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En uu día como hoy pero de 1945, la RAF hunde el transatlántico y buque prisión alemán SS Cap Arcona. 
Cinco mil prisioneros aliados, que acababan de ser reubicados del campo de concentración Neuegamme, murieron. 
Esto sucedió tres años antes de que el barco sirviera de escenario para la película de propaganda alemana Titanic.

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https://en.m.wikipedia.org/wiki/SS_Cap_Arcona

También aviones Beaufighters de la RAF operando sobre aguas danesas el 3 de mayo de 1945 atacaron tres barcos de la Compañía Asiática Oriental, los  SS Java, Jutlandia y Falstria amarrados en Slotø cerca de Nakskov. El 65 Sqn Mustang volaron junto a ellos para darles cobertura superior. 
Evaluación de posguerra de la efectividad del ataque en las fotos

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A las 17:49 hora de Santa Elena (14:49 hora de Uruguay) del Sábado 5 de Mayo de 1821 (hace hoy 200 años) fallecía en Longwood House -isla de Santa Elena- Napoleón Bonaparte.

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STALINGRADO: La curiosa historia de la casa PAVLOV

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Posted on  julio 11, 2012 in Frente del EsteSegunda Guerra Mundial by Javier Veramendi B


El 27 de septiembre de 1942, mientras Stalingrado rugía y se desmoronaba en medio de la batalla urbana más bárbara de la guerra hasta entonces, un pequeño grupo de 24 hombres pertenecientes al 42º Regimiento de la 13ª División de Guardias, dirigidos por el Sargento Yakub Pavlov, tomó al asalto uno de los edificios que daba a la plaza del 9 de enero. El ataque fue un éxito, pero pronto el pequeño grupo quedó rodeado por fuerzas alemanas muy superiores. A partir de entonces se inició una resistencia increíble.

[Imagen: Stalingrado-centro-copia2-1024x491.jpg]

La posición en la que se habían establecido aquellos soldados de la guardia, pertenecientes a más de diez nacionalidades distintas de las que componían la unión soviética, era de extraordinaria importancia, pues desde allí se podía batir tanto la plaza como las calles que se extendían hacia el norte y hacia el sur de la posición.

Gracias a un fusil anticarro, emplazado en la azotea, los defensores pudieron causar daños muy graves en los carros alemanes que se internaban en la plaza, y los morteros y ametralladoras pesadas que disparaban desde las plantas más bajas causaron estragos entre las fuerzas alemanas que, una y otra vez, trataron de recuperar el edificio sin éxito. A pesar de los muchos contraataques que sufrieron, el pequeño grupo de Pavlov resistió en su posición durante 59 días: del 27 de septiembre al 24 de noviembre.

Pavlov y sus hombres se convirtieran en héroes con rapidez, y antes de que acabara la batalla por la ciudad la propaganda oficial del régimen soviético loaba repetitivamente la excelente relación entre aquellos soldados de diversas nacionalidades tanto como su increíble resistencia, siendo tan pocos, contra el poder ofensivo de la Wehrmacht.

[Imagen: Pavlov.jpg]El Sargento Pavlov
Sin embargo la realidad ha dado un enfoque un tanto distinto a esta historia.

Michael K. Jones, en sus trabajos para el libro “Stalingrad, how the Red Army Tiumphed”, entrevistó a un tal Grigori Potovski (uno de los últimos supervivientes de los hechos), el cual testimonió: “Nunca fuimos menos de 70 defensores, y a veces más de cien… En realidad, la guarnición era rusa en gran mayoría y las relaciones con los de las demás repúblicas estaban lejos de ser fáciles”.

[Imagen: Casa.jpg]La Casa Pavlov, tras la batalla

Esta entrevista no ha sido la única en poner la historia en entredicho. Otros estudios, como el de Jean Lopez “La Bataille Pour Stalingrad”, también introducen algunos cambios en la historia oficial:

–  Para empezar no hubo tal asalto, sino una infiltración, que fue llevada a cabo aprovechando una ofensiva general soviética contra la casa de los ferroviarios, el banco del estado y la casa de los especialistas.

–   Además el grupo no iba comandado por el sargento Pavlov, sino por el Teniente Afanasiev, quien, herido, delegó el mando en parte en el sargento.

