Foros de Uruguay Militaria

Versión completa: Para reflexionar
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Sobre la nueva política de genero, la diversidad y los derechos...





Big Grin Big Grin Big Grin
Los diputados convertirán hoy en ley la ampliación de la ciudadanía natural a los nietos de uruguayos nacidos en el exterior. En pocas palabras, y pensando ya en el siguiente paso anhelado cada pocos años por el Frente, primero amplían la siembra, para luego intentar aumentar la cosecha.

Querer que los uruguayos puedan votar en el exterior, sumado a que los nietos de uruguayos son ciudadanos de nuestro país, terminaría en una fórmula excéntrica por la cual Lennart Engström nieto de Carlitos, que se exilió en Suecia en los 70', tendría que decidir a sus 19 años y viviendo en Helsingborg, si el político que nos va a poner impuestos a nosotros que vivimos en Uruguay y trabajamos en Uruguay va a ser Tito o Pancho.

Si yo ya pensaba que el voto de Ricardo que trabaja en una metalúrgica y cuando sale hace changas en la feria, destinando 12 horas de su vida a enriquecer este país, debería tener más peso que el voto del Rulo, que no trabaja ni estudia, y sus tareas suelen ser tomar un vinito en la esquina con los Ñery, ya esto de Lennart me parece bizarro.

Si bien no tengo una posición tomada al respecto, se me ocurre que pagar impuestos en un país, debería evaluarse como una condición necesaria para poder votar a los que luego te van a esquilmar.

https://www.facebook.com/sakmela/?fref=nf

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Mientras tanto, hay hijos de uruguayos en el exterior,y no precisamente políticos, que aún no tienen credencial porque hay que demostrar un año de trabajo o cursos oficiales en el país, disposición idiota e inédita, para alegría de escribanos y fotocopiadoras, para seguir adelante con el documento
(12-15-2015, 09:31 PM)Terminus escribió: [ -> ]Los diputados convertirán hoy en ley la ampliación de la ciudadanía natural a los nietos de uruguayos nacidos en el exterior. En pocas palabras, y pensando ya en el siguiente paso anhelado cada pocos años por el Frente, primero amplían la siembra, para luego intentar aumentar la cosecha.

Querer que los uruguayos puedan votar en el exterior, sumado a que los nietos de uruguayos son ciudadanos de nuestro país, terminaría en una fórmula excéntrica por la cual Lennart Engström nieto de Carlitos, que se exilió en Suecia en los 70', tendría que decidir a sus 19 años y viviendo en Helsingborg, si el político que nos va a poner impuestos a nosotros que vivimos en Uruguay y trabajamos en Uruguay va a ser Tito o Pancho.

Si yo ya pensaba que el voto de Ricardo que trabaja en una metalúrgica y cuando sale hace changas en la feria, destinando 12 horas de su vida a enriquecer este país, debería tener más peso que el voto del Rulo, que no trabaja ni estudia, y sus tareas suelen ser tomar un vinito en la esquina con los Ñery, ya esto de Lennart me parece bizarro.

Si bien no tengo una posición tomada al respecto, se me ocurre que pagar impuestos en un país, debería evaluarse como una condición necesaria para poder votar a los que luego te van a esquilmar.

https://www.facebook.com/sakmela/?fref=nf

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Siempre pensé igual. Que voten los que pagan impuestos, tanto a nivel nacional como departamental.
Viñoly furioso con Uruguay y con razon


Uruguay va camino a ser un “museo” si no se despierta de la “siesta” y elimina su burocracia kafkiana, opina Rafael Viñoly


Rafael Viñoly parece incómodo.



Al arquitecto le exaspera el “adomercimiento” uruguayo, ese “confort pernicioso” que reina hace décadas. Como si su cuerpo fuera el primero en entender el mensaje, cuanto más habla del tema, más veces cambia de postura en su silla. Si la “siesta” continúa, advierte, Uruguay será un “museo de la imagen de un país de los años 30”.

