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Cuerpo Veterano de Blandengues de la Frontera de Montevideo

Blandengues es el nombre de una unidad militar de caballería del Uruguay cuyos orígenes se remontan a los tiempos de la dominación colonial de España en la región.

Antecedentes
Los cuerpos de blandengues eran milicias criollas del Río de la Plata, donde se hacía permanentemente frente a los indígenas de la Pampa y del Chaco, así como a las incursiones de los portugueses en la región de la Banda Oriental (actual Uruguay y partes de Río Grande del Sur en el Brasil).
Su nombre se debe a que al ser revistados por un gobernador blandieron las lanzas con las que estaban armados en señal de homenaje a las autoridades.
El uniforme que utilizaban consistía en: casaca corta y calzón azul, vuelta, solapa, chupa y collarín encarnado, con un galón estrecho en éste, botón dorado. En invierno usaban poncho.

Blandengues de la Frontera de Montevideo
El virrey del Río de la Plata Pedro Melo de Portugal y Villena, luego de convocar a una Junta de Guerra, el 7 de diciembre de 1796 creó el Cuerpo Veterano de Blandengues de la Frontera de Montevideo, asignándole la sede del Cuartel de Dragones de Maldonado.
El cuerpo se formó con igual organización, funciones, armamento y uniforme que sus predecesores de Santa Fe y Buenos Aires.
Por bando del 7 de febrero de 1797, el gobernador de Montevideo Antonio Olaguer Feliú llamó a constituir la unidad, indultando a los contrabandistas, desertores y delincuentes que vagaban los la campiña huyendo de la justicia, a excepción de los asesinos.
Debían presentarse voluntariamente con al menos 6 caballos y prestar servicio por 8 años.

Por real orden del 12 de mayo de 1797, el rey Carlos IV aprobó la creación del Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Montevideo.
El 23 de septiembre de ese año, fue constituido el regimiento, siendo nombrado el 6 de octubre su primer comandante, el sargento mayor Cayetano Ramírez de Arellano.
La unidad se constituyó con ocho compañías de cien hombres cada una, sostenidas económicamente por el Cabildo de Montevideo, utilizándose oficiales de los cuerpos veteranos de Buenos Aires y las milicias de la Banda Oriental.
Los primeros comandantes de cada compañía fueron:
1ra. - capitán Juan López Fraga, murió en 1804
2da. - capitán Jorge Pacheco, se retiró en 1810
3ra. - capitán Felipe Santiago Cardoso, pasó poco después de comandante de la 5ta., siendo reemplazado por el capitán Francisco Esquivel y Aldao (murió en 1798 y fue reemplazado por el capitán Miguel Borras)
4ta. - capitán Carlos Maciel, se mantuvo hasta la caída de Montevideo
5ta. - capitán Felipe Santiago Cardoso
6ta. -
7ma. - capitán Juan Agustín Pagóla
8va. - capitán Miguel Marín

Artigas y los blandengues
En 1797, durante el gobierno montevideano del Brigadier de la Real Armada José de Bustamante y Guerra, se extendieron despachos a jefes y oficiales, siendo designado Jefe de la Unidad el Sargento Mayor Cayetano Ramírez de Arellano, miembreo de una ilustre familia española y primo del Marqués de Sobremonte.

Ese año y con fecha 10 de maro de 1797, ingresa al “Cuerpo Veterano de Blandengues” en calidad de soldado, José Gervasio Artigas, el futuro Jefe de los Orientales y fundador de la nacionalidad oriental. Este desarrollará su carrera militar completamente en este Cuerpo, ocupando su jefatura a partir del 30 de junio de 1811.
Una de sus primeras misiones fue la de reclutar integrantes para el Cuerpo, tarea a la que se aplica y cumple a la perfección, aportando rápidamente cincuenta hombres diestros y capaces de ser integrados a los Blandengues. Es así, que mientras se formaba el Regimiento de Blandengues, nacía el máximo caudillo oriental.