[Imagen: Afanasiev.jpg]El Teniente Afanasiev

–  Tampoco parece que quedaron aislados, sino que la casa quedó integrada inmediatamente en una poderosa posición defensiva, comunicada con la retaguardia por pasos subterráneos y una trinchera de comunicación A través de estos pasos llegaron tropas y armas pesadas, incluyendo una ametralladora pesada, siete ligeras, dos fusiles anticarro, una pieza anticarro de 45mm y tres morteros (armamento excesivo para un grupo de asalto de 24 hombres

–  Y, finalmente, tampoco retuvo Pavlov el mando durante los 59 días, sino que ya desde el día 30 estaba al mando de la posición un Capitán Naumov.

El 24 de noviembre Naumov organizó un asalto a la lechería desde la casa, muriendo durante el mismo, a la vez que Pavlov era herido y evacuado para convertirse en leyenda. La casa, más allá de la mirada de las cámaras a partir de entonces, fue perdida y retomada en varias ocasiones, pero ya no tenía demasiada importancia.

             [Imagen: La-Casa-hoy.jpg]La Casa Pavlov en la actualidad.
El monumento está hecho con ladrillos que quedaron tras la batalla.



[url=https://www.gehm.es/?p=206][/url]
Muy bueno, resistencia heroica la de esos soldados!
Todos "fabrican" héroes a efectos de la propaganda.
Lo hacían los soviéticos, pero también USA, Gran Bretaña, Alemania, etc.
15 de febrero de 2022

Cuando un avión de combate MiG-21 del Pacto de Varsovia aterrizó en un aeródromo de la OTAN en Berlín Occidental

El 13 de febrero de 1967, en la fábrica de Mikoyan, cuatro nuevos modelos MiG-21PFM estaban listos para ser enviados a la República Democrática Alemana (RDA).

El avión tenía un nuevo asiento eyectable, un moderno sistema de observación y control de armas, y la capacidad de disparar misiles guiados por radar. Los MiG también recuperaron finalmente su cañón interno, unos años antes considerado un arma obsoleta para el combate moderno. Al darse cuenta de su error, los diseñadores agregaron la opción de llevar un cañón de 23 mm en una cápsula debajo del fuselaje. En resumen, el avión prometía.



La entrega de los aviones a Alemania se asignó a los pilotos de la 16ª División de Aviación de Cazas de la Guardia, parte del GSFG (Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania). El capitán Zinovyev fue designado líder del escuadrón. El vuelo de Lukhovitsy (el aeródromo de prueba de Mikoyan) a Minsk transcurrió sin contratiempos. Aterrizaron, repostaron y pasaron la noche allí antes de volar a la mañana siguiente. Por alguna razón, se planeó una ruta a Cottbus en lugar del habitual Templin en Brandeburgo, llevándolos mucho más al sur de lo habitual y hacia una región desconocida para Zinovyev.

Después de tomar la dirección equivocada, los MiG terminaron cerca de Berlín, Berlín Occidental, como pronto descubrirían. Con un aeródromo a la vista, el capitán Zinovyev trató de comunicarse con el controlador pero no obtuvo respuesta. El piloto se dio cuenta de que su radio estaba rota y vino a aterrizar. En caso de duda, optó por ir solo y le dijo al resto del escuadrón que tomara otra dirección. Los tres llegaron a Cottbus después de sentir que algo andaba mal.

El MiG-21 líder con estrellas rojas en las alas realizó un aterrizaje suave en el aeropuerto de Tegel, ubicado en la zona de ocupación francesa en Berlín Occidental y utilizado por la aviación de combate de la OTAN. En tierra, Zinovyev se dio cuenta de que estaba en el lugar equivocado: la rampa estaba llena de varios modelos extranjeros con las marcas Armée de l'Air y USAF. El MiG abandonó el paracaídas de frenado y comenzó a virar para despegar por la misma pista en la que había aterrizado, pero un enjambre de jeeps y camiones de bomberos bloqueó ahora su camino. La guarnición de la base no podía creer su suerte.

[Imagen: MiG-21PFM-2.jpg]

No había muchas opciones: el MiG voló en círculos una vez más, encendió el dispositivo de poscombustión y, utilizando lo que había en el tramo corto de la pista para despegar, se alejó de la base. Además de las mejoras antes mencionadas, la variante MiG-21PFM está diseñada para operar en pistas de aterrizaje avanzadas. Gracias al sistema de control de capa límite instalado para esto, el rendimiento de despegue y aterrizaje del avión fue significativamente mejor que en los modelos anteriores.