Pero lo que más molesta a Viñoly es que la solución es sencilla. Se resuelve “en cuatro días”, exagera, con un shock de “efectividad” y la sustitución de muchos funcionarios y asesores. De “charlatanes” que no saben nada, justifica. Se necesitan “administraciones que tengan la capacidad de montarse en el tema político de una forma diferente, tiene que haber una renovación de cuadros que vean este tema con una perspectiva mucho más pragmática”.

Viñoly, de 71 años, cree que Uruguay dejó pasar una buena oportunidad para despegar, facilitada por los 10 años de kirchnerismo en Argentina. Ahora gobierna Mauricio Macri, cuya gestión elogia, y ese país volverá a ser atractivo para las inversiones. Y más vale que las autoridades uruguayas tengan ideas porque el futuro puede ser complicado, dice.

En su larga trayectoria como arquitecto concretó proyectos en ciudades como Londres, Tokio y Nueva York, pero, sostiene Viñoly, nada lo preparó para enfrentar a la burocracia uruguaya, un proceso “kafkiano” donde “los mecanismos de impedir son mucho más grandes que los mecanismos de producir”.

El arquitecto que diseñó el Aeropuerto Internacional de Carrasco sufrió esa burocracia en los últimos años con tres proyectos: la remodelación de la Estación Central de AFE, un edificio de oficinas en la Plaza Artigas, de Montevideo, y el puente sobre la Laguna Garzón, cuya inauguración cuestiona.

—La semana pasada el gobierno inauguró el puente sobre la Laguna Garzón. En declaraciones a “El País” usted dijo que ese no es el diseño que había hecho para el puente y habló de una “maraña burocrática” que caracteriza a Uruguay. ¿A qué se refiere?

—Uno tiene una perspectiva un poco distinta, que es más esa dualidad entre conocer muy bien la idiosincrasia nacional, la geografía del país, y haber vivido afuera por tantos años. Lo que es increíble en Uruguay es que todavía existe una especie de inercia burocrática indescriptible, que está totalmente por afuera de los estándares internacionales. Y es increíble que la gente no reaccione.

—Usted compara lo que sucede en Uruguay con su experiencia en el extranjero.

—Comparo con lugares que tienen también un proceso lento de regulación, de control entre el sector privado y el sector público. Pero acá es una cosa completamente fuera de lógica, es un proceso kafkiano. Es también esa cosa de pensar que somos así y que esta es la manera en la que las cosas pasan. Y lleno de reacciones personales, de índole psicológica: la gente se ofende muy rápido. Esa es una característica nacional. Y de pronto se generan estos fenómenos de encapsulamiento de gente que tiene fracciones de poder que son completamente irrisorios, y que pueden desperdiciar oportunidades.

—La economía uruguaya creció a un ritmo histórico en los últimos años. ¿Cree que se desperdiciaron oportunidades?

—Al gobierno se le acaba la oportunidad de utilizar condiciones de coyuntura que eran impresionantes. La chance de arreglar esta situación y de poner a Uruguay en un lugar especial, creo que disminuyen. Porque el desarrollo económico no pasó porque sí, sino por comparación con los vecinos. Esa situación de los últimos años que fue tan beneficiosa, pasó porque los argentinos tenían que venir a poner plata acá porque no podían ponerla en otro lado. La situación interna de la Argentina va a mejorar seguro, todo el influjo de capitales y el interés por ese país va a reflotar. Ahora más vale que acá tengan una idea. Es fácil tener una idea en Uruguay porque tiene muchísimas condiciones especiales, únicas en la región y en el mundo, y es poca gente. El problema es que si la gente tiene esta especie de tendencia a desacelerar el proceso siempre, por diseño, no se puede hacer nada.

—¿Es una cuestión de mandos medios en la administración o de las autoridades?

—Es un problema de la cultura del empleado público. Cuando hice este proyecto grande en Japón, hace como 25 años, me acuerdo que para el japonés, llamar a alguien un burócrata era un elogio. El burócrata negocia y navega a través de una cantidad de estamentos de control con el objetivo de que el proyecto funcione. Acá es al revés: decirle a alguien que es un burócrata es un insulto. Acá la gente toma esa actitud de proteger su propio reducto de poder sin entender que hace falta un nivel de flexibilización en todo el proceso regulatorio.