La bravura de los Blandengues se puso a prueba en varias misiones sobre las fronteras montevideanas, alcanzando su punto más alto en la defensa de Montevideo ante las Invasiones inglesas, en el año 1807.
En 1811 el capitán José Artigas pone en marcha su ideal de independencia; son Blandengues los que le siguen prefiriendo abrazar la causa patriota.

Durante la guerra de independencia la unidad se dividió entre los dos bandos. Al entrar en Montevideo las fuerzas comandadas por Carlos de Alvear el 23 de junio de 1814, la facción realista del cuerpo estaba conformada por el comandante Ramírez de Arellano, los capitanes Bartolomé Riesgo, Juan Agustín Pagóla y Carlos Maciel y 57 soldados.

Se sucede la “Admirable Alarma”, la victoria de “Las Piedras”, el primer Sitio de Montevideo, el Éxodo del Pueblo Oriental, el segundo Sitio de Montevideo, la Guerra al directorio Bonaerense y el Protectorado desde Purificación.

Luego de las vicisitudes del segundo Sitio de Montevideo, los encontramos entre las fuerzas que el jefe de los Orientales van mermando y desorganizándose, no pudiéndose precisar la fecha exacta de disolución del cuerpo.
El cuerpo desapareció por completo antes de que Artigas se exiliara en el Paraguay en 1820.

Regimiento Blandengues de Artigas N° 1 de Caballería
El actual regimiento Blandengues de Artigas de Caballería Nº 1 es uno de los cuerpos que conforman el Ejército de Uruguay.
Cumple funciones de escolta al Presidente de la República y sus miembros constituyen la guardia de honor.
El 25 de agosto de 1910 por decreto del presidente Claudio Williman se dispuso que el Regimiento Escolta N° 1 de Caballería pasara a denominarse Regimiento Blandengues de Artigas N° 1 de Caballería'.
El Regimiento se subdivide en dos Grupos de Escuadrones. El primero comprende los escuadrones de jinetes "Federación", "República" e "Independencia" y el segundo Grupo de Escuadrones lo componen un Escuadrón de Honor, denominado "Ayuí" y un Escuadrón de Comando y Servicios denominado "Purificación".
Feliz dia a los Blandengues de Artigas!!!

7 de diciembre 1796

El virrey del Río de la Plata Pedro Melo de Portugal y Villena, luego de convocar a una Junta de Guerra, creó el Cuerpo Veterano de Blandengues de la Frontera de Montevideo.


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Que efemerides la de hoy!!!!

El 10 de marzo de 1797, en calidad de Soldado, ingresa al "Cuerpo Veterano de Blandengues de la Frontera de Montevideo" José Artigas, futuro Jefe de los Orientales, quién desarrollará completamente su carrera militar en este Cuerpo, ocupando su Jefatura a partir del 30 de Junio de 1811.