El capitán Zinovyev finalmente aterrizó en Cottbus. Según se informa, al escuchar la historia, el comandante de la división le dijo: “Por aterrizar en Tegel, eres un idiota. Al salir de ella lo hiciste muy bien”, y decidió no disciplinar al piloto. El hecho de que Zinovyev hubiera derribado un RB-66 estadounidense sobre Magdenburg en su MiG-19 tres años antes puede haber ayudado.
FUENTE : RG.ru
Primera Guerra del Congo: el fin del régimen de Mobutu
Por
 Nacho Ibáñez
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9 mayo, 2021



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Foto de portada; Mobutu, Mandela y Kabila durante las conversaciones de paz en el buque sudafricano “Outeniqua”. Fuente: EPA
Las guerras que asolaron la República Democrática del Congo durante los últimos años del siglo XX y principios del XXI son quizás las grandes desconocidas de la historia contemporánea, a pesar de ser considerado el conflicto más mortífero después de la Segunda Guerra Mundial. Según datos de la ONG International Rescue Committee el número de muertes se acercaría a los cuatro millones de personas, obviándose sin embargo el ingente número de desplazados y heridos.

La gran complejidad de lo que ocurrió durante esos años en este país de la región de los Grandes Lagos hace necesario dividir su análisis en dos artículos. En la siguiente pieza se pretende poner el foco en los antecedentes a la conocida como “Primera Guerra del Congo” que llevará al derrocamiento del entonces presidente Mobutu Sese Seko, mientras en el segundo se tratará la que fue llamada “Guerra Mundial africana” por el gran número de países que participaron en ella, y cuyas consecuencias son aún hoy visibles.

La riqueza en recursos minerales como los diamantes, el uranio o el coltán han sido a la vez la maldición de este país africano cuya población fue brutalmente explotada durante años por Leopoldo II, quién lo consideraba su coto privado. Su cesión a Bélgica en 1909 y la constitución del “Congo Belga” no cambió en demasía su situación. Tras la independencia y el breve periodo de gobierno de Patrice Lumumba, fue esta vez un congoleño, Mobutu, quién se encargó de diezmar la economía haciendo imposible diferenciar su economía privada de la estatal. El despotismo y la corrupción del clan de Mobutu, la crisis de refugiados ocasionada por el genocidio de Ruanda y el interés de las grandes potencias mundiales de seguir controlando los recursos del entonces conocido como Zaire, están sin duda en el origen de esta catástrofe humanitaria.

Mobutu, aliado contra el comunismo combatido desde la selva

Joseph Désiré Mobutu se hará con el poder del Congo tras los cinco turbulentos años que siguieron a su independencia. El hasta entonces colaborador de Patrice Lumumba se convertía ahora en uno de sus verdugos y ponía fin a su breve gobierno con la ayuda de los servicios secretos de Bélgica y de Estados Unidos. Lumumba había destacado por un fuerte discurso anticolonial y panafricanista y no era visto con buenos ojos por las grandes potencias que lo veían como el adalid soviético en África. Por ello no dudaron en alentar la secesión de la rica región de Katanga y en planear su asesinato, mientras colocaban a Mobutu como contrapeso al comunismo en el continente.

Aún que durante cinco años se pretendió dar una imagen democrática conservando las figuras de presidente y primer ministro, será en 1965 cuando se decidirá a implantar una dura autocracia que durará prácticamente hasta el estallido de la guerra. Tras cambiar el nombre del país a Zaire la actividad política de partidos y sindicatos fue prohibida, centralizando el poder en su propia persona y en el Movimiento Revolucionario Popular. La represión a la disidencia y la corrupción institucionalizada -su fortuna personal llegó a superar la deuda externa del país- eran considerados males menores para los países occidentales en el contexto de la Guerra Fría, ya que no estaban dispuestos a perder su influencia en un territorio con tan rico subsuelo.

Pero ya desde su llegada al poder Mobutu tuvo que enfrentarse a diversos movimientos de resistencia que llegaron a tomar el control de bastas zonas del este del país. Aquí emerge la figura del que será su rival en la Primera Guerra del Congo, Laurent Désiré Kabila. De tendencia maoísta y autodeclarado heredero de la ideología de Lumumba, fundó en 1967 el Partido Revolucionario del Pueblo, cuyas Fuerzas Armadas Populares llegaron a contar con tres mil combatientes. Desde las selvas de Kivu y Shaba, hoy Katanga, combatió con firmeza al régimen de Mobutu financiándose con la extracción de minerales en las zonas bajo su control. En la insurrección contó con la ayuda de Cuba, quien envió un regimiento de dos cientos hombres liderados por el Che Guevara.

