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Versión completa: Los soldados de nuestro Ejercito
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Se agradece!
Un buen mensaje, claro y conciso.

[Imagen: 0_zpsfryvzxdw.jpg]
"NO SIRVE NI PA MILICO"


Cuando cansado y con hambre
se hagan eternas las horas
Cuando ya la cantimplora...
te entregue el último trago
Cuando con un mate largo
vas acortando el servicio
cuando transformes suplicio
en voluntad y en esfuerzo
Tal vez te llegue este verso
a aliviar tu sacrificio.

Cuando el servicio te lleve
a lugares muy remotos
y anotarás los “porotos”
arriesgando hasta tu vida
Cuando tu Patria querida
Te ignora y no te conoce
y a ella si la conocen
por tu entrega e hidalguía
en las Naciones Unidas
y acá contra ti, alzan voces

Cuando veas a tus caídos
tapados con la bandera
y mojes tu guerrillera
traspirando compromiso
Cuando pidas un permiso
por problemas personales
y cuando cansancio exhales
pero tienes que seguir
tu solo podrás decir
Tu condición, cuánto vale.

Cuando dejas tus problemas
para atender un hermano
y cuando extiendes tu mano
que a todos les da confianza
Cuando inclinan la balanza
y tu plato es más liviano
hablan de Derechos Humanos
y no miran tu pobreza
flaquea el pan en tu mesa
y callos tienen tus manos.

Siempre habrá algún arrogante
que en su ignorancia supina
lanzará dardos y espinas
haciendo vibrar su pico
“no sirve ni pa Milico ¡”
dirá sobre el haragán
Que venga a ver si le dan
los huevos para enrolarse
y si es que puede aguantarse
vaya y arregle el refrán.

Es que pa Milico amigo
no ha de servir cualquiera
nadie honra la bandera
como lo hace el Milico
En este verso le explico
cuantas cosas hace el Soldado
Espero quede aclarado
que si hablamos de “servir”
por su Patria va a morir
mientras usted va al excusado.

Autor: Nestor Rosadilla

Big Grin Big Grin Big Grin
Es una nota publicada unos años atras pero tiene total y absoluta vigencia.
Vida de milico
Dormir más en el cuartel que en la casa, hacer maravillas para llegar a fin de mes, esperar ansioso la misión al extranjero que le permita tapar una gotera, soportar la mirada acusadora de la sociedad. | Soldado Jorge Perdigón | Soldado Ángel Melo | Soldado Jorge Claro


Paula Barquet
La sonrisa de Jorge Perdigón acompaña todos sus relatos, incluso aquellos que refieren a su pobreza, su falta de estudio o sus deudas. Es una sonrisa humilde cuando dice que para sobrevivir vendía caramelos en la calle. Es resignada cuando reconoce que le habría gustado estudiar porque "sin un diploma, uno no es nadie". Es orgullosa cuando cuenta que la casa en la que vive es fruto de sus misiones en el Congo y que la levantó él, con sus manos.


Tal vez no habría elegido ser soldado. Pero cuando ingresó, en 1989, los 420 pesos que cobraba eran más que suficientes. Imaginó que podría "aprender algo" en el Ejército. Vio "un futuro, un sueldo asegurado". Porque como explica él, siempre sonriente: "Que sea pobre no significa que no pueda salir adelante".
No llueve mucho esa tarde, pero el ruido de las gotas sobre el techo de chapa obligan a levantar la voz. Ezequiel, de ocho años, atiende las palabras de su padre, al que seguramente nunca haya escuchado hablar así. Miguel, de 17 meses, camina a los tumbos por la casa que todavía conserva el olor a material fresco, mientras su madre lo persigue vigilante.

-¿Les recomendarías a tus hijos entrar al Ejército?
-No. La idea mía es que ellos sean superiores que yo.
-¿Te arrepentís?
-No, no me arrepiento porque me dio mucho. Lo que yo esperaba. Tal vez hice más que quedándome en la calle esperando ser alguien que no… Por ejemplo, andar requechando. No está al alcance de lo que fue mi cerebro. Fui criado en familia de pobres pero muy trabajadores.


