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Defensa de la ciudad de Paysandu
#5
DICIEMBRE 12

Una pequeña fuerza de infantería sale en protección de un piquete de caballería, que ha podido montar en los pocos caballos que nos quedan, mantenidos a grano y pasto seco, cuyo piquete lleva la orden de traer de las orillas del pueblo el ganado que regresar al pueblo escopeteándose con el enemigo, y el Baluarte de la Ley suelta algunos disparos. Con este motivo, se guerrillean las guardias.

El vigía hace señales de que los sitiadores se mueven .era para impedir que el piquete llevase a cabo su operación. El Coronel Piriz que la dirigía, tiene que regresar al pueblo. Además, Estomba sale con su Batallón y una pieza de protección de Piriz, cuyo refuerzo vuelve a la Plaza sin disparar un tiro, porque los sitiadores han hecho alto.
El piquete de caballería trae 4 bueyes, que es como si no trajese nada. El resto del día pasan sin sentirse mas que uno que otro tiro. Por la tarde entra en la Plaza la señorita Magdalena Pons, que ha conseguido penetrar por la esquina del Ancla Dorada burlando la vigilancia del enemigo.
Esta señorita trae comunicaciones del Gobierno, en las cuales se le avisa al General Gómez que el General don Juan Saa, con el Ejército de Reserva, ha marchado por orden superior en auxilio de la Plaza sitiada. Que por consiguiente, continúe sosteniéndose en ella.

Con este motivo, el General pide un Oficial práctico y de toda confianza para enviarlo en comisión. El Alférez Sánchez, del Escuadrón Raña, si la memoria nos es fiel, es designado por su Jefe el General. Esa misma noche el General lo mando llamar y le dijo:
- Mi alférez, ¿se anima usted a pasar esta noche, a pie y sin ser sentido, por entre las guardias enemigas?
El Oficial le contesto: - me animo a pasar, mi General, y haré todo lo posible para que no me sientan.
- Bien señor Oficial, siguió el Jefe de la Plaza, voy a confiar a usted una importante y arriesgada comisión.
- Ordene mi General, respondió el Alférez.
Entonces el General sacando una nota del bolsillo, le hablo así:
- El General Saa viene con su Ejército en protección de esta Plaza. Aproveche usted la oscuridad de la noche y arrastrándose por el suelo como la culebra, trate de que el enemigo no lo sienta, pues si lo siente y lo descubre, seguramente lo fusila.
Y dándole seis onzas de oro, agrego:
- Una montura, busque usted al General Saa y le entrega esta nota. Ahora marche usted a ganar otro galón.

La nota decía lo siguiente:
“Al señor Comandante en Jefe del Ejercito de Reserva General don Juan Saa. Señor General: el infrascrito, Comandante Militar al Norte del Río Negro, ha recibido aviso del Ministerio de Guerra, de día anterior. En la torre en marcha con el Ejercito de su mando en protección de esta Plaza. En consecuencia, pongo en su conocimiento que el día 6 del corriente mes ha sido bombardeada esta Plaza por la Armada Brasilera que se encuentra fondeada en este Puerto, y simultáneamente hemos sido atacados por el Ejército el traidor Venancio Flores, el que ha sido completamente rechazado con perdidas de gran consideración.
El Ejército rebelde cuenta con 3.500 a 4000 hombres de las 3 armas y con una batería de 6 piezas de artillería. Si el Ejército de Reserva que V.E. comanda no tiene fuerza para librar con éxito una batalla campal, convendría que contramarchara, pues indudablemente al ser sentido el vándalo Flores marchara a su encuentro. La Plaza tiene víveres sobrados para resistir un sitio de 2 meses, y la guarnición es más que suficiente para rechazar al Ejército enemigo, si nuevamente intentase atacarnos.
Dios guarde al señor General. Leandro Gómez.”