—¿Ha tenido experiencias de trancas burocráticas?

—Yo las conocía de antes. Lo que pasa es que una cosa es conocerlas de antes y otra es cuando uno hace, como el tema del puente, una contribución. El problema es que los mecanismos de impedir son mucho más grandes que los mecanismos de producir. Hay cosas increíbles acá. Este tema de la estación Artigas no se puede creer. Un tipo que gana la licitación de participación público-privada y se dan cuenta que no tienen control sobre la tierra. Y eso es todo fácil, por eso es increíble. Yo hice un proyecto en Londres que nos llevó siete años aprobar, y cuando entramos pensamos que nos iba a llevar ocho. No pensamos que lo íbamos a hacer en seis meses. Acá es al revés: te dicen “tranquilo, que lo arreglamos” y no pasa nada. La situación con la obra en Plaza Alemania es completamente increíble. Para no hablar de los que están encargados de la planificación, que son gente que no entiende nada. Están completamente metidos en este sistema en el que es más fácil no hacer que hacer. No se puede creer cómo se impide todo.

—Usted tiene varios proyectos detenidos. ¿Cómo le explica al inversor?

—No le explico. No se puede explicar, hay que decirles que no se puede hacer nada. Además, no es que uno tenga la capacidad de convencerlos tampoco. Si este procedimiento no cambia, la siesta va a seguir; todo el mundo durmiendo la siesta. Para mí ese es el tema más importante: no hay alternativa para las generaciones nuevas. ¿Cuál es la alternativa? Colgarse del Internet y ver lo que pasa en el mundo, que es lo contrario a lo que hay que hacer. Es un problema ético, es un problema moral. Desconectarse de la realidad es, por lo general, una mala receta salvo que se tenga la vaca atada, y en este lugar nunca la tuvo nadie. Ni siquiera hay aristocracia acá, este es un lugar que se arregla en tres horas.

—Los dos gobiernos del Frente Amplio han planteado que la reforma del Estado es la madre de todas las batallas. Sin embargo no han tenido éxito.

—Creo que la reforma del Estado planteada en forma declarativa suena a escribir de nuevo la Constitución. Esto se arregla facilísimo. Hay que sacar de en medio a 40 personas, poner otras 20 que estén mentalizadas de esta manera.

—¿Hay algún gobierno que podría hacer eso?

—Debería haber. Esta misma gente, que son gente de un nivel de convicción y honestidad intachable. El Frente siempre tuvo esa cosa práctica, es por historia y por generación un gobierno pragmático. Acá no hay más nada que hacer que hacerlo. Tiene que existir un liderazgo activo. Ese es el problema. Esto no se arregla con la cordialidad del mate y el conocimiento personal, hace falta un shock de eficiencia acá, que es completamente un tema cultural. Porque tampoco es que la gente genéticamente sea así. Es como en Malasia, ahí son todos vagos pero por el sol, yo qué sé; acá también pero son tres millones de personas, se arregla fácil. El gobierno, las autoridades, creo que entienden mejor que lo que yo puedo entender cómo esto se puede superar. Este es un país que necesita un plan de ordenamiento físico y de ordenamiento de gestión que se arregla en cuatro días, para lo cual hace falta una actitud política que considere este tema de la urgencia estratégica seriamente. Pero hay un adormecimiento. Mi sorpresa es que es el mismo que existía en el año 50, cuando yo me fui de acá. ¡No puede ser! El mundo cambió de forma radical. A mí me parece que esto es una cosa de administraciones que tengan la capacidad de montarse en el tema político de una forma diferente, que tiene que haber una renovación de cuadros que vean este tema con una perspectiva mucho más pragmática. Siempre hay lugar para las disquisiciones filosóficas, pero acá hacen algo o queda como un museo de la imagen de un país de los años 30. No se puede creer.