Durante casi treinta años Zaire fue utilizado como plataforma de intervención en todo el África meridional y central, dirigiéndose desde allí operaciones encubiertas en terceros países a cambio de soporte político. Entre otros grupos Mobutu acogió y armó a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), un movimiento contrario al régimen marxista de este país al que los Estados Unidos pusieron mucho interés en derrocar. Sin embargo, con la caída de la Unión Soviética Zaire perdió importancia estratégica para las grandes potencias y poco a poco fue disminuyendo el apoyo político y económico que recibía.


La pérdida de soporte occidental y una fuerte crisis económica obligaron al régimen a una apertura democrática con la convocatoria de una Conferencia Nacional Democrática como modelo de transición y al nombramiento del opositor Etiene Tshisekedi como primer ministro. Pero el incumplimiento de los acuerdos y la turbulenta situación en las vecinas Ruanda y Burundi dieron la definitiva puntilla al ya caduco gobierno de Mobutu.

Genocidio y crisis de refugiados en la Región de los Grandes Lagos

Será en 1994 cuando las tensiones étnicas acumuladas desde el periodo colonial estallen en la región de los Grandes Lagos. La etnia hutu, con un porcentaje de población superior al 80% tanto en Ruanda como en Burundi, fue discriminada por las potencias colonizadoras (primero Alemania y luego Bélgica) en favor de la más minoritaria etnia tutsi. A ello hay que sumarle los miles de desplazados tutsis exiliados en Uganda tras la independencia de Ruanda y la consecución del poder por los hutus. Estos colaboraron de forma crucial en la guerrilla liderada por Yoweri Museveni que tomaría el control del país en 1985, y tras esto muchos de ellos pasarían a formar parte de las Fuerzas Armadas y de otros órganos del  nuevo gobierno ugandés. Entre ellos destaca la figura de Paul Kagame, actual presidente de Ruanda.

Por su parte, en Zaire, convivían en ese momento los conocidos como banyamulengues y bañaruandeses, en su gran mayoría trasladados a principios de siglo desde Ruanda para ser usados como mano de obra en las minas de la región oriental. Los primeros son tutsis residentes en Kivu del Norte mientras los segundos son tanto hutus como tutsis que durante generaciones han vivido en Kivu del Sur. Un decreto de Mobutu en 1981 que negaba a ambos la nacionalidad y la propiedad de las tierras donde vivían y trabajaban encendió la mecha de numerosos conflictos con el resto de grupos étnicos presentes en la región. La amenaza del gobernador de Kivu del Sur de exterminar a todos los banyamulengues que permanecieran en la región en el término de una semana desencadenó en una violenta represión hacia este grupo que culminará en el levantamiento con el que se iniciará la guerra.

Pero fue en Ruanda donde se producirán los mayores conatos de violencia en los que se enfrentaron ambos grupos étnicos. El 6 de abril de 1994 morían en un atentado contra el avión en el que viajaban el presidente ruandés Juvénal Habyarimana y el presidente burundés Cyprien Ntyaramina, ambos de etnia hutu. La responsabilidad del ataque aún sigue sin confirmarse. La teoría más aceptada es que fue perpetrada por el Frente Patriótico Ruandés (FPR) fundado pocos años antes en Uganda por tutsis exiliados, aún que también pudo ser realizado por hutus radicales que se oponían a las políticas conciliatorias que llevaban a cabo ambos presidentes.

[Imagen: CARRUSEL_42.jpg]Miles de refugiados huyen del genocidio en Ruanda. Fuente: EFE, George Kalisa


Sea como sea el atentado dio paso a la toma del poder por los radicales hutus y la subsiguiente masacre de centeneras de miles de tutsis y hutus moderados en lo que casi nadie duda en llamar  como genocidio. Se calcula que fue asesinada más de un 70% de la población tutsi de Ruanda. La violencia fue liderada fervientemente por el grupo paramilitar conocido como “Interahamwe”, pero esta fue generalizada en todos los rincones del país. La respuesta del FPR fue la invasión de Ruanda y la toma de su capital en el mes de junio, causando por el camino numerosas atrocidades.

La consecuencia directa para Zaire fue la llegada masiva de refugiados a la región de Kivu, contándose entre ellos los restos del ejército y de la milicia Interahamwe derrotados por la ofensiva tutsi, instalándose en campos improvisados que llegaron a acoger a más de un millón de hutus. Esto creó el caldo de cultivo perfecto para los enfrentamientos en una región ya de por sí con una muy frágil estabilidad social y que veía como el número de desplazados superaba al de los propios habitantes.