Por la misma señorita Magdalena Pons se ha sabido en la Plaza que la mayor parte de las familias que nos dejaron el 9, se encuentran atendidas y bien tratadas por el Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, habiéndoles dado carpas, ollas, platos, calderas y demás utensilios domésticos, así como zarazas, madràs, lienzos y otros géneros.

DICIEMBRE 13

El ejército sitiador sigue en su campamento. La guarnición alerta y pronta a combatir con igual valor al desplegado el 6 y diariamente.
La señorita Pons es despachada con correspondencia para Montevideo. Corre la noticia de que han llegado al Puerto algunas Hermanas de la Caridad, con el propósito de atender a los heridos de la guarnición. Dicese que con ellas esta el Vicario.
Por la tarde vemos venir del Puerto hacia la Plaza por la calle Real, un grupo al parecer de señoras con hábitos.
El grupo continúa acercándose y llega hasta 6 o 7 cuadras del portón Oeste. A esa altura cambia de dirección, volviendo una bocacalle, en ese mismo momento, de esa misma bocacalle, nos hace fuego una pieza que habían colocado allí los sitiadores.
Como los Guardias Nacionales creían que en aquel grupo venia el Vicario – siendo todo un ardid del enemigo – al percibir el fogonazo y sentir el estampido del cañón, gritaron subiéndose sobre la trinchera: -¡Ahí viene la bendición del Vicario!
Al punto se lleva al portón referido la pieza de a 8, que mando el Alférez Espilma, y mientras se cambian algunos cañonazos con la contraria, dos Compañías de la guarnición saltan fuera de las trincheras para apoderarse del cañón enemigo, pero advirtiendo este la maniobra, se retira a tiempo con su boca de fuego, y las compañías regresan a la Plaza sin avanzar mas terreno, por temor de ser cortadas.

DICIEMBRE 14

Todo sigue en calma completa. Vuelve a hacer fuego el cañón que los sitiadores han colocado en la calle Real, pero a mayor distancia que ayer.
Tiranse como 40 cañonazos de parte a parte, todos a bala rasa. Los Guardias Nacionales, al sentir el estampido de aquella, dicen: -“Ya vuelve a roncar el Vicario” con cuyo nombre han bautizado al cañón enemigo.
También distinguen perfectamente la diferencia de la detonación entre una pieza rayada y otra lisa, de modo que cuando sienten el silbido de la primera, distinto al de la otra, exclaman ruidosamente: -“Ahí viene una empapelada”.

DICIEMBRE 15

Observamos que los sitiadores presentan menos tropas que los días anteriores, pues no se ven más que las guardias y un cientos a cuatrocientos hombres.
Sale de la Plaza una fuerza de 500 hombres, que componen el Batallón Defensores, la Compañía de Areta, parte de la gente del Coronel Piriz y algunos Guardias Nacionales.
Los Jefes que marchan a su frente son el General Gómez, el Coronel Raña, el Comandante don Silvestre Hernández y el Teniente Coronel graduado don Belisario Estomba.
Esta fuerza avanza sobre el campamento enemigo, desplegada en guerrillas y con sus reservas correspondientes. Los sitiadores hacen una muy débil resistencia y huyen. Una de las cañoneras nos dispara 4 o 5 tiros, que no ofenden a nadie, pues siendo la parte de la costa de ese lado algo barrancosa, las balas Brasileras pasan por elevación.
Los sitiadores han corrido parte hacia el norte de la costa y parte hacia el río. Los de la Plaza recogen mucho armamento y cargan con cuantas ollas, calderas y otros enseres había en el campamento de los enemigos, a quienes hacen 3 muertos, ignorándose el numero de los heridos. Por nuestra parte tuvimos 2 heridos y 3 contusos.

[Imagen: paysandu_comandancia.jpg]
“Dulce et decorum est pro patria mori”
 
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Mensajes en este tema
RE: Defensa de la ciudad de Paysandu - Artiguista - 12-21-2015, 12:43 AM

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