Jorge Perdigón nació en Lascano. Completó la Primaria y a los 14 años se mudó con unos tíos a Montevideo porque eran muchos hermanos. Desde niño le gusta la electrotecnia, tiene habilidad para la albañilería y un talento para disparar armas que lo posicionó, luego de hacer el curso correspondiente, como "cabo tirador especializado".
Tiene 41 años, 20 como soldado. Participó dos veces de la misión de paz de la ONU en el Congo. Con el dinero que reunió, construyó su casa en el asentamiento Régulo. Ahora espera la oportunidad de viajar otra vez para poder colocar los pisos y el cielo raso, además de hacer el revestimiento interno y externo.


En sus licencias no descansa: busca changas como albañil. Su mujer de vez en cuando complementa el ingreso del hogar con alguna limpieza. Gasta 2.000 pesos por mes en la feria, 200 en la moto, y cada paquete de pañales para Miguel le cuesta 150 pesos. La cuota de la luz es baja, y el agua no se la cobran porque no tiene contador, pero el gas pesa bastante en su economía. Levanta 500 pesos en tiques de alimentación en el cuartel, pero invierte 388 pesos mensuales en el Hospital Militar para cubrir la salud de toda la familia.

Perdigón sabe que los 5.000 pesos que recibe cada mes no son ni la quinta parte de lo que vale una canasta básica. Con todo, no deja de sonreír.

-¿Qué fue lo que te dio el Ejército?
-Y… Un bienestar social. Hoy en día no estoy por debajo de la pobreza ni por encima de la riqueza. Estoy en un estatus medio en el cual me puedo dirigir a cualquiera con la frente en alto.
hacer MARAVILLAS. Seis de cada 10 efectivos del Ejército -incluyendo oficiales y rangos superiores- están por debajo de la línea de pobreza. Según el último estudio socioeconómico realizado por el Ejército entre 2008 y 2009, el 60% del personal es pobre, el 7% vive en asentamientos y el 4% es indigente.


En la fuerza de tierra hay 20.000 uniformados. Unos 15.200 integran el personal subalterno, y entre ellos, 9.300 son soldados.
El salario bruto del soldado es 5.715 pesos, según informó a Qué Pasa el jefe del departamento de Comunicación Social del Ejército, el coronel Rafael Navarrine. El 60% del personal percibe un ingreso menor a 13.000 pesos por mes.
Aún cuando el presidente José Mujica y el ministro Luis Rosadilla habían reconocido más de una vez que los militares de bajo rango eran los más postergados entre los estatales, y aún sabiendo que con esas declaraciones habían cargado de esperanzas a los uniformados, los resultados en la Ley de Presupuesto Nacional del Poder Ejecutivo no fueron los anhelados.


Hace poco Rosadilla anunció que al final de este quinquenio, el personal militar subalterno cobraría unos 11.000 pesos mediante una redistribución del presupuesto. Pero, en rigor, lo que dice la ley es que el aumento alcanzará, en tres etapas, 2.500 pesos. Y eso es lo que se limitan a esperar los soldados, muchos de ellos frustrados y decepcionados. En enero recibirán los primeros 1.500. Hacía años que no se les otorgaban aumentos diferenciales.
Cuando Perdigón dejó las changas, la venta de caramelos en la calle, las noches entre verduras en el Mercado Modelo, y entró al Ejército, su sueldo representaba, en proporción, mucho más que hoy.


No era así cuando el soldado Ángel Melo perdió su empleo, en 2002, y le dijeron "venite al cuartel, que entrás seguro". Había trabajado desde los 16 años como camionero en una empresa que, con la crisis, se fundió. Consiguió "cosas chicas" pero "teniendo familia, necesitaba algo seguro".
Ya sabía de qué se trataba eso de ser militar. No se llevaría grandes sorpresas porque su padre y su hermano eran efectivos del Ejército. "Y hasta el día de hoy me he acostumbrado", asegura Melo. "Siempre digo lo mismo: si no me hubiera acostumbrado, me habría ido. Estoy cómodo en el cuartel".