—Durante su gobierno, el ex presidente José Mujica fue muy duro con la burocracia, al menos en el discurso. ¿Percibe que cambió algo?

—Mujica entiende todo, siempre me pareció. Igual que Tabaré (Vázquez). Son dos personas de gran corazón, con diferencias estilísticas con respecto a cómo enuncian las cosas. Lo que pareciera que es fundamental es que el nivel de shock que hay que producir en este campo de la efectividad, es mucho mayor de lo que piensan. Si hubiera un gobierno blanco sería igual. Esto es una de esas cosas que se hacen solamente a través de formas de liderazgo.

—Si ese es su análisis, ¿por qué seguir apostando por Uruguay?

—Porque es un país genial, es un lugar donde se pueden hacer cosas que no existen en ninguna otra parte. Si se hubieran avivado hace cinco años, estarían en este momento en una posición incomparable. Acá lo que hay que hacer es nombrar a alguien que sea la persona que ejecute, que busque la manera de ejecutar aunque le cueste el puesto y una vez que ejecutó se arregla todo. Es lo mismo que hizo Mauricio Macri en Argentina. Se decía que no se podía devaluar, devaluó y no pasó nada; echó a todo el mundo, tampoco pasó nada. Es un ingeniero. En 12 días hicieron cosas que parecían imposibles, que necesitaban de debate y de hablar con todo el mundo. Fueron y lo hicieron. Tenés que sacarle el tiempo para reaccionar a la máquina del no hacer. Le dije al intendente Daniel (Martínez) que no va a tener demasiado plafón y que va a tener que hacer algo ya porque si no, lo come la máquina.

—¿Ya lo comió?

—No sé. Supongo que no. Es un tipo inteligente, un ingeniero. Pero no hace falta tanto. El famoso tema de la renovación en Ciudad Vieja requiere de inversión. ¿Qué tenés que hacer? Salir a buscar inversión y tomar decisiones. Pero está toda esta gente que forma parte de los sistemas de asesoría que son unos charlatanes. Ni siquiera unos charlatanes: no tienen ni idea de lo que hablan. Tendrían que hacer una fuerza de choque, un SWAT team que dijera esta es la idea y esta idea es para vos mister president y si te gusta, nosotros te la hacemos. No hay otra. Y esa es una situación para la cual si perdés el momento, la energía inicial, no podés porque te morfa la máquina. Es todo un problema de confort pernicioso, porque el confort de la continuidad… Nos pasa a todos: te ponés viejo, te morís y no pasó un carajo. Treinta generaciones de tipos perdidas de esta forma.
" Creo que la Intendencia de Montevideo está perdiendo una oportunidad histórica de aprovechar el "agujero" gigante que dejaron en Ancap, para poder tirar ahí toda la basura que tiene la ciudad... "
Carta abierta al señor presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez.
PABLO MAGNO
·SÁBADO, 23 DE ENERO DE 2016

