Reemplazo C-130Bs - Versión para impresión

Cuarenta y siete años después del aterrizaje del primer C-130 Hercules en la Base Aérea de Zaragoza, ha llegado la hora de decir adiós a nuestros veteranos Dumbos del Ala 31. Su versatilidad y flexibilidad han permitido al Ejército del Aire llevar a cabo una gran variedad de misiones por todo el mundo, sacando todo el partido de este excelente avión de transporte. Tras su primera misión en apoyo de la Cruz Roja española en Mali y Níger, en febrero de 1975, el Ala 31 fue incrementando su hoja de servicios en todo tipo de operaciones, desplegando en zonas de conflicto como la antigua Yugoslavia, Irak o Afganistán, o llevando a cabo vuelos de apoyo en emergencias y catástrofes naturales por todo el mundo. Los T-10 han sido siempre una imagen reconfortante para nuestras tropas por su constante presencia en el despliegue, sostenimiento y repliegue de los contingentes de las Fuerzas Armadas en el exterior, muestra de la decidida y esencial contribución del EA a la acción conjunta. Nada hubiese sido posible sin la entrega permanente y la profesionalidad de todos los hombres y mujeres del Ala 31, que han conseguido mantener unos índices de operatividad excepcionales a lo largo de los años, reflejada en sus más de 210000 horas de vuelo y dos millones y medio de horas de mantenimiento. En todas ellas ha estado siempre presente la cultura de seguridad de vuelo que preside todas las operaciones aéreas del EA, como muestra el hecho de que la unidad haya sufrido un único accidente con víctimas mortales, en 1980 en la isla de Gran Canaria, a las que dedicamos un emotivo recuerdo. Tras marcar una época irrepetible en la aviación de transporte española, ha llegado el momento de despedir a los T-10, cuya vida operativa en el EA alcanzará su fin con la firma del Hito 8 y la consiguiente baja en el inventario. Aun así, el buen estado en que siguen las aeronaves, consecuencia de la excelente labor de mantenimiento realizada por el personal del Ala 31, permitirá enajenar algunas unidades a otros países, por lo que nuestros Hercules seguirán surcando los cielos algunos años más. Pero la vida sigue, y el Airbus A400M ha tomado ya el relevo del C-130. Desde la entrega del primer avión, a finales de 2016, el EA cuenta con un avión de transporte de nueva generación, fruto de un programa de cooperación multinacional, cuyas capacidades le permiten doblar la cantidad de carga que transportaba su predecesor, en una bodega cuyas dimensiones harán posible transportar los nuevos NH90 e incluso, como ya se ha comprobado, un F-18. Más peso, más volumen, más personal, más lejos o, como reza el lema del Ala 31, «Lo que sea, donde sea y cuando sea». Además, en tanto se decide la adquisición de nuevos medios estratégicos como el MRTT, el A400 permitirá seguir contando en el EA con un avión de reabastecimiento en vuelo, un multiplicador de fuerza capaz de suministrar combustible a cazas, helicópteros u otros aviones de transporte para aumentar su permanencia y alcance. La incorporación del A400M ha traído consigo novedades también en el terreno organizativo y de formación, iniciando la aplicación de la normativa de publicaciones españolas de requisitos de aeronavegabilidad militares (PERAM), que ha tenido y tendrá efectos profundos en la gestión y la calidad del mantenimiento. Sus primeros éxitos se deben al esfuerzo y la perseverancia de muchos miembros del EA, que han implementado el sistema viendo en él una apuesta de futuro. Más allá de su dimensión militar, el A400M ha supuesto otra historia de éxito de la industria aeroespacial europea y nacional que, en el caso de España, ha permitido además que la planta de montaje se ubique en Sevilla, aportando riqueza y empleo de calidad a una ciudad que lleva más de cien años vinculada a la aviación. Al «cortar motores» por última vez, agradecemos al C-130 Hercules los servicios prestados, llevando por todo el mundo el emblema del Ejército del Aire, a la vez que afrontamos una vez más el futuro con optimismo e ilusión, pues toma el relevo el A400M, sin duda un digno sucesor.