Sus comodidad principal, a pesar de los escasos 5.000 pesos que gana -o un poco más, dependiendo de los "servicios" o guardias que realice-, es el apoyo que ha recibido con su hija. La niña que hoy tiene dos años "nació con una arteria cruzada", según explica el padre. Su salud ha implicado dos operaciones de 10.000 y 14.000 pesos cada una, ocho meses de internación, y esos ocho meses con sus padres viviendo a su lado, sin trabajar. El Ejército se encargó de todos los gastos.
Melo vive en el asentamiento 21 de Enero, a pocas cuadras del anillo perimetral. Aunque el Estado ha regularizado los servicios esenciales, la "avenida" por la que se llega a su casa (Camino La Abeja) es de pedreguyo y no siempre ingresan las ambulancias. "Viste dónde vivimos... Para tomarte un ómnibus o un taxi tenés que salir a la ruta. Pero el cuartel tiene ambulancias para este tipo de traslados. Así que, en ese sentido, estamos muy satisfechos", alega el soldado de 30 años.


-¿Y en qué sentido no estás satisfecho?
-Estoy cómodo. Yo lo tomo como un trabajo. Voy, hago mi trabajo, y vuelvo a mi casa.
-¿Y cómo lo tomarías, si no?
-Como una carrera militar. Yo no tuve la suerte de estudiar, porque cuando ingresé ya estaba pasado de edad.
-¿Qué habría cambiado?
-Hay diferencias. Siendo cabo o sargento podés mandar a los soldados, o sea, a nosotros. Digo dar órdenes, como "vaya y haga tal cosa".


Para la entrevista con Qué Pasa, Melo viste vaqueros, camisa a cuadros y mocasines. Parece que fuera una ocasión especial. Sus respuestas son breves, serias, como si el cuestionario fuera una obligación más que debe cumplir como soldado. En ningún momento distrae su atención de la niña, y cada vez que ella se lo permite, la sienta en su falda con ternura.
-Mi mujer no puede trabajar porque tiene que quedarse con la gorda. Si ella sale a trabajar, perdemos plata porque hay que conseguir a alguien que la cuide, y que la cuide muy bien. Ella no se puede caer, con todo lo que ha pasado. Ojalá trabajáramos los dos, pero no podemos.
-¿Y cómo hacés para llegar a fin de mes?
Aparece, ahí, el punto débil de este hombre que con lo demás se muestra fuerte, responsable, paciente. Se ríe antes de contestar, pero no por vergüenza ("nuestra situación la conoce todo el mundo", afirma) sino porque, estrictamente, no llega a fin de mes.
-Maravillas... Maravillas. Gracias a Dios, los medicamentos de ella (señala a su hija) los consigo gratis en el cuartel. Pero llegar, no se llega. No creo que haya nadie que pueda. Y nos gustaría tener otro hijo, pero lamentablemente no se puede. Porque estás pasando mal, y traer otro gurí al mundo es para seguir pasando mal. Hay que salir adelante, como se pueda.
Pide dinero a su suegro, la casa en la que vive es de sus padres, y asegura que ahorra cuanto puede. El único lujo que se permite cada tanto es fumar un cigarrillo. Aún así, no le alcanza. "La sociedad de la gorda la tenés que tener al día, y siempre algo de plata tenés que tener, por las dudas", expresa aunque sin tono de lamento.


Ahora espera, como Perdigón, "que salga otra misión". Con lo que sacó de la primera (unos 6.000 dólares por seis meses), amuebló el hogar. Hoy tiene sillones, televisor, DVD y equipo de música. Si se vuelve a ir al Congo, el dinero lo ahorrará para mudarse cerca del hospital.


querer la verde.

