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Los hombres grises
#7
CAPITULO 17

EL EXILIO : BRASIL

Mis contactos desaparecieron nuevamente. Resolví que no debía seguir arriesgando ser detenido, y que quería desarrollar una actividad política más amplia saliendo del país. Era una decisión difícil porque debía dejar abandonado nuestro comercio. No podía venderlo porque esto alertaría a los militares ante quienes debía presentarme cada 15 días. Era difícil porque debía partir hacia un destino incierto con mi esposa y mis tres hijos,la más pequeña apenas de unos meses. Pero era el deseo de nuevos horizontes y el comienzo de la desilusión con el comunismo ,cuyos desplantes dictatoriales donde gobernaba y la pedantería de sus militantes uruguayos aún en condiciones de clandestinidad (“somos los mejores e invencibles” era la actitud)comenzaban a minar mi fe en la “sociedad sin clases”.

Partimos hacia Brasil dejando todo atrás. En el camino en varias oportunidades vimos patrullas del Ejército que nos hicieron poner intranquilos. Al fin llegamos a la frontera. Pero había que pasar por la aduana uruguaya y entregar los documentos,lo cual podría traer contratiempos. Podría estar requerido ya. Según supe después los militares habían ido al salón y detenido a mi cuñado, a quien se lo había dejado. Tomamos un taxi y cruzamos la frontera sin hacer el trámite. Allí tomamos un ómnibus hacia Río de Janeiro. Recorrió lugares con paisajes maravillosos.Al fin llegamos a Río.Nos costó localizar las oficinas de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados).A la funcionaria que nos recibió, le dije que era un ex – preso político y le mostré materiales de la CNT y el PCU clandestinos que había llevado en mi ropa interior, para demostrar de algún modo que era un militante antidictatorial.

Nos aceptaron y enviaron a un hotel. El calor era asfixiante. Por las paredes de la habitacion corrían lagartijas. Los reptiles eran del tamaño de un ratón y sumamente desagradables. Pasamos una noche no muy tranquila allí. Al día siguiente nos llevaron a unas viviendas de la Iglesia Católica brasileña. Era una especie de “cantegril” con casitas de techo de zinc y un baño común. Una noche estabamos cambiando a la beba cuando del techo cayó sobre la cama una enorme lombriz,quedando enroscada. La comida la hacíamos en común. La mayoría de nuestros “vecinos” eran argentinos ,Montoneros, maoístas y del ERP.Huían de la matanza que hoy conocemos. También uruguayos del MLN y FARO. Fuimos convocados a una asamblea en una iglesia en la que se plantearon dificultades ,sobre todo creadas por un grupo de chilenos “lumpen”, desclasados como la mayoría de los “refugiados” de ese país, que podían cerrar ese camino de asilo.

Pedi la palabra e hice un vibrante discurso diciendo. “Vengo del Uruguay, huyendo del fascismo, la tortura y la muerte”, y continúe exhortando a impedir que se cerrara esa vía de escape a quienes desde la clandestinidad y las cárceles resistían el fascismo. Fui muy aplaudido. A la siguiente semana se realizó otra asamblea. En el interín había conocido a un comunista uruguayo. Se habló de crear un “comité de exiliados” y de elegir la directiva. El camarada me propuso, y para mi asombro un bosque de manos se levantó para votarme. Así integré la dirección de ese comité, siendo su secretario de actas hasta mi partida hacia Suecia
Semanas más tarde fuimos trasladados a un apartamento cerca de la playa de Copacabana, en la que teniamos una habitación para los 5 y en las demás habitaciones había uruguayos del MLN y FARO. La convivencia se hacía difícil. No es fácil para una familia compartir el baño y la cocina con otras muchas personas. Mientras, leía todo lo que caía en mis manos ,porque en Brasil había literatura marxista en abundancia.


En ella veía la creciente desilusión enla izquierda con el sistema soviético y aún con el castrista. Seguia oyendo Radio Berlín, y así me enteré de que habían llegado a Suecia la dirigente del PCU Ofelia Fernández y su compañero Santana. Más tarde nos mudamos a otro apartamento con sólo una pareja de uruguayos. Su niño sufría de incontinencia. Antes de dejar Brasil fuimos aún a otro apartamento con una pareja de montoneros argentinos. Un día vinieron a llevarse los muebles y asustaron mucho a los niños. Tuvimos que dormir en el suelo hasta partir. Fueron varios meses en Brasil, hermoso país, hasta que llegó la hora de partir. Pero antes tuvimos que pasar por el DOPS (Departamento de Orden Político y Social, la policía política) donde los agentes nos trataron con gesto de aborrecimiento. En ese trance trabamos contacto con varios “seispuntistas” que serían nuestros compañeros de viaje a Suecia. No teníamos pasaporte. Debíamos viajar con un documento provisorio de las Naciones Unidas,que acreditaba nuestra condición de refugiados.En el aeropuerto nos despidió el camarada y me obsequió el libro “El caballero de la esperanza”, con la biografía del líder comunista brasileño Luis Carlos Prestes. El documento de la ONU nos creó ciertas dificultades para pasar la aduana, pero al fin marchamos hacia el avión que nos llevaría hasta Dinamarca.