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Artigas, que tenía entonces treinta y dos años de edad, -pues nació el 19 de junio de 1764*- quiso probar nueva suerte aun cuando Chantre le dispensaba todo género de consideraciones, como recompensa moral de su ejemplar comportamiento y de los beneficios que le reportaba su empresa desde que se puso al frente de ella.
Su abuelo paterno, don Juan Antonio Artigas, oriundo de Zaragoza, había militado en España, honrosamente, durante doce años, en defensa de Felipe V durante la guerra llamada de Sucesión, sostenida contra el archiduque Carlos. Sirvió después en Buenos Aires y en Montevideo, contribuyendo a ahuyentar de buena parte de la campaña oriental a los malhechores y abigeos que tenían aterrorizados a sus pobladores, y participó con brío y lucidez en distintas y arriesgadas comisiones contra los intrusos lusitanos.
En cuanto a su padre, no fue menos esforzado y valeroso, como lo dice elocuentemente la temeraria resistencia opuesta a seiscientos portugueses en el fortín de Santa Tecla, en 1776, por espacio de veintisiete días (desde fines de febrero hasta el 26 de marzo), al frente del destacamento de milicias que comandaba, cuya gloria compartió con Luis Ramírez y su tropa de línea.
Bullía, pues, sangre belicosa en las venas del futuro prócer uruguayo, y con gran sentimiento de todos, camaradas y subordinados de la estancia de Chantre, abandonó aquel establecimiento, a principios de 1797, para sentar plaza en el Cuerpo de Blandengues, cuya jefatura ejercía el sargento mayor Cayetano Ramírez de Arellano, en la esperanza de hacer carrera y de velar con mayor eficacia en pro de los intereses generales de la campaña y del terruño.
Poco después se presentó a servir modestamente en calidad de soldado en dicho regimiento. Sus notorios y relevantes merecimientos hicieron, sin embargo, que el virrey don Antonio Olaguer Feliú, a pesar de enrolarse como distinguido, lo diese a reconocer, desde un principio, ejerciendo las funciones de teniente, cuya efectividad obtuvo recién en 1798.
Perros Cimarrones
El Ejército del Uruguay colabora con la Facultad de Veterinaria  a traves del Reg. "Blandengues de Artigas" de Caballería No, 1 con 4 ejemplares de la raza Cimarrón Uruguayo del plantel de perros de esa raza del Reg, para trabajar en un proyecto de investigación cardíaca. Al ser una raza autóctona no existen estudios en otros países, por esto se realizan estudios especializados.
Los ejemplares que se utilizan son: Samba de Blandengues de Artigas, Chasque, Mulata y Mburucuya de Ankat Ukai


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Big Grin Big Grin Big Grin
HERMOSOS !!
Cimarrones, bieeeenn artiguistas

Soldados de cuatro patas: así crían y entrenan a los perros cimarrones de los Blandengues
En el Regimiento de Caballería Nº 1 Blandengues de Artigas los cimarrones viven entre exposiciones, desfiles militares, juegos y caricias. Allí se crían y se entrenan.


MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA
Domingo, 09 Mayo 2021 04:00

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Cimarrones. Foto: Blandengues de Artigas

Desde arriba de los cerros observaban a sus presas. Un joven y uno más viejo comandaban el ataque. Las hembras iban adelante. Los cachorros quedaban protegidos detrás. La formación era propia de un ejército. Esperaban el momento para ejecutar la emboscada. Luego venía el ataque. Los cimarrones pasaron a la historia nacional como perros sin miedo. José Gervasio Artigas admiraba su coraje y su inteligencia. Y por eso le dijo a los portugueses: “Dígale a su amo que cuando me falten hombres para combatir a sus secuaces, los he de pelear con perros cimarrones”.

Estos animales, en la época de la Banda Oriental, eran más grandes que los actuales: mucho más molosos y salvajes. Tenían las patas más finas, la cabeza más alargada y pesaban más de 60 kilos. Se alimentaban exclusivamente de carne, debían sobrevivir en la campaña y, si era necesario, salir a pelear por la patria. No son más que el resultado de la adaptación del más apto de las cruzas de los perros que trajeron los españoles y los portugueses.
Hoy tienen otra vida en el Regimiento de Caballería Nº 1 Blandengues de Artigas: una entre exposiciones, desfiles militares, juegos y caricias. Allí se crían y se entrenan con un objetivo: mantener el linaje de los acompañantes del prócer.

La visita al criadero en el cuartel modifica la imagen feroz de estos perros pero, claro, no estaban en servicio. Samba de Blandengues de Artigas y Chasque, Mulata y Mburucuyá de Ankat Ukai (el lugar de nacimiento se considera como “el apellido” del ejemplar; Ankat Ukai es un criadero de Paysandú) jugaban entre ellos hasta que alguno se iba a dormir. Reciben a El País como cualquier perro: saltos, lamidas y movidas de cola. Chasque es el más curioso y se mete en la oficina de la sargento Florencia Morán, su criadora, hasta que esta lo rezonga con una frase muy alejada a la de Artigas: “Andá para afuera porque hacés pis acá adentro. Yo te conozco”. Morán contó que estos soldados caninos también roban bizcochos y revisan cajones en busca de comida al igual que cualquier mascota.