En los barrios donde viven Melo y Perdigón, reside aproximadamente el 50% de los soldados montevideanos. Se trata de la zona delimitada por las avenidas Belloni e Instrucciones, entre Manga y Toledo Chico. Allí, en los últimos años de la década de 1990, se formaron decenas de pequeños asentamientos, muchos de los cuales han sido regularizados con los servicios básicos.
Hace un tiempo, Ángel Melo volvía del trabajo. Iba uniformado. Ya en la esquina de su casa, lo rodeó un grupo de adolescentes que comenzó a agredirlo verbalmente. Aunque no aporta más detalles de ese "percance", como le llama él, desde entonces Melo se pone el uniforme cuando llega al cuartel, y se lo saca cuando culmina su jornada laboral, de modo de andar por la calle vestido de civil. "Para evitar problemas", justifica. Aún en un barrio donde predomina el color verde.
-¿Qué imagen tiene la sociedad del efectivo militar?
-Mala.
-¿Mala cómo?
-Ya solamente con salir con la ropa... La mirada de desprecio está. Yo, que ando todo el día manejando en la calle, lo veo en el gurí que no sabe leer y en la señora de 90 años.
-¿Por qué crees que miran así?
-Ah, no sé, tema de ellos. Yo lo que sé es que no le hice mal a nadie. Pero cuando hay problemas, ¿quiénes están? Los milicos verdes.
-¿Por patriotismo o por qué?
-Ponerte la ropa verde, como decimos nosotros, te tiene que gustar. Tenés que sentirlo, al menos un poquito. Si no, no aguantás. Y a la larga te vas.
Ellos representan el común de los soldados que, en sus palabras, llegan al Ejército "como salida": cuando se sienten "ahorcados" ante la falta de oportunidades laborales, van a "morir" a los cuarteles. Eso no quita que con el tiempo encuentren cierta vocación, ya sea trabajando en el Congo, custodiando una cárcel, auxiliando evacuados, podando árboles, manejando camiones o disparando armas. Si no la encuentran, seguramente hagan una misión, junten algo de dinero, y se vayan al año.


milico, nomás.

Si en su infancia hubiera visto televisión, Jorge Claro habría sido uno de esos niños que sueña con ser el soldado de las películas; ése que corre esquivando las granadas, adivinando la ubicación de las minas, con la cara sucia y la piel cuarteada de luchar durante meses enteros, en condiciones nefastas, por el bien de la patria. Un auténtico héroe.
Pero Claro creció en campaña, a 17 kilómetros de Tacuarembó, en un pueblito llamado Rincón de la Aldea. Y allí no había televisión, así que tuvo que forjar su vocación militar observando a los soldados hacer maniobras, andar a caballo o en tanque y obedecer órdenes con un "sí, señor". Cuando le preguntaban qué quería ser de grande, respondía "milico, nomás".
Apenas pudo liberarse de la escuela y el trabajo de peón, y habiendo visitado la ciudad de Tacuarembó unas pocas veces, juntó sus pertenencias y viajó a la capital, solo. Tenía veintipocos años. Era 1994.