Hoy fui al kiosko con $100 y quedé debiendo $2, ¿por qué? porque la caja de cigarrillos que hasta ayer costaba $95, hoy cuesta $102.
Por ser usted, y por su posición, hay muchísima gente que es fanática suya y sin saber lo que voy a decir ya me estará insultando (porque así son los fanáticos); pero también hay mucha gente que no lo quiere, y en este momento me estará apoyando a mí, también sin saber aún lo que voy a decir, y sin ser fanáticos míos. Yo no pertenezco a ninguno de esos grupos. Yo soy de los que critica a quienes creo haen las cosas mal, y felicita a quienes creo las hacen bien, sin importar que color representan.
Y para demostrar que no soy un simple contra, o un clásico uruguayo quejoso, quiero decirle que algunos aspectos de la guerra que usted emprendió contra el tabaco me parecen buenos. Me parece bueno que quienes no fuman no tengan que soportar el humo de los que sí lo hacemos.
Me parece bueno que en las cajas se muestren advertencias claras, y crudas, sobre el consumo de tabaco.
Me parece bueno que las compañías tabacaleras no puedan hacer publicidad, aunque seguramente gracias a esto, habrá algunos licenciados en marketing que están en el seguro de paro o trabajando como choferes de Uber.
PERO: que la caja de cigarrillos cueste $ 102 no me gusta. Y sé que a usted no le importa, pero léame unas líneas más.
Podría comparar el tabaco con otras sustancias que también son dañinas y a usted parecen no importarle, pero no es el motivo de esta carta.
Podría también relacionar el aumento del tabaco con el aumento de las tarifas de UTE, OSE, y ANTEL, o con el aumento del salario mínimo a unos tristes $ 11 500, pero tampoco es el motivo de esta carta.
Y podría hacer propaganda de mi primer libro, "Puro Cuento" pero tampoco es el motivo de esta carta (igual, está a la venta en librerías a menos de los que salen dos cajillas de cigarrillos).
Tengo 31 años, empecé a fumar a los 16, dejé a los 22 (porque quise hacerlo), y volví a "agarrar el vicio" a los 29, ¿por qué? porque también quise hacerlo, aún sabiendo los efectos que causa.
Claro que como todo uruguayo conozco, o conocía gente, que murió de cáncer. Soy conciente de que el tabaco es uno de los factores que lo causan, pero es eso, UNO de los factores que lo causan.
Usted es oncólogo, usted sabe muchísimo más que yo sobre este tema, usted sabe que hay muchas cosas que pueden ayudar a la aparición de esta enfermedad, como puede ser una mala alimentación, la genética, o escuchar a Bonomi decir que la seguridad está bien, y sin embargo no lo veo tan ocupado en mejorar estas cosas.
También soy conciente de que algunos enfermos le cuestan dinero al estado, ¿usted pretende con esta política anti-tabaco ahorrarle dinero al estado? Me parece perfecto, pero entonces también le doy otras ideas:
- Reparta condondes en la puerta de los boliches, en especial en las matiné.
- No le regale dinero a quienes no hacen nada, genérele puestos de trabajo.
- Remueva al directorio de ANCAP
Otra cosa (y perdone la desprolijidad y el salto de temas) ¿en qué se usa la plata de los impuestos que tiene el cigarrillo? ¿en comprar equipamiento que sirva para combatir el cáncer? ¿en brindar a los que lo padecen medicamentos o cualquier cosa que haga mejor su calidad de vida? ¿en pagarle una entrada a un seminario de Tony Kamo a quien quiera dejar el cigarrillo?, me gustaría que cualquiera de estas preguntas tuviese un sí como respuesta, y no que este dinero esté siendo utilizado para "capitalizar" una empresa pública que no hubiese necesitado ser capitalizada si no fuera en el mejor de los casos por la ineptitud de sus directores (y en el peor de los casos porque sus directores metieron la mano en la lata).
Seguramente muchos "no fumadores" no me entiendan, los fumadores estamos acostumbrados a que todo el tiempo, gente que no fuma, nos diga de mil maneras y apelando a mil excusas que debemos dejar de fumar. Pero piensen un minuto en esto: a todos nos gusta algo, a mi me gustan un montón de cosas, entre ellas fumar. A vos, "no fumador", te puede gustar el pan con manteca, y pensá que feo sería que una flauta cueste $ 102.
Por último y antes de despedirme quiero contarle una pequeña anécdota.
Otro ítem de la ley anti-tabaco dice que los cigarros no puedan estar a la vista en los comercios, a mi me da igual, pero le cuento que con esta medida le está haciendo mal a gente que no fuma. El almacenero al que suelo comprarle los cigarrillos tiene reuma y Alzheimer, los cigarros los tuvo que esconder abajo del mostrador, cada vez que tiene que sacar una caja, sufre muchísimo al agacharse, cosa que tiene que hacer más de una vez ya que cuando está a mitad de camino, se olvida lo que le pedí y debe enderezarse para preguntarme nuevamente qué voy a llevar. Por lo tanto esa caja de cigarros le hace peor a la salud de él que a la mía.
Le mando un abrazo y deseo que lo que a usted le gusta no salga tan caro como lo que a mi me gusta.
PD.: si quiere una copia de Puro Cuento, estoy dispuesto a darle una con una dedicatoria muy especial. Me halagaría que además de esta carta lea mi libro, donde no hay ninguna crítica para usted ni para ninguna de sus políticas.
Estimado fumador, compre contrabando por mucho menos precio. Como no fumo no le puedo decir cuánto vale, pero sí le indico dónde comprarlo (entre muchos otros lugares a lo largo de la Av. 18 de Julio por ejemplo). Pero cómprelos en frente a la sede de la DGI, no tiene cómo perderse. Excepto quienes tienen que verlos, los va a ver al toque.