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Cimarrones. Foto: Blandengues de Artigas

Mulata es la reina del lugar. Tiene 3 años y medio, pesa 55 kilos y su contextura y pelaje son perfectos. Le falta un título para ser la campeona nacional. Ella es la modelo para hablar sobre las características físicas que debe cumplir un cimarrón de pura sangre como lo son los cimarrones de Blandengues: “De la cruz al piso mide lo mismo que de la cadera al piso, el hocico es apenas un poco más corto que el largo del cráneo, la cabeza es ancha y el pecho es bien fuerte. La cola tiene que pasar el garrón y ser gruesa y pesada” (no debería enrularse). Su pelaje es gris atigrado.

En la manada se ven otros pelajes. Chasque tiene un atigrado colorado que, según apuntó Morán, “se está perdiendo” porque el otro es el más solicitado por los compradores uruguayos, de la región e incluso europeos (esta raza se ha puesto de moda en el viejo continente). Samba, por su parte, es de color amarillo bayo.




“Uno busca la perfección”, dijo Morán, enfermera veterinaria, criadora de cimarrones, K9 (para perros policía) y handler canino. Un cimarrón perfecto, como los suyos que también cumplen con los requisitos de cadera y mandíbula, no tienen ni un pelo blanco o una mancha completamente negra en el manto. Eso es motivo de descalificación en una competencia.
Mulata, “la perra estrella”, ya tiene seis títulos de la Sociedad de Criadores de Cimarrón Uruguayo y le falta el galardón del Kennel Club Uruguayo, el que se ha retrasado por la pandemia. “Nos ha dado premios, reconocimientos y felicidad”, dijo su criadora.

Cuando uno de los cimarrones de Blandengues obtiene este estatus y ha servido, por lo menos, por ocho años en desfiles militares, no es enviado a otras unidades, sino que es cuidado en el Regimiento de Caballería Nº 1 hasta el final de sus días. Ese fue el caso de Sarandí de La Guarida. “Murió acá. Se le hizo un homenaje con un toque de silencio y se formó todo un escuadrón con los caballos y el personal. Se tocó la trompeta”, relató la sargento. Sarandí sirvió durante más de 10 años.

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Cimarrones. Foto: Blandengues de Artigas

Al criadero del Ejército llegan muchos pedidos de cruza y de compra de cachorros pero, por lo general, solo se tienen crías para reponer sus propios perros. Ahora mismo hay ocho pequeños cimarrones de unos 60 días que son hijos de Samba y Chasque. “Me están pidiendo perros desde Colombia, Miami y Europa. Pero decidimos a quién se los mandamos”, apuntó. Como forma excepcional, hace poco se envió un cachorro de una camada anterior a República Checa. El dinero se usará para arreglar los caniles.

El instinto animal.
Por más que estén domesticados, los cimarrones conservan dos comportamientos salvajes que asombran a Morán, quien no los ha visto en ninguna otra raza. Uno es maternal. Una vez finalizada la lactancia, la madre come primero la comida de sus hijos y luego la regurgita para que ellos se alimenten del bolo digerido. Hasta que la hembra no deja de hacer esto, los soldados no pueden ocuparse de la comida.

Lo otro está relacionado con el instinto propio de perros corajudos que se enfrentaban a los grandes felinos (como pumas y yaguaretés) que habitaban en el territorio. Si uno de los perros dominantes de la manada tiene problema con otro y es separado, desde donde esté “manda a otro” para continuar con el ataque.

Históricamente así han sido descriptos: “Fuertes, guapos, ligeros, listos, grandes cazadores de mulitas, peludos y avestruces”, contó Morán.

desfiles. Los cimarrones del Regimiento de Caballería Nº1 Blandengues de Artigas tienen varias funciones. La principal es desfilar. Para eso entrenan, en particular, para tener buen relacionamiento con los caballos y con los soldados (ver recuadro). Un perro cimarrón siempre acompaña al caballo de Artigas. Va un soldado que representa a Ansina sobre uno y lleva otro moro ensillado y con un sable pero sin jinete. “Decimos que siempre está listo para cuando el general lo quiera volver a montar”, dijo Morán. El cimarrón camina siempre a la sombra del caballo.