Aterrizó en el cuartel, donde lo recibieron gratis y le dieron de comer durante un año. Poco más del 11% del personal reclutado comienza de esa manera. Cuando el sueldo se lo permitió, Claro alquiló una pieza a 500 pesos el mes, a metros del cuartel. Allí se quedó hasta 2002, cuando se fue de misión por primera vez.
-Esos nueve meses en el Congo, ¿fueron lo que habías soñado de chico?
-Es una experiencia que acá nunca va a pasar. Hay guerra, hay problemas de verdad. Hay que andar en la calle. Es más útil (ser soldado allí) porque hay que sacar a la gente, llevarla a salvo. Yo iba de custodio de los que hacían donaciones y repartían comida.
-Y acá en el cuartel, ¿qué hacés?
-En el cuartel soy cocinero. Esa es mi comisión, mi trabajo ahí adentro. Cocino todos los mediodías. Comen los de guardia y los que viven ahí.
-¿Cuál es tu especialidad?
No es tan sencillo responder esa pregunta para Jorge Claro, que habla poco y en voz baja, es tímido y encima lo están escuchando su mujer Ana y su hija Yéssica, de 10 años. Opta por sonreír amablemente y cambiar de tema.
-Si no me dedico a la cocina, me toca la guardia en la cárcel de Canelones. Son ocho horas de guardia, ocho de descanso. Nos pagan 100 pesos por día.
-¿Cada cuánto te toca ir?
-Cada 10 ó 20 días, depende. Estamos a la orden.
-¿Te gusta?
-Tiene que gustarte. Porque a las dos de la mañana estás haciendo guardia en un puesto y si está lloviendo, está lloviendo. Y si está frío, está frío. Y tenés que levantarte a las dos de la mañana para hacer el relevo. Y hay mucha gente que no le gusta eso.
Claro vive sobre la avenida San Martín, en el asentamiento Tres Palmas. Una herradura sobre la puerta de entrada, como es costumbre en campaña, augura buena suerte. Adentro, la humedad de las paredes han sido tapadas por alfombras y toallas de motivos más bien infantiles. La niña duerme en el living, donde también está el microondas. Un nailon de un metro y medio de largo cubre el techo del pasillo y desvía la lluvia que se filtra hacia un balde. Cada tanto se oye el agua caer.
La primera misión de paz le permitió comprar la casa, "barata porque es terreno municipal". Fueron 4.500 dólares que todavía paga con su sueldo: en vez de 5.000, cobra en la mano 3.800 pesos.
Con el dinero de la segunda apenas alcanzó a colocar rejas, pintar y hacer algún arreglo, "porque el dólar ya estaba bajísimo". Ahora aguarda, al igual que Melo y Perdigón, que le asignen otra misión al Congo para arreglar el techo.
-¿Qué sentís al tener que hacer el sacrificio de dejar a tu familia e irte hasta el Congo para tener una casa como querés?
-Y ta... Hay que hacer el esfuerzo. Si no, no se tiene nada. Con el sueldo no se hace nada.
-¿La siguiente será tu última misión?
-Sí, en cuatro años me jubilo.
-¿Y ahí que pensás hacer?
-Y... Trabajar. Porque con lo jubilación no llegás a nada.
-¿De qué te gustaría trabajar?
-Me gustaría un trabajo de estar todo el día y de noche venir pa` casa. No más guardias. Quedarme acá de noche.
-¿Te hubiera gustado estudiar?
-Sí, ta, pero no mucho. Yo no era estudioso en la escuela. Terminé sexto y me puse a trabajar. Hoy en día veo que el estudio es todo.
Es que, si se tiene Primaria completa y buena salud, siempre hay lugar para un soldado más en el Ejército. Y aunque es más por descarte que por vocación, los hombres de verde saben, en su mezcla de patriotismo y necesidad, que allí se puede encontrar una vida.
Lejos de las discusiones por el presupuesto o de los debates sobre el papel de su fuerza en la dictadura, estos hombres sólo esperan terminar su casa, que su hija esté sana, estar de noche con su familia. Y soñar con que se puede salir adelante.


Así, como milico pobre.
5.715
pesos nominales (5.000 líquidos) cobra un soldado, excluyendo los eventuales servicios que realice.
9.359 soldados hay en el Ejército al día de hoy, de un total de 20.000 uniformados que integran la fuerza.
433 vacantes no se han podido llenar en la fuerza real autorizada, según Comunicación Social del Ejército.
Esa época llamada dictadura
"La dictadura ya fue", resume Jorge Claro. "Éste es otro tiempo, y como yo no estaba en aquel tiempo, yo no hice nada", opina el soldado. Pero los otros dos militares consultados evitan la palabra "dictadura". Prefieren "pasado atroz" o "período de la vida que fue entre el 73 y el 85". Los tres concuerdan en que el Ejército cambió mucho desde aquel tiempo, y que no se responsabilizan por lo que hicieron las generaciones anteriores.
Edad
41 años
Lugar de nacimiento
Lascano, Rocha
Año de ingreso al ejército
1989
Estudios
Primero de UTU
Especialidad
Cabo tirador especializado
Misiones en el congo
Dos
Barrio
Asentamiento Régulo
Hijos
Dos (ocho años y 17 meses)
Soldado de melo
Edad
30 años
Lugar de nacimiento
Montevideo
Año de ingreso al ejército
2005
Estudios
Peluquería y Electricidad
Especialidad
Conductor
Misiones en el congo
Una
Barrio
Asentamiento 21 de Enero
Hijos
Dos (una de 12 del primer matrimonio, otra de dos años)
Soldado Jorge Claro
Edad
31 años
lugar de nacimiento
Rincón de la Aldea, Tacuarembó
año de ingreso al ejército
1994
estudios
Primaria
especialidad
Cocinero
misiones en el congo
Dos
barrio
Asentamiento Tres Palmas
hijos
Una (10 años)


¿Militar o delincuente?
"Es un orgullo para nosotros saber que nuestros soldados salen del mismo lugar que los delincuentes", expresó a Qué Pasa el coronel Rafael Navarrine, de Comunicación Social del Ejército. El orgullo responde, según Navarrine, a la "contribución" que esto supone para con la sociedad. Agregó que la persona que reciben, luego se retira "reciclada en su origen".


