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Los Conquistadores I
#2
(III)     Retrato de los Conquistadores

            La Conquista comprende el período que va desde 1492 a 1573, año este último en que fue abolido este término por el rey Felipe II, reemplazándolo por la palabra "pacificación".
            La conquista era una tarea dura y fue emprendida por lo general por hombres jóvenes. Vean algunos ejemplos: Francisco de Orellana tenía 16 años al embarcar hacia América, 24 al acompañar a Pizarro y 30 al dirigirse a explorar el Amazonas; Domingo Martínez de Irala tenía 26 al llegar al Río de la Plata y el escritor Ulrich Schmidel, que los acompañó, 25 años; Hernán Cortes tenía 33 años al comenzar la conquista de México en 1518; Gonzalo Jiménez de Quesada, 27 años al explorar Colombia en 1536. Otros eran maduros: Alvar Núñez Cabeza de Vaca tenía 37 años al emprender su caminata por américa del Norte y 50 al cruzar la selva para dirigirse hacia Asunción; Pedro de Mendoza tenía 48 años al partir hacia el Plata; Diego de Almagro tenía 49 años al acompañar a Pizarro a Perú en 1524; el propio Francisco Pizarro tenía 46 años al comenzar la conquista del Imperio Inca: sus soldados y enemigos lo veían como un viejo.
           
            Los Conquistadores no provenían de la nobleza: solamente un 30% de ellos eran hidalgos. El resto provenía de las clases más bajas y buscaban aventuras o un medio para ascender en la sociedad.
            La disciplina era brutal y la relación entre soldados y jefes muy verticalista. A pesar de ello, los soldados veían a sus jefes como héroes y figuras de leyenda.
            Los Conquistadores españoles eran hombres duros, valientes e implacables, orgullosos y con una confianza total en sus propias capacidades militares, confianza que habían ganado en décadas de combates contra musulmanes y franceses. Muchos de aquellos hombres, provenientes de los ejércitos del Gran capitán, eran muy celosos de su honor personal y de su reputación bélica.
Por ello, no les arredraba verse superados en número en cantidad de 20 a 1 o de 50 a 1, como ocurrió en numerosas ocasiones: simplemente atacaban con sus espadas y lanzas, sacando toda la ventaja que les permitían sus caballos, armaduras y armas de hierro. Era lo corriente para hombres que exigían los puestos más peligrosos durante las batallas europeas.
Pero aunque eran soldados de primera,  y muy disciplinados, eran difíciles de manejar en el trato si éste no se hacía con cuidado, como descubrieron sus Jefes en varias ocasiones. Eran hombres que tildaríamos de pendencieros, y no eran raros los duelos por honor, como ocurrió entre dos oficiales antes del combate de San Gabriel (1573), en nuestro territorio.
Por lo general, la tropa no se amotinaba, aunque la codicia y el desenfreno por el oro y la plata llevó al enfrentamiento de españoles contra españoles.
A la vez, los soldados mantenían su moral de combate con una inquebrantable religiosidad. Sus jefes no dudaban en hacer arrodillar a sus tropas para rezar antes de combatir, o hacer una oración por Santiago, santo patrón de España. tampoco era raro que se celebrasen misas antes de los combates, y la tropa contaba con capellanes para su oruientación religiosa.
 
            Pero ni la religiosidad ni el celo por el honor propio se traducían en celo ni respeto por el enemigo, El mismo valor de los españoles se transformaba en ocasiones en desprecio y brutalidad con los indígenas, como lo reconoce el aventurero alemán Ulrich Schmidel, que llegó al Plata con Pedro de Mendoza: "Los susodichos querandíes nos trajeron alimentos diariamente a nuestro campamento, durante catorce días, y compartieron con nosotros su escasez en pescado y carne, y solamente un día dejaron de venir. Entonces, nuestro capitán don Pedro Mendoza envió enseguida un alcalde de nombre Juan Pavón, y con él dos soldados, al lugar donde estaban los indios... Cuando llegaron donde aquellos estaban, el alcalde y los soldados se condujeron de tal modo que los indios los molieron a palos y después los dejaron volver a nuestro campamento" (1)
            La brutalidad de los Conquistadores no conocía límites. Cerca del año 1540 Alvar Núnez Cabeza de Vaca, contrariado por lo que juzgó falta de apoyo de los indios Surucusis ordenó que sus tropas viajasen "hacia una isla situada a cuatro leguas de camino de donde estábamos, y al llegar a esa isla, debíamos matar y cautivar a los Surucusis, matando a todos los varones adultos. Cumplimos el mandato de nuestro capitán y así los hicimos; cuando hablé antes de los Surucusis habéis visto que nos habían recibido, y ahora véis como nosotros les dábamos las gracias. Eso fue una mala acción. Cuando llegamos hasta los Surucusis con toda nuestra gente [150 españoles y 2000 carios], éstos salieron desprevenidos de sus casas y se nos acercaron sin armas, sin arcos ni flechas, en forma pacífica. en esto empezó una discusión entre Surucusis y Carios. Cuando oímos eso, disparamos nuestros arcabuces, matamos a cuantos encontramos y cautivamos como dos mil entre hombres, mujeres, muchachos y chicos, y luego quemamos su aldea y tomamos cuanto allí había" (2).
 
            Mientras gentes como Cabeza de Vaca cometían estas brutalidades, los Conquistadores más exitosos dieron muestras de gran inteligencia, pues fueron hábiles para explotar las diferencias entre los propios pueblos indígenas, apoyando a uno de los bandos en una guerra civil (como ocurrió en la derrota del Imperio Inca entre 1524 y 1535), utilizando los servicios de los pueblos sometidos (como ocurrió en la derrota del Imperio Azteca entre 1518 y 1523 y con los Charrúas usados por los portugueses) o reclutando a los indígenas cristianizados (como ocurrió con los guaraníes en los combates contra los Mamelucos y Bandeirantes de San Pablo y en la toma de la Colonia del Sacramento en 1680).
 
            Pero una cosa era explotar las diferencias entre los miembros de una civilización similar a las de la Edad de Bronce -como era el caso de Aztecas e Incas- con un gobierno, funcionarios y normas establecidas y otra bien distinta intentar reducir a gentes que vivían en la Edad de Piedra, como era el caso de los indíegenas del Río de la Plata. El intento de conquista por la fuerza de nuestro territorio -como veremos más adelante- les causó mayores bajas a los españoles, en proporción a la cantidad de indígenas existentes, que las de México y Perú
 
Citas:
 
(1) Ulrich Schmidel; Viaje al Río de la Plata; Ediciones Nuevo Siglo; Argentina; 1995; pág. 17.
 
(2) Idem; pág. 77 y 78.
 
Otras fuentes:
 
Prof. Jesús García Tolsá; Dr. Manuel Riu Riu: Dr. José Cepeda; Lic. Pablo Hernández y otros;
Nueva Historia Universal; 6 Tomos; Ed. Marín; Barcelona; 1968
 
Wikipedia;
Gonzalo Fernández de Córdoba;
http://es.wikipedia.org/wiki/Gonzalo_Fern%C3%A1ndez_de_C%C3%B3rdoba
 
Wikipedia;
Tercio
http://es.wikipedia.org/wiki/Tercio
 
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Los Conquistadores I - danny - 10-04-2015, 01:59 PM
RE: Los Conquistadores I - danny - 10-04-2015, 02:01 PM
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