En los días sin actividad protocolar los cimarrones (no solo Mulata, Samba, Chasque y Mburucuyá que son los perros para exposiciones) parten su tiempo entre robar bizcochos y correr en la cancha de polo y hacer rondines por el cuartel y acompañar en los puestos de guardia. Si el museo está abierto –ahora está cerrado por la pandemia–, los perros reciben a las visitas, en especial si se trata de niños. Parte del recorrido es conocer la historia de la raza canina uruguaya.

“Hoy son la insignia del Museo de Blandengues de Artigas. Nuestra tarea como unidad histórica es protegerlos, conservarlos y mostrarlos para que no queden olvidados en la historia”, relató la sargento.


Caballos elegidos por Artigas.
Al inicio de su actividad militar, José Gervasio Artigas montaba caballos colorados. No obstante, pronto los cambió por los moros, la que es considerada la única raza equina autóctona.

El cambio se debió a una necesidad: el caballo moro, si bien es de un cuerpo más pequeño que otras razas, tiene una gran resistencia. “Es un caballo que con poca comida y poco agua puede recorrer muchas leguas sin sentirlo físicamente”, explicó la sargento Florencia Morán, enfermera veterinaria del Regimiento de Caballería Nº 1 Blandengues de Artigas.

El caballo moro se destaca por tener las crines bien negras y un pelaje grisáceo que puede tener manchas oscuras. No es grande: su altura ronda los 1,50 metros.
“Para Artigas eran un motivo de admiración al igual que los cimarrones”, dijo Morán.

Los caballos moros abren todos los desfiles militares. Bien adelante va un blandengue que tira de un animal con su montura pero sin jinete, acompañado de un perro cimarrón. Se representa así al caballo del prócer que está listo para acudir a la llamada del prócer.
Todos los 23 de setiembre, aniversario de la muerte del general José Artigas, en todas las unidades militares se lleva a cabo la ceremonia de incineración de los pabellones nacionales en desuso o en mal estado de instituciones del estado y particulares que las acercan a los cuarteles para su disposición final.

Las cenizas de los mismos son posteriormente enterradas en un lugar designado dentro de la unidad militar, en la guarnición Montevideo, esta ceremonia se lleva a cabo en el Regimiento Blandenques de Artigas, las cenizas se entierran al pie de un ibirapitá traido del solar guaraní donde murió Artigas.



Columna de opinión publicada en el semanario Contexto sobre el programa Santo y seña en el que anonimamente se "denunciaban" irregularidades.

FIRME, ¡COMO UN BLANDENGUE!
Por
 Daniel García
 -

19 de septiembre de 2022

[Imagen: Foto-Daniel-Garcia-1-696x931.jpg]
El domingo pasado el programa Santo y Seña realizó un informe sobre supuestas irregularidades y denuncias, testimoniadas por ex integrantes del Regimiento de Blandengues, cuyos rostros e identidades estaban ocultas.
Un amigo de la adolescencia hizo comentarios sobre el programa en un grupo que compartimos, usando como introducción una anécdota verídica, que ayer le pedí permiso para utilizarla en esta nota.
El escritor Robin Moore quería hacer un libro sobre los “Boinas Verdes”, el famoso grupo de fuerzas especiales del Ejército de EE. UU.
A través de sus contactos, llegó hasta el comandante de esa Unidad el Gral. William Yarborough, a quien le presentó su inquietud como escritor, solicitando poder conocer la unidad para hacer su libro.
El General le respondió, que, si quería escribir sobre los “Boinas Verdes”, tenía que convertirse en uno de ellos, sino no habría libro.
Así que, a los 37 años, el amigo Moore terminó en Fort Bragg, saltando en paracaídas de noche en pantanos, sometido el durísimo y exigente entrenamiento de este cuerpo especial del Ejército americano, obteniendo su famosa boina verde y allí si escribió con propiedad su anhelado libro.
¿A qué viene esto? A que en Uruguay, es muy fácil para mucha gente, hablar de las FFAA sin conocimiento de causa, a veces con el concepto generado por películas, otra por relatos interesados, que en muchas ocasiones obedecen a mezquinas intenciones o a desconocimiento de la realidad pura y simple.