El Ejército requiere a sus soldados apenas Primaria completa, pero luego ofrece Ciclo Básico en un plan extraedad avalado por Secundaria. Por otro lado, el 90% incorpora un oficio que luego les facilita la inserción a la vida civil, según destacó Navarrine. Los hay mecánicos, electricistas, cocineros, conductores, sanitarios, técnicos en informática y hasta músicos. En el Ejército saben que los soldados "reciben palo" todo el mes y, sin embargo, cobran 5.000 pesos. Saben, también, que el tiempo que les demanda el servicio militar les impide complementar el ingreso con otro empleo. Para aliviar esa situación, se ofrecen distintos apoyos al personal y su familia.

El subalterno recibe tiques de alimentación, tiques de transporte capitalino, dispone de guarderías en algunas unidades y convenios con algunas instituciones educativas privadas. Pueden comer en la unidad, a veces llevar una vianda a su casa (debe justificarse la necesidad), y los solteros pueden vivir en el cuartel. Todos los militares y sus familias cuentan con la asistencia en el Hospital Militar. Hay odontólogos, asistentes sociales, psicólogos. Se brinda servicio fúnebre y apoyo económico a los que tengan hijos con alguna discapacidad. También se ofrece asistencia jurídica.

Big Grin Big Grin Big Grin
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Me tomo la libertad de hacer publica una nota de quienes fueron sus superiores y que apoyaron al hoy Alferez en su afan de superacion y asi integrar el cuadro de oficiales de la Republica. Tambien la carta que este oficial envia a quienes fueron sus jefes en su unidad, el Bn. I. Bldo. No 13.
Este es el espiritu de los soldados del Ejercito Nacional, que lo sepa todo el mundo en este nuestro bendito pais!.

Alférez Enrique Alves
El ex Sgto. 1ro de Infantería don Enrique Alves, hoy Alférez (Apy S y C ), recientemente egresado de la Escuela Militar es un ejemplo de superación personal y profesional. Sin descuidar sus deberes como sub oficial en el Bn. I. Bldo. 13 recorrió de lunes a viernes la distancia de la ciudad de Durazno a Trinidad para completar sus estudios secundarios en un liceo nocturno de esa ciudad, y como el primer ómnibus que lo podía llevar nuevamente a Durazno salía en la madrugada, muchas veces aguardaba bajo lluvia y frío ese coche, esto, mas el servicio que nunca eludió, no fueron obstáculos para realizar su anhelo de ingresar a la Escuela Militar y ver realizado su sueño de egresar como novel Alférez de nuestro Ejército.

¡Felicitaciones Alférez Alves! le deseamos la mejor de la suerte y todos los éxitos que usted merece, y que su experiencia sirva de ejemplo e inspiración para los jóvenes soldados de nuestro Ejército, esos que usted comandará a partir de hoy con la misma rectitud y profesionalismo que ha demostrado en todas sus acciones.
Sin dudas que el espíritu de los Blindados ha calado hondo en su alma. ¡Felicitaciones! ¡BLINDADOS!

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Big Grin Big Grin Big Grin
El capitan Hugo Nunes Da Rosa y un efectivo del Bn. I. No. 7 de Salto realizan el rescate de una persona minusvalida que habia quedado atrapada en su casa por la intensa crecida.
Aun no se ha podido ubicar en la zona a Constanza Moreira o alguno de sus seguidores para que den una mano....

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Big Grin Big Grin Big Grin
Repugnado vi la foto del intendente Martínez, mate en mano, contemplando a unos jóvenes soldados entre la basura haciendo el trabajo que la incapacidad de los que hoy gobiernan Montevideo no pueden realizar,


Militares: de denostados a salvadores y por $ 11 mil al mes
El Frente Amplio no duda en convocar a los militares cuando necesita una mano.