Gran alianza contra el régimen de Mobutu

El decreto de expulsión de los banyamulengues encendió la insurrección en todo el este del país. Estos decidieron unirse junto al resto de la oposición al régimen de Mobutu en la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDL) lideradas por el líder guerrillero Laurent Désiré Kabila. Esta estaba formada por una fuerza muy heterogénea de fuerzas que incluía  desde un partido de orientación marxista como el Partido Revolucionario del Pueblo a grupos independentistas de Katanga, pasando irremediablemente por banyamulengues y bañaruandeses. La coalición decidió iniciar una ofensiva que en nueve meses conseguía tomar todo el país.

La AFDL contó desde un primer momento con el apoyo de las vecinas Ruanda y Uganda. Para la Ruanda de Kagame su intervención en el conflicto respondía a la necesidad de acabar con la resistencia de las milicias Interahamwe, que seguían actuando desde los campos de refugiados del Zaire contra los tutsis ruandeses y zaireños. Para el líder ugandés Museveni la guerra se erigía en la oportunidad de acabar con los numerosos grupos rebeldes como el Ejército de Resistencia del Señor  que tenían su base en Zaire y que combatían desde allí contra su régimen. Para ambos su intervención en el conflicto era idónea para asegurarse el control de las minas del este del Zaire así como para ganar influencia política en la región. Por otro lado, Angola vio en la guerra la ocasión de acabar con los santuarios de la UNITA hasta entonces protegidos por Mobutu.

Pero también las grandes potencias internacionales jugaron su papel en el conflicto, especialmente Francia y los Estados Unidos. Francia había sido tradicionalmente aliada de los hutus tanto en Ruanda como en el Congo, llegándose incluso a especular con su contribución al genocidio. Durante la guerra ejerció de aliado de Mobutu en las diversas conferencias internacionales que se celebraron durante el tiempo que duró el conflicto. Estados Unidos sin embargo era el fiel aliado de Paul Kagame que había recibido instrucción militar por el Pentágono. Las desavenencias entre ambas potencias fueron la causa de que las Naciones Unidas fuese incapaz de ponerse de acuerdo en el envío de una misión humanitaria.

El desgobierno de las regiones orientales donde milicias, líderes tribales y compañías internacionales controlaban las minas a su antojo allanaron el camino para pasar muy pronto a estar bajo el control de Kabila. Este financió la guerra gracias a las concesiones que hizo tanto a compañías extranjeras como a los gobiernos de Uganda y Ruanda mientras grandes empresas como American Mineral Fields no dudaron en ofrecer su apoyo a los rebeldes a cambio de licencias de extracción que les dejaran bien colocados al finalizar el conflicto.

A pesar de contar al principio con una débil organización, la AFDL de Kabila ganó pronto el apoyo de parte de la población prometiéndole a cada colectivo lo que quería. Con un ideario político escaso y una dirección de carácter personalista sus objetivos iniciales se limitaron a intentar conseguir el apoyo popular con unas ideas de mínimos que pudieran aglutinar la oposición al régimen, así como al control de la explotación de recursos que le permitiera financiarse y ganar capacidad negociadora con posibles aliados.

Kabila toma el poder en un avance imparable

Las principales ciudades orientales del país cayeron ya en los dos primeros meses de contienda, incluida la importante ciudad de Goma con la ayuda de tropas ugandesas. A pesar de la feroz resistencia de las milicias hutus desde los campos de refugiados, estos fueron tomadas por los rebeldes, provocando un éxodo masivo con miles de refugiados retornando a Ruanda. Las imágenes de estos refugiados dieron la vuelta al mundo y plantearon a la comunidad internacional la necesidad de intervenir. Sin embargo, mientras países como Francia o Bélgica la apoyaban otros como Estados Unidos no la creían necesaria, centrándose el debate en la negativa de Ruanda a que en ella participaran tropas francesas. A pesar del fracaso Francia instaló fuerzas militares en el vecino Brazzaville como “precaución”.

[Imagen: conflicts-areas-and-resources-in-dr-congo2.png]Mapa de la República Democrática del Congo con las zonas de mayor conflicto y los principales yacimientos mineros. Fuente: http://www.politicainternacional.es


Con un ejército mal pagado y desorganizado las deserciones en las Fuerzas Armadas fueron una constante. La única fuerza bien equipada era la División Especial Presidencial, una fuerza de élite encargada de la seguridad de Mobutu, y los mercenarios. Pero con la pérdida del control de las minas los recursos con los que pagar-les se hicieron insuficientes. Por si fuera poco las destrucciones y saqueos del ejército en retirada hicieron aumentar aún más el apoyo popular a la rebelión mientras los diputados antes fieles a Mobutu abandonaban su grupo en el parlamento.