CAPITULO 18

EL EXILIO : MOHEDA

En el vuelo ibamos con varios seispuntistas,entre ellos el “ruso” de San Javier. Una tormenta hizo temblar y crujir al enorme avión de tres hileras de asientos. Pensamos que nos había llegado la hora,y con mi esposa cerrando los ojos nos tomamos de las manos. Pero por suerte la tormenta pasó y seguimos nuestro largo viaje hasta Copenhague.Al cruzar el Ecuador nos dieron un diploma con Neptuno y su tridente.
Al llegar a Dinamarca me volví el portavoz del grupo de uruguayos, ya que era el único que hablaba inglés fluídamente. Fue así como conseguí comida, duchas y lugares de descanso mientras esperábamos el avión para Suecia. Por fin partimos.

En el vuelo todos eran nórdicos, y por los parlantes se oían mensajes en sueco,dándonos la primera impresión de lo difícil que iba a resultar entender esa lengua escandinava. Compramos unos chocolates excelentes rellenos de avellanas, y mi inglés sirvió una vez más para conseguir leche para nuestra bebita. Nos acompañaba un muchacho de la UJC con el que perderíamos contacto luego de llegar a Suecia. Al llegar al aeropuerto de Vaxjo, y pasar la aduana,vimos un grupo de personas con un cartel que decía “bienvenidos”. Saludamos con los puños en alto. A los seispuntistas los esperaba un nutrido grupo de sus camaradas,entre los cuales estaba el “yuyo” de la Facultad de Agronomía.

A nosotros no nos esperaba más que la intérprete del campamento, una chilena. Nos llevaron en una camioneta por las calles bien iluminadas de una ciudad muy moderna y limpia. Al llegar al campamento, de cabañas muy bonitas, salió mucha gente a recibirnos. Pudimos reconocer a algunos que habían estado con nosotros en Río. Nos llevaron a una cabaña de madera muy amplia,con baño, living y tres dormitorios. Esa noche comenzó el desfile. Primero llegaron los seispuntistas,y les dije que era del partido comunista. Lo comunicaron a los camaradas, y vinieron inmediatamente “Fosforito” Zeballos,municipal, el “Filo” Yamandú Brum y una camarada que había llegado de Punta Rieles con Ofelia Fernández.
Charlamos hasta que quedé exhausto,contándoles de la resistencia a la dictadura en Uruguay. Cuando por fin me fui a dormir, fue increíble la comodidad de la cama y la enorme almohada suecas. Al día siguiente conocí a Ofelia Fernández y su compañero Santana, que había estado preso por vínculos con el MLN como yo (¿otro de la orquesta roja?) .Lo que empezó como una conversación terminó siendo un verdadero interrogatorio durante el desayuno,lo que me molestó, y les pedí que me dejaran comer tranquilo. Empecé a estudiar sueco y dada la intensidad con que abordé la tarea, y mi natural disposición para aprender idiomas, en poco tiempo tuve un dominio aceptable de esa lengua y comencé a servir de intérprete a los demás. Nos levantábamos muy temprano y estudiábamos textos de Arismendi como “Primavera popular en Nicaragua”.Nos visitaban exiliados de otros países,como el “negro Choche”, dirigente de la UJC que vivía en Hungría. Años después lo vería trabajando en “La República”.También un socialista que he visto como secretario de Tabaré Vázquez.(En 2014 veo que se llama Ariel Bergamino, es embajador en Cuba y será asesor de Tabaré Vázquez en su campaña electoral)

Participábamos en marchas contra Pinochet, y conjuntamente con los seispuntistas preparamos un acto para pedir la libertad de Sendic y demás dirigentes del MLN. Ahí me reencontré con Fernando Vázquez. Mientras tanto los suecos nos llevaban en bañaderas a visitar castillos y otros lugares históricos. Durante una semana hicimos una huelga de hambre por los presos políticos uruguayos en el edificio de la municipalidad de Vaxjo, con Ofelia y otros bolches.Carlitos Percovich nos visitó. La huelga salió en los diarios suecos.

Cuando llegué a casa Teresa me esperaba con un pollo, pero estaba tan pasado de hambre que no pude comerlo. Poco a poco empecé a darme cuenta de que Suecia era un lugar maravilloso :hermosas viviendas, alta capacidad de consumo, enorme libertad (más aún viniendo de una dictadura)y gran seguridad social.Y pese a ser un país capitalista estaba lleno de exiliados de los países socialistas,que contaban pestes de la URSS y los demás “estados obreros”.
Empezó también a molestarme el doble discurso de mis camaradas : por un lado hablaban pestes del capitalismo, pero aprovechaban hasta el último centavo que se les daba, y disfrutaban de los lujos “burgueses” como el mejor. Es más : engañaban a los suecos haciéndoles financiar como “culturales” publicaciones partidarias. Empecé a darme cuenta de que su corazón estaba en Moscú pero su cuerpo deseaba vivir en el capitalismo.

