10-13-2015, 10:09 PM
El milagro de los Andes
Vuelo 571 de la Fuerza Aerea Uruguaya, 13 de octubre de 1972
![[Imagen: 0_zpsaoffeyjf.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/0_zpsaoffeyjf.jpg)
El 13 de octubre de 1972 un avión Fairchild Hiller FH 227 de la FAU con 40 integrantes del equipo uruguayo de rugby Old Christians y cinco tripulantes cayó en la Cordillera de Los Andes.
De las 45 personas en el avión, trece murieron en el accidente o poco después (entre ellos 4 de los 5 miembros de la tripulación); otros cuatro habían fallecido a la mañana siguiente, y el octavo dia, murió una pasajera debido a sus lesiones.
Los 27 restantes tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales de supervivencia en las montañas congeladas, aún en plena época de nevadas, en medio de la primavera austral.
![[Imagen: 2_zpsxlzuczwl.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/2_zpsxlzuczwl.jpg)
A 16 días ya de la caída, una nueva tragedia se cernió sobre el resto del avión y sus ocupantes. En la noche, a eso de las 23:00 un alud se deslizó y sepultó los restos del Fairchild FH-227D, ingresando por el boquete de la parte posterior, arrasando el muro provisional y sepultando a quienes dormían en su interior, salvo a un joven, Roy Harley, quien desesperadamente comenzó a cavar en busca de los que yacían bajo la nieve. Pese a los desesperados intentos de rescate por sus compañeros, ocho personas murieron asfixiadas bajo la nieve, incluyendo al capitán del equipo Marcelo Pérez y al último pasajero de sexo femenino.
El grupo pudo sobrevivir durante 72 días y no morir por inanicion gracias a la decisión grupal de alimentarse de la carne de sus compañeros muertos , quienes estaban enterrados en las afueras del fuselaje.
No fue una decisión fácil de tomar, y en un principio algunos rechazaron hacerlo, si bien pronto se demostró que era la única esperanza de sobrevivir, muchas consideraciones pasaron por el tema religioso.
Fueron rescatados gracias a que decidieron enviar una partida en busca de auxilio, encontrando esta a un arriero chileno quien dio cuenta a las autoridades de estos sobrevivientes.
Vuelo 571 de la Fuerza Aerea Uruguaya, 13 de octubre de 1972
![[Imagen: 0_zpsaoffeyjf.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/0_zpsaoffeyjf.jpg)
El 13 de octubre de 1972 un avión Fairchild Hiller FH 227 de la FAU con 40 integrantes del equipo uruguayo de rugby Old Christians y cinco tripulantes cayó en la Cordillera de Los Andes.
De las 45 personas en el avión, trece murieron en el accidente o poco después (entre ellos 4 de los 5 miembros de la tripulación); otros cuatro habían fallecido a la mañana siguiente, y el octavo dia, murió una pasajera debido a sus lesiones.
Los 27 restantes tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales de supervivencia en las montañas congeladas, aún en plena época de nevadas, en medio de la primavera austral.
![[Imagen: 2_zpsxlzuczwl.jpg]](http://i1168.photobucket.com/albums/r482/Artiguista/2_zpsxlzuczwl.jpg)
A 16 días ya de la caída, una nueva tragedia se cernió sobre el resto del avión y sus ocupantes. En la noche, a eso de las 23:00 un alud se deslizó y sepultó los restos del Fairchild FH-227D, ingresando por el boquete de la parte posterior, arrasando el muro provisional y sepultando a quienes dormían en su interior, salvo a un joven, Roy Harley, quien desesperadamente comenzó a cavar en busca de los que yacían bajo la nieve. Pese a los desesperados intentos de rescate por sus compañeros, ocho personas murieron asfixiadas bajo la nieve, incluyendo al capitán del equipo Marcelo Pérez y al último pasajero de sexo femenino.
El grupo pudo sobrevivir durante 72 días y no morir por inanicion gracias a la decisión grupal de alimentarse de la carne de sus compañeros muertos , quienes estaban enterrados en las afueras del fuselaje.
No fue una decisión fácil de tomar, y en un principio algunos rechazaron hacerlo, si bien pronto se demostró que era la única esperanza de sobrevivir, muchas consideraciones pasaron por el tema religioso.
Fueron rescatados gracias a que decidieron enviar una partida en busca de auxilio, encontrando esta a un arriero chileno quien dio cuenta a las autoridades de estos sobrevivientes.
“Dulce et decorum est pro patria mori”