[Artiguista]

Otro hundimiento.

El “Montevideo” había sido un buque italiano, siendo su nombre original “Adamello”. Fue requisado por el gobierno en 1941 y asignado a la Administración Nacional de Puertos (ANP). Junto a este buque se requisaron también los mercantes daneses “Isaura” y “Christian Sass” y otro buque italiano: el “Fausto”, el cual también tendría un destino trágico.
El 17 de marzo de 1942, apenas diez días después del hundimiento del “Montevideo” nuestro gobierno en represalia incauta el carguero de origen alemán “Tacoma”, que se encontraba surto en nuestro puerto. Su tripulación es detenida y mantenida a bordo del citado buque, en lo que luego se constató como un error pues el 30 de julio de ese año, se descubre el sabotaje a la sala de máquinas por parte de los marinos alemanes. Los registros dan cuenta de la posterior extracción de la turbina principal y su envío y reparación a EE.UU. a quien luego se le arrienda simbólicamente el buque.

Días más tarde, el 1º de agosto de 1942, se produce un nuevo hundimiento de otro carguero de bandera nacional. El buque mercante “Maldonado”, ex “Fausto” es torpedeado en aguas internacionales por otro submarino alemán, cuando se dirigía hacia EE.UU. proveniente de nuestro puerto capitalino. Esta vez no hubo víctimas pero fue tomado prisionero su Capitán, Mario Giambruno, otro apellido que se repetiría en siguientes generaciones marineras. Este hundimiento tuvo características distintas y de los diarios de la época se han recogido también diferentes versiones de los sobrevivientes que permiten bosquejar el dramático suceso.

El submarino alemán habría estado cuatro horas siguiendo a nuestro buque, hasta que finalmente emergió en forma definitiva sobre la banda del “Maldonado”, requiriendo la presencia del Capitán. Con determinación y sangre fría, el C/C Mario Giambruno se tomó su tiempo para dar directivas fundamentales a sus hombres, ordenar el abandono del buque, indicar el rumbo hacia Bermudas la tierra más cercana, poner a recaudo los valores del buque y luego asumir con hidalguía, su incierto destino embarcando en el submarino alemán como prisionero. La tripulación de forma ordenada y expeditiva desembarcó en cuatro botes salvavidas. Luego de ello, con fuego de superficie desde una distancia de 60 metros, el submarino intentó hundir a nuestro mercante. Al no lograrlo se sumergió y luego de un tiempo de maniobra disparó un torpedo que dio de lleno en la banda del indefenso buque, hundiéndolo en contados minutos.

Otros náufragos, otros retornos.
49 tripulantes llevaba el “Maldonado”. Una vez más, una tripulación mixta de marinos militares y marinos mercantes. Prisionero el Capitán, la tripulación se dividió en cuatro embarcaciones menores que durante los dos primeros días lograron mantenerse relativamente juntas. Al tercer día al empeorar las condiciones del mar, las embarcaciones fueron inevitablemente separándose, hasta perderse de vista entre sí. Pasaron similares vivencias, similares riesgos y afortunadamente el denominador común fue el rescate sin pérdidas de vidas.

Submarino alemán U-510

El primer bote fue avistado por aeronaves en proximidades de Bermudas, quienes dieron aviso a un buque americano que inmediatamente acudió en su auxilio, rescatándolos y llevándolos hasta Hamilton, Bermudas. Fueron los primeros 13 sobrevivientes y propio de las limitaciones de las comunicaciones de la época, fueron ellos quienes avisaron a Montevideo de la tragedia, cuando ya había pasado más de una semana del hundimiento.

Dos días más tarde, se supo del rescate por parte de otro buque amigo de dos de los otros botes, desembarcando 22 hombres en Halifax, Canadá. Poco después aparecerían los últimos trece hombres, todos en un aceptable estado sanitario y finalmente, más de tres meses después del artero ataque, fue liberado su Comandante, luego de vivir una increíble odisea como prisionero, primero a bordo del submarino alemán y luego en una base nazi en tierra.

Historias del mar podríamos llamar a una serie de hechos anecdóticos. De los 49 náu- fragos del hundido “Maldonado”, cuatro eran sobrevivientes del anterior hundimiento del “Montevideo”. En efecto el Maquinista Laureano Arroyo, el Mro. José Leguizamón y los Foguistas Manuel Alfonso Nieto y Adolfo Galarza habían vivido la odisea del ataque al otro mercante uruguayo y habían salvado su vida. Más aún, para Manuel Nieto éste fue su cuarto naufragio. El primero fue en el Mediterráneo en un mercante de bandera nacional, durante la 1ª Guerra Mundial. Y luego años más tarde fue un accidente en el vapor griego “Panos”. Lo increíble es que después de su cuarto naufragio, igualmente volvió a embarcarse.


Lugar del hundimiento del vapor Montevideo