Otra cosa que me molestó fue la “cocina” que se hacía con los seispuntistas.Antes de hacer las asambleas de la colonia uruguaya,los lideres del PCU y los puntos se ponían de acuerdo sobre quién iba a hablar, qué iba a decir, y hasta en qué orden. Para los demás,parecían intervenciones espontáneas.Era realmente desagradable para los que estábamos “en el ajo” ver el desarrollo de esta comedia, ensayo de robotización.Nos llegaba “Desde Uruguay” y otras publicaciones del PCU que ya desde Brasil recibía de Edgar Paz. Empecé a tener mucha información sobre los países socialistas: el hambre, la miseria y la falta de libertades.

Esto, unido a la actitud de mis “camaradas” comenzó a desilusionarme. Sobre todo la actitud de “Filo”, yerno de dos dirigentes importantes del PCU, que hacía hasta ostentación de las revistas pornográficas que compraba, y que tenía en general una actitud consumista que no era lo que yo esperaba de los comunistas. Un día le pregunté a Ofelia Fernández por qué yo no conocía a Brum, siendo que todos los militantes de la UJC habían estado en contacto conmigo en alguna oportunidad. Me contestó : “es uno de los hombres grises del partido”.Ahí entendí : los hombres grises, los hombres del aparato armado,del ejército rojo, de las FARC uruguayas, listos a usar la violencia cuando llegara la hora. Un día Santana de muy mal modo me pidió que hiciera una carta para Arismendi con los nombres de todos los clandestinos del partido y oficiales militares que conociera. Me negué a dar una información que no sabía a donde iba a ir a parar, y eso no gustó nada.

Sumido en un mar de dudas , me alejé de la militancia partidaria,y comencé a dedicarme más a mi familia,a atender el desarrollo de mis tres hijos. Un día la esposa de “Filo”, hija del dirigente Lanza,vino a nuestra cabaña a pedir la “cotizaciòn” el aporte en dinero para el partido y me negué a dárselo. Otro día Eduardo Viera llegó desde Moscú a visitar a los comunistas del campamento, y no quise recibirlo. Me invitaron a varias charlas con dirigentes y fui sólo a algunas. A partir de ahí me declararon el boicot.

Ningún comunista me dirigió más la palabra. Fue algo horrible.Aquellos a quienes uno consideraba lo único importante en el mundo, con quienes había luchado por una revolución y construir un mundo mejor ni siquiera me miraban,como si estuviera muerto o no existiera :la “muerte civil”.Pero aún me esperaba lo peor.Una tarde, frente a mis hijos que estaban jugando,Yamandú Brum, “Filo” y otro comunista conocido como “Charabón” de apellido Suárez,me tiraron al piso y me patearon hasta casi matarme. Me patearon la cara brutalmente.Pensé que me habían vaciado los ojos. Cuando al fin dejaron de patearme corrí a pedir auxilio a los suecos, en la cabaña de la dirección. Mi cara estaba toda amoratada e hinchada. Me enviaron al hospital. Allí , intérprete por medio, me revisaron el cráneo y los ojos hasta que casi me desmayé, diciéndome que me habían deformado el iris, y que en el futuro podría tener consecuencias en la vista.

El director del campamento me dijo que hiciera la denuncia policial. Pero la fe, que se resistía a morir, me hizo contestarle : “ soy un antifascista , y no voy a denunciar exiliados a la policía”. Sin embargo, cuando dicho director les pidió explicaciones de su comportamiento, le dijeron que habían actuado así ¡ porque yo había amenazado con golpear a sus hijos! Con esta mentira pretendían justificarse conociendo el gran rechazo de los suecos al maltrato infantil. Es muy difícil de explicar el vacío que se siente cuando una fe comienza a morir. Cuando uno ha dedicado lo mejor de su juventud y de su vida a ello, ha estado en las cárceles, ha sido torturado,está lejos de su patria y en todo momento ha estado dispuesto a morir por una idea que se demuestra falsa.

Pero la fe se resiste a morir.Durante el tiempo en que mis agresores estuvieron en el campamento me mantuve al márgen de toda actividad,pese a la insistencia de algunos seispuntistas como el cantante Aníbal Sampayo y el ingeniero Lauro Salles (fabricante de armas tupamaras)a quienes conocía del penal. Querían reclutarme. Pero sí no era del PCU ya, no iba a ser de una sucursal neocomunista como era el "26" seispuntista que acababan de crear en acto al que asistí, así como a la fundación de "Pioneros José Artigas" Cuando mis torturadores bolches se fueron, comencé a participar en las asambleas del comité de exiliados uruguayos y llegué a presidirlo, ahora en carácter de “independiente”. Pero algo había muerto dentro de mí, un fuego que nunca volvería a encenderse : la fe en el comunismo.

Big Grin Big Grin Big Grin
 
"Mas vale ser aguila un minuto que sapo la vida entera".
 
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