cual pasa agua fría para refrigerar a quien lo esté usando y pueda soportar dentro de este durante más horas.
Ponerse ese traje demanda unos tres minutos y se necesita de la ayuda de un auxiliar.
El traje fue diseñado para resistir una explosión de 8 kilos de TNT a dos metros de distancia. De ocurrir eso con el traje puesto, las posibilidades de sobrevivir son de de 99%.
De todas formas, las autoridades consideran “sobrevivir” a la posibilidad de quedar en condición vegetativa.
La brigada tiene, además, un software capaz de detectar partículas explosivas, el que permite saber a los funcionarios si están ante explosivos RDX, ante pólvora, C4 o TNT.
Además, tienen un escáner móvil con rayos X que les permite tener una idea de lo que hay dentro de un contenedor sospechoso.
Ello lo van viendo en una pantalla de manera similar a como se hace en los aeropuertos con los equipajes.
Por otro lado, la Brigada de Explosivos tiene inhibidores de frecuencia que anulan los celulares con los que se pueden detonar explosivos.
Otro de los elementos a su disposición es un tanque cilíndrico para transportar una bomba.
Esa tolva puede resistir hasta dos detonaciones de 5 kilos de TNT.
Finalmente pueden acceder a perros del Ejército entrenados para olfatear explosivos.
http://www.elobservador.com.uy/noticia/2...la-jornada
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".