Las FFAA tal vez no sean fáciles de entender en su estructura, funcionamiento, su orden, disciplina, reglamentos y demás particularidades, si no se vive y siente en su día a día.
El Regimiento Blandengues de Artigas de Caballería N°1, es la más antigua unidad del Ejército Nacional, teniendo como su más representativa figura al mismo Gral. José Artigas que la integró, portando hoy en día el tradicional uniforme que la identifica.
Custodia el Mausoleo donde están las cenizas del Prócer y es la Guardia de Honor permanente del presidente de la República.


Por lo tanto, las tradiciones, ceremonias, así como la fiel custodia del legado artiguista, está dentro de sus más preciadas misiones, cosa que llena de orgullo a quienes prestan servicio en esta unidad, por lo que sería interesante, preguntarles a quienes están hoy en día, que piensan y sienten.
El Ejército está integrado por miles de hombres distribuidos en todo el territorio nacional, lo que implica que podamos encontrar gente de las más variadas características en sus filas.
La Institución, trata de formar a sus hombres y mujeres bajo la disciplina que exige la profesión, con valores y costumbres que hacen que la misma trascienda en el tiempo, hoy ya 211 años, manteniendo su columna vertebral recta y dirigida a cumplir las misiones asignadas por la Constitución y los mandos naturales.
Por lo tanto, la vida militar está plagada de exigencias, sacrificios, renuncias y por lo general, comprometida a un austero y bajo perfil de protagonismo.
Quien lo desea, puede hacer carrera y desarrollarse como persona y profesional, a través de cursos, concursos, etc., que motivan a quienes sienten la vocación y aspiran a más.
Así lo acreditan los miles de retirados militares que hoy trabajan de técnicos en variadas ramas, desde la docencia a la mecánica, pasando por especialidades de logística, manejo de personal, maquinaria, seguridad y tantas otras.
Muchos en cambio, abandonan las filas luego de una corta estadía por no poder adaptarse a la vida militar, porque ser militar no es para cualquiera, como dice un dilecto amigo.
Para mandar, primero se debe aprender a obedecer, así que aquellos que quieren ser oficiales, deben concurrir a la Escuela Militar durante cuatro años muy duros, pasar frío, calor, sueño, hambre, hacer su cuerpo resistente, acostumbrarse a una disciplina rígida, sacrificando sus jóvenes años antes de recibirse como Alférez o Guardiamarina.


Sabemos, que son pocas las personas dispuestas a seguir este camino, pese a los disparates que se dicen y divulgan sobre beneficios, prebendas y jugosos salarios o jubilaciones.
Interesados relatos, pretenden mostrar a los Oficiales como déspotas llenos de privilegios, cosa remotamente alejada de la realidad, pero siempre hay atizadores del fuego, que les gusta generar brechas y divisiones con viejas consignas.
También sabemos que los que abrazan la profesión de las armas hacen de ella un estilo de vida y son leales a sus instituciones armadas y a la República hasta la muerte, algo implícito en la propia actividad.
El personal subalterno, muchas veces es el camino que encuentra para conseguir un trabajo, cuando las carencias de formación y estudios, les cierran las puertas en otras actividades. 
Por ese motivo, muchas veces, las FFAA nutren sus cuadros de soldados con las personas más humildes de la sociedad, llegando éstos a las unidades con carencias de toda índole.
Los mismos, que estuvieron al lado del prócer, demostrando fidelidad y compromiso, combatiendo y dando su vida por una patria independiente.
Estas falencias son subsanadas con el tiempo algunas, las educativas y las más urgentes, el hambre, el techo, el frio, inmediatamente.