Con casi todo el país en manos rebeldes y con Mobutu en París tratándose de un cáncer el avance de Kabila era ya imparable. Los intentos negociadores de Naciones Unidos no tuvieron éxito, pero consiguieron que Mobutu aceptara a Tshisekedi como primer ministro y la formación de un gobierno con miembros de la AFDL. Pero el rechazo de esta hizo continuar la ofensiva hasta prácticamente la capital.

El abandono por la comunidad internacional, incluida Francia que pedía su dimisión, y una huelga general que paralizó Kinshasa durante tres días, obligó a Mobutu a asistir a las negociaciones auspiciadas por el presidente sudafricano Nelson Mandela. Pero a pesar de ello Kabila siguió su avance y el 17 de mayo tomaba la capital del país con lo que Mobutu y su familia huían precipitadamente a Togo y posteriormente a Marruecos donde moriría cuatro meses después. Días antes Kabila ya se había auto-proclamado Jefe de Estado y unido en su persona los poderes judicial, militar y legislativo. Una de sus primeras medidas fue el cambio de nombre del país a República Democrática del Congo.

La ONU y las principales potencias no tardaron en reconocer al nuevo régimen que pronto demostró no diferenciarse en lo esencial al de Mobutu. Uno de los líderes africanos más longevos había sido derrotado en pocos meses, lanzando un serio aviso a otros gobernantes de la región. Pero la imposibilidad de devolver todo lo prometido provocó la pérdida del apoyo de sus principales aliados, dando inicio a una guerra aún más sangrienta en la que participaron hasta diez países del continente, la conocida como “Guerra Mundial Africana”.

[url=https://www.descifrandolaguerra.es/primera-guerra-del-congo-el-fin-del-regimen-de-mobutu/]https://www.descifrandolaguerra.es/primera-guerra-del-congo-el-fin-del-regimen-de-mobutu/
Las últimas horas de un falangista de la División Azul antes de morir luchando contra decenas de tanques
Manuel Ruiz de Huidobro, un soldado obviado de las páginas de la historia, falleció durante la batalla de Krasny Bor

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La historia de Manuel Ruiz de Huidobro y Alzurena, nacido en 1910, ha quedado obviada de la historia. Como bien explica el historiador militar José Luis Isabel Sánchez en un completísimo dossier sobre este personaje, la carrera de nuestro protagonista comenzó en 1932, cuando ingresó en el Cuerpo de Ingenieros. Tras una ascensión más que rápida en el escalafón militar –no tardó en llegar a sargento–, y con la llegada de la Guerra Civil, se presentó voluntario en Valladolid para combatir en las milicias de Falange. A partir de ese momento estuvo presente en una buena parte de las batallas más determinantes por la capital; entre ellas, la del Jarama o la de Brunete. Al finalizar el enfrentamiento fraticida ya había obtenido cuatro distinciones por su arrojo y se había ganado un nuevo ascenso a capitán.

Huidobro se alistó en la División Azul en abril de 1942, cuando ya habían pasado diez meses del mítico discurso de Ramón Serrano Suñer. Ese en el que cargó contra la Unión Soviética por el estallido de la Segunda Guerra Mundial: «Camaradas: no es hora de discursos. Pero sí de que Falange: «Camaradas: no es hora de discursos. Pero sí de que la Falange dicte en estos momentos su sentencia condenatoria: ¡Rusia es culpable! Culpable de nuestra guerra civil. Culpable de la Muerte de José Antonio, nuestro Fundador. Y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos en aquella guerra por la opresión del comunismo ruso. El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia y del porvenir de Europa».

Como a otros tantos falangistas, a Huidoro le caló hasta los huesos aquel discurso; casi le espoleó para dirigir sus pasos hacia Rusia y combatir en la Segunda Guerra Mundial. Poco después, Huidobro fue destinado en el Regimiento 262, donde no tardó en ser nombrado capitán. Con esta unidad se hallaba, allá por el 10 de febrero de 1943, en el frente de Krasny Bor. «Ese día, 38 batallones soviéticos salieron de Kolpino, el barrio industrial de Leningrado ante el que estaba acantonada la División Azul, apoyados por unos ochenta tanques, unas 150 baterías y un número indeterminado de 'organillos de Stalin', esto es, de lanzadoras de proyectiles», destaca el historiador Xavier Moreno Juliá en declaraciones a ABC.