Angel Angel
Este artículo no es de mi autoría, pero su validez merece que aparezca aquí.

Una nota para reflexionar

Un profesor de economía dijo que nunca había reprobado a un solo estudiante, hasta que una vez debió reprobar a una clase entera. 
Esta clase particular había insistido en que el socialismo realmente funciona con un gobierno asistencialista que intermedie sobre la riqueza, entonces nadie sería pobre y nadie sería rico, todo sería igual y justo. 
El profesor entonces dijo: "Está bien, vamos a hacer un experimento socialista en esta clase. En lugar de dinero, usaré las notas de sus pruebas. Todas las calificaciones se otorgan en base al promedio de la clase, y por lo tanto sería«justo». Todos reciben las mismas notas, lo que significa que, en teoría, nadie va a fallar, así cualquier persona podrá recibir una "A". 

Después de calculada la media de la primera prueba, todos recibieron una "B". Quién había estudiado con dedicación se indignó, pero los estudiantes que que no se habían esforzado estaban muy contentos con el resultado. 

Cuando se tomó la segunda prueba, los perezosos estudiaron aún menos, ya que esperaban obtener buenas calificaciones de todos modos. Aquellos que habían estudiado bastante anteriormente, decidieron que ellos también se aprovecharían de las notas de otros. Como resultado, el promedio de la segunda prueba fue una "D". A nadie le gustaba ella. 

Después de la tercera prueba, el promedio general fue de una "F". 
Las notas no han vuelto a los niveles más altos, pero los desacuerdos entre los estudiantes,la búsqueda de culpables y malas palabras se han convertido en parte de la atmósfera de esa clase. La búsqueda de la "justicia" de los estudiantes había sido la causa principal de las quejas, el odio y el sentimiento de injusticia que han pasado a formar parte de esa clase. 
Al final, nadie quería estudiar para beneficiar al resto. Por lo tanto, todos los estudiantes repiten el curso ... 

Para su sorpresa total. El profesor explicó: " el experimento socialista fracasó porque cuando la recompensa es grande el esfuerzo por el éxito individual es grande. Pero cuando el gobierno quita todos los premios a la hora de tomar las cosas de los demás para dar a los que no lucharon por ellos, entonces nadie va a tratar o querer hacer lo mejor posible. Tan simple como eso ". 
1. No se puede llevar a la prosperidad a los más pobres sólo sacando la prosperidad de los más ricos; 
2. Para recibir sin tener que trabajar, una persona tiene que trabajar sin recibir; 
3. El gobierno no puede dar nada a nadie que no lo ha tomado de otra persona; 
4. Al contrario de lo que se cree, es imposible multiplicar la riqueza, tratando de dividirla; 
5. Cuando la mitad de la población cree la idea de que no tienen que trabajar porque la otra mitad de la población va a apoyarla, y cuando la otra mitad cree que no vale la pena trabajar para mantener a la primera mitad, entonces llegamos al principio del fin de una nación.

Fuente:
https://es-la.facebook.com/notes/yo-profesor/una-nota-para-reflexionar/414361712032286/
¡Terminus, me quedé helado con el video «Modern Educayshun»! Sad
No falta mucho para que se vuelva realidad...
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