La Institución los recibe, los prepara, los forma, los disciplina, les da un oficio muchas veces, un sentido del deber y del cumplimiento de sus obligaciones.
Todo este esfuerzo educativo y ético transforma personas que no le encontraban sentido a la vida, en ciudadanos honorables y útiles a la sociedad.
Muchos completan en el liceo extra edad de la institución su enseñanza primaria y secundaria ya que la institución se preocupa y ocupa por sus integrantes, a pesar de los escasos recursos que recibe.
Esto genera, que nuestro país sea considerado a nivel internacional, una de las principales fuerzas de paz a las que recurre las Naciones Unidas, por la preparación de sus tropas, tanto en el ámbito estrictamente profesional, como en el humano.
La educación en valores que dan nuestras Fuerzas Armadas es de alto contenido en ese aspecto.
Testigo de esto son, los miles de compatriotas, integrante de las FF.AA. que han estado y están, en recónditos lugares del planeta, garantizando la paz en conflictos sangrientos que han dejado miles de víctimas, actuando con seriedad y profesionalismo, dejando el nombre de Uruguay en lo más alto.


Pero como siempre sucede, los hombres nos podemos portar mal, equivocarnos, violar normas y reglamentos, entonces la Institución aplica las sanciones que corresponden según la falta, puedo dar fe de ello.
Hay personas que son dados de baja, cuando el comportamiento supera ampliamente lo establecido y no siempre estas sanciones son tomadas y aceptadas por quien las recibe.
Resentimientos y frustraciones afloran y pueden encontrar el camino para tomar venganza ante lo acontecido.
Dar testimonios de supuestas irregularidades ante quienes desconocen el verdadero funcionamiento de una unidad militar, genera fastidio, ya que poco se sabe de la interna militar, de los magros o escasos presupuestos asignados para el funcionamiento, haciendo el periodismo conclusiones apresuradas y sesgadas.
Dada la escasez del presupuesto en gastos para funcionar, los comandos de las unidades deben recurrir muchas veces a la creatividad y búsqueda de alternativas, que permitan que éstas puedan funcionar medianamente bien.


Ya sea venta de leña, venta de lechones, venta de bloques, que muchas veces terminan ayudando al personal a construir su casa, trabajos particulares de unidades especializadas, que permiten obtener dineros genuinos que están supeditados a la autorización de los ordenadores del gasto titulares y delegados, para hacer mejoras edilicias, mejorar la comida del personal, etc.
Todo esto, es debidamente documentado, ya que cada unidad cuenta con un oficial encargado de la Administración, así como un jefe que es el habilitado que maneja y controla los dineros que la unidad genera o recibe.


Podrán encontrarse errores de índole administrativo, pero no un sistema pergeñado para provocar situaciones irregulares, como este programa intentó hacer ver, arrojando sospechas o haciéndose eco de declaraciones claramente mal intencionadas o con información parcial de la realidad.
Lo jóvenes oficiales cuando llegan a su nuevo destino, deben concurrir a conocer donde viven y como viven los subalternos a su cargo, comprobar las situaciones familiares de sus soldados, generándose allí un vínculo que hace ver realidades, carencias, necesidades, donde la Institución establece, que el trato siempre debe ser paternal y digno, orientado a atemperar esas necesidades.
Por eso, al ver este programa el domingo pasado, me llamó la atención el desprecio y soberbia con que se trató a esta unidad histórica y emblemática del Ejército, valiéndose de testimonios de personas, por lo menos, resentidas o ignorantes de ciertas realidades.


Sumemos a esto, los propios comentarios de los periodistas, que, con gran desconocimiento, con malicia, además, han enlodado el prestigio de esta unidad, dejando sospechas sobre comportamientos de sus oficiales y del personal en general.
Sería bueno, pudieran investigar de verdad, ponerse el uniforme un rato, convivir con el personal y oficiales, para ver qué actividades se hacen, como se come, duerme, entrena, desfila, se cuidan los animales, se veneran las tradiciones y lo que significa para el soldado, saber que está en la unidad que prestó servicios el Gral. Artigas y que hoy tiene el privilegio de usar su uniforme.
Creo que si el periodismo de ese programa es serio e imparcial debería dar este segundo paso y permitirnos a todos ver la otra cara de la historia.
Estas cosas son difíciles de transmitir, los sentimientos no se pueden transferir, se viven y sienten o no se entienden.