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Batalla final
Huidoro cubría con su compañía, constituida por ciento veinte hombres, un frente de unos dos kilómetros en el frente de Leningrado. Allí les iba a tocar resistir el empuje soviético. El día de la batalla que se convertiría en la más sangrienta de la División Azul, el capitán recibió informes preocupantes. Sus exploradores le informaron de que, en un bosque cercano a las posiciones de su compañía (la 3a), había escuchado ruidos que provenían, con casi toda seguridad, de carros de combate . El oficial se dispuso a corroborar lo que más temía: los tanques soviéticos se preparaban para un ataque.

Pero no fue lo único. Casi como si supiesen que habían sido descubiertos, los hombres de Stalin iniciaron, a los pocos minutos, un intenso fuego de artillería sobre los defensores españoles. «Huidobro se trasladó al observatorio de su compañía, en el que situó como reserva móvil diez hombres de antitanques», añade, en este caso, Isabel.

En vista de que un ataque se avecinaba, Huidobro preparó a sus hombres para la batalla de la única forma que podía. Recorrió la posición llamando a sus soldados a luchar hasta la muerte y les ordenó que no se levantasen del fondo de las trincheras mientras continuase el fuego de artillería. Por entonces el capitán todavía no tenía consciencia del número total de enemigos que iban a lanzarse sobre ellos. Para su desgracia, cuando los blindados se dejaron ver entendió que iba a ser una tarea hercúlea obligarlos a retroceder. El mensaje que envió a sus superiores así lo indica: «El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición y sobre el bosque».

Asaltos hacia la muerte
Los dos primos asaltos soviéticos fueron detenidos por la 3a Compañía de Huidobro con dificultades, pero de forma exitosa, en la linde del bosque. Y todo, a base de fuego de fusilería y de ametralladoras. Los soviéticos apenas avanzaron. Pero no ocurrió lo mismo con el tercer envite. En él, los hombres de Stalin lograron abrir brecha en el flanco derecho de la División Azul a golpe de lanzallamas. Si los carros de combate no habían sido efectivos, el fuego sí. Lejos de desesperar, el capitán recorrió las trincheras animando a sus hombres a resistir hasta el final. Y no solo eso sino que, para servir de ejemplo, se subió a lo alto de la trinchera a pecho descubierto. «¡Que somos españoles!, ¡Que esto no es nada!, ¡Que por aquí no pasan!», gritó.

Allí permaneció largo tiempo, según narra Isabel. Para ser más concretos, hasta que dos de sus hombres le convenciesen de que se pusiese a cubierto. Por entonces la situación pintaba muy negra para su compañía. Diezmados, los españoles vieron como, en las horas siguientes, los soviéticos desbordaban también su flanco izquierdo y atacaban, a bayoneta calada, las trincheras. Poco más se podía hacer. Asfixiado por la presión de los soldados de la URSS, y con apenas un 25% de los hombres que contaba en un principio, Huidobro animó a los soldados supervivientes a lanzar una última carga. Y fue en ella en la que perdió la vida por culpa de un certero disparo en el cuello. Sus soldados se mantuvieron firmes todavía algunas horas más.

En 1945, el diario ABC hizo público que se había concedido la Cruz Laureada de San Fernando: «Como resultado del expediente de juicio contradictorio, Su Excelencia el Tefe del Estado v Generalísimo de los Eiércitos nacionales, se ha dignado a conceder la Cruz Laureada de San Fernando al capitán de Infantería, fallecido, don Manuel Ruiz Huidobro Alzunema. por su heroica actuación con motivo de los hechos en que encontró gloriosa muerte».
LA OFENSIVA DEL TET

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Durante la medianoche de un día como hoy de hace 56 años el vietcong y el ejército regular norvietnamita atacaban más de 100 objetivos por todo Vietnam del Sur. Comenzaba la que fue conocida como la ofensiva del Tet.
La ofensiva fue derrotada. El ejército norvietnamita sufrió enormes bajas y el VietCong sufrió semejante castigo que cedería el protagonismo al ejercito regular a partir de ese momento. Sin embargo en Estados Unidos se percibió como una derrota. Se acelero el descontento contra la guerra ya que el público norteamericano veía la Tv todas las noches  y esta era otra mala noticia tras ver durante los 10 días anteriores el asedio diario a la base de los Marines en Khe Sanh. 
El alto mando del US Army creían que habría ataques en zonas fronterizas como Khe Sanh, pero contrariamente se vieron luchando contra más de  80000 norvietnamitas en sangrientas luchas callejeras. Todas las bases aéreas de la USAF fueron atacadas y en prácticamente todas los norvietnamitas fueron rechazados aunque numerosos aviones fueron destruidos.