[Imagen: 0003762180.jpg]
L. Carreño
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En el Frente Amplio, a los militares se los mira con recelo. No sólo a nivel de cierta parte de la dirigencia sino también el votante, o al menos un grupo importante de ellos.
Es que el golpe de Estado de 1973; la dictadura hasta 1985; los muertos; el exilio; y los casos de personas desaparecidas que aún se buscan, generó una división profunda y muchas de las víctimas estuvieron del lado de la izquierda.
Sin embargo, con el presupuesto recortado, el Frente Amplio recurre a los militares cuando los necesita.
Lo hizo para recoger la basura, ayudar a combatir incendios o integrándolos a los comité de emergencia que operan en tiempos de sequía o inundaciones.

El Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, dijo este jueves a El Observador que el arma que dirige "no se puede reducir ni en un solo hombre porque ya está en un mínimo crítico".
Las declaraciones las formuló mientras seguía de cerca las tareas de limpieza a las que fueron convocados por la Intendencia de Montevideo.

. "No se puede reducir ni en un solo hombre, ya está en un mínimo crítico" Jefe del Ejército
"Este tipo de tareas prueba una vez más la necesidad que hay de contar con un Ejército sin reducciones y equipado".
Dijo también que se debe estar "con la moral alta para poder emprender este tipo de misiones el día que fuere y a la hora que fuere. Hoy es 31, muchos tuvieron que cancelar su viaje al interior donde iban a pasar con sus familias para poder estar acá cumpliendo con esta misión" afirmó el comandante.
En la última campaña electoral, la actual senadora Constanza Moreira, que en 2014 compitió en la interna del Frente con Tabaré Vázquez, proponía discutir el rol de las Fuerzas Armadas y recortar su presupuesto.
Esa posición fue resistida por el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro.

Moreira explicó que achicar el presupuesto militar no es ajeno a la izquierda y recordó que desde el año 1985 –cuando se retomó la democracia- para acá, todos los gobiernos trataron de reducir el presupuesto de las Fuerzas Armadas que se había abultado en años de dictadura.
La última discusión se dio en estos meses con el proyecto de Presupuesto Nacional. Incluso fue uno de los temas por lo que tres diputados rebeldes pusieron en duda su apoyo a la ley que proponía reducir cargos de subalternos para distribuir ese dinero y mejorar la paga a la tropa.

Actualmente un soldado gana un sueldo de unos $ 11 mil y son de los funcionarios públicos peores pagos, según aseguran en el Ministerio de Defensa.

El comandante Manini Ríos afirmó que a pesar de recibir los soldados los sueldos más sumergidos de la escala de los servidores públicos, "cuando se lo convoca lo hace en base al espíritu militar que se intenta mantener vivo".
Pero más allá de los números, el Frente Amplio no dudó en llamar a los uniformados cuando los ve como parte de la solución.

Con José Mujica (MPP) en el gobierno nacional y Ana Olivera (Partido Comunista) al frente de la Intendencia de Montevideo, se recurrió a los militares para que juntaran la basura de la ciudad en medio de un conflicto con los funcionarios agremiados en Adeom.
Una medida similar –aunque más que por paros, que los hubo en noviembre, es por falta de camiones- tomó el intendente Daniel Martínez (Partido Socialista) quién recurrió al Ejército para levantar la basura que desde hace varios días se acumula junto a los contenedores.
El gobierno de izquierda también le pidió una mano al Ministerio de Defensa para ayudar a los evacuados por las inundaciones, como ocurre actualmente en los departamentos del litoral noroeste. Esa tarea la cumplen prácticamente todos los años cuando crecen los ríos.
Y se les llamó para que con sus helicópteros y pilotos ayuden a bomberos a apagar incendios; transporten enfermos, o para repartir agua potable en épocas de sequía a familias y productores del interior.
Despreciable.....
Para ellos, los que visten ese uniforme, mi respeto, admiracion, agradecimiento y orgullo. Para quienes los mantienen sumergidos en la mas infame de las pobrezas, todo mi desprecio.

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