El periodista Ignacio Álvarez, procede en sus programas con una poderosa altanería, donde parece haberse convertido en el gran descubridor de irregularidades en todos los ámbitos y eso parece haber generado un plus de arrogancia que demuestra no tener límites. Infórmese mejor estimado Señor.
Se habló de una Institución dos veces centenaria, anterior a nuestro Estado como tal, con una ligereza llamativa, emitiéndose juicios de valor, acusaciones veladas y sospechas sobre quienes comandan.
Otro punto que se desconoce es que los oficiales tienen un tiempo limitado como prestación en la unidad de destino, donde son calificados en su desempeño, por lo que sería ilógico comportamientos irregulares.


Es demasiado lo que está en juego, es su futuro y el de sus familias. Hay un juramento y una ética.
No quiere decir que no existan las irregularidades, los hombres se equivocan sin importar su profesión, en el pasado algunos oficiales de alto rango, llegaron a colaborar con los grupos guerrilleros alzados en armas, como el caso de un jefe que fue capaz de entregar los planos de su unidad al MLN.
O aquel marinero que llegó a colaborar con el asalto al arsenal de la Armada, esas inconductas acontecen y la institución aplica sus mecanismos disciplinarios, Justicia Militar o Poder Judicial según el delito.


No se puede dejar pasar estos agravios gratuitos a una unidad militar llena de glorias, historias, usando testimonios de baja consideración, solo para alimentar el rating televisivo de un programa que parece dirigido por mercenarios.
Desde esta columna de opinión, firme, ¡como un Blandengue!


https://semanariocontexto.com/firme-como-un-blandengue/
A ese programa lo empece a ver y me cambie para Netflix. No me parecia que fuera verdad lo que se decía, parecía imposible.

Me trae desconfianza a los futuros temas por tratar porque veo que no hay etica periodistica.
 226º aniversario del Reg. Blandengues de Artigas de Caballería No. 1 


Durante la ceremonia, primeramente, se ejecutó el Himno Nacional, para luego homenajear a aquellos efectivos que pasaron a situación de retiro con más de 25 años de servicio bien calificados. 
En el marco de la conmemoración por los 225º aniversarios de la Unidad, el Museo Blandengues de Artigas desarrolló un concurso entre más de 11.000 niños que visitaron al Regimiento en este año. 
La actividad consistía en una entrega individual de un trabajo titulado “225 aniversarios del ingreso del prócer al Cuerpo de Blandengues”, evaluando dos categorías. 
La primera en una confección de un dibujo, pintura o escultura para alumnos de primer a tercer año, y la segunda de un texto presentado en forma de prosa o poema para alumnos de cuarto a sexto año. 
La ganadora de la primera categoría fue Elena Varela, alumna del primer año de la Escuela N° 3 “Francia”. La ganadora de la segunda categoría fue Celeste Bentancor, alumna de 6to año del Colegio “Obra Banneux”, quien además hizo lectura de su trabajo. 
El Sr. Presidente de la República, Dr. Luis Lacalle Pou, acompañado de la Sra. Sub Secretaria del Ministerio de Educación y Cultura, Dra. Ana Ribeiro y el Sr. Jefe del Regimiento, Cnel. Eduardo Balbi, hicieron entrega de los reconocimientos a los alumnos.
Posteriormente, se hizo entrega de ejemplares del libro “Artigas 1811” de la autora Dra. Ribeiro. 
Asimismo, el Movimiento Tradicionalista Argentino realizó la donación de un Lomillo, construido con dos piezas cóncavas de madera, forradas en cuero vacuno. 
Cabe destacar que todos los años se hace una competencia de equitación entre los Oficiales del Regimiento, denominada "Presidencia de la República" y es entregada por el Pte de la  ROU. En esta oportunidad la ganadora fue la May. (V-IA) Romilda Porrini que se desempeña como médico veterinario de la Unidad. 
Finalizando, los efectivos formados desfilaron rindiendo honores a las autoridades presentes.

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