SE PERDIÓ LA SORPRESA
La sorpresa no llegó a ser total. Varias unidades del Vietcong malinterpretaron sus ordenes y atacaron con 24h de antelación sus objetivos. Además varios destacamentos norvietnamitas fueron descubiertos mientras se dirigían a sus posiciones de asalto horas antes.
Uno de los múltiples ejemplos fue el famoso  Bunker Hill 10. Una de las posiciones defensivas que protegían la zona de vuelo de la base aérea de Bien Hoa. Durante toda la noche un puñado de soldados evitó que cientos de norvietnamitas llegaran hasta la linea de vuelo.

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En Saigón, en la base aérea de Tan Son Nhut, 1500 norvietnamitas asaltaron la base a la medianoche. En la lucha que siguió 22 soldados norteamericanos y 29 sudvietnamitas perderían la vida. Los atacantes tuvieron 600 bajas.
En la base aérea de Da Nang la lluvia de morteros y cohetes destruyó 3 F-4 Phantom y un A-6 Intruder . Otros 25 aparatos sufrieron daños graves.
Aunque en unos pocos días la mayoría de los batallones norvietnamitas habían sido diezmados, la lucha seguiría en la ciudad de Hue bastante más, los ciudadanos en Estados Unidos veían otra cosa en la Tv. Marines agazapados en Khe Sanh, soldados heridos y desorientados en Saigón.

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Las noticias de que la embajada Estadounidense había sido asaltada por los zapadores del Vietcong abrió todas las noticias. En realidad nunca llegaron a entrar al edificio principal, siendo abatidos en los jardines y edificios anexos.
Khe Sanh fue para los americanos la gran batalla del Tet ( junto con Hue), para los norvietnamitas fue una operación menor en la que perderían a miles de hombres. Unos y otros siempre tuvieron presente el desastre francés en Dien Bien Phu.

EL PAPEL NEGATIVO DE LA PRENSA
Los periodistas estadounidenses mayoritariamente solo informaron sobre Keh Sanh, Hue y  Saigón. Así se creó la conciencia de que los militares americanos luchaban por sobrevivir en solitario. La mayor parte de las noticias eran negativas.
Días después periodistas visitaron la ciudad de BenTre de 35000ha. La primera noche había sido asaltada  por 2000 norvietnamitas que habían sido diezmados por la aviación americana. El titular fue “tuvo que destruirse la ciudad para salvarla”. Solo el 25%de la ciudad fue afectada
Los periodistas con mejores contactos no asumían que Estados Unidos estuvieran al borde de una derrota, simplemente admitían que  en el mejor de los casos se encontraban en un punto muerto difícil de superar.

DERROTA MILITAR DEL NORTE PERO VICTORIA POLÍTICA
Mientras,tras terminar el Tet, la perspectiva en Estados Unidos de que se estaba perdiendo la guerra creció un 20% de golpe alcanzando un 61% en las encuestas. La administración Jhonson,en shock, no admitió ningún error ni explicó lo que había pasado.
A los pocos meses y tras la victoria en Khe Sanh la base era abandonada, los bombardeos aéreos sobre Vietnam del norte se detenían y Nixon llegaba al poder con la convicción de que había que poner fin de alguna manera al conflicto. Se iba hacia la vietnamización del conflicto.

Para los norvietnamitas pudo considerarse una batalla  perdida sobre el terreno. No consiguieron un levantamiento popular en las ciudades a favor de su causa, ni una deserción y cambio de bando en las filas del ejército Sur vietnamita.
En las ciudades asaltadas especialmente en Hue se produjeron matanzas de cualquier civil que estuviera relacionado con la administración survietnamita.
Los norvietnamitas tampoco conservaron ninguna de las posiciones que atacaron. Por parte estadounidense el 31 de enero de 1968 fue el peor día la guerra para ellos. 246 de sus soldados murieron aquel día.

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El Vietcong sufrió tales pérdidas que dejó al ejército regular el peso de la lucha en el sur a partir de entonces. Perdieron también casi todo el equipo y armamento que les había costado meses trasladar desde el Norte.
Se puede decir que el mayor logro de los norvietnamitas es haber sido el catalizador para el aumento del descontento contra la guerra en Estados Unidos.
excelentes artículos, mis